lunes, 11 de mayo de 2020

Y yo con estos pelos...




Uno de los efectos colaterales de la pandemia ha sido la crisis de pelos que se ha desatado en todos los hogares. Nada más abrirse el lunes pasado las peluquerías ya estaban haciendo cola una fila de peludos y decolorados, tal como si fueran aquellos monjes eremitas que hacían penitencia en el desierto. Con razón en el periódico lo llaman "el pelodrama". Los esprays cubrecanas, agotados; los mejunjes de color se han vendido más que los dulces y las bebidas alcohólicas; la gente, tiñéndose en casa y quedándose bicolor; los trasquilones se han hecho tendencia; mi nieto, el de 5, con una diadema de la hermana en el pelo porque con el flequillo ya no veía;  y yo... yo, con estos pelos, que me han crecido tanto que ya quisiera Rapunzel.

Mi madre, que era muy presumida, cada viernes iba a la peluquería e incluso, estando ya muy enferma, llamó a un peluquero amigo para que la peinase. Si hubiera vivido esto, le habría dado un pasmo. Y algo debe de habérseme pegado de ella porque, aunque no voy tanto (cada 5 semanas más o menos), cada vez que en este "retiro espiritual" me miraba al espejo,  el mismo cielo, como dice la canción, se estremecía al oír mi llanto, y me acordaba ¡cómo me acordaba!, ella lo sabe, de mi peluquera. Ahora que está abierta la peluquería, y aunque hay lista de espera, ¿quién fue la primera que a las 9 de la mañana del lunes estaba en la puerta? ¡Yo!, que estaba de las greñas hasta las ídem. Después de todo, es mejor ir antes que nadie, con la peluquería reluciente y desinfectada como nunca. Eso sí, nada de ir al baño, así que nada de beber agua ni naranjada en el desayuno, no sea que te den ganas. Y nada de leer el "Hola", la Biblia de las pelus, que a ver cómo me voy a poner ahora al día en la realeza y el famoseo.

Lo demás, perfecto. Bolsos y rebeca, a una bolsa cerrada; nada más levantarte del sillón de lavado ya lo están limpiando; todo el mundo con mascarilla y guantes que después te cambias para salir (y mi peluquera, además, con visera); y factura al final para que, si te paran, sepan de dónde vienes. Aunque esto último no es necesario: ¡Ya se sabe de dónde vienes! Estuve sola al principio y después llegó otra señora que se sentó a 2 Km. de distancia y con la que coincidí en que antes muerta que greñuda y que esto era una primera necesidad. Podrás estar una semana sin beber, podrás estar 40 días sin comer, pero ¡dos meses sin ir a la peluquería...! ¿Dónde se ha visto eso?

¿Y por qué esta manía por estar guapa? Después de todo nadie me veía con las greñas y nadie ne ve ahora sin ellas, excepto mi marido, Rebo, y mi hermana y mi cuñado desde el balcón de al lado (y ellos no cuentan porque me ven igual de guapa aunque vaya vestida de Darth Vader). Pero cuando vemos a tribus primitivas que se hacen filigranas de trencitas increíbles; o a las abuelas de nuestro tiempo que presumían de sus moños hechos con pelos sobre los que se podían sentar; o a las pelambreras afros, o a los jóvenes de hoy (mi nieta entre ellos) con distintos colores en el pelo..., comprendemos que todos se encuentran guapos así y le dan valor a la belleza como una forma de dignidad. Eso mismo me pasó a mí cuando salí de la peluquería "con paso firme y triunfal", divina de la muerte y gustándome a mí misma. Muy digna me dije que encerrada y confinada, sí. ¿Pero greñuda? ¡Nunca!

(La imagen inicial está dibujada por mi nieta Eva de José)

39 comentarios:

  1. Ay Jane!! Qué precavida estuviste para pedir hora!Yo aceptando las reglas impuestas, pedí el lunes pasado y hasta mañana tengo que seguir con mis pelos a 4 colores y campando a sus anchas. No cabe duda que necesitamos estar bien para nosotras mismas. Nuestra autoestima a veces necesita ese empujoncito de coquetería, aún en esta situación.

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    1. La verdad es que mi peluquera es amiga también, y cuando me mandó un mensajito para ver cómo íbamos llevando el encierro, ya le dije que en cuanto abriera me reservara una hora, que no me la quitaba del pensamiento.
      Y creo que sí, que todo el mundo necesita sentirse bien consigo mismo. Y mañana manda una foto para verte superguapa y enviarte un piropo, que tampoco vienen mal.
      Un beso.

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  2. Inés Parejo Sabina11 de mayo de 2020, 15:55

    Lo has explicado de una manera maravillosa y divertida, así mismo me siento yo, aún estoy en lista de espera, ��

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    1. La reapertura de las peluquerías fue el acontecimiento de la semana, sé de un montón de gente que no consiguió hora. Ya verás lo bien que te sientes cuando salgas maravillosa por la puerta. Y también es bueno ver lo bien que se sienten los que reanudan el trabajo.
      Muchas gracias, Inés, y que nunca nos abandonen las ganas de ponernos guapas.

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  3. Así también me sentía yo.El pelo crecía una barbaridad. Pase por la peluquería el martes.

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    1. Pues también fuiste de las tempraneras. A mí también me crece mucho y la verdad es que una ya no está en edad de hacerse coletas o trenzas. :-D

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  4. Definitivamente escribas sobre lo que escribas siempre consigues arrancarme una sonrisa. Un abrazo amiga.

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    1. Creo que es lo que tenemos que procurar, Luisa. Entre tanta incertidumbre, miedo y preocupación ¿qué menos que elegir de nuestro entorno lo que nos hace sonreír o hacer que lo pasemos bien? Hoy a la 1 les mandé a mis amigas el "¡Hora del vermut!", con el vaso y las aceitunas correspondientes. Hallar paréntesis de complacencia en nuestras vidas se ha convertido en algo fundamental.
      Un abrazo y gracias por compartir este rato conmigo.

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  5. Salvador Torres (vía Twitter)11 de mayo de 2020, 16:29

    El encanto y la clase no se pierde...”.

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    1. Pero ¿y si una parece el Tío Cosas y el encanto y la clase están escondidos bajo una maraña de pelos? :-D

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  6. fundamento antropológico que justifica la pervivencia del peinado como elemento de distinción social, fundamentalmente entre mujeres. y que poco tiene que ver con la coquetería femenina.
    recordemos que las mujeres de la tribus "bororos, nambiquaras,y yanomami" del Mato grosso brasileño al mismo tiempo que se acicalaba el pelo aprovechaban para despiojarse, residuo que nos quedó de los humanos primigenios y que practicaban los simios que estudió Wolfgang Kohler en la Casa amarilla del Puerto de la Cruz.
    Nada nuevo bajo el sol!!

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  7. para ampliar ver: al antropólogo francés lévi Strauss en "Tristes trópicos"

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    1. Los fines ornamentales para embellecer o modificar diversas partes del cuerpo de acuerdo con normas de belleza o de atractivo culturalmente determinadas no están reñidos con que de paso se despiojen. Pero creo que la motivación es casi la misma que en la civilización occidental: encontrarse guapos. Y para eso, en todas las culturas son capaces de soportar incomodidades y hasta dolor, como cuando se liman los dientes, o se ponen collares para alargar el cuello o se hacen escarificaciones. Y en nuestra cultura cuando hay gente que se opera para estar más delgada o tener la nariz de otra manera.
      Tienes razón con que no hay nada nuevo bajo el sol. Y no te digo nada si empezamos a hablar de ornamentos para la cabeza antes y ahora.

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  8. Un fiel reflejo de cómo me sentía durante el cierre de la pelu. En mi caso agravado porque tenía hora para el primer día del cierre pero con la suerte de que quedé de las primeras de la lista. Me tocó el martes y tu descripción de cómo te sentiste al salir la suscribo totalmente. Yo que decía que me dejaría las canas!con que que gracia describes los asuntos cotidianos, sigue alegrándonos la vida duquesa. Un abrazo

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    1. Gracias, mi realeza. Ni se te ocurra dejarte las canas. Ya sé que es muchísimo más cómodo pero no me gustan. Y mira que hay gente a la que le sienta bien. Pero siempre me recuerdan a mi abuela que fue una viejita para mí desde sus 50 años, cuando yo la conocí.
      un abrazo grande.

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  9. Estoy de acuerdo!!

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    1. Me alegro, Paqui. Tú, y yo, y cientos de mujeres somos la legión de las que hemos sufrido la escabechina capilar y estábamos deseando que se abriera la veda.

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  10. GUAPA!!¡
    ❤️❤️������������������������

    La belleza más bonita está en el corazón!!!!

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    1. Estará en el corazón, o en el interior como decían en "La Bella y la Bestia", pero si el pelo está como la pelambrera de una bruja, no se va a notar nada.

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  11. Te mando el Hola par que te pongas al día,
    La próxima vez que vayas a la pelu te lo llevas.
    Una de las cosas que van a cambiar(sin papel)
    Yo aún no he ido a la pelu, después de haber tenido que pasar por el cambio de no tener pelo por la químio ,a ahora llevarlo con melenita me encuentro muy cambiada pero me encuentro bien,me miro al espejo y no se quien soy??

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    1. Gracias, Esther, por mandármelo, pero el "Hola" solo tiene sentido en la peluquería, fuera de ella pierde la gracia, la verdad. No te preocupes, esta vez me llevé un libro, una novela que estoy leyendo y que ni poco entretenida estuve. para próximas veces seguiré yendo preparada.
      Y es bueno ir cambiando de peinado. Las guapas como tú hasta sin pelo lo están.
      Un besote grande.

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  12. Bravo, Jane, por tu arte para hacernos sonreír y hasta reír. Pero ya no celebro tanto tu puntito de exageración en lo de que tu pelo se había convertido en greñas, porque según nuestro diccionario de la RAE, greña es una "cabellera revuelta y mal compuesta", cosa que yo, que te he visto en alguna foto de estos días y hasta "in personne", no he advertido, en ningún momento, esa definición de la RAE, en tu cabeza.
    Siempre te he conocido bien peinada y sin canas, a pesar del paso del tiempo. Ni siquiera en estas circunstancias tan inéditas para todos.
    He llegado a la conclusión de que tus canas y las mías habitan, juntas, en mi cabeza, que sí que tiene muchísimas, desde hace tiempo. Y esa, precisamente, ha sido mi gran suerte, que no he necesitado tinte alguno, aunque sí que ya me vendrían muy bien, unas buenas tijeras que recortaran esta cabellera, ondulada y rebelde, que tanto me caracteriza, cuando le llegan las rachas furiosas de nuestros alisios y se convierten en auténticas greñas.
    Además, gracias a esta casi melena plateada, los encargados de organizar las entradas a los supermercados que visito, durante el confinamiento, me han hecho pasar la primera, porque debe ser que para ellos, sí que canas y cuernos deben ser señal de vejez... y qué quieres que te diga, me he sentido muy orgullosa de tenerlas, porque son una especie de salvoconducto, que me facilita el salir y volver, lo más rápido posible, a la seguridad de mi casa. Por una vez, llevar las canas al aire es una muestra de identidad y ya era hora de que alguien las tenga en cuenta.
    Ah, y un par de observaciones más. Una: magnífica ilustración, la de Eva, con esa protagonista de verde cabellera, tan moderna. Y dos: también mi madre, como la tuya, iba todos los viernes a su peluquería, porque era tan coqueta como su tocaya. Igual, allí donde se encuentren las dos, continúen haciéndolo.
    A seguir cuidándonos, Jane, y tú más a gusto, porque ya podrás volver a tu pelu para que cuiden tu desgreñada cabellera (¡exagerada!), y no pierdas tu habitual visita a ese milagroso lugar...

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    1. Tienes razón en que no tengo muchas canas, en eso salí a mi padre que no tenía muchas cuando murió con 85 años. A mi madre, no sé, porque, como dije, nunca la vi mal peinada y con canas. Pero en lo de las greñas no exagero. Cuando una tiene una melena ondulada cada pelo va por su lado y, si encima ha crecido como la de Rapunzel, pues ya se sabe, se descontrola.
      Me alegro de que pases la primera al super, pero no sé por qué, no es algo que me desconsuele mucho :-D
      Gracias por tu comentario al dibujo de Eva, viniendo de ti es una apreciación muy valorada.
      Un abrazo grande.

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  13. Para empezar dile a Eva que me encantan sus dibujos, cada vez más bonitos y originales, y para seguir pues que sí , que ha sido todo un tema de la encerrona: camiones que pasan a distintas hora fumigando tintes de distintos coloras, para que las (y los) que lo deseen se asomen a las ventanas y queden guapos al instante,jajajaja! Tintes agotados en supermercados y farmacias, turbantes para los que no se atreven, .etc, etc...Yo confieso que lo único que he tenido que hacer es pelar a mi marido (cosa que no me gusta nada, pero con tanto tiempo disponible, y con la tranquilidad de que "la esquila, buena o mala, a los ocho días iguala", pues lo hice como si tal cosa. Hubo algún que otro trasquilón, pero mucho mejor que las melenas doblándose en el pescuezo. En cuanto a mi, como nunca me he teñido, eso que tengo ganado, y como tengo el pelo largo, pues una cola, pero que si tengo ganas de ir a la peluquería ¡claro que sí! Para mi cumpleaños, que es muy prontito, me lo tengo de autoregalo. Besos

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    1. Qué bueno, Arista, lo del camión fumigando tintes, hubiera sido una idea genial. Sobre todo, si alguien se equivoca y pone la cara en vez de los pelos.
      Me dejas admirada con lo de que pelaste a tu marido, yo me veo incapaz. Una vez me acuerdo que tenía el fleco casi llegando a la nariz y ¡zas! me lo corté antes de una cena y no hubo ni una sola persona que no me dijera: "¿Pero qué te has hecho en el pelo?" Era un flequillo al bies. Desde entonces he sepultado mis dotes peluqueriles. Decididamente no es mi vocación.
      Gracias por lo que me dices de Eva. Disfruta dibujando (esa sí es su vocación) y estudiando en un Bachillerato artístico. A ver cómo le va...
      Que te dejen muy guapa el día de tu cumpleaños. Es un regalo estupendo.
      Besos.

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  14. ¡Qué bueno, Isabel! Yo tengo la suerte( o la desgracias) de que nunca me han gustado las peluquerías, y sólo voy a cortarme o cuando me daba mechitas. Hace ya como un año que me he dejado de teñir y tengo la enorme suerte de no tener apenas canas. Mis canas parecen mechas. Sí te puedo contar que mi abuela se atacaba cuando, en los veranos de los 60, llegábamos las nietas con los pelos lacios, babosos con flecos , negras de la playa, ( la época en que estar morena era como el betún), ella que se peinaba con ese moño alto, con bucles desde la raíz, y la cara cuanto más blanquita, más fina. ¡Se enfadaba de verdad...!

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    1. Tampoco me gustan mucho a mí, sobre todo porque antes iba a una sin cita previa y a veces me pasaba la mañana allí, lo que me parecía una pérdida enorme de tiempo. Pero ahora, voy a lo que voy y no tardo mucho.
      Me hiciste recordar con lo de las abuelas blanquitas y nosotras como tizones, una vez que una señora de La Palma, amiga de mi madre, vino a verme cuando yo acababa de dar a luz a Ana. Miró a la niña, me miró a mí y me espeta: "Tu hija, con perdón, es mucho más fina que tú". :-D

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    2. Por cierto, precioso el dibujo.

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    3. A mí también me lo parece, aunque sea la abuela. Le pedí dibujos de peinados medio locos y me mandó tres, a cual más bonito. Elegí este por los colores. Es una niña (tiene 16 años) a la que entrar en el Bachillerato artístico le ha cambiado la vida. Disfruta con las clases cuando antes las odiaba. Resultado: casi todo sobresaliente.

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  15. Mira que eres artista!!!����

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    1. Bueno, la artista es Eva dibujando o tú cuando haces esas pinturas preciosas. Las demás somos admiradoras. :-D

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    2. Pero me refería al texto. El retrato es una monada. Felicita a Eva! Y las ratitas van por lo presumida que eres!!! Manda una foto para verte!!!

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    3. Gracias, Milo, tú siempre tan animosa. Mi madre siempre me reprochó lo poco presumida que yo era. La recuerdo en Preu diciéndome que por qué no me pintaba los labios (nunca lo he hecho). Igual ahora, esté donde esté, estará contenta de que ¡por fin! su hija se preocupe de no tener el pelo como una jaula de grillos.
      Un beso.

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  16. ¡No! Jajaja. Lo que me he reído, Jane. Yo también tengo un pelo horrible, en las videoconferencias se me ve negro y naranja, pero de momento no voy a ir. Eso sí, aprovechando que no estaba sola, le pedí a mi madre que me cortara las puntas... y se pasó un poco, claro. :D Pero al menos ya no se ve estropeado. Pero te entiendo porque yo me sigo pintando los labios en rojo brillante aunque no tenga videoconferencias y esté en chándal, solo por el simple hecho de sentirme mejor.

    Un beso enorme.

    PD El dibujo de tu nieta, genial. Supongo que es de la que has puesto ilustraciones otras veces. Bss

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    1. Eso es lo fundamental, Dorotea, encontrarse una bien consigo misma. La presumida de mi madre todas las tardes de Dios se pintaba los labios antes de que llegara mi padre. Siempre la vi bien arreglada.
      Sí, ya he puesto otros dibujos de Eva y ella fue la que hizo la portada del libro de mi hija "Proyecto Bruno". Quiere ser ilustradora pero ya se verá. La vida da muchas vueltas.
      Un besote grande.

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  17. Mari Carmen González Zamorano14 de mayo de 2020, 17:17

    Bueno pues yo esta semana me tocó las uñas y mañana peluquería y eso que tengo bastante facilidad para teñirme y peinarme pero corte de pelo na nai. Y pienso para que, pues si para una misma, no se puede perder nuestra idiosincrasia.
    Antes muerta que sencilla.
    Un beso.

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    1. Cortarse el pelo a una misma es para nota. Yo me veo totalmente incapaz. Y estoy segura de que, si me tiñera a mí misma, antes que yo estaría teñido el baño,la toalla, la ropa que llevo puesta... Que estés esta semana divina de la vida.
      Un besote.

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  18. La Cándidaerendira14 de mayo de 2020, 17:22

    Querida Jane, después de haber pasado por la peluquería estás como una "rosaperfumadamaringá". Hoy te voy a hablar de las otras greñas.
    Aquí siempre se ha dicho greñas, al pelo descuidado, pero también se decía greña a los "pelos" de las piñas de millo. Hoy te voy a contar una anécdota que me pasó una vez con esas greñas.
    Mi madre siempre las ponía a secar para hacer infusiones, según ella eran muy buenas para evitar cistitis y limpiar vías biliares, (mi madre era muy amiga de agüitas). Un día le hizo falta y me mandó a buscarlas a la farmacia y le dije al mancebo de botica que me diera "Greña de Millo"; el susodicho, me miró de arriba abajo despectivamente y me corrigió, como si fuera el dueño y señor de la Silla E de la RAE diciéndome: "Serán ¡Estigmas de maíz!". Yo le contesté: "eso mismo, "greñamillo"" y se me escapó una risita burlona... Y pensé cuando iba de regreso con el mandado: "¡magomierda!".

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    1. La greña millo no faltó en casa de mis padres nunca. ¡Fuerte afición tenían! A mí también me gustan las agüitas, pero esta no mucho y la que más, la de salvia.
      Me reí mucho con tu sucedido. Un "magomierda" total. Con muchos así nos vamos encontrando a lo largo de la vida. Cuando fui a estudiar la especialidad a Madrid, había muchos que hacían preguntas en clase tan rebuscadas que parecía que habían sido camaradas de Heidegger o Levi-Strauss. Luego resultó que suspendían. En La Palma de esta gente, como tu mancebo y mis compañeros, se dice que "se tiran los pedos más altos que el culo".

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