Ser fan de "Les Luthiers" imprime carácter, como dicen que les pasa a los curas. Igual que el que es cura lo es para toda la vida así cuelgue los hábitos, los fans de "Les Luthiers" lo son también para siempre, desde aquel lejano día que oyeron El rey enamorado o La bella y graciosa moza marchóse a lavar la ropa, la mojó en el arroyuelo y cantando la lavó, la frotó sobre una piedra, la tendió de un abedul. Desde ese sublime instante se quedaron prendados de una forma de hacer música, fresca, a veces un poco gamberra, pero siempre divertida, elegante y original.
Los fans de "Les Luthiers" seguimos sus giras ("Todo Por Que Rías", "Bromato de Armonio", "Unen Canto con Humor", "Chist", "Lutherapia" "Hacen Muchas Gracias De nada", "Grandes Hitos", "Show Gran Reserva"...) y no nos perdemos ni un concierto aunque ese día nos toque operarnos del riñón. Lo primero es lo primero.
Los fans de "Les Luthiers" desde hace años, cada vez que vienen, en las largas colas para entrar a verlos, hacemos amistades eternas con otros fans, con los que comentamos aquellos golpes de los que nos acordamos: Puse pie en tierra de incas, o sea, hice hincapié... (jajaja), "...una vieja leyendo ebria... ¡Ah, no! Una vieja leyenda hebrea..." (jajaja), Cualquier tiempo pasado... fue anterior (jajaja), Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: tire y empuje (jajaja... y así sucesivamente).
Los fans de "Les Luthiers" nos conocemos todos los instrumentos que han construido: el Latín o violín de lata hecho sobre una lata de jamón; la Mandocleta, una bicicleta unida a una mandolina; el Nomeolbidet, híbrido de bidet y organistrum; la Guitarra Dulce, construida con dos latas de dulce de batata; el Narguilófono, flauta dulce más narguile (¡echaba humo y todo!); las Tablas de Lavar, forradas en hojalata a las que se le añadían platillo, caja china, cencerro, bocina...; el Bolarmonio, con un teclado de 18 pelotas de voley; el Shoephone para imitar los pasos de El asesino misterioso...
Los fans de "Les Luthiers" sabemos y cantamos a coro, como está mandado, sus mejores canciones: "Añoralgia" (Esta zamba canto a mi pueblo distante, cálido pueblito de nuestro interior, tierra ardiente que inspira mi amor, gredosa, reseca, de sol calcinante; recordando esa tierra quemante, resuena mi grito: ¡Qué calor!); "Perdónala" (No quisiera con Esther seguir viviendo...); "La payada de la vaca" ( Nómbreme usted el animal que no es toro ni cebú, que pa ayudar la salud y pa que a usted la aproveche, le da la carne y la leche en generosa actitud. Tiene cola y cuatro patas y cuando muge hace muuuuuu); "El teléfono del amor" (Alló, Silvia ¿dormías? Es que te aaaamoooooo...); "El explicado" y tantas otras. También se nos da muy bien "El vals del segundo".
Los fans de "Les Luthiers" compartimos todas las historias del célebre e inexistente compositor, autor al parecer de muchas obras de "Les Luthiers", Johann Sebastian Mastropiero, desde aquella vez que estudiaba en la biblioteca los "volúmenes" de la Marquesa de Quintanilla, o cuando frecuentaba a la Duquesa de Lowrich fingiendo ardorosa pasión para a la vez cortejar a su hija y a su nieta; o aquella otra vez que, al escribir sus Memorias, las plagió enteramente de Günther Frager (el título de las Memorias es "Mi nombre es Mastropiero, como que me llamo Günther"). Sabemos incluso la influencia de la semiología estructuralista musicológica en las obras de Mastropiero.
Les Luthiers eran un grupo de amigos que estudiaban para otra cosa (Química, Medicina, Derecho, Ingeniería...), pero que se lo pasaban pipa cantando en un coro e inventando locos instrumentos. De ahí, una cosa llevó a la otra y no han parado desde hace 50 años, siendo una mezcla de humoristas, músicos, mimos, actores y amigos. "Quedamos nosotros y los Rolling Stones, pero nosotros sin agregados químicos", dicen. Algunos de sus fans tenemos su misma edad y los hemos seguido desde que en el 74 vinieron por primera vez a España (¡conocimos a Carlos López Puccio cuando aún no tenía canas!). Cuando hace 2 años murió Daniel Rabinovich, nuestro Neneco, lo sentimos como si fuera un miembro de nuestra familia.
Este año "Les Luthiers" han ganado el premio Princesa de Asturias de Comunicaciones y Humanidades ¿Quién mejor que ellos, que sobre ganar han dicho "Lo importante no es ganar sino hacer perder al otro"; sobre Comunicaciones, "Dime con quién andas y te diré si voy contigo" y "De cada 10 personas que ven la televisión, 5... son la mitad"; y sobre Humanidades, "Errar es humano pero echarle la culpa al otro es más humano todavía"? Se lo merecen bien merecido y, si no le dan también el Premio Nobel de Literatura, es porque los suecos son muy suyos y no se enteran mucho de los juegos de palabras y de la riqueza del idioma español.
Los fans de Les Luthiers sabemos que ellos, Marcos Mundstock, Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés y los dos nuevos, Horacio Turano y Martín O'Connor, recibirán con dignidad ese honor ¿Qué nos queda a nosotros? Alegrarnos, brindar con ellos (alzando también una copa al cielo para decir "¡Qué bueno, Daniel!"), y darles las gracias por tanto rato bueno que nos han hecho pasar. Esto es todo.
(Recomiendo dos vídeos de Les Luthiers. Uno, "Dilema de amor", por la cercanía con la filosofía. Ah, si lo hubiera visto en aquellos días en que daba clase, mis alumnos no se habrían librado de un "análisis epistemológico". El otro, "Añoralgias", porque es uno de los que más cantamos cuando nos reunimos los amigos)
(Recomiendo dos vídeos de Les Luthiers. Uno, "Dilema de amor", por la cercanía con la filosofía. Ah, si lo hubiera visto en aquellos días en que daba clase, mis alumnos no se habrían librado de un "análisis epistemológico". El otro, "Añoralgias", porque es uno de los que más cantamos cuando nos reunimos los amigos)