Cuando nos vinimos a vivir al campo, hace ya casi 40 años, lo hicimos en condiciones muy precarias. En principio no había una carretera como es debido para llegar hasta aquí y ni siquiera un puente que permitiera cruzar el barranquillo que existe al principio de la urbanización. Hicimos la casa poco a poco en 3 años, dejando para mejores tiempos el jardín, la huerta y un espacio de tierra en la parte baja del solar donde en un futuro muy, muy lejano pondríamos una cancha.
Al final -los niños tenían 9 y 5 años- nos vinimos a vivir con la casa a cuerpo gentil, sin muebles ni nada. Bueno, teníamos somieres y colchones, sí, pero las mesillas de noche eran unas cajas de aceite Adelina en las que podíamos apuntar números de teléfono y recados varios.Las mesas y las sillas eran de camping y, cuando venían los amigos y la familia, montábamos una "mesa" mayor con una puerta vieja apoyada en dos bidones. Menos mal que las estanterías y los armarios eran de obra (aunque sin puertas) porque si no, libros y ropas hubieran quedado desamparados y amontonados en el pantano del caos.
Y entonces nos pasó una de esas cosas milagrosas que uno no espera. En nuestra nómina (ya teníamos las oposiciones ganadas) había un complemento que debíamos haber recibido también en los 5 años de interinos y que, aunque lo habíamos reclamado hacía años, ni humo ni pelos y ya lo dábamos por perdido. Y en esto, sin comerlo ni beberlo, nos aceptaron la reclamación y nos pagaron con efecto retroactivo todos los atrasos, con lo cual recibimos una buena suma. De repente, nos daba para amueblar la casa, ¡podíamos tener hasta sillones para repachingarnos, mesas para trabajar, puertas en los armarios (y así no tener que tenerlos ordenados)!. Pero entonces, con esas venadas que nos dan a los pobretones que nos creemos millonarios, dijimos: "¿Y si hiciéramos la cancha ahora, en lugar de comprar los muebles?". Nos pareció un disparate, la verdad, pero la idea estaba ahí. Nos parecíamos a la ratita presumida del cuento que, cuando se encuentra una moneda en la puerta de su casa, se pasó días dudando en qué invertirla hasta que se compra una cinta para hacerse un lacito en la cola. Nosotros igual, hasta que convocamos cónclave familiar y preguntamos a los niños: "¿Qué prefieren, muebles o cancha?". ¿Qué hubieran contestado ustedes de ser niños? Pues eso.
Al par de meses seguíamos sin muebles pero teníamos una flamante cancha nueva, con red de tenis y un aro de baloncesto en un extremo, a la que llamamos durante mucho tiempo la Cancha de los Atrasos. Allí jugamos al tenis, allí los niños corrieron, montaron en bicicleta, se cayeron del monopatín, hicieron clavadas y se cargaron no sé ni cuántos aros... Jugo le hemos sacado, la verdad.
Incluso ahora que está, como nosotros, de capa caída, cuando no sirve para hacer aquí la final de Wimbledon y está un poco hundida por algunos lados y tiene sus achaques, ¡qué buen papel hace como tontódromo! En estos tiempos de confinamiento el mejor momento del día es esa hora y media caminando -mi marido, el perro y yo- en la cancha bajo la sombra de los aguacateros que sembramos a un lado y que por la mañana temprano la cubre casi toda. Se siente allí un sonoro silencio. Ya no se oye el tráfico de los coches que pasaban por la carretera lejana. Mientras caminamos solo pasan 3 o 4 o un camión que baja vacío y sube cargado de bloques, signo de que la vida sigue ahí fuera. Los aviones que cada 10 minutos salían o entraban en el aeropuerto han quedado reducidos a dos en toda la mañana. A cambio se oye a los capirotes piando en ese lenguaje extraño que tienen de llamado-respuesta y al bando de palomas mensajeras que aletea dando vueltas -ellas también- sobre nuestras cabezas. Mirando alrededor y a lo lejos, se ensancha el alma viendo en el horizonte el mar con su promesa de futuro. Y pienso en qué bien lo hicimos cuando hace tanto tiempo decidimos tener, no una habitación propia (con muebles), como pedía Virginia Woolf, sino algo mejor: ¡un espacio al aire libre propio!
¿Y tú? ¿Alguna vez has decidido algo que a primera vista parecía un disparate y que a la larga ha resultado ser el mejor acierto del mundo?