"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...", dice la canción de Pedro Navaja, y es la pura verdad. Una vida sin sorpresas, lisa, rutinaria y siempre igual, es como un jardín sin flores, no es vida ni es ná, Pero, como buena optimista, no voy a hablarles de sorpresas chungas, tipo "me suspendieron el Hogar en 3º de Bachillerato" (cosa que, aunque inesperada, fue una tremenda injusticia, como ya les he contado alguna vez); ni de sorpresas que los libros nos proponen, como: "¡Anda! El asesino fue el mayordomo, no me lo podía ni imaginar". No, no, seamos serios y hablemos de sorpresas de verdad, de esas que, cuando llegan, van derechas al alma, te emocionan, te ponen los pelos de punta y te humedecen los ojos... Sorpresas que te hacen intuir que en el mundo todo marcha bien.
Una sorpresa así tuvo mi hija en la presentación el viernes pasado de su poemario "Contraindicaciones del verbo escribir". Ella, desde el año 2008 en el que empezó a escribir el Blog de la Dra. Jomeini, tiene una cantidad importante de seguidores por el mundo, muchos de los cuales se han convertido en amigos, incluso sin conocerlos personalmente. El día de la presentación, antes de que empezara a venir gente, estábamos sentadas en el vestíbulo del Salón de Actos del Centro Cultural de El Sauzal, cuando Ana se queda quieta, con los ojos mirando de par en par a alguien que aparece y, tan tranquilo, le dice: "Como me quedaba cerca, decidí venir a verte": Y allí estaba el asombro, los abrazos, las risas y el "no me lo puedo creer" alucinado de Ana. Ramón, su amigo virtual desde aquellos lejanos años, había venido exprofeso de Bilbao el día anterior para verla, acompañarla y conocerla en persona y luego, con la misma, marcharse al día siguiente.
El hecho tuvo todos los ingredientes de una genuina sorpresa: lo extraordinario que no se espera, la alegría y la emoción tanto del que sorprende como del sorprendido, la consciencia de que, por vivir un momento así, merece la pena un viaje desde Bilbao (que no está precisamente ahí al lado) hasta Tenerife. Y lo contagioso que es, porque todos los que estábamos allí nos emocionamos también.
Bravo por Ramón. Necesitamos estos ingredientes en nuestra vida, originales, motivadores, distintos. Y aunque, con todo el follón del acto siguiente (mucha gente participando, saludando, alegando, esperando por la firma de los libros...), no pudimos atenderle como se merece, vaya desde aquí la promesa de que, si decide volver, lo esperaremos con los brazos abiertos y tal vez podamos también sorprenderlo.
Y ustedes ¿han tenido también alguna vez uno de esos momentos en los que digas: "¡No me lo puedo creer!"?

Personas así no hay muchas y me imagino lo feliz que estaría Ana. Seguro que el fan volverá después de conocer la realidad, porque se habrá quedado con ganas.
ResponderEliminar¡¡¡Me alegro un montón!!!
Creo que es una persona especial y curiosa. Y espero sinceramente que vuelva.
EliminarEstando en Madrid, hace unos años, salimos a cenar con la hija de unos íntimos amigos de La Bañeza, y al entrar en casa vimos la luz encendida, y a Manuel que había venido de Suiza, sin decírnoslo. Besitos, Isa.
EliminarEsos son las mejores sorpresas, Esperanza, y tu hijo lo sabe bien. Un amigo, hace poco invitó a sus hijos a la palma y uno de ellos, que vive en EEUU, le dijo que imposible venir. Imagínate cómo se quedó cuando bajó del barco y se lo encontró en el muelle. Esas cosas no se olvidan.
EliminarMe quito el sombrero con el gesto de Ramón porque esas cosas son las que hay que hacer. Bravo por Ramón, bien por Ana y a tí, mi queridísima profesora, a la que se le cayó la baba, sigue alegrándonos la semana con tus escritos -vitaminas de los lunes
ResponderEliminarPues la verdad es que tienes razón, se me caía la baba en la presentación del viernes. Fue un acto precioso, con una presentadora en estado de gracia, unas respuestas sinceras -y a veces divertidas- de Ana y bastante participación del público al final. Y pienso que los poemas de Ana tienen un alto grado de calidad: valientes, originales y profundos.
EliminarMe gustó eso de escritos-vitaminas. Por ahí me gustaría que fueran los tiros. Muchas gracias.
Eso le da muchos puntos a Ramon. Pero también hace reflexionar en el sentido de que puedes tener buenos amigos a los que no es necesario ver a menudo para quererlos y que te quieran.
ResponderEliminarPues tienes razón. La comunicación ha variado muchísimo en los últimos años con la llegada de Internet. Nosotros teníamos, si acaso, algún contacto por carta con aquellos amigos extranjeros que nuestros profesores nos buscaban para hacer prácticas. Pero nunca llegaban a ser amigos de los de verdad. Ana me ha contado que Ramón -que es médico como ella- también ha escrito libros de cocina. La amistad se forja muchas veces por intereses comunes.
EliminarMis felicitaciones para tu hija, publicar un poemario es algo extremadamente hermoso. Ramón tiene muy buena pinta y en cuanto a la relación entre las sorpresas y mi persona... NO. No me gustan las sorpresas :)) :))
ResponderEliminarSAludos.
Gracias, Manuela. A mí me ha hecho mucha ilusión porque creo que Ana sobre todo es poeta, a pesar de su largo recorrido ya en el campo de la novela.
EliminarY alguna sorpresa, aunque sea chiquita (un regalo que te haga ilusión, por ejemplo), te gustará ¿no?
Saludos.
No son abundantes las personas a las que les gusten las sorpresas, pero no estoy yo entre ellos.
ResponderEliminarMi marido me decía lo mismo. por ejemplo, no le gustan nada las fiestas-sorpresa, porque piensa que al festejado le puede dar un patatús de la impresión. Cuando le hicimos una a mi padre por los 80 años, él se ponía a toser fuerte para que mi padre oyera que había alguien esperándolo :-D. Y sin embargo, ha acabado reconociendo que algunas sorpresas le han gustado. ¿O a ti no te gustó cuando fuiste la primera jugadora canaria de baloncesto que fue internacional con la Selección española femenina? A mí sí me gustó (no presumo yo poco de tenerte como amiga, jejeje)
EliminarNo abundan las personas a las que les gusten las sorpresas, pero no estoy yo entre ellos, porque me encanta sorprender y que me sorprendan. De hecho, suelo estar tramando algunas, para la familia y los amigos más allegados.
EliminarY como a tu hija, también he recibido unas cuantas, bastante inesperadas, pero que he celebrado mucho, por serlo.
Ya lo dice muy bien la canción que inspira tu título de hoy: sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas...
Ah, caramba, ahora lo has aclarado bien. Claro que si dices al principio que no estás entre las personas a las que le gustan las sorpresas, pienso que NO te gustan las sorpresas. Pero ya veo que sí, cosa que yo pensaba porque te conozco bien y te he visto emocionarte y casi soltar la lagrimita ante alguna sorpresa que te han dado.
EliminarY a seguir celebrándolas, que ya hay en la vida muchos ratos malos como para no festejar los buenos.
Jane ¿y si uds le devuelven la sorpresa? Un viajito a Bilbao ¡casi nada! con lo que te gusta viajar, estaría más que justificado.
ResponderEliminar¡¡Ánimo!!
Pues le comentamos algo porque habíamos pensado precisamente en un viaje al País Vasco en un par de meses, pero está en "veremos". Si llegara a concretarse, ya Ramón nos dijo que desde su azotea se ve todo Bilbao y que no dejáramos de llamarlo.
EliminarA ver si nos animamos.
Sorpresas de los amigos, se agradecen mucho.....me alegro por tu hija...un beso
ResponderEliminarGracias, Pilar. Ella estaba el viernes emocionada por los parabienes, los abrazos y la literatura compartida. En sus palabras, "una se siente como quien prepara un guiso con cariño y, de pronto, tiene la cocina llena de invitados diciendo que huele bien.".
EliminarUn beso.
Momento increible e inolvidable. Felicidades!
ResponderEliminar¿Verdad que sí? Me lo puedo imaginar pensándolo. A mí me han hecho tres fiestas-sorpresa, una por mis 40 años y dos por mi jubilación y no las he olvidado.
EliminarGracias, Flor.
Muy agradable y gran sorpresa para Ana. A mí, me gustan las sorpresas.
ResponderEliminarY a mí, y a mí. Son chispas que dan color a la vida.
EliminarNos alegramos mucho del éxito de Ana, menuda sorpresa con la llegada de Ramón, nos quedó pena pero no pudo ser, queremos un libro y si puede ser dedicado, esperamos estar en el próximo. Un abrazo para ustedes y para Ana!!🙅♀️🙅♀️🙅♀️
EliminarGracias, Clara, cuenta con él. Fue un rato entrañable en el que todos nos sentimos cómodos y entre amigos. Me gustó. O como decimos aquí, me supo.
EliminarQué bonita sorpresa para Ana, en un día tan especial. La mía fue en Semana Santa. Vino a vernos una prima de Granada compinche con mi hija y fue también una visita inesperada y muy gratificante, la única familia que podemos abrazar aún por parte de mi padre. Fue un bonito regalo tenerla a mi lado esos días.
ResponderEliminarYo también recuerdo algo así. Mi madre tenía un hermano que se había ido hacía muchos años a Venezuela. Un día recibió una llamada de alguien que le dijo que le traía un paquete de parte de su hermano y la citó en la Avenida de Anaga. Cuando ella llegó allí, estaban mi tío, su mujer y su hijo. A mi madre casi le da un patatús, pero fue la mejor sorpresa que recibió en su vida. Estuvieron aquí unos días y luego se fue. No se vieron más pero esos días felices los recordaron siempre.
EliminarLo que empezó como un impulso se convirtió en el plan perfecto. Desconecté de la locura diaria, me reencontré con una moto (motito para empezar) que me llevó por los vericuetos del norte y al final di con un sitio para pernoctar (Mesa del Mar, pescadito rico y una habitación que booking me aceptó para un día, el dueño me dijo que "error, no alquilan menos de cuatro días", pero se conoce que le di pena, porque hizo una excepción. Al grano, he estado en pocas presentaciones de libros, y aunque ya me lo había leído este y soy fan desde hace décadas, uf, la desvirtualización de Ana fue lo más espectacular que he visto nunca. Y además incluyó el plus de conocer a los padres de la criatura, que algo ya sabía yo desde este blog. La invitación a la azotea es firme, ya he hecho catas de vino en casa (dentro) y caben cómodos 20 personas (ya sabéis, si os animáis). En la azotea, si no están los deshollinadores de Mary Poppins, cabrían otros 100, pero no es plan. Hice como el gato de Cheshire, uno de mis favoritos, y después de sonreír y aparecer, sonreí y desaparecí. El buen sabor de boca continuó a la mañana siguiente, tomé mi primer baño marino del año (sí, ha sido un año duro) en la piscina de agua salada de Mesa del Mar y con unas papas bravas y unas sardinas fritas del Peje Verde (y un plátano de sabor increíble de regalo), al aeropuerto (sábado por la tarde, para estar el domingo en Bilbao y salir a patinar con la hija (a la que le iba a caer un ejemplar dedicado por la estrella del viernes)).
ResponderEliminarSORPRESAS TE DA LA VIDA. Vuelingui, tras dos retrasos del vuelo, va y me cambia sin preaviso la puerta y descubro que, además de ser en el otro extremo del aeropuerto, está cerrado el vuelo. Durante las carreras, me para un educado guardia civil de paisano, para saber qué me pasa, y mi penuria no le apena, "siga, siga corriendo, caballero".
Tras ochenta minutos de reloj buscando un humano en el contestador IA de vuelingui, descubro que si das la opción seis, te pide el código de reserva, y con eso descarrila la IA y llega el humano. Tras otros treinta minutos de debate, me recolocan el domingo a las 11 h am, previo pago que ahora toca reclamar. Y como mi sonrisa encantadora me prohíbe sonreír y aparecer en casa de Ana un sábado a las 22 h (me guardo el comodín de la visita), me planteo hacer una de Tom Hanks y esperar a mi vuelo 13 horas más tarde en un sofacito (es el único aeropuerto que conozco con ese lujo). Por desgracia está todo inventado y desalojan a las 00:00 y reabren a las 5:00, con lo que, Booking de nuevo, y descubro el chalet Anagato, de Jesús, otro regalo de la isla. A partir de ahí, todo rodado, a las 15 horas del domingo (una hora menos en Canarias), en casa y a las 18 h (una hora menos en Canarias), patinando por la pista de Deusto. Resumen: hasta lo imprevisto ha sido bueno, me llevo un recuerdo imborrable y aviso que volveré, pedazo isla que tenéis. Y reitero la invitación a Bilbao. Y vuelto a la rutina, no descarto hacer microrupturas de salto isleño, que este me ha sentado muy bien. PD: No tengo libros de cocina, sólo uno, que se ha agotado este año. A ver si completo el "ya casi escrito" segundo libro. Spoiler: sale la autora de este blog, tendré que solicitarle su nihil obstat.
Dios mío, qué aventura. Menos mal que te salió bien y que te lo tomas con sentido del humor. Esas son algunas de las consecuencias de vivir en una isla. Recuerdo que una vez un amigo nos dijo que en Chile vendían una isla entera del tamaño de La Gomera por 20 millones de pesetas. Él decía que, si nos juntábamos 20 y poníamos un millón cada uno, podríamos comprarla, pero todos los que estábamos allí nos pusimos a ponerle pegas. Que si estaba lejos, que habría que gastarse mucho más en poner aeropuerto, muelle y carreteras, que qué se nos había perdido a nosotros en esa isla... Pero el mejor fue uno que, muy serio, dijo: "Yo de islas estoy hasta los c..... Si al menos fuera una península...".
EliminarAl final, esta vez no vamos a ir a Bilbao y mira que me apetecía esa azotea maravillosa. Pero es demasiado trote para esta edad provecta nuestra. A ver si se tercia otro viajito al País Vasco más reposado. Pero tú, que eres joven y aventurero, estás emplazado a venir con más tiempo a Tenerife. organízalo y nos dices.
Y estoy intrigada con ese spoiler. Tienes, por supuesto, mi nihil obstat.
Estoy en jramonbarcelo@gmail.com. Digo, para enviarte el spoiler. Un abrazo
EliminarDebería haber muchas personas como Ramón, coger un avión para estar a lado de su amiga en un día como ese, dice muchísimo a su favor. Yo le insto a que vuelva para que vea y disfrute de unos anfitriones como ustedes.... Mis felicitaciones por ese poemario, Isa, deseando estoy leerlo.
ResponderEliminarGracias, Pili, lo mismo le he dicho yo. A ver si viene por más días porque esta vez fue visto y no visto. Un abrazo.
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