A febrero, este mes corto y respondón, lo suelen llamar "febrerillo el loco". Y algo de razón tienen si nos fijamos en las cosas que suelen pasar este mes. En un febrero de hace más de un siglo empezó una revolución que acabó con la Rusia de los zares; en un febrero Galileo fue arrestado por la Inquisición por decir el disparate de que la Tierra no estaba en el centro del universo; en este mes a un tal Tejero se le ocurrió mandar a sentar de malos modos a todo un Parlamento... Fue el mes de la Conferencia de Yalta, de la salida de Nelson Mandela de la cárcel después de 27 años, del alunizaje del Apolo 14, del terremoto de Agadir... Y ahora está siendo un mes convulso por la crisis en Venezuela que nos tiene a los canarios en un sinvivir y por la convocatoria de elecciones con todos los políticos cargando municiones. Incluso alguno se ha soltado el pelo este mes y ha llamado "felón" al Presidente, con el consiguiente cachondeo del personal por el uso de un vocablo de tiempos de espadachines. A mí, más que a D'Artagnan, me ha recordado a una escena de "La Cizaña" de Astérix, aquella en la que en el barco pirata llaman a uno "felón" y se arma tal zapatiesta que el "felón" (que es el negro) al final hunde el barco después de decir: "¡Yo no soy felón! ¡Soy más bien guapetón!".
En la naturaleza, febrero es el mes de las podas salvajes con vistas al verano, pero también es cuando los almendros estallan de flor rosa y blanca por esos montes. Es el mes de la superluna que reina en las noches, de las grandes mareas y olas tremebundas como la de la imagen en Bajamar, de los chaparrones repentinos y de las calimas que traen la arena del desierto a las islas.
En cuanto a mí, empecé el mes allá por el día de la Candelaria llevando a mis nietos pequeños a una función teatral sobre Peter Pan. En medio murió una amiga muy querida con 60 años, me pegué un talegazo un día que tropecé y me despellejé las rodillas, descubrí los mejores hojaldres con crema del mundo en una dulcería de La Punta, fui al cumpleaños de mi amigo Mingo hasta las 4 de la mañana como en los viejos tiempos... Y ahora termino el mes con un tour el miércoles al Sitio Litre del Puerto de la Cruz con mis amigas de siempre (seguido de una comida, faltaría más) y con un concierto el jueves de la Sinfónica homenajeando a Los Beatles. Y empiezan los carnavales...
Me da que febrero es así: loco, humano, convulso, con pintas de querer cargarse a todo lo que se le pone por delante, divertido, triste, vital, un poco felón... pero también guapetón.