¿En qué lugar del ADN humano se esconde el gen coleccionista, esa afición a
coleccionar cosas que nos hace parientes cercanos de las urracas? Toda la gente
que conozco lo tiene y, si tuviera que hacer una clasificación, la haría muy
sencilla: se coleccionan cosas grandes o cosas chicas.
Tengo un amigo que colecciona coches antiguos que él mismo repara. Y la mujer
de otro amigo colecciona belenes, que es un hobby precioso pero que, en cuanto
pasas de cien, ocupan bastante lugar, al contrario que el saber. Están los que
reúnen jarras de cerveza o botellas raras o instrumentos musicales o brujitas o
diccionarios. Y también tengo un amigo que colecciona copas de chupito, todas
distintas, pero que tienen que ser robadas, así que más de una vergüenza hemos
pasado al salir de un restaurante y oír el tintineo en sus bolsillos. Después
están las colecciones chicas, las que puedes guardar en un rinconcito, y en las
que la variedad es enorme: llaveros, monedas, posavasos, sellos o, incluso,
estampitas de santos.
Yo confieso que tengo el gen coleccionista bastante desarrollado pero que,
dentro de lo que cabe, me he decantado por una colección de cosas chicas:
colecciono marcadores de libros. El único problema es que tengo unos siete mil.
El gen coleccionista es el que te lleva, en cualquier viaje, con ojos de
loca, a retrasar a los demás en cuanto ves un puesto en que los vendan. Es el
que te hace dar la lata a los amigos y familiares que se van de viaje: “Ah, ¿te
vas al Kilimanjaro? Pues mira a ver si en un puesto watusi encuentras un
marcador de libros y me lo traes, porfa, que de ese sitio no tengo…”. Es el que
nos hace reunirnos con otros coleccionistas para intercambiar los “repes”, como
cuando en la niñez coleccionábamos cromos de “Sissi emperatriz”. Es también el
que te hace regodearte en la colección, mirándola amorosamente, repasándola o
enseñándosela a los que te visitan como si fueran las joyas de la corona.
Tengo muchos preciosos, como una colección de diez que me trajo mi amiga Ana
de un viaje de estudios que hizo a China. Son delicadísimos y, cuando aprenda
chino, sabré lo que dicen. Tengo marcadores de la Patagonia, de Turquía, de
Egipto o de Australia. Pero mis preferidos son los personales, los únicos, los
que algunos de mi familia y amigos me han pintado, bordado, dibujado, tejido o
escrito.
Durante años en la Biblioteca del Instituto tal día como hoy, día del Libro,
hemos regalado un marcador especial. Este año, que es el primero en muchos en
que no tengo que organizar esa semana grande de homenaje al libro, quiero
celebrarlo de todas maneras y compartir con ustedes uno de esos marcadores
preferidos, el que mi amiga Marian, que es una de las personas más creativas que
conozco, me regaló. Es un soneto a un marcador de libros, el único sobre este
tema que yo sepa, escrito en un marcador de libros.
Que ustedes lo disfruten y feliz día del libro.
Entre páginas (Poema a un marcador de libros).
Ávido lector, fino y pequeño,
que entre páginas pasas la existencia
y de una historia a otra con paciencia
saltas tú al capricho de tu dueño.
Retales alimentan tus ensueños,
fragmentos de ficciones o de ciencia,
y crece, poco a poco, tu sapiencia,
y avanzas cuando el amo tiene sueño.
Inventas los pasajes ignorados,
y creas con gran imaginación
finales que siempre te están vedados
de lances, de amoríos desdichados,
de tramas policíacas, de traición,
de héroes o de hombres despiadados.
(Marian Méndez)
¿De verdad hay gente que colecciona copas de chupito robadas? El mundo está loco.
ResponderEliminar¡Ah! y felicite a su amiga Marian Méndez, es un hermoso soneto
Cosas más raras veredes, amigo Isidoro. Y le adjunto lo que Tona, una asidua comentarista de este blog, me envía sobre lo que usted dice:
ResponderEliminar"Querida jane,me gustó mucho tu comentario sobre las colecciones.Todos tenemos en casa alguna caja con objetos que hemos ido acumulando,más o menos grandes.Supongo que el fenotipo humano es así.Pero mi comentario me gustaría hacerlo llegar a Isidoro Belando:De verdad, Don Isidoro,que no es tan raro que a la gente le guste llevarse vasos de chupitos de los bares.Sin ir más lejos, un amigo de mi hermana lo hace con frecuencia, y en ocasiones acompañado de posavasos de cervezas.Seguro que en su entorno cercano encontrará casos parecidos.Un saludo y suerte"
¿También posavasos de cerveza? Yo alucino.
ResponderEliminarUn amigo tiene el techo y las paredes de la bodega tapizado con posavasos de cerveza precisamente. Ya no sabe dónde meterlos...
ResponderEliminar(Hace 4 años)
ResponderEliminarJane, ¿me permites que copie este hermoso soneto para que lo disfruten y trabajen mis alumnos?
No soy lectora dada a hacer comentarios en blogs ajenos, pero hace tiempo que sigo el tuyo y el de tu hija, entre otros. No sabes el gusto que da meterse en la red y encontrar textos bien escritos, cualquiera que sea el tema. Gracias a las dos por proporcionarme ratitos de placer.
Un abrazo, compañera de profesión.
Muchas gracias, Ángela, por los halagos. No sabes la ilusión que hace que alguien te diga estas cosas.
ResponderEliminarJane, yo, que, como sabes, soy una "tirona", que no deja que nada inútil ocupe sitio, colecciono sonrisas, colecciono amigos y colecciono libros. Las tres colecciones me aportan un placer sin igual al repasarlas y disfrutarlas. Un besito
Por supuesto, Ángela, que puedes llevar el poema a la clase. Hasta incluso, si tus alumnos son mayores, sin título como si fuera un adivinanza para ver si adivinan qué es. Tú sabes que los poemas y los libros cuanto más vuelen, mejor. Tengo un primo médico que deja sus libros leídos en la sala de espera de la consulta para que los lean y se los lleven aquellos a quienes les apetezcan, pidiéndoles que ellos hagan lo mismo después de que los lean.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Mi hija y yo nos sentimos contentas de compartir contigo este pequeño espacio. Un abrazo.
Y a ti, Dra.Jomeini, Ana, esas son las mejores colecciones que se pueden tener. Ocupan sitio en el alma, que es el mejor cofre para guardarlas. Disfrútalas.
Hola Jane. Claro que hay gente que colecciona de todo. Conozco gente que colecciona llaveros, jarras de cerveza, monedas, sellos de Venezuela,etc..., aunque lo mas raro que he visto era uno que coleccionaba "bragas usadas", las robaba de los tendederos e incluso entraba en las casas, y se las llevaba. Pero no me parece una colección demasiado "sana", sobre todo porque cuando lo trincaban se llevaba unos gritos e insultos de recuerdo, además creo recordar que una vez le dispararon con una escopeta de balines, y se llevó un balín en las nalgas.Feliz día del Libro.Juan
ResponderEliminarMarcelo, no había oído esa "colección" en mi vida. La verdad es que tienes razón, muy sana no es, y atractiva tampoco ¿Qué haría después con ellas? ¿Ponérselas, enseñarlas a los amigos, venderlas? Creo que tuvo muy merecido lo del balinazo.
ResponderEliminarPues ya ves. Yo también fuí coleccionista de chico, hasta que me vine a estudiar a Tenerife.
ResponderEliminarUna de las colecciones es de lo más corriente: anillas de puro. Tengo muchas. Me carteaba con otros (alguno era extranjero) que como yo intercambiábamos veinte o treinta, de las cuales te servían unas pocas porque las otras las tenías repetidas. Tengo una muy valiosa. Es una especialmente elaborada para Churchill, cuando, junto a Onassis, visitó la isla de La Palma en el año 1959. Yo estaba en el muelle con el chiquillaje (tenía once años) y le entregaron de despedida una caja de puros. Él extrajo uno y tiró la anilla y ¿Sabes quién la cogió por el aire? ¡Acertaste!.
La otra colección era curiosa. Digo era porque las trazas se la zamparon. Se trataba de cajitas de fósforos acabadas en madera. Sólo en madera. Tenía auténticas joyas que me traían los marineros de los buques de carga y que yo iba a recogerlas cuando estaban atracados en el muelle. Muchas veces accedí a los barcos fruteros por una escala empinada, aún estando prohibido. Cajitas pequeñas, medianas y algunas parecían un costurero, de lo enorme que eran. Por aquellos tiempos se hacía publicidad de los barcos con fotografías o dibujos de los mismos surcando los mares. En los años posteriores mi madre utilizó los fósforos para encender el fuego de la cocina. Una pena. El papel estaba comido por las trazas.
¿Y que me dices del Capitán Trueno y del Jabato? Muchos de mi infancia los coleccionaron.
Mi primo coleccionó el Jabato y el Capitán Trueno. Igual todavía los tiene porque es muy cuidadoso. Mi padre tenía los cuentos de Calleja y algunos han sobrevivido, después de pasar por manos de nietos y bisnietos.
ResponderEliminarLa colección de cajitas de fósforos de madera debía ser muy bonita, qué pena la zampada de las trazas. Y lo que me cuentas de la anilla de Churchill es genial, siempre estabas a la que salta, ¿eh? Mira a ver si me la escaneas y me la mandas, me encantaría verla.
Tengo alumnos chinos, querida Isabel, que podrían desentrañar el enigma que encierran esos trazos que tanto te intrigan.. Si te sirvo de algo, cuenta conmigo: Besitos
ResponderEliminarMuchas gracias, Elena. A ver si los fotocopio o te los escaneo y te los mando. Si vas a la paella del 18, allí hablaremos. Un abrazo.
ResponderEliminar(Hace 4 años)
ResponderEliminarFeliz día del libro. A ver si Marian Méndez, otra coleccionista, se anima a abrir un blog aquí.
Feliz Día, Sagitta. Y a Marian, que se va a jubilar 4 años después de escribir esto el próximo 28, mis deseos de que ahora haga lo que le dé la gana: coser, escribir, pintar, tocar el piano... Cualquier cosa que se proponga, ahora que va a tener más tiempo, la hará.
ResponderEliminarSoy coleccionista de bolígrafos y lápices publicitarios y suelo intercambiar el material que yo colecciono por señaladores o marcadores de libros y también por calendarios de bolsillo.
ResponderEliminarEs muy apasionante el hecho de coleccionar y lo recomiendo a todo el que puedo. Si alguien esta interesado en algun coleccionable de Argentina, puede escribirme a soloboligrafos@hotmail.com ¡Mucha suerte! Jorge
Este comentario me fue enviado hace 4 años. Lo transcribo hoy por si hay alguien interesado en sus colecciones o en intercambiar.
ResponderEliminarGracias, Jorge.
¡Y yo que creía que eso del coleccionar, estaba pasado de moda...!. Me alegra saber, querida jubilada, que no sólo no está desfasado, sino que parece estar en plena vigencia, a juzgar por los comentarios que acompañan a tu estupendo post.
ResponderEliminarYo me considero una coleccionista de pequeñas colecciones. Tengo una de objetos antiguos menudos como, por ejemplo, una maquinilla de afeitar, un aparato de radio, una máquina de coser de sobremesa, cubiertos desgastados, una cajita de porcelana para los plomos de la luz, un cepillo de carpintería, un taladro de joyería... También cuento con otra de coches antiguos, a escala. Otra, con casi cincuenta botellas de cristal, con y sin color, y todas diferentes. Otra, de posavasos. Otra, de monedas que me han ido regalando unos amigos que se han recorrido gran parte de este planeta Tierra. Otra, de llaveros, Otra de pins de mucho antes de que se pusieran de plena moda...
Las he ido haciendo con mucha calma, sin compulsión y sin obsesionarme y me relaja mucho sentarme ante ellas para observarlas, limpiarlas o reordenarlas. Creo que es una actividad muy entretenida y gratificante para cuando uno se incorpora a las jubilosas huestes de jubilados.
Pues sí que tienes desarrollado el gen coleccionista. Yo, aparte de los marcalibros, tengo una colección de buhos pequeñitos y otra de palomas. También tengo algunas bolas de cristal y en una repisa, en la bodega, botellas de cristal con formas curiosas. Pero no las colecciono, nunca se me ha ocurrido comprar una, sino que ha sido producto de regalos o de encontrarte de repente con un objeto que te llama la atención y quieres conservar. Rodearte de cosas bellas siempre es gratificante.
ResponderEliminar(Hace 4 años)
ResponderEliminarHola Jane, hace tiempo que leo tu blog, y me lo paso pipa. Yo también soy una coleccionista, pero de pequeñas colecciones, me aburren las colecciones que no tienen fin. Por eso tengo una de cucharillas, otra de tazas( esta es un poco más grande) otra de láminas,una pequeña de belenes, otra de platos de cerámica,miniaturas.....Pero la más" interesante" es la de mi marido, que conociéndolo se hará con una enorme. Él es un gran aficionado al tenis y ya tiene su pequeña colección de figuras, he de confesar que algunas son realmente simpáticias. Besitos Masé.
Muy curiosa la de tu marido. Me está llamando la atención la cantidad de cosas que se reúnen. Mi madre reunía billetes de lotería y yo heredé su colección. Es bonita, pero no es "mi" colección. Lo que pasa es que me da pena tirarla, que esa es otra. A ver si nuestros hijos tienen desarrollado el gen y se animan a conservar las nuestras.
ResponderEliminarMe encantan las colecciones, empece con imanes de nevera, los tengo de casi todos los sitios de mundo. Ahora estoy coleccionando marcadores de libros, me encantan, aunque os tengo que decir que a mi me encanta todo. Cambio marcadores por otros.
ResponderEliminarAh, sí, los imanes son otra cosa. Yo también tengo, de muchas partes del mundo. Tienen la ventaja de los marcadores: pesan poco, son curiosos y baratos y se pueden traer como regalo de viaje, que tampoco ocupan mucho lugar en la casa. Este síndrome de Diógenes...
ResponderEliminarIba a decir que yo no colecciono nada, pero teniendo en cuenta que compro la revista de cine Dirigido Por desde hace la friolera de 20 años y que las guardo todas, pues casi que no digo nada.
ResponderEliminarLos marcapáginas me encantan, pero los pierdo o estropeo sistemáticamente, y termino "coleccionando" billetes de metro, publicidad del gran médium africano de turno, o cualquier otra chorrada, mientras olvidado en un libro que dejé a medias en el 2003, hay uno monísimo....
Por cierto tengo uno estupendo para aumentar tu "cole" si me mandas tu dirección, te lo envío.
¡20 años! ¡Lo que sabrás de cine! Vergüenza me da hablar de "Los Croods", como voy a hacer hoy ¿Y dónde las guardas? Porque ese es el problema de muchas direcciones.
ResponderEliminarPor supuesto que te mando ahora mi dirección para que me mandes ese regalito ¡Qué bien! A cambio te regalaré uno de los repes míos, para que no tengas que ir marcando con billetes de metro.
FELIZ DÍA DEL LIBRO para todo el mundo mundial.
ResponderEliminarSi no te importa, Jane también voy a utilizar el poema. Me gusta mucho.
Les paso el blog de la biblioteca del IES La Laboral, por si alguien siente curiosidad y le apetece entrar en él.
http://bibliotecalalaboral.blogspot.com.es/
En realidad lo llevo como una página web, cosas que pasan. Jeje.
Claro que puedes usar el poema, Flor, para eso está. Y a Marian seguro que le encantará que su poema vuele en el Día del Libro.
ResponderEliminarYa entré en tu página y me encantaron los marcadores de papiroflexia. Ya sabes que tiene que haber uno reservado para mí.
Un abrazo grande y feliz Día del Libro (por tantos que compartimos)
Yo qué voy a saber!! Si solo sé que no sé nada (y que nunca recuerdo quién dijo esa frase).
ResponderEliminarMándame la dirección, mujer.
Ya fue para allá.
ResponderEliminarLo malo sería que yo, después de estar 38 años enseñando esa frase, no supiera quién la dijo. Fue este, el de la sonrisa torcida... Sí, mujer, aquel que prefería a los amigotes y las comilonas antes que a su mujer... Lo tengo en la punta de la lengua.
Hola Jane jubilada, me llamo Sergio y soy de Argentina.
ResponderEliminarColecciono señaladores de plata y alpaca.
tengo uno de Coruña, especial de la joyeria Malde, provedora de la casa de la corona.
Te felicito por tu blog y espero algun día intercambiar fotos de nuestra coleccion.
Abrazo desde Buenos Aires ,Argentina
Hola, Búfalo, bienvenido a este blog.
ResponderEliminar¡Qué buena idea has tenido especializándote en sólo marcadores de plata y alpaca! Yo a veces me parece que me he pasado con tantos. De placa o alpaca tengo sólo 35, muchos de ellos con un búho (me los han regalado por ser el símbolo de la filosofía, que es mi especialidad). También tengo uno traído de Nueva York. La verdad es que es una afición bonita.
Cuando quieras intercambiamos fotos (y antes tendré que sacarles brillo :-D)
Un abrazo.