miércoles, 4 de febrero de 2009

Cucurrucucú o el marido palomero II





Hace 4 años, y dada mi experiencia como sufrida consorte de palomero, me atreví a dar sabios consejos a todos aquellos a los que les llamaba la colombofilia. Aquí están cinco requisitos básicos para dedicarse a esta afición en este 2º post que dediqué a mi marido.


Hay algunos jubilados, pocos afortunadamente, que no saben muy bien qué hacer con todo este tiempo que la sociedad nos ha regalado ahora. Alguno, incluso, se ha interesado por esa afición de mi marido por las palomas que parece que llena tantas horas.
Yo les concedo que sí, que es un hobby casero y ecológico, en contacto con la naturaleza y todo eso. Hasta la Sociedad Colombófila de La Gomera tiene un himno que al final dice: “Y cuando vuele / yo al más allá / que me acompañen / a la eternidad”, lo cual le da a todo el asunto un toque cultural y trascendente (¿limpiarán también la mierda de las palomas en el más allá?).
Pero es también una tarea azarosa que te puede tener en un sinvivir. De todas formas, por mí que no quede y, si se quieren realizar en su jubilación por ese camino, dado que soy una experta en el tema, estoy dispuesta a presentarles unas condiciones básicas sin las cuales es imposible dedicarse a las palomas.
El primer requisito, si no quieres tener conflictos con los vecinos, es un huerto, cuanto más alejado de la civilización, mejor. Nosotros no nos hemos venido a vivir aquí, un sitio por donde pasan sólo 5 guaguas al día por lo bucólico y la tranquilidad, no. Hemos venido a vivir aquí porque el sitio les gusta a las palomas, y donde manda capitán no manda marinero.
El segundo es tener muchas, muchas palomas, de 170 para arriba. El mundo de las palomas (repito, al contrario de ese símbolo de la paz en el que se les ha encasillado) es la ley de la selva. Cuando no se mueren de enfermedades con nombres como gogo o moquillo, se las meriendan los gatos o los halcones del aeropuerto (mi marido los llama “jodidos halcones”). Y como a rey muerto, rey puesto, hay que tener siempre palomas de repuesto (anda, me salió un pareado).
El tercero, como consecuencia del anterior, es paciencia y resignación ante la adversidad. Uno no se debe encariñar con ninguna paloma: Nosotros sólo le hemos puesto nombre a una, Emerenciana, que nos hacía gracia por la pachorra con la que venía de los viajes, al cabo de semanas o meses. Decíamos que seguro que venía en guagua (en una de las cinco). Cuando murió con 18 años (bastante vieja para una paloma, pero, claro, con esa vida tan sosegada…), le hicimos hasta un entierro en condiciones, pero sería un duelo constante hacerlo con todas.
El cuarto requisito es tener un espíritu tolerante y abierto ante las flaquezas. No es que un palomar sea Sodoma y Gomorra, no. Pero, si usted es un claro defensor del matrimonio heterosexual y de la fidelidad, y le parece que esto es lo que propugna la naturaleza, mejor que se dedique a otra cosa, porque se le pueden romper los esquemas. Mi marido tiene dos machos reproductores que en época de cría se van con su pareja; pero, cuando no, se enrollan entre ellos formando también una pareja estable. Y en otra pareja, la hembra deja a su “marido” empollando los huevos y se va al casetón de arriba a echar una plumita al aire con el vecino.
Y, por último, el quinto, que tal vez es el más importante para un palomero, es tener una mujer muy, muy, muy, muy comprensiva. 

(La foto es de la piscina que se tienen montada las palomas. Nosotros, no, pero ellas tienen una vida de alto standing) 

7 comentarios:

  1. Querida Jane,
    soy lectora asidua de su blog y también del blog de la Dra Jomeini. Hoy estaba comentándole a mi marido mi afición por sus blogs y le empecé a dar datos: que si ud. es una profesora de Filosofía jubilada, que si la Dra Jomeini es resi de Anestesia y médica de familia, que si patatín, que si patatán, cuando de repente abro su blog para enseñárselo y me encuentro con esta entrada (no me había acordado comentarle la 1ª parte). El caso es que se queda mi marido pensando un rato, y me dice:-"creo que Jane es la mujer de mi profesor de Física del instituto".
    No sé si mi marido anda en lo cierto o no, el caso es que tienen ustedes un nuevo lector en plantilla. Espero no pelearme con él por el ordenador, ¡yo las encontré primero!

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  2. Este comentario de Yaiza fue hecho hace 4 años. Entonces no la conocía pero ahora sí, a ella, a su marido y a sus 2 niños, una familia estupenda. Acertó plenamente entonces y esto fue lo que le contesté:
    No me digas que también él les ponía problemas de palomas... Si no, tu marido es un verdadero maestro de la deducción. De todas formas, gracias a ti y a Sherlock Holmes por acompañarnos en esta andadura.

    Gracias, Yaiza, por seguir compartiendo conmigo estos ratitos en estos 4 años.

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  3. (También contestó a Yaiza hace 4 años):
    Creo que sí. Sólo de la dulce Jane no sale una Jomeini. (Si mi padre me oye me mata...)

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  4. Creo, querida Jane, que además de ser una mujer muy, muy, muy, muy comprensiva, te estás convirtiendo, también, en una experta palomera. ¡Quién sabe si, con el tiempo, terminas teniendo tu palomar personalizado!. Como estás jubilada y tienes muchos ratos libres...

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  5. MUY comprensiva, ciertamente, a mí de pensarlo, me han entrado los siete males, la verdad.

    "Y cuando vuele / yo al más allá / que me acompañen / a la eternidad"

    Si yo fuera una paloma de la casa de este señor, a la que le viera que se ponía malito, me iría discretamente a casa de algún vecino, que le veo montando una Guyana en el palomar.

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  6. La canción no tiene desperdicio. Pero es que tendrías que oír las conversaciones de los palomeros. La última, la de un amigo de mi marido que le dijo: "¿Y sabes quién ha metido un primer premio de Tam Tam? ¡¡¡El muá!!!", (como quien dice "el Estado soy yo"). Se ha quedado para siempre con el mote de "el muá". Por lo que se ve las palomas no son las protagonistas...

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