lunes, 19 de febrero de 2018

Alta alcurnia




Me encanta cuando mis nietos mayores vienen a quedarse a casa y pasamos, como el lunes pasado por la noche, un rato tranquilo después de cenar: mi nieta mayor con sus dibujos, el de 12 poniendo leña a la chimenea y haciéndole fotos, mi marido poniendo música de jazz de fondo, yo leyendo... Una gozada. Al día siguiente, después de un desayuno tardío, me encantó también quedarnos hablando un rato, sin tener prisa por nada. Entonces fue cuando mi nieta me preguntó si teníamos árboles genealógicos de nuestra familia. "Por supuesto -le dije-, somos descendientes de palmeros y los palmeros son como los hobbits". Les enseñé, para que lo vieran, el prólogo de "El señor de los Anillos" de Tolkien, donde dice: "Todos los Hobbits eran, de cualquier modo, gente aficionada a los clanes, y llevaban cuidadosa cuenta de sus parientes. Dibujaban grandes y esmerados árboles genealógicos con innumerables ramas. Cuando se trata de los Hobbits es importante recordar quién está relacionado con quién, y en qué grado.". Pues lo mismo se puede decir de los palmeros. A mí más de una vez, cuando he ido a Los Sauces, me han parado en medio de la calle para preguntarme: "¿Y tú de quién eres?".

Así que saqué la carpeta de los Rollos Ancestrales y empezamos a sumergirnos en el complicado mundo de los parentescos. Resultaba divertido para mis nietos ver hasta dónde llevaban algunas ramas. Una línea de mi abuela Lola llega hasta un maestro de azúcar de principios del siglo XVI que se llamó Diego Machín; otra de mi bisabuela Pepa nos emparenta, allá por el XVI, con los Díaz Pimienta, que eran portugueses llegados a La Palma. Hay hasta una antepasada casada con Diego Rodríguez de Talavera, que desembarcó en Barlovento para ayudar a la conquista de La Palma y que dio nombre al puerto de Talavera. Por los Duques y mi abuelo Gabriel hay un árbol (salió en el periódico "El Día" en un reportaje sobre nuestra familia, maestros constructores y carpinteros a quien se debe la construcción de muchas casas y obras en La Palma) que llega hasta principios del siglo XIX con Estanislao Duque Domínguez, que tuvo 10 hijos, uno de los cuales fue mi tatarabuelo. Hay hasta otra genealogía de mi bisabuela Natalia que llega hasta un rey indígena de El Hierro llamado Osinisa y nacido en 1380. Mis nietos leían asombrados, buscaban en Internet (a su retatarabuelo Estanislao le encontraron ascendencia en Fernando de Castilla, Regidor de La Palma) y hacían un montón de preguntas ¿Tenemos sangre guanche? ¿Y eso por qué se sabe si en 1380 ni siquiera la isla estaba conquistada? ¿Por qué mis abuelos tuvieron 3 hijas que se fueron muriendo de pequeñas (menos la última) y a las 3 las llamaron Lolita? 

Yo les contaba que, aunque muchos de esos trabajos se hacen con seriedad, no hay que fiarse enteramente de ellos porque la historia muchas veces se ha desfigurado a favor de intereses privados;  que lo de las Lolitas seguro que era un antojo; les recalqué que no se fijaran mucho en pamplinas y relumbrones, y que de lo que tenían que sentirse muy orgullosos es de ser descendientes, no de famosos ni de altos personajes, sino de los fuertes. En épocas en que la mortalidad infantil era tan grande, en que había guerras, inseguridad y epidemias, nuestros antepasados sobrevivieron a todo eso, llegaron a adultos y procrearon. Por eso estamos aquí. Hasta le conté una noticia que encontré en "La Opinión de Tenerife", del 12 de octubre de 1896 en la que hablan de que a mi abuelo Gabriel, entonces con 3 años, lo había atropellado un caballo en la calle del Cantillo de Los Llanos. Si llega a matarlo, ninguna de las 80 y pico personas que hemos descendido de él hubiera existido.

Tan entretenidos estábamos con todos estos tejemanejes que, cuando miré la hora, eran cerca de las 2 de la tarde y no había empezado a hacer las albóndigas para la comida. Les dije entonces una frase que mi madre soltaba cuando también se le hacía tarde: "Los que de alta alcurnia descendemos o comemos tarde o no comemos".

30 comentarios:

  1. Esther Casañas Morales19 de febrero de 2018, 15:18

    Buenísimo. Me encanta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Esther. Supongo que pasa en todas partes, pero es verdad que, en cuanto nos juntamos 3 o 4 palmeros, empezamos a hablar de la tía Bienvenida y del tío Cipriano que estuvo casado con Mariquita la de Ildefonso, etc., etc., etc. Qué le vamos a hacer, viene en los genes.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Antonia Real Rodríguez19 de febrero de 2018, 15:18

    Precioso relato. Tus nietos no saben la suerte que tienen con esa abuela... un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y si no lo saben, yo se lo digo: "¡Ustedes se sacaron la lotería con esta abuela!".
      La verdad es que la que se sacó la lotería con los nietos soy yo. Los grandes porque ya se puede hablar con ellos de todo y salimos a cenar y al cine con ellos. Los peques porque es admirable cómo aprenden, cómo ven la vida, las salidas que tienen. De todos aprendemos mucho y con todos nos reímos un montón.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Gracias por compartir! Me encantan las historias.��

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Monaco, por compartirlas conmigo y por tus palabras. Creo que todos encontraremos historias apasionantes en nuestras familias, nada más empezamos a escarbar un poco.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Begoña Pérez Fernández19 de febrero de 2018, 15:20

    Qué bueno! Como siempre,es un placer leerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Bego. Y si vieras el placer que me da a mí escribirlas y compartirlas... La vida es muy entretenida ¿verdad?
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Genial, como siempre.Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, Mari Carmen, me encanta que hayas leído el post de hoy porque habla de nosotras y de todas las personas que vivieron antes para que tú y yo estemos ahora en este planeta disfrutando de una sociedad mucho menos dura que la que ellos vivieron. Me gusta compartir contigo un tronco común.
      Un beso.

      Eliminar
  6. ¡Buen árbol...¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estuve dudando si poner un escudo heráldico de esos, pero al final me decidí por la imagen del árbol. Se ve un tronco común, las ramas, las hojas distintas... Me gustó. Y ya sabes, "el que a buen árbol se arrima...".

      Eliminar
  7. Hola Jane. La verdad es que lo de llegar a La Palma y preguntarte:¿Tú de quién eres?, traía cola. Cuando nombrabas a tus padres o a tus abuelos, la persona abría los ojos
    y te daba un abrazo y un montón de besos. (cuando era pequeño no me gustaba pero con el paso del tiempo entendías que era de cariño y lo agradecías).
    Gracias a esa pregunta y a mis respuestas, te enterabas de un montón de anécdotas familiares, y de historias que nadie te había contado antes ( o en el "peor" de los casos conocías secretos familiares que unas veces eran buenos y otras veces no tanto).
    Sobre mi árbol genealógico no sé mucho.Una vez un amigo que tiene como hobby hacerlos, me dijo que tenia un ancestro que había venido desde Sevilla durante la Conquista de Canarias, así que "la cosa viene de largo". Un beso Jane. Juan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te veía yo una gracia andaluza... A mi marido un pariente también estudioso de genealogías le dijo que descendía de italianos y no veas cómo se pone cuando hemos ido a Italia, como si él fuera el dueño del chiringuito y me estuviera enseñando su país de origen. :-D En mi caso, por los apellidos de la rama materna (Henríquez, Pestana, Castro...), presumo que descendemos de portugueses.
      A mí me encantaba que me preguntaran el "¿y tú de quién eres?" Si me lo preguntaban por La Calzada, ya sabía que al final el que preguntaba iba a ser pariente mío y que, además como dices, te contaba historias sabrosas hasta de tu propia familia. Ya sabes que allí no hay secretos.
      Un beso, Juan.

      Eliminar
  8. Qué maravilla tener el árbol genealógico apuntado y tan extendido. Hubo un tiempo en que me interesé por hacer el mío, pero en cuanto empecé a escuchar las historias de emigrantes que nunca más dieron noticias e hijos ilegítimos por todas partes, ni lo intenté. Lo curioso, es que soy la única nieta por las dos ramas de la familia, que sabe las historias realmente interesantes, la verdad de dónde venimos, no de dónde creemos que venimos. Al final acepté que eso es lo importante.
    Un beso,
    D.H.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ah, sí, en todos los árboles genealógicos hay madres solteras, personajes envueltos en asuntos turbios, gente brillante, buenos, malos y regulares, ricos y pobres, tontos y listos. Miles de personas pasando por esta vida y dejando un rastro que llega hasta nosotros. Y sí que es importante saberlo, me parece a mí. A ver si te animas y las apuntas.
      Un beso.

      Eliminar
  9. ¡Qué genial! Yo tengo un árbol que no llega muy "atrás".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que para conseguir llegar muy atrás hay que hacer una labor de investigación bastante "detenosa", como dicen por aquí. Pero los resultados compensan y hacen que nos veamos a nosotros mismos formando parte de la humanidad. A ver si te animas y te pones a ello. Cada dato conseguido es un hallazgo valioso.
      Un beso.

      Eliminar
  10. Este tema es apasionante. A mi no me ha dado por ahí, pero tengo amigos y familiares a los que sí, y se lo pasan en grande buscando en parroquias, en registros civiles, en páginas de Internet... Uno de ellos, por la rama de mi abuela Julia Arizcun, la madre de mi padre, ha indagado y encontrado varios "Arizcun", de los que no conocíamos su existencia.Cada año (vamos por el cuarto) organiza un viaje con todos los que llevamos el apellido, da igual en qué lugar, a algún sitio significativo para los antepasados. El mejor hasta la fecha, fue al valle de Baztán, donde se encuentra el pueblo del mismo nombre. Los que se hayan leído la trilogía de Dolores Redondo, lo saben muy bien. Cualquier excusa es buena para viajar, reunirse, charlar, comer, etc... Otra vez gracias por tus oportunos y siempre interesantes posts. Hasta pronto. Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué bien saber que uno tiene sus raíces en un sitio tan mágico y bonito! Me leí la trilogía de Dolores Redondo y el lugar es el principal protagonista. Alguna vez iré.
      A mí me gusta mucho ver las ramas de la familia, conocer el contexto histórico en que vivieron, las anécdotas, los avatares... Lo que no hago es investigar. En mi familia hay varias personas que lo han hecho como en la tuya: metiéndose en juzgados y en iglesias, viendo partidas de bautismo y defunción, buscando testamentos y casorios. Mi tío Pepe de esa manera en una rama de la familia llegó hasta el siglo XVII. Disfrutaba investigando.
      Y qué buena idea la de reunirse por esos mundos. Yo soy de las que me apuntaría :-D
      Besos.

      Eliminar
  11. Clara Delgado Martín19 de febrero de 2018, 20:14

    Me gusta mucho, más por tus nietos que por la prosapia en sí, qué bueno ese interés ������

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si los vieras qué entusiasmados, hasta buscando en Internet al tal Osinisa y preocupadísimos por las Lolitas. Se pasó la mañana volando mientras mirábamos libros y también poemas de mi abuelo Gabriel. Al final las albóndigas salieron a las 3 de la tarde.

      Eliminar
  12. Isabel muy bonito y me parece muy interesante para las nuevas generaciones. Nuestros antepasados de alguna manera viven en nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pienso que sí, Caty, es una especie de inmortalidad a la que le encuentro sentido, una manera de sentirnos parte de un todo. Espero que los niños lo hayan visto así.

      Eliminar
  13. Esos momentos con los nietos son impagables. Afortunadas somos de tenerlos. Me ha gustado mucho. Un abrazo amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Úrsula, los míos no vienen todas las semanas por casa, la verdad, pero cuando vienen o salimos, lo pasamos muy bien. Y creo que ellos sienten lo mismo. Es una suerte muy grande. Vamos a aprovecharla antes de que vuelen.
      Un abrazo, mi amiga.

      Eliminar
  14. Yo pienso que si indagamos un poquito en los árboles genealógicos de todas las familias, siempre hay un personaje célebre y una oveja negra.
    Mi abuelo materno, además de ser empresario con tan solo 19 años, era un tenor muy reconocido. Tuve a la tía repostera más dulce que pudo darme la isla palmera. Pero también tengo, en la rama más seca de ese árbol, a un tío que es un gran estafador y ha pasado por la vida sin dar palo al agua, pero siempre se le ha visto en la cúspide.
    Lo mejor de este relato es que has legado tu lectura de ancestros a tus nietos, mientras otros desconocen historias tan bonitas de sus raíces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes mucha razón, Cande, los linajes no son líneas de santos o héroes o nobles que nos precedieron. Son seres humanos y, como tales, con sus fallos y aciertos ¡Cuántas veces encontramos a abuelos (el mío materno entre ellos) que abandonaron a sus familias y formaron familias paralelas en América! Y también, como dices, vemos a personas trabajadoras que lucharon por dar a su gente una buena vida. Por el hecho de que ellos vivieron, háyanse portado mal o bien, estamos aquí.
      Y de tu tía repostera, hasta los que no somos familia sabemos de su famoso Príncipe Alberto y de los bienmesabes maravillosos. Orgullosa debes estar de ella. ¡Hasta lo estoy yo...!
      Un beso.

      Eliminar
  15. Marcelo Rodríguez Fuertes21 de febrero de 2018, 15:07

    Las investigaciones genealógicas podrían parecer egocéntricas, dado que conocer nuestro lugar de procedencia justificado por la sangre, nos afirma en la pertenencia a un grupo, un pueblo, una sociedad, pero a medida que profundizamos en su estudio nos damos cuenta rápidamente de la diversidad de nuestros orígenes: ninguno de nosotros proviene de un único lugar geográfico ni de una única clase social, y como diría Louis- Sébastien Mercier : «¡Si el Cielo nos descubriera de golpe, la verdadera filiación de las genealogías humanas, veríamos un espectáculo nuevo y curioso! No habría rey que no contara con un esclavo entre sus parientes, ni un esclavo que no contara con un rey».

    La genealogía facilita la comprensión de la diferencia y resulta muy útil en la lucha contra el racismo.

    Marcelo Rodríguez Fuertes, San Andrés y Sauces, La Palma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo más acertado que he leído sobre el tema. Me ha encantado tu comentario y coincido totalmente con tu opinión. Las genealogías hacen que nos veamos como humanos, nunca como grupos enfrentados: "nosotros" frente a "los otros". Todos -y en Canarias por donde han pasado mil pueblos distintos se ve claramente- somos el resultado de cruces entre gentes venidas de todas partes. Cuando oigo a nacionalistas hablando de "razas puras" y otros disparates por el estilo, me da repelús y rechazo. Conocer de dónde venimos nos hace comprender lo que nos une.
      Gracias por tus palabras y también por tu ayuda con los árboles genealógicos y las noticias de parientes lejanos (dentro de poco hablaré del testamento de Leonor). Me siento honrada de compartir contigo un tronco común.
      Un abrazo.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html