lunes, 24 de abril de 2017

Dame limosna de amores, Dolores




¡Hay que ver la cantidad de formas de pedir limosna que tenemos los humanos! El lenguaje, que es trasunto de la vida, busca subterfugios, desvíos, disfraces, para que ese hecho, el sacarle el dinero al prójimo, no parezca lo que es. Porque ¡no me digan que lo que las monjas nos mandaban a hacer de pequeñas (pedir dinero por las calles para los negritos con una hucha-cabeza) no era pedir limosna! Sí, sí, ya sé que se llamaba cuestación o postulación, pero en el fondo era pedir dinero (postular viene del latín postulare, pedir). Igual que es pedir dinero pasar el cesto en la misa o en cualquier reunión, o que se haga una colecta, o que se pida un donativo o una propina, o que se recauden impuestos... O, más modernos todavía, que se haga un crowdfunding, que es otra manera más cosmopolita de pedir dinero para la colectividad. El caso es que, si se fijan bien, media humanidad le está pidiendo dinero a la otra media. Y es que siempre han existido pedigüeños, aficionados a pedir (y cuando piden "por Dios", son "pordioseros"), porque siempre ha habido gente que puede dar.

lunes, 17 de abril de 2017

Un paso adelante




Esta semana mi amigo Miguel se ha lanzado en parapente por primera vez en su vida. Miguel tiene 71 años, una edad en la que muchos pensamos que no estamos para vaivenes (y si son por los aires, menos). Y, sin embargo, ahí lo ven en la imagen inicial, cumpliendo el mismo sueño de volar que tantos han tenido antes que él (empezando por Leonardo da Vinci cuando se puso a dibujar alas como un loco). Miguel cuenta de esa experiencia prodigiosa que sólo fue dar un paso adelante. Te pertrechas bien con casco, chaleco y parapente, y después sólo se trata de correr un poco ladera abajo en los altos de Adeje y, oooohhh, das un paso más ¡y ya estás en el aire! Ni vértigo ni miedo: únicamente la sensación de jugar con las corrientes y de dominar un paisaje infinito a tus pies.

lunes, 10 de abril de 2017

¡¡¡Sorpresa!!!




Cuando yo era chica, no existían las fiestas-sorpresa. Todo lo contrario. Los cumpleaños y eventos varios eran anunciados y preparados con la suficiente antelación como para deleitarnos también en los "antes de". Se lo comunicábamos a todo el mundo y se pensaban con cuidado los regalos, mientras mi madre trajinaba poniéndolo todo a punto y pensando en juegos que nos iba a proponer (el pañuelito o el brilé en el patio, tinieblas en el cuarto oscuro del final del pasillo, las sillas musicales, que no podían faltar...), y mi abuela llenaba la casa de aromas que surgían de enormes bizcochones, de marquesotes melados, de bollos de manteca, de esponjosos merengues... Hasta recuerdo sus manos dándole forma con maestría a las delicadas figuritas de azúcar (pájaros, flores, mariposas) con las que iba a adornar la tarta. No eran fiestas-sorpresa pero siempre eran sorprendentes.

lunes, 3 de abril de 2017

El poltergeist de mi hermana


Recreación del poltergeist de mi hermana dibujada por mi nieta Eva de José

Mi hermana Chari asegura que tiene un poltergeist en su casa. La palabra poltergeist viene del alemán poltern, hacer ruido, y geist, espíritu. Así que lo que hay en casa de mi hermana, según ella, es un espíritu ruidoso haciendo el gamberro y dando la tabarra.

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