lunes, 20 de enero de 2025

De dónde venimos



Hace unos días vi una película francesa, Ooh La La!, anunciada como una comedia en torno a los prejuicios sociales y nacionales para espectadores abiertos a reírse de sí mismos. Habla de una pareja (aviso el spoiler) que va a casarse y deciden regalarle a sus padres respectivos (todos franceses de pura cepa), el día en que se conocen, una prueba de ADN pensando que les hará ilusión conocer de dónde provienen. Pero cuando abren el sobre con los resultados, qué chasco. El padre del novio, concesionario de Peugeot y que odia a los alemanes, descubre que es un 50% alemán. En cambio la madre, ama de casa e hija de madre soltera, ve que es un 60% inglesa y al poco está tomando té con el meñique estirado y el peinado de la reina Isabel. La madre de la novia, que es nieta de una princesa italiana, lee que es un 20% portuguesa, como su ama de llaves, y de entrada le da un patatús. Pero peor es el padre de ella, que se jacta de ser un Bouvier-Sauvage, con una familia de duques, condes y gobernadores que están en Francia desde Pipino el Breve, y que encuentra que es un 85% francés, sí, pero un 15% indio cherokee. Su consuegro con mala uva empieza a llamarlo Coyote plateado.

La película, aparte de para reírme un rato, me sirvió para pensar en lo poco que sabemos sobre la variedad de nuestros orígenes y en que conocerlos nos puede llevar a borrar prejuicios, a ensancharnos la mirada y a mirarnos menos el ombligo.

Y en esas, mi nieto que se fue esta semana al desierto del Sahara y me mandó esa preciosa foto, él, de hombre azul sobre un mar de arenas doradas. ¿Habrá caído en que casi seguro él también puede compartir ADN con los saharauis? Muchos canarios tenemos genes guanches, cuyo origen era bereber (berberecho, como me puso una vez una alumna en un examen). De hecho, en su viaje les hablaron de los amazigh, nuestros antepasados, cuya bandera -verde por las montañas, azul por el cielo y amarilla por las dunas- tiene en el centro el símbolo (yaz) que simboliza "el hombre libre" y que aparece en muchas pintaderas de aquí.

A David, mi nieto, le impresionó el atardecer y el amanecer en las dunas, el silencio de las mañanas, el frío gélido por las noches, la luna llena iluminándolo todo, el cielo estrellado, la soledad. Vieron pueblitos con casas color arena que han sido escenario de cien películas; les enseñaron a ponerse en la cabeza el pañuelo al que llaman el pasaporte del desierto; disfrutaron de una fiesta bereber alrededor de un fuego con tambores y karkabas, una especie de castañuelas de metal; montaron en quads a la ida y en camellos a la vuelta; tuvieron comidas y desayunos opíparos y variados en los que no faltaban tortitas con miel y mermeladas acompañando al té o al café...

Me dio envidia, la verdad, porque a estas alturas sé que nunca veré el desierto ni viviré esas noches mágicas y distintas, a pesar de que está ahí al lado, a la vuelta de la esquina. Pero luego pensé que me acerco a él a través de todo lo que mi nieto me cuenta, y él, el desierto, también se acerca a mí a través de toda la calima que manda a cada rato a las islas y que llena de arena roja casas, calles y jardines. Si Mahoma no va al desierto, el desierto viene a Mahoma. Y también ese es tal vez el toque de atención que tiene la naturaleza para recordarnos, sin necesidad de pruebas de ADN, de dónde venimos.

2 comentarios:

  1. Juan Antonio Núñez20 de enero de 2025, 11:28

    Hay que ir más al desierto, para que el desierto no venga a nosotros, que lo pone todo hecho un asco. Será cuestión de organizar excursiones a pasar unos días con los hombres azules. Parece que tiene su encanto y a ver si conseguimos que el desierto en correspondencia, se quede donde está.

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  2. Querida Isa, somos de donde somos, de La Tierra, del Mundo, aunque hayamos nacído en cualquier esquina y eso nos haya dejado huellas primigenias. Yo así me considero, ciudadana del Mundo. Y disfruto yendo o proyectando ir a mezclarme algún instante con mis congéneres, enriquecerme con su cultura, creencias, hábitos y gozar de sus paisajes. La vida es corta para tanto por conocer. Démonos prisa🤩

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