lunes, 27 de octubre de 2025

Una dosis de realidad


Esta semana ha entrado un ratoncito en casa, tan chiquito y saltarín él. No suele pasar, pero es lo que tiene vivir en medio del campo y, seguramente, nos dejamos la puerta de la cocina abierta durante un rato y entró desde el jardín. Esa noche, cuando estábamos viendo la tele, pasó por delante brincando, como Pedro por su casa, y escondiéndose detrás de la librería. Como no había sido invitado, lo calificamos enseguida de persona non grata y tratamos de echarlo amablemente con una escoba, pero corrió de aquí para allá un rato, se escondió otro y, después de poner veneno para un regimiento, nos fuimos a dormir.

Al día siguiente nos había dejado el mensaje implícito de que el veneno se lo iba a comer mi abuela y que él prefería muchísimo más, dónde iba a parar, una caja de exquisiteces que mi hija le había regalado a su padre, sobre todo unas galletas inglesas riquísimas y unos bombones de licor como chupito fin de fiesta. Nos había engañado vilmente su aspecto de ratoncito frágil y recordé que una vez oí que algo así les pasa a los políticos, que les gusta ser como Mickey Mouse, tan encantador que la gente olvida que es una rata.

Nos dispusimos entonces a pasar a la acción. ¡Era la guerra! ¡O él o nosotros! Me fui a la ferretería del pueblo a por una ratonera y se les habían acabado. Pero las huestes en combate no se dejan amilanar por tan poca cosa y conseguimos una en casa de mi hermana. Éramos como el ejército del Abismo de Helm contra los orcos y los hombres salvajes de las Tierras Oscuras, pertrechándonos ante la batalla final. Una ratonera con un trozo de queso apetitoso era una trampa mortal. ¡Ja! ¡A por él!

Cuando a la mañana siguiente fuimos a ver el resultado, nos sentimos más bien como Tom (nosotros) y Jerry (él). Se había comido el queso y nos había dejado como recuerdo agradecido una cagada sobre la ratonera. Encima, recochineo. Culpa de nuestra inexperiencia: la habíamos puesto mal. Pero de los errores se aprende y letal fue nuestra venganza. Otra ratonera con otro queso más apetitoso puesta en un sitio más estratégico (detrás de la cesta de las papas en el suelo de la despensa) lo estaba esperando, jejeje (risa de bruja). Ese mismo día estábamos leyendo en la sala y, en el silencio de la tarde, resonó un ¡cataclac!. Y supimos entonces que "cautivo y desarmado el elemento ratonil, hemos alcanzado los últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". Y no hubo clemencia, no. Metimos su cadáver en un balde de agua por si acaso y luego, como ejemplo para futuras incursiones, lo tiramos a los campos yermos, más allá de casa, de donde nunca debió haber salido.

A veces, en la vida, no todo es color de rosa y debemos librar cruentas batallas. A veces nos tropezamos con una dosis de realidad, qué quieren que les diga.

25 comentarios:

  1. Pues en casa ha sido una invasión. Andaban ellos por detrás de los sillones delante de la tele y no me quedó más remedio que ponerles las trampas compradas en la ferretería pero con dulce de guayaba, porque el mejunje que dispone no les atrae tanto. Cayeron tres en una noche. Fuera, en las terrazas, armé una trampa vieja de madera con resortes comprada hace la tira de años en el mercado de La Laguna y ahí lo que cayó fueron unas hermosas ratas que debían ser las mamás y las abuelas de los de dentro. Todos para el contenedor. Me da cierta pena cargármelos, pero o ellos o nosotros. Un murgaño salvé porque la trampa lo trancó de refilón y no llegó a asfixiarlo.
    Una cosa te digo, Isa, puede que haya alguno mas dentro de la casa. No suele entrar uno, sino en grupo. Mantén armada la trampa.

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    1. Pues no son gourmet ni nada los ratones de ahora. No solo comen quesos exquisitos, galletas inglesas o bombones de licor, sino que ahora hay que ponerles también dulce de guayaba. Si te digo yo que la vida ha subido mucho, incluso a escala ratonil... Las hermosas ratas imagino yo que andarán por ahí fuera porque viviendo en el campo no queda otra. Por ahora no hay señales dentro de la casa de ningún otro okupa, pero estamos atentos sin bajar la guardia, ¡ar!

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  2. Hola Isa me has recordado mi niñez...Un entretenimiento que teníamos los cinco hermanos allá por los años 50/60 era la caza de ratones, había que eliminarlos y para nosotros era un juego. Eso sí, teníamos que vigilar a la rata porque como buena madre protectora se nos engrifsba

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    1. ¡Y yo que jugaba a la ventita! No me puedo imaginar un juego peor que cazar ratones, horror.
      Yo sí que me acuerdo de que muchos niños (las niñas no, que éramos doncellas delicadas) se dedicaban a matar lagartos con escopetas de balines. De hecho mi marido cuenta que de niño su abuelo lo recompensaba por cada cinco lagartos muertos porque se comían las uvas. Era la ley de la selva.

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  3. Yo tengo un lindo gatito que de vez en cuando me deja un mini-ratón en el felpudo como un regalo. Está bien alimentado y casi nunca se los come. A veces también me trae lagartos. He leído que los gatos domésticos no han perdido sus instintos, y se ve que es así.
    Me gusta la variación de los temas.
    Bss

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    1. Mi hija, que también tiene gatos, me cuenta que también le dejan lindos regalos de ese estilo. De hecho yo vi que una vez le dejaban una cucaracha medio viva patas arriba. Casi me da algo (ya conoces mi fobia).
      Lo de la variación de temas es como la vida misma.
      Un abrazo.

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  4. Hace unos años Ezperanza nos contó algo similar.
    Yo recuerdo que veíamos la tele con los pies en alto y los Ocupas se paseaban de un lado a otro , tan felices. No ganaba para comprar ratoneras y el daño
    psicologico porque todas las noches estos crímenes delante de unos niños.
    Hasta que descubrimos el agujerito que habían hecho de fuera a dentro en la pared de la casa. .Un poco de cemento y problema resuelto.

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    1. A mí me da que los niños no se dañan mucho psicológicamente ante la caza de ratones, ya ves el comentario más arriba. Y si lees las aventuras de Guillermo Brown de Richmal Crompton, la relación de él y sus amigos con los animales no es nada traumática.

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  5. Candelaria Rojas Martín28 de octubre de 2025, 18:31

    Pues fin al ratoncito de campo, que si bien da cierta pena, no deja de ser un roedor...Y por encima de él, la higiene y la salud. Lo que tienen de juguetones y aspecto inocente, no debe distraernos de nuestra bélica misión. Ja ja ja.

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    1. Pues sí que a veces parecemos en guerra contra moscas, mosquitos, hormigas, perenquenes y demás familia animal. ¿En qué casa no hay armas de destrucción masiva contra ellos? Lo mejor, tener mosquiteras en las ventanas y no abrir demasiado las puertas.

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  6. Genial...y pura realidad....😀😀😀😀

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    1. Es que, Antonieta, una cosa son los cuentos de hadas y otra es el pan nuestro de cada día. Y la pura realidad es la batalla contra los enemigos del hogar, dulce hogar.

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  7. Estimada Isabel. Cumplo con comunicarte que la Asociación Animalista Ratones sin Fronteras ha requerido de mis servicios profesionales a fin de que inicie acciones legales en tu contra, en defensa de los derechos de uno de sus asociados y además socio fundador de dicha asociación sin ánimo de lucro, al que haces referencia en el relato de esta semana. No solo es que hayas dado muerte al roedor, sino que públicamente te mofas y jactas de cómo pusiste punto y final a su trayectoria vital. La defensa que me ha sido encomendada, Vive Dios que no me resulta placentera, pues es público y notorio el aprecio que te dispenso, pero ello no es óbice a que deba negarme a la evidencia, ésto es a la cruda realidad que la economía de un picapleitos como yo con los años mengua, que las incursiones en el mundo del arte no han tenido, en lo económico, el resultado que esperaba y que por tanto, y siguiendo la triste leyenda que dice que los abogados nos vendemos con facilidad, como mercenario de mierda actuaré en tu contra, reclamándote el oro y el moro, exigiéndote una rectificación pública por tu inhumano comportamiento con el roedor que, sin querer, se introdujo de okupa en tu casa de campo. Sé que la querella que interpondré no va a prosperar, por mucho que les haya jurado a la Junta Directiva de la ONG que es coser y cantar, pero de algo tengo que vivir. Por tanto esté usted tranquila que ningún Juez o Jueza dictará una resolución en tu contra por lo que cuentas ,con humor, en tu cuento semanal de lo acaecido con el ratón 🐁 que osó invadir tu casa sin invitación previa . Ningún Juzgado de un país con sentido común como el nuestro lo haría. Vamos que, digo yo que no, verdad. Que no sería lógico que, quizá en otro caso, pero en el tuyo, como que no . Que no tienes porqué preocuparte digo yo 🤔, que Saludos y buenas noches.

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    1. Mi querido letrado y sin embargo amigo, comprendo perfectamente su trabajo de mercenario porque yo sé lo dura que es la vida de un jubilado (a mí este blog, sin ir más lejos, tampoco me ha hecho nadar en la abundancia). También estoy segura de que, si tuviera que declarar, el juez me absolvería inmediatamente después de oír mis razones, sobre todo cuando le hable de mi total respeto al mundo animal, pero que cada uno en su casa y Dios en la de todos. Que ahí está el ancho mundo lleno de esas porquerías que ellos comen y que no tienen por qué venir a comerse mis galletas a mi humilde mansión. Sintiéndome inocente total, le envío mi saludo afectuoso porque sé que lo suyo no es nada personal, solo negocios.
      Ah, y si lo viene a contratar el Comité Revolucionario de Cucarachas acusándome de genocidio, dígales que no tienen nada que hacer, que la culpa siempre ha sido del Hamás Cucarachil que atacó primero.
      Un fuerte abrazo.

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    2. Me das una idea. No conocía al Comité Revolucionario ese de cucarachas pero me pondré en contacto con ellos para ofrecerles mis servicios. Además me avala el ser el letrado de la Asociación Animalista Ratones Sin Fronteras en tu caso que ya tienes notoriedad mediática.Otra vez gracias y el próximo lunes metete con los gatos porfa

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  8. ¡¡¡¡Qué horror!!!

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    1. Y acabo de descubrir que, además, se comieron medio pan de molde ¡Es la guerra!

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  9. Una vez en el colegio Santa Clara en mi clase me entró un grupo de ratoncitos. Yo abrí la puerta y los vi saltando y salí pitada. El director y el secretario fueron y pusieron una cosa con pegamento y al día siguiente ¡habían cogido 6!. Pero después de eso estaba todo limpito, pero, claro, yo por la escalera p'abajo si no.

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    1. A mí me pasó una vez con una cucaracha a las que le tengo una fobia tremenda (consecuencia de haber vivido en una casa con patio al lado del Parque Municipal). La vi nada más entrar en clase y les dije a los alumnos que la mataran ellos, mientras yo salía corriendo de la clase. Un papelón.

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  10. Jo, pobre ratoncito :[
    En plan el post muy gracioso, pero pobrecito.

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    1. Ay, Eva, Disney ha hecho mucho daño con eso de pintarlos como personitas adorables. Hasta las ratas nos caen simpáticas después de ver "Ratatouille". Quita, quita...

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  11. Jajajaja, me parto 🤣
    Pero que bien escribes, mi niña, me encanta👏👏👏
    Gracias por acordarte ☺️ espero el siguiente 😉😘

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    1. Gracias a ti, Carmen Ana, por estar aquí. Vamos a reírnos juntas un ratito.
      Besos.

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  12. ¡¡¡A las tricheras!!!
    Buena semana. Un abrazo.

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    1. Eso. Que ese sea el grito de guerra. Aquí estoy atrincherada, con la escopeta al hombro y la mirada firme, por si se produce otro ataque inesperado.
      Buena semana y otro abrazo también para ti.

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