La arrancadilla es un canarismo que usamos aquí cuando estamos de copas al final de una reunión agradable y, aunque sabemos que ya tenemos que irnos, lo estamos pasando tan bien que nos apetece alargar el momento y decimos: "¿Nos echamos la arrancadilla?". Y tomamos otra copa (la última y la mejor) antes de despedirnos.
Esta expresión me viene a mí a la mente en otra situación muy distinta: cuando estoy soñando algo agradable, metida en una historia de la que no quiero salir, y en ese momento, riiiiing, suena el despertador. El ratito entre el sonido que te avisa de que es la hora y el paso en el que definitivamente te levantas, es también mi arrancadilla propia, el momento que alargo entre el sueño y la vida. Oigo llegar el día en un duermevela medio lúcido -restos del sueño colándose por los entresijos del pensamiento- y reúno imágenes para organizar horas, despejar miedos y agrupar esperanzas.
No sé si a todo el mundo le pasa igual, pero hace un par de meses el escritor Manuel Vicent hace en su columna semanal una confesión parecida. Imagina un día perfecto que empieza en ese instante de agradable somnolencia arrullado por el canto de los mirlos (que también cantan cerca de mi ventana). Ese día perfecto, que vislumbra en su arrancadilla particular, incluye la conciencia de que no le duele nada en el cuerpo ni en el alma, un paseo junto al mar con un sol amoroso de 25º, una cerveza fría y unas aceitunas amargas en una terraza a la sombra de unos plátanos, la lectura de un periódico en el que no habría noticias de niños destrozados por las bombas ni políticos rebuznando, una comida divertida con amigos... y, al final del día, quedarse dormido con las gafas caídas en la punta de la nariz y unos poemas de Walt Whitman entre las piernas.
En mi arrancadilla hay sitio para sueños, pero también imágenes desperdigadas de los últimos días: el milagro de encontrar ¡en abril! el duraznero lleno de duraznos, conocer a alguien nuevo que me cuente su historia, la risa ante un buen chiste, la alegría de organizar una comida con los amigos en la que se habla de todo, una buena conversación por teléfono, pensar en un regalo que le haga ilusión a mi sobrina-nieta que cumple 15 años (al final, "Memorias de Idhún" de Laura Gallego), la lluvia mojando la tierra y despertándome definitivamente con su repiqueteo hacia el día que se abre.
No hay días perfectos, como el que imaginó Vicent, porque la vida no lo es. Pero sí hay ratos sublimes a los que aferrarse para darle sentido a todo. Lo mejor de esta semana: llevar desde las 3 del domingo hasta las 8 del lunes esperando que venga al mundo Lucía, la más pequeña de la familia, nieta de mi hermana e hija de Isa y Javi. Casi 30 horas en que todos los que la queremos ya, hemos estado pendientes del wasap y del teléfono (contracciones aún irregulares, registro todavía suave, acaba de romper bolsa, borrado total, ya con epidural, 5 de dilatación, ya va la cosa, ¿todavía nada?, me da que salió a ti y está ahí tan ricamente y como no se le empuje..., pues le irá bien en la vida...). Y luego el nacimiento ¿Hay momento más emocionante que ese? Y piensas que Lucía se ha echado una arrancadilla de 30 horas largas, pero es la mejor, la que te enfrenta a la vida y sus retos, dejando atrás la nada. Bienvenida a la familia y al mundo, mi pequeñita. Que te sea tan grato como lo has imaginado en tu duermevela.
Qué suerte tienes Lucía de nacer aquí y ser recibida con esa arrancadilla tan bien escrita desde el sentimiento, desde el corazón. Bienvenida.
ResponderEliminarPienso que sí, que es una suerte ser una niña deseada y nacer en el primer mundo, en una familia que ya la quiere un montón. Gracias por tus palabras, porque es verdad que ha sido escrita desde el sentimiento, desde el corazón.
EliminarPreciosa bienvenida a la benjamina de la familia enhorabuena para todos
ResponderEliminarGracias a ti, Clari. Ya con ella son 13 los bisnietos de mis padres. A ellos les habría encantado conocer a la hija de Isa, que cuando murieron era la niñita de sus ojos.
EliminarUn beso.
Enhorabuena por esa muñequita que acaba de nacer. Disfrutadla.
ResponderEliminarTodavía no la conozco pero tengo ganas de que mi sobrina salga prontito del hospital para empezar a mimarla. Muchas gracias, Esperanza.
EliminarA mi me recordaste esos momentos de la siesta en los que te dices "ya está bien" que si sigues te quedas alelado. Entonces tomas la decisión de levantarte, cosa que agradeces porque esa inversión en siesta corta te da la fuerza para acabar el día.
ResponderEliminarY alargamos todo lo posible el placer de estar acostados, calentitos y soñando cosas agradables ¿a que sí? La siesta es uno de esos pequeños placeres de la vida.
Eliminar¡Hoy me has emocionado de verdad! Y casualmente, y a partir de una noticia de huelga de hambre, pensaba en el milagro de la vida, y si el turismo y la masificación merecen la pena los millones de años que nos ha costado el milagro de ser persona, y quizá para no conseguir nada. Y poner en peligro ese milagro.
ResponderEliminarEl milagro de la vida es lo que nos define como especie. Echarlo a perder, no solo por masificación sino por guerras, por la crueldad humana, por la mala gestión de los recursos y por tantas equivocaciones nos llevaría a un retroceso que no podemos permitirnos. Ojalá el ser humano sea consciente de lo que nos jugamos.
EliminarGracias, Elvira.
Bienvenida Lucía!.-
ResponderEliminarMil gracias, Marili, de su parte :-D
EliminarNo me acordaba de esa arrancadilla. Cada dia se despierta diferente, a veces me despierto de madrugada y ya oigo los mirlos que han bajado hasta la plaza de los sabandeños.
ResponderEliminarFelicidades por el nacimiento de Lucia. Se le ve muy tranquila, por eso no tenia prisa.
Besos
Yo pensaba que era una palabra muy usada y descubrí ahora que es un canarismo, bastante familiar en las islas.
EliminarEl despertar define el día. Que los tuyos sean agradables oyendo esos mirlos.
Y muchas gracias por tu felicitación. Sí que se le ve tranquilita. Por ahora... :-D
Enhorabuena a toda la familia. Es una alegría. El post precioso. 💐👏👏❤️❤️❤️ En el Bierzo arrancadeira...
ResponderEliminarPues no sabía ese galicismo, Joaquina. ¿Tiene el mismo significado?
EliminarMuchas gracias, estamos muy contentos todos.
Preciosos esos momentos de la Arrancadilla.
ResponderEliminarMi padre la decía mucho.
Los voy a disfrutar mucho más de aquí en adelante.
Disfruta todos los momentos que puedas, que esta vida es una y hay que aprovecharla día a día. Acuérdate de Horacio y su carpe diem.
EliminarQué bonito. Es un gustazo leer y sentir lo que escribes. Un abrazo y bienvenida sea Lucía.
ResponderEliminarGracias, Ani. Cuando uno escribe con el corazón, nos acercamos a quienes tienen nuestra misma sensibilidad.
EliminarOtro abrazo para ti.
Muy buen deseo, el de la arrancadilla, para esa nueva vida que se incorpora a la familia, Jane. Ya tendrá tiempo de saber lo que eso significa y lo que puede servirle cuando vaya creciendo.
ResponderEliminarLarga vida, llena de arrancadillas, para la pequeña Lucía, y enhorabuena a toda su familia.
También se la deseo yo, Chari. Que saque fuerzas para salir de situaciones incómodas, pero también para alargar las placenteras, que seguro que las encontrará también.
EliminarUn abrazo.
Que sea bienvenida Lucía.
ResponderEliminarGracias por tu bienvenida. Ayer la fui a ver y dormía plácidamente sin saber lo que le espera. Por ahora mimos y arrumacos.
EliminarFelicidades a los padres, abuelos y toda la familia, por la llegada de la bella bebé llamada Lucía.
ResponderEliminarGracias, Marilu. Por la parte que me toca, la de tía-abuela, estoy feliz y cayéndoseme la baba. Es monísima.
EliminarSe lo pensó tu sobrina nieta Lucía. Un signo de inteligencia. Estar tan tranquila en el seno de su madre y salir a este mundo convulso y desquiciante, es para pensárselo dos veces y para plantearse que allí estaba muy bien y que no se le había perdido nada fuera. Estoy seguro de que si hubiese tenido oportunidad, no habria salido.
ResponderEliminarMe preocupan mucho estos que nacen y los que ya han nacido, y a la vez me preocupan mucho los que no nacen ni tienen proyecto de nacer.
En cualquier caso que sea muy bienvenida Lucía.
La verdad es que es para pensárselo. Pero si a mí me preguntaran ahora sobre si me arrepentía de haber venido a este mundo desquiciante , disparatado y convulso, diría que no y que volvería a nacer con un montón de ganas de vivir otra vez. Aunque volviera a pasar por todos los dolores y amarguras que en cualquier existencia se padecen.
EliminarDémosles una oportunidad a las generaciones que están naciendo ahora. Tal vez ellas descubran cómo hacer este mundo más equilibrado y feliz.
Gracias por tu bienvenida.
Ay, qué cosita más bonita. A Lucía le pasó al nacer lo que a mí cuando me suena el despertador para ir a trabajar, que más que arrancadilla tenemos el momento paradita y remoloneamos demasiado. Espero que le vaya todo muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo enorme para ti, Jane.
Los que dormimos así, Dorotea, tenemos la conciencia tranquila y el alma en paz. Me da que los grandes jefazos que gobiernan este caótico mundo no remolonean demasiado.
EliminarUn abrazo muy grande y gracias.