jueves, 17 de septiembre de 2009

Trucos del oficio




Vaya por delante mi admiración y solidaridad con las maestras de mis nietos y sus congéneres, que tienen por misión meter en vereda a tan tiernos infantes. Para ello emplean una serie de trucos tan eficaces que incluso me he preguntado alguna vez si serían exportables a Secundaria.
Por ejemplo, mientras a mí me enseñaban de pequeña la aguerrida “Montañas nevadas, banderas al viento”, ellas enseñan una canción que dice: “La lechuza, la lechuza, hace sssssss (y aquí, dedito a la boca), todos calladitos, como la lechuza que hace sssssss ( y otra vez, dedito a la boca)” Yo calculo que con esto se estarán callados nada menos que 2 minutos (¡2 minutos de respiro!). ¿Y si hiciera esto mismo con mis zangalotes, me llegué a preguntar, imaginándomelos a todos con el dedito en la boca? Después de todo, la lechuza es el símbolo de la filosofía… Pero, mmmm… más bien no.
Otro truco es el de las caritas. Todos los niños traen del colegio diariamente en su libreta la carita contenta (si se han portado bien) o la carita triste (si han hecho el gamberro). Claro que si a mí se me hubiera ocurrido poner caritas tristes en un examen, por ejemplo, en lugar de un cero patatero, cuando he cogido a un alumno en pleno delito de copiarse, me hubiese expuesto a que se partiera de la risa y tampoco es plan.
Hace un par de años, mi nieta vino un día llorando por una carita triste en su cuaderno. Había pegado a otro niño y, cuando le dije: “Pero, ¿cómo se te ocurre pegarle?”, me dijo, hipando: “Es que… es que… yo era la “pogonista” y Hugo se puso el primero de la fila y no se quería quitar y, hip, y…” Y entonces, le zurró. Ahí fue donde me enteré de otro de los trucos más maquiavélicos: la semana del protagonista.
Durante una semana del curso cada uno de los niños es protagonista. Ese protagonismo conlleva ser el primero de la fila y tener el inmenso honor de borrar la pizarra (¡y pensar que yo tenía que rogárselo a mis alumnos con mi mejor sonrisa y diciendo “por favor” y “gracias miles”!). Pero, además, en esa semana los padres del niño protagonista tienen que ir media hora a entretener al personal con cuentos, juegos o lo que sea. Es una manera que tienen las maestras de decirle a los padres: “Ahí te quería yo ver”. ¿Cómo no se me ocurrió a mí tan magnífica idea en aquellos días en los que tenía que explicar el imperativo categórico de Kant?
Pero este año, dando una vuelta de tuerca a la cuestión, se les ha ocurrido una idea más ladina: que los familiares que vayan a actuar sean ¡los abuelos! Así que este octubre, ante el regocijo de mi yerno que, cuando se enteró, dijo: “¡¡BIEN!!”, y el escaqueo de mi marido, que dice que le da que ese día tiene que vacunar urgentemente a sus palomas de la gripe A, me voy a ver otra vez delante de 26 pares de ojos expectantes, mientras me pregunto cómo demonios los voy a mantener quietitos media hora.
Y yo que creía haber perdido de vista el aula para siempre… 

10 comentarios:

  1. Desde luego que contándoles el imperativo de Kant, jajaja

    Escribes como los ángeles Jane!!

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  2. Gracias por tus palabras, José María, y por la sugerencia pero creo que con 4 añitos Kant les quedaría un poco a trasmano.

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  3. (Hace 4 años)
    A mi me toca protagonista la semana del 12 de octubre. No tengo ni idea de lo que vamos a hacer...Ya que no nos vemos por La Laguna a ver si nos vemos en la puerta del cole.

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  4. Yaiza, a mí me toca el 5 de octubre y por ahora creo que les contaré un cuento que ha escrito mi hija. Tengo dos semanas para preparar el gran evento. ¡Señoor! Ya te contaré.
    (Al final fue el cuento del dragón pastelero)

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  5. (Hace 4 años)
    ´¡Ánimo,querida Jane, y a los toritos!. Seguro que esa vuelta al aula será gloriosa y te lo pasarás muy bien. ¿Quién dijo miedo cuando has lidiado, muchos años, con adolescentes y "demás faunia" y, en tus juveniles años profesionales, dejaste mudo a quien quiso convertir tu sesuda clase de Filosofía en un rato de buen yantar?. Ni Terros ni Guillermos ni Susanitas podrán contigo, estimada colega.
    ¡Ah! y una sugerencia que, a lo mejor, ya tenías prevista: déjales unos minutos para que te hagan un dibujito sobre lo que más les haya gustado del cuento. Te sorprenderán.

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  6. Gracias por la sugerencia que finalmente llevé a la práctica. Pero además les llevé un buen bizcochón, que creo que fue lo que les gustó más. Una buena experiencia.

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  7. Me das envidia, eso me va a costar mucho hacerlo porque mi nieto vive en Madrid, pero dentro de pocos dias voy a estar una semana entera llevándolo y recogiéndolo de la guardería. La que no se consuela es porque no quiere

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  8. Pásalo estupendo, Carmen. Te aseguro que hay experiencias mucho más gratificantes con los nietos que estar haciendo el mono delante de una clase de 24 pitufos.

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  9. Jejejeje.Y que le vas a contar Isabel? Tenme informada,por favor.Como siempre me encanta...gracias!!!

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  10. Este escrito (como el de todos los sábados) es de hace 4 años. Estoy pasando poco a poco los escritos que tenía en "Lo que pasa en Tenerife" al Blog de una jubilada. Así que lo que hicimos entonces, América, fue contarles el cuento (mi marido y yo, al que por fin convencí) de un dragón pastelero y un rey pobre que hacía pasteles. Nos pusimos máscaras de rey y dragón, hicimos ruido con una matraca y al final les dimos trozos de un bizcochón que traíamos. Se lo pasaron pipa.

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