Cuando yo era chica, Santa Cruz por el sur terminaba en el Barrio del Cabo y la Ermita de Regla, territorio comanche que pisábamos rara vez. Más allá empezaba la Terra Incognita. Sabíamos, sí, que existía el Lazareto -al que algunos comparaban poco menos que con Molokai, la isla de los leprosos- y el Vertedero, enorme montaña de basura creada con todos los desechos y trastos viejos de aquel Santa Cruz.
lunes, 24 de febrero de 2014
Una montaña de basura
Cuando yo era chica, Santa Cruz por el sur terminaba en el Barrio del Cabo y la Ermita de Regla, territorio comanche que pisábamos rara vez. Más allá empezaba la Terra Incognita. Sabíamos, sí, que existía el Lazareto -al que algunos comparaban poco menos que con Molokai, la isla de los leprosos- y el Vertedero, enorme montaña de basura creada con todos los desechos y trastos viejos de aquel Santa Cruz.
lunes, 17 de febrero de 2014
Los alegres caminantes
Hacer una ruta de los almendros en flor por las tierras altas de Santiago del Teide, en un lunes de febrero en que brilla el sol a ratos y una brisa suave acompaña los pasos, puede ser la base para un estudio antropológico sobre los distintos modos de relación que con la naturaleza tienen dos grupos sociales bien determinados.
lunes, 10 de febrero de 2014
Los hijos del farero
Mi amiga Marianela es hija de un farero. Hasta los 10 años vivió una infancia extraordinaria en el faro de Alegranza, la más septentrional de nuestras islas. Abría la puerta del faro y allí estaba la isla, desierta y arropada por el sonido del silencio y el bramar del mar y el grito de las pardelas. Una isla entera a disposición de ella y su familia, con veredas, jameos y caletas para recorrer y jugar, con charcos transparentes donde bañarse, y con nombres tan exóticos como Montaña de la Rapadura o las Salinas Escondidas.
lunes, 3 de febrero de 2014
Historias de Los Sauces: la historia de Pepito
Pepito
es uno de esos tantos sauceros que hay repartidos por el mundo y que, como si
de una llamada atávica se tratara, regresan puntualmente a Los Sauces, como
palomas al palomar, cada agosto y cada fiesta de los Indianos (y alguna más que
se tercie).
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