lunes, 13 de mayo de 2024

Hablemos del amor una vez más



La semana pasada leí en la newsletter semanal de Kiko Llaneras en El País que un trío de académicos de Stanford entrevistó a miles de parejas para responder a la pregunta de cómo se conocieron. El resultado fue que en EEUU más del 50% de las parejas lo hicieron por Internet. ¿Esto qué supone?, se pregunta. ¿Serán las parejas más parecidas en su atractivo físico, en su renta, en sus ideas políticas? ¿Tendrán más éxito? ¿Escogeremos mejor así?

La verdad es que es un giro tremendo. Yo solo conozco a una pareja de mi edad que se conoció por Internet, él en Madrid y ella aquí. Se veían cada dos semanas alternando viajes y se llevaron muy bien unos años hasta que él murió. Pero mis hijos, ya de otra generación, sí que conocen a muchas parejas cuyo primer contacto fue por ordenador ¿Se convertirá esto en la norma?

Antes los cauces eran muy distintos. Los bailes y las fiestas se inventaron para eso, seguramente. No por nada Romeo y Julieta se encontraron en una fiesta de disfraces y Mr. Darcy y Elizabeth Bennet se vieron por primera vez en un baile. Los abuelos de una amiga se conocieron en un baile en las fiestas de su pueblo. Él le preguntó: "¿Usted tiene novio?" y ella le respondió: "Sí, pero un amor se deja por otro".

Otros se conocían porque ella era amiga de la hermana de él (mi hermano sin ir más lejos) o él, amigo del hermano de ella. Un buen camino porque ya se tenía mucho adelantado.

El veraneo también servía. Mis padres se conocieron en un verano. Él estaba en San Andrés de alférez de las primeras milicias universitarias y ella fue a veranear con sus primos que vivían allí. Los paseos a la orilla del mar son muy románticos y productivos. En los dos años de novios solo se vieron 35 días, pero luego estuvieron 50 años juntos.

El trabajo era otro marco. Mi hija conoció así a su marido. Ella salía de una guardia estresante y se lo encontró a él que entraba a trabajar. Un amigo común los presentó. Según ella, estaba fresco como una lechuga, mientras que ella estaba muerta de cansancio, despelujada y con ojeras hasta los pies. Sin embargo, esa tarde él les dijo a sus amigos: "Hoy he conocido a mi futura esposa".

Y también el centro de estudios o la universidad propiciaban encuentros. Yo conocí a mi marido en una excursión en 1º de carrera que organizaban los de Químicas por San Alberto Magno al Puerto de la Cruz. Yo no quería ir pero mi amiga Cae, bendita sea, me convenció. Cuando subí a la guagua, él estaba en el fondo tocando la guitarra con un grupo de amigos. Me miró y me echó una sonrisa de oreja a oreja como diciendo: "¡Vaya, ya estás aquí por fin!". Fue un día mágico: baño en la Lago Martiánez, comida, música y baile al atardecer. A la vuelta nos sentamos juntos en la guagua hablando sin parar. Yo tenía 17 años y él 19. Y hasta ahora: el año que viene harán 60 años de ese día.

Y ahora, en vez de todo eso ¿se va a sustituir por un análisis de datos? La emoción, el riesgo, las expectativas, el ir descubriendo al otro poco a poco... ¿se van a perder? Que sí, que a lo mejor es un callo malayo, pero ¿y si no? Hace poco leí una novela romántica de Christina Lauren, "La ecuación de las almas gemelas", En ella una empresa va más allá de Tinder y otras apps y cree que el amor se puede cuantificar y que es posible, mediante un programa basado en el ADN de las personas, formar parejas compatibles. A lo mejor ese será el futuro de las relaciones humanas y quizás tengan más éxito. Pero no sé por qué, qué quieren que les diga, me parece muy frío y muy triste.

lunes, 6 de mayo de 2024

Carta atrevida a San Marcos



Querido San Marcos, me atrevo a escribirte a ti (ahora que las cartas vuelven a ser tendencia) porque me da que, en las fiestas de este mes en Tegueste, tú, el patrón del pueblo, estarás menos estresado desde tu sitial que la alcaldesa y demás autoridades a quienes podría dirigirme también. Pero ellas entre tantas parrandas, torneos, comidas en ventorrillos, homenajes, verbenas... y, por supuesto, la Romería, estarán derrengadas y el tiempo y el alma no les va a dar para atender mis ruegos. Así que, buscando una autoridad, me quedas tú, San Marcos, que después de todo en estos laaargos festejos solo tienes que comparecer en la bendición del ganado, en las misas, en la procesión y en la Romería. Algo más desocupado estarás, digo yo, para hacerme caso.

Y voy rápidamente al tema de mi carta, no sea que te llamen para otro evento, que todo es posible. ¿A ti te parece normal que las fiestas del pueblo duren un mes y pico? Que sí, que tu día es el 25 de abril y que la Romería de San Marcos es siempre el último domingo del mes, que este año cayó en 28, y que eso tendría que ser todo ¿no? Si acaso, dejar una semanita para probar el vino nuevo, unos bailitos y esas cosas, y ya está ¿verdad? Pero no, desde el 5 de abril y por lo menos hasta el 9 de mayo aquí se siguen celebrando fiestas como si no hubiera un mañana.

Y es que ha habido de todo: paseo ganadero, feria de coches clásicos, encuentro de bandas de música, patio de vinos, Día de la juventud, concierto entre viñedos, exposiciones de perros de caza, de ganado, de palomas buchones, de motos, de carretas; ha habido torneos de lucha canaria, de bolas, de minibasket, de balonmano; parrandas, festival folklórico, noche del sombrero, procesiones, verbenas y brindis por doquier, concursos de postres y de manejo de yuntas, galas de la Romera Mayor ¡y las dos Romerías!, la del día 28, que es la grande (¡10.000 personas vinieron este año!), y la del día siguiente, el Día del carretero, que es igual: carretas, ventorrillos, bailes, fuegos artificiales... y gente, mucha gente. Y aunque parezca que eso es el broche de oro, no te lo creas porque después, y ya en mayo, vienen los bailes de magos que tampoco tienen desperdicio ¿Es eso normal?

Y tú dirás: "Pues estupendo, mujer, que se diviertan, que bastantes desgracias hay en el mundo". Y no te digo que no, querido San Marcos, pero ¿era necesario, además, acordonar todo Tegueste durante tanto tiempo? El parking grande que hay a la entrada, en donde aparco cada vez que voy al pueblo, está ocupado con los cochitos locos, las norias y el tiovivo del increíble Hulk. Las calles principales están cerradas al tráfico. El otro día se me perdió mi marido durante una hora y fue porque estaba buscando aparcamiento. Aparcar en Tegueste este mes y pico ha sido más difícil que acertar el gordo de la lotería.

¿Y qué me dices del día de la Romería en que se cerraron al tráfico unos 5 kilómetros de la carretera general desde las 10 de la mañana a las 12 de la noche? Unos amigos me invitaron a celebrar la romería en su casa y no me atreví a enfrentarme a la masa y a las colas de coches ¡Y encima vestida con los refajos y enaguas del traje de maga, quita, quita!

Ya sé que puedes hablar del componente lúdico y novelero del ser humano en general y del teguestero en particular, y que esta romería es la primera del año y la que da pistoletazo a todas las demás. Pero ¿no te parece que, si cunde el ejemplo, nos vamos a pasar el año de romería? ¿No es pasarse un pelín? ¿No podrías pedir, ya que el tinglado es en tu honor, que fuera algo más tranquilito? Piénsatelo un poco, porfa.

Con todos mis respetos, un gran abrazo.

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