lunes, 12 de abril de 2021

Desayunar como un rey



Eso es lo que recomienda la sabiduría popular: "Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo". Es lo que yo también hago y aconsejo siempre a parientes y amigos que casi ni desayunan. Las revoluciones -les digo-, los grandes inventos de la humanidad, las grandes obras de arte, las grandes decisiones -háganme caso- no hubieran ocurrido jamás si los humanos que las hicieron posible no hubieran desayunado bien esas mañanas. Un buen desayuno es el combustible que hace funcionar el cerebro -les repito- y mentes más preclaras que la mía siempre han predicado cosas como que una no debería asistir ni siquiera al fin del mundo sin un buen desayuno entre pecho y espalda (Robert A. Heinlein), o que pase lo que pase en una casa, sea un robo o un asesinato o que el cielo se caiga sobre nuestras cabezas, lo primero es lo primero: hay que desayunar (Wilkie Collins). Sin ello, se lo juro, no hubiéramos pasado de la etapa de las cavernas.

Así que, como experta en buenas maneras de empezar el día, hoy voy a explicar las características que debe tener un desayuno como es debido.

Un desayuno debe ser sencillo, sin complicaciones ni alharacas. Como ejemplo de lo que no se debe hacer, miren cómo desayuna el actor Orlando Bloom, según leí en una revista. Se levanta a las 6,30 de la mañana (que no son horas) y se pone a entonar cantos budistas (¡sin desayunar!). Después se toma unos polvos verdes (?) que mezcla con aceite de octano cerebral (?), polvo de colágeno para el cabello y las uñas y algo de proteína. Luego otro rato de oír música de Nirvana para volver a tomar un 2º desayuno con papilla, leche de avellanas, canela, pasta de vainilla, bayas de goji, proteína en polvo vegana y un té. Todo eso, aparte de asqueroso y sofisticado, le debe consumir gran parte de la mañana. Tampoco valen los buffets de los hoteles ni los brunch, tan de moda ahora, en los que, de tanta comida, ya no sabes qué elegir.

Un desayuno debe gustarte, debe ser comido relamiéndote de gusto: los desayunos de leche y gofio de pequeños (en casa de mi marido, que vivía en el campo, la leche era, además, recién ordeñada); el desayuno de Reyes con el chocolate y el roscón, atemperado todo con la jiribilla de abrir los regalos; el desayuno que mis amigos Manolo y Daniel se mandaban después de una noche de farra y carnaval (una lata de caballas y una cerveza que les sabían a gloria); los churros con los que una peca de vez en cuando; o el mío diario: un té con una rodaja de pan integral tostado con semillas, queso fresco, a veces un trozo de bizcocho casero, y un vaso de jugo de naranjas de la huerta. Mmmm... 

Un desayuno debe ser tranquilo. Nada de tomarte un café de pie para después irte a trabajar escopetado. La cantante Taylor Swift cuenta que ella toma crepes de trigo sarraceno con jamón, queso parmesano y un huevo frito encima, como "desayuno para llevar". ¿Qué es eso? ¿Para llevar y comérselo sobre la marcha o más tarde, cuando el huevo frito esté como un témpano? No, eso no es fundamento. Al desayuno, el momento más importante del día, hay que concederle tiempo. Qué menos.

Mientras uno desayuna debe contemplar una vista agradable. Cuando hace 40 años proyectamos la casa donde ahora vivimos, una de las cosas en las que me empeñé fue en que desde la mesa de la cocina pudiera ver el exterior. Me siento allí cada mañana y, a través de la ventana y de la puerta de cristal veo el patio con la jardinera florecida, y el valle y las montañas de Guamasa desperezándose al sol mañanero y el pasar de los días y las estaciones. Solo con eso es suficiente para afrontar la vida y sus majaderías con un saludable buen humor.

La última característica (no olviden que hablo de un desayuno perfecto) es que te lo hagan. Yo tengo esa suerte desde que me casé hace casi 50 años y, créanme, por un hombre (o una mujer) que se levante siempre antes que tú y que te haga el desayuno sin protestar y a gusto, merece la pena aventurarse hasta en las aguas procelosas del matrimonio.

Sencillo, gustoso, tranquilo, con una vista agradable y hecho por alguien que te quiere. Visto así ¿quién no desayuna como un rey (o como una reina)?

22 comentarios:

  1. Querida Jane:
    Tú sí que sabes.
    Me encanta el momentazo desayuno de los fines de semana, sobre todo cuando hace buen tiempo. Si las rosas están florecidas, entonces ya no me hace falta nada más (ni música de Nirvana ni ná!)
    Yo era de jamón serrano con tomate o queso tierno con miel, pero me he pasado a la avena y no lo lamento.
    Aquí te dejo mi desayuno:
    https://www.hornodevapor.com/como-preparar-la-avena-el-mejor-desayuno/
    Te aseguro que es riquísima. ¡A veces me parece que estoy desayunando arroz con leche o frangollo!

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    1. La verdad es que tiene una pinta riquísima. Yo pienso que en esto de los desayunos uno va buscando su fórmula ideal toda la vida, probando gustos y texturas, curioseando por todos los desayunos de todos los países, o haciéndole caso a los que como tú son igual de curiosos. Eso, hasta que se halla el desayuno perfecto.
      Yo, que dejé los lácteos (excepto el queso en sus múltiples sabores) en una de esas búsquedas hace mil años, creo que he encontrado el que me gusta. Pero no es obstáculo para seguir probando.
      Gracias, Alicia, y enhorabuena por ese blog tan sugerente.

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  2. Querida amiga, tú sí que sabes...
    También yo creo que esas deben ser las cualidades de un buen desayuno. Yo disfruto de todas ellas, salvo la de que alguien me lo prepare y me lo sirva.
    En cualquier caso, desde que descubrí el placer de disfrutarlo así, siempre procuro cumplirlo.
    En mis años mozos, mi desayuno estrella eran la leche y el gofio, bien espeso, y con una cucharadita de mantequilla. Más tarde, descubrí que el café solo y el gofio, también maridaban muy bien. Y si los acompañaba de trocitos de queso blanco tierno, ya es un bocado de cardenal.
    Hoy, todo eso me está prohibido, porque me falta la actividad física de entonces y, si lo hiciera a diario, repercutiría en un peso poco conveniente y no está la cosa, para tentar a la suerte. Ya me he resignado y, solo de mañana en mañana, me permito saborear el del café con gofio y queso, en pequeñas proporciones.
    Desde hace 4 o 5 años, esas exquisiteces he tenido que sustituirlas por té o rooibos y unas tortas de arroz (aceptables), con algún embutido, como el jamón serrano o un chorizo sin aditivos. La verdad es que me costó adaptarme a este cambio tan radical, pero procuro mantener las otras cualidades que tú le adjudicas a este rato mañanero y así lo llevo mejor.
    Me ha encantado tu loa al desayuno y ya estoy esperando a las que les dediques al almuerzo y la cena...

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    1. Me parece estupendo que de vez en cuando te permitas un pecado propio de un cardenal. No lo olvides porque ese es tan importante para el alma como los otros desayunos de té y tortas de arroz lo son para el cuerpo.
      El desayuno de leche y gofio (yo sin mantequilla, por supuesto) lo tenemos los canarios incrustados en la genética. :-D
      Gracias, Cehachebé, por tus palabras. Un besote.

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  3. Insisto también con lo de ¡Tú si que sabes!, soy de los que disfruto del comer, aunque empiezo a tener problemas con ciertas comidas y me tengo que moderar, pero la cocina para mí es un arte y no por complejo que sea lo que uno deguste es de mejor calidad, como bien tú dices, además hay que tener en cuenta, otras cosas para apreciar lo que uno esté degustando y muchas veces, las cosas sencillas se aprecian mejor, a mí particularmente, me gustaban esos desayunos de chico, con rebanadas de pan casi quemándolas al pasarlo por el fuego de la cocina y seguidamente untarlas con mantequilla y que así se derritiera por el calor, para luego mojarlas en el vaso de "cafileche" que así era cuando de chico llamábamos al café con leche, sobre todo, en esos dias de fiesta con perpestivas de aventura o juegos cuando tus padres te daban riendas sueltas, ese tueste de esa rebanada, le daba un peculiar sabor, que todavía hoy, cuando tengo ocasión de disfrutar de un desayuno en buena compañía y tiempo para charlar un poco, lo hago, quizás no sea un buen desayuno, pero me hace sentir bien, porque, me transporta a mis raíces.

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    1. Yo también, como tú, disfruto con un buen plato, y, como tú, tengo que moderarme porque, sin vesícula, no todo sienta tan bien. Creo que sirve tener estas dos reglas como guía: no pasarse y comer productos buenos.
      Me gusta la nostalgia de tu rebanada de pan tostado con mantequilla mojada en el "cafileche". Di que sí, no te prives de probarla de vez en cuando. Y también me gusta que sea en buena compañía y con tiempo para charlar un poco. El desayuno viene bien para hablar de lo que se va a hacer en el día, de tus sueños de la noche anterior, de ti y de quien te acompañe... Me da que tú también sí que sabes.

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  4. Charo Borges Velázquez12 de abril de 2021, 15:42

    Desayunar como una reina, es una de mis máximas, desde que descubrí lo agradable y beneficioso que es procurarlo. Aunque me falta alguna de las virtudes que Jane le adjudica a un desayuno como debe ser...
    Abran, lean, disfrútenlo y, si ya no lo hacen como ella recomienda, inténtenlo, porque es un verdadero placer...

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    1. Gracias, Chari, por tus recomendaciones cada semana a mis posts. Tus comentarios y tu generosidad son de las cosas que más me animan a seguir escribiendo. Un abrazo muy grande.

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  5. Me encanta que hayas tocado este tema...Encuentro fundamental la primera comida del día...El desayuno!!.
    El plátano en ayunas, un buen café con leche, y una tostada de centeno con queso de cabra y mermelada de nísperos...Que deleite!!
    Desde mi ventana se divisa el Teide, unos eucaliptus y el mar...Que gozada!!
    Lo disfruto igual que tú!!
    Enhorabuena por tu escrito tan certero y enriquecedor!!

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    1. Se ve que lo disfrutas. Ese momento tranquilo del principio del día, si se vive como un placer, es un motor perfecto para que el resto sea igual. Si encima tienes el Teide y el mar en la mirada y una mermelada de nísperos (me dejaste con ganas de una), ya no se puede pedir más. Sigue disfrutándolos.
      Un beso, Yoli.

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  6. Lali Gil Rodríguez12 de abril de 2021, 22:27

    Que buen recuerdo de los desayunos en grupos, por ejemplo hace unos meses en el Hotel Texina (La Gomera) o los de Playa Santiago (Tenerife). Me vienen también recuerdos de los "desayunos locos" que hacíamos un grupo de amigas (enfundadas en pijamas graciosos) todos los 28 de diciembre, creo que duraron toda la década de los 90. Comenzábamos sobre las 11-12 de la mañana, con cava y zumo de naranja, le seguían aperitivos varios y se continuaba con huevos, papas fritas y chorizo antes de pasar, a eso de las 4 de la tarde, al café con dulces varios. Por la tarde, previo cambio de ropa de las damiselas, llegaban los consortes, que por su parte se habían ido juntos a almorzar. Ya todos bien comidos se organizaba la parranda de turno, que dicha sea la verdad...como era la última del año, no sé a qué hora terminaba pero tampoco nos importaba mucho ¡estabamos de vacaciones de Navidad!. Todo ha cambiado, el paso del tiempo, la pandemia, etc., pero seguimos disfrutando, reuniéndonos y compartir un café o cortado con buenas amigas.
    Gracias por tu magnífico relato que ha "desempolvado" recuerdos de otros tantos ratos compartidos en Nuñez de la Peña.

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    1. Me he reído con tus desayunos locos. Para una vez al año, no hacen daño. Y añade, además, otra característica: que sean desayunos divertidos, de esos de atesorar y guardar en la memoria. Me recordaste cuando a la casa de la Playa de la Arena vamos con amigos. Allí en la terraza frente al mar podemos empezar a las 9 de la mañana y, alega que te alega, a veces nos han dado las 12 y allí seguimos hilvanando bromas y echando risas. No son tan pantagruélicos como los tuyos de los 90, pero tienen en común el buen humor y el canto a la amistad.
      Gracias a ti por compartir recuerdos. Un abrazo grande, Lali.

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  7. yo me quedo con el desayuno de leche y gofio que en mi caso procedían: la leche, de vaca, de la finca de El Calvario de Ycod y el gofio, recién hecho, del molino de doña Isabelita. Isa en una casa de cinco hermanos de apetito pantagruélico se consumía cera de 20 kilos de gofio al mes que se guardaba, bajo llave macha, en la despensa para evitar consumos "desautorizados" en latas de galletas, que habían sido devoras en tiempo inmemorial. Una taza de leche y gofio te saciaba plenamente hasta el almuerzo, yo,por lo menos, repetía la operación por la tarde que era la merienda habitual entonces
    hoy el gofio ha sido sustituido por el neskuit, los confrex y otras lindezas alimentarias que según expertos nutricionista son la causa de tanta intolerancia a los creerles léase celiacos.
    REINIDIQUEMOS EL TAZÓN DE LECHE Y GOFIO Y UN BASO DE AGUA FRESCA DE LA DESTILADERA PA NO ATRAGANTARSE.

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    1. Los desayunos de mi marido de chico eran muy parecidos. Él iba a ordeñar las vacas con su abuelo y luego la abuela les ponía a cada uno una escudilla de medio litro (todavía las tengo en casa) con la leche recién ordeñada y el gofio que también era de cosecha propia. Tostaban el trigo y lo llevaban a la molina de Ventura en El Tanque (todavía existe la casa donde estaba, enfrente de la Ferretería). Él dice que no ha probado gofio como ese ni leche igual. Repetían con media escudilla de leche sola, imagino que para no enyugarse tampoco.
      Con casi un litro de leche y gofio entre pecho y espalda no había problema para tener hambre antes del almuerzo.

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  8. SORRY
    VASO CON V SE ME COLÓ LA B DE BURRO

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    1. No te preocupes. No sé a quién se le ocurrió poner la b y la v pegadas en el teclado. Seguro que a alguien burletero. :-D

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  9. ¡Hola, Jane!
    ¡Viva la diversidad! Yo desayuno poquísimo, de hecho, si estoy entretenida hasta me olvido de desayunar.
    Pensaba que era un bicho raro, pero una vez leí un artículo de Grande Covián en el que decía que daba igual , que lo importante era comer bien, y no pasarse de calorías a lo largo del día. Respiré aliviada.
    Ahora bien, el café a primera hora (yo soy muy madrugadora, me levanto al amanecer), es algo que no perdono. Me lo hago yo a mi gusto: una cafetera de tres tazas para mi solita, un poco de leche y una sacarina o media cucharadita de azúcar morena. Me siento con la radio al lado mirando cómo va aclarando el día y cómo los mirlos, los canarios, los herrerillos...vienen al jardín a comer de un comedero que tenemos colgado en un árbol, a beber, o hasta a darse un baño. Les hemos puesto de todo XD
    Llegará la hora del almuerzo, ahora sí, como con un apetito enorme lo que haya. Me gusta todo, y me encanta comer,
    Besos, y a seguir tan ocurrente.

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    1. Yo no podría funcionar a lo largo del día sin un poco de combustible inicial. Pero entiendo que ese café sabrosón (hasta me llegó el olor, mmmmm...) con su poco de leche y su azúcar morena ya te sirven de desayuno. Y, si encima tienes ese rato de comunión con mirlos, canarios y herrerillos, creo que todo eso te pertrecha para lo que sea. El caso es encontrar lo que a uno le gusta.
      Gracias y sigue disfrutando de lo que tienes. Un beso.

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  10. Yo, adormilada aún, cada mañana , aligero y casi salto de la cama al pensar en el desayuno. Uhmmm, como lo disfruto! ¡Y si, con una buena vista!

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    1. El primer pensamiento del día ¡Bien! Después de ser tan positiva, seguro que nada te sale mal. Sigue disfrutando así, querida Claudia.

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  11. Maravilloso empezar el día con un buen desayuno. ��

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    1. Yo es que, si no lo hago, estoy rabiando y no doy pie con bola hasta que llega. Me pasa, por ejemplo, cuando tengo que hacerme un análisis y siempre voy con el ceño fruncido como si me hubieran hecho una ofensa. Eso sí, después del análisis, me desquito y ese día el desayuno es todavía mejor.

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