martes, 6 de abril de 2010

Dialecto swahili




La lejanía ha hecho que muchas palabras del rico idioma castellano se hayan conservado en nuestras islas más tiempo que en la península. Por eso, para los foráneos muchas veces parece que los canarios hablamos en swahili. Un amigo de mi hijo siempre dice que, si quieres ver a un peninsular descolocado, sólo tienes que decirle: “Tengo un machango petudo y canelo guardado en la gaveta”.

La palabra machango (y su derivado machangada) me lleva a la clase de dibujo de mis 15 años. El profesor era Don Alonso Reyes, el escultor que hizo las estatuas de la Plaza de España de Santa Cruz. En un momento de la clase le solté: “Ay, Don Alonso, no me está saliendo bien esta machanga”. Yo creí que le daba un patatús. Colorado y con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, me repetía gritando: “¡¡Es un busto, un busto!!”. Y, a pesar de que el busto-machanga me quedó bastante apañadito, me bajó 3 puntos por tamaña blasfemia.

Petudo me recuerda a uno de los chistes preferidos de mi amigo Daniel. En la puerta de un médico, un cartel que dice: “Se arreglan petudos”. Ante la puerta una cola de ellos. Sale el médico y dice: “Que pase el primero”. Pasa, se cierra la puerta y se oye: “¡¡Catacrooook!!”. Vuelve a salir el médico y dice: “Que pase el segundo” “¿Y el primero?” “Se me rompió”. Políticamente incorrecto e incomprensible para muchos de fuera. Los de aquí nos reímos por como lo cuenta Daniel.

Canelo fue una palabra que una vez apareció en “Cifras y Letras”, aquel programa en el que había que formar palabras con letras que te salían al azar. Me dejó muy sorprendida que el sabio que consultaba el Diccionario de la Real Academia, lo hiciera con esta palabra, tan común para nosotros, “para ver si existía”.

Gaveta me vuelve a trasladar a otro momento del pasado. Cuando fui a estudiar a Madrid, nada más llegar me cogí un fiebrón que me tumbó en la cama. La directora del Colegio Mayor en el que estaba vino a pedirme dinero para comprarme las medicinas y yo le dije, casi desmayada, que lo cogiera de la gaveta. Al rato me la veo mirando por todos lados en la habitación y, cuando le señalé la gaveta, dijo: “Ah.¡La gaveta es el cajón!”. Yo estaba demasiado hecha polvo para decirle que una gaveta es una gaveta y un cajón es un cajón.

Así que parece que sí, que a veces hablamos en swahili. Pero no sólo con los peninsulares sino también entre insulares. Muchos tinerfeños dicen que no se enteran de la mitad de las palabras del excelente y divertido “Memorias de Pepe Monagas” de Pancho Guerra (casi mi libro de cabecera en aquel exilio madrileño). Es famoso también el letrero en la isla de enfrente con un “Hay ka pan kalá”, que llevó a propios y a ajenos a apuestas y elucubraciones adivinatorias antes de descubrir que lo que había era “cal para encalar”. Y mi marido, un año en que lo destinaron a un Instituto de Las Palmas, estuvo por lo menos un mes sin entender lo que decían sus alumnos.

Por no hablar del como se lo montan los palmeros con el verbo aquellar, que sirve tanto para un roto como para un descosido y que parece el habla pitufa de los pitufos: “Voy a ver si aquello los papeles de una vez”, “Después del disgusto está bastante aquellada”, “Se aquelló toda al ver el examen”… Yo, por ejemplo, con esto de la jubilación, he quedado bastante aquelladita

20 comentarios:

  1. Eso llevó a que en los primeros tiempos de mi matrimonio, en la lista de la compra, donde yo ponía habichuelas, mi santo pusiera "= judías verdes", bubango = calabacín, veterrada = remolacha, col=repollo, filo = redondo, etc, etc, etc.

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  2. El hijo de unos amigos al que no le gustaban las judías, cuando llegó de una comida a la que estaba invitado, dijo: "El primer plato en el menú era judías verdes, pero menos mal que conmigo se equivocaron y me pusieron un plato lleno de habichuelas".

    Pero incluso entre islas (y entre pueblos) hay diferentes palabras para la misma cosa. "Hortelana" es en La Palma la "hierbahuerto" o "hierbabuena". Y mi tío Pepe, por ejemplo, siempre pide "un pozuelito" de café, en vez de una tacita. Es la gran riqueza que tiene esta lengua.

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  3. Bueno, Jane. No te cuento cuando llegué a Madrid con 18 años y tuve que ir a una librería a comprar útiles de dibujo para las clases de Anatomía en el INEF. De entrada, le dije al librero que me diera una caja de "Creyones", como me miro con cara incrédula, le señale en el mostrador lo que quería y me dijo , con ese acento chulesco del madrileño que no se puede aguantar : Ah, usted dirá "Lápices de colores". Yo, con la cara de tonto que tenía entonces y de la que aún me quedan ciertos rasgos, insistí : También me da un "Afilador". Quedó como lelo y, al intuir yo que no me entendía un carajo le dije sabiamente :"Para afilar los creyones..." ( estuve por añadir "buen señor). Ya para entonces él había caído y me soltó un : ¡Ah, usted dirá un "Sacapuntas"!. Recuerdo salir aturdido y pensando que había aterrizado en un país extraño...

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  4. Es que hay que enseñarles. Yo también estuve dando clase en Madrid un año al terminar la carrera y , al final, las niñas del colegio ya sabían hablar. Decían "guagua", "creyones", "colorines", "zarcillos", "papas"... No hay nada como la instrucción

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  5. Este tema da muchísimo de sí, sobre todo para los que estamos aquí y allá (en "península", como dicen los cursis), yo diría que es inagotable.

    A cada poco descubro una palabra que es solo "nuestra", cuando yo creía que era de uso común, y viceversa, pero menos.

    Una anécdota. Estando en Salamanca se me ofreció comprar una pintura de labios (nosotros no decimos carmín ¿verdad?), y le digo a la dependienta:- Esa es muy "encarnada" ¿no tendrá una más "canelita"?" Me miró con una cara...

    ¿Y qué me dicen de "empericosado"? Es una de mis preferidas.
    Como intraducible: - no te "alongues", que te vas a caer.

    En otra ocasión ya hablamos de: boliches-canicas, tejo-rayuela, soga-cuerda, rueda-corro etc., que siempre me ha llamado la atención.

    ¿No lo dije al principio? Inagotable, y apasionante también, para los que amamos las lenguas ya sean vivas, muertas o en peligro de extinción.

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  6. A mí me pasa lo mismo. Pienso que es una palabra común y me doy cuenta de que no lo es cuando, por ejemplo, le digo a mi yerno madrileño: "¿Se van de belingo?" y él me mira con sorna. El vocabulario propio es enorme. No te digo nada si pasamos al reino animal (la coruja, el perenquén, que en La Gomera llaman "pracan", castear a los gallos, el "fúchate" que se le dice a los camellos...) No por nada existe el "Tesoro lexicográfico del español de Canarias" o el "Diccionario de canarismos" de Antonio Lorenzo, Gonzalo Ortega y Marcial Morera, que son unos tochos gordísimos. La Academia Canaria de la Lengua va a sacar este mes un "Diccionario básico de canarismos" destinado, sobre todo, a escolares y está preparando un "Diccionario General" para dentro de un par de años. Me lo pediré de regalo.

    Lo que sí es una suerte es que la lengua sea un canal vivo que se va nutriendo cada vez más en este intercambio mutuo entre personas de distintos sitios y de distintas lenguas.

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  7. Bien me he reído, Jane, con lo de que la jubilación te ha dejado aquelladita.
    Y ahora, más aportaciones: ese perenquén tan nuestro, que en La Gomera es un pracan o placan, según qué gomero lo diga. Otra: opilado, palabra muy castellana y muy antigua, pero que ellos siguen usando cuando han comido o bebido hasta reventar y están ahítos. La dices en cualquiera de las otras islas y te miran como nos miran los peninsulares cuando le damos a "nuestro swahili".
    ¿Y qué me dices de esos cambios tan de la piel de toro?. Aquí, de toda la vida, hemos dicho "coger la guagua", "cógeme al niño", "vete y coge aquel libro"... Ahora, de repente, todos (menos yo), dicen "pilla la guagua", "píllame al niño", "vete y pilla aquel libro"... Pero, ¡qué mal me sueeena!. Y algunas más, algo groserillas, y que no me atrevo a escribir, pero que, a buenos entendedores, ya se sabe.
    Con lo encarnado que ya era D. Alonso "de por sí", me imagino cómo se pondría con tu machanga. Ya, ya debió de llegarle al alma, cuando te tenía en tan buena estima y, a pesar de ello, te descontó puntos. Y a Pepe Monagas, no sólo había que leerlo. Había, sobre todo, que oírlo porque, además de su jerga canaria, eran únicos su entonación y su timbre de voz.
    Una vez más, acierto pleno, Jane.

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  8. Pero aunque suenen mal algunas expresiones copiadas de la península, de América, o del resto del mundo, es una señal de que la lengua no es algo estático sino que continuamente se mueve, cambia, se enriquece... También nosotros aportamos términos a los demás y ahora, con la globalización de los medios de comunicación, mucho más.

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  9. ¿Y qué me dices del "queque"? En mi familia es el término común para el bizcochón. Sin embargo, no se usa en toda la isla porque por estas latitudes sureñas no me entienden y se ríen mucho cuando la digo. ¿Se usará sólo por el norte?
    Desde luego que da mucho juego esto del idioma.
    Como siempre, un gusto leerte, Jane.

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  10. Yo también uso (y como) queques. Supongo que es un anglicismo (cake), igual que la cherche o el naife o las papas kineguas. A veces incluso usamos la misma palabra para designar otra cosa distinta, como pasa con los churros que para nosotros son sobre todo lo que en la península llaman "porras". Cada vez que los pido por esos Madriles me quedo muy desilusionada cuando me dan los flaquitos esos en forma de rosquetes. En La Palma, no sé ahora pero cuando yo era joven, llamaban a la gaseosa "agua milagrosa". Imagínate la cara que se les quedó en un bar de Salamanca cuando una amiga palmera se la pidió. Y otra amiga, que pidió en Las Palmas en la recova papas bonitas, le dijeron: "¿No ve lo bonitas que están éstas?".

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  11. ¿Y lo bonitos que son los cariñosos insultos canarios: tolete, tortolín, rebenque, papafrita, totufo...y tantos otros?

    Pero ojo que muchas de las palabras de nuestro vocabulario están desapareciendo por el influjo de la televisión y se están sustituyendo por las equivalentes, pero más duras, peninsulares.

    Tenemos que dejar de hacer el bobera.

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  12. Añado más cariñosos insultos a los ya dichos: chafalmeja, totorota, carajo la vela, canchanchán. En La Palma dicen coñaboba. Y me hacía gracia cómo llamaba mi abuela a los torpes. Decía que no tenían tanchel. No se lo he oído a nadie más, pero en el "Tesoro lexicográfico" dicen que "tanchel" es "seso, juicio".

    Yo creo que la lengua va al compás de los tiempos y de las circunstancias. Mi amigo Manolo, que es un estudioso del lenguaje canario, señaló que en Lanzarote usan "apaterado" para calificar al mar cuando está echadito, propio para pateras. Siempre ha sido así, se crean palabras nuevas y se olvidan otras. Es bueno, de todas formas, que haya mucha gente que las siga recordando y usando ordinariamente.
    Por cierto, machango también es otro de esos cariñosos insultos.

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  13. A mi tía Lala (q.e.p.d) le encantaba la palabra "rebenque". Se la encasquetaba a todo bicho viviente que se le atravesara. Nunca olvidó el hablar canario, incluído el deje. Mi abuela paterna era de los lados de Guimar y también usaba unas palabrejas que para que les cuento. Existe una frase que siempre me llamó la atención, a todas estas no sé si es una expresión grosera, de antemano pido disculpas. La bendita frase es "Límpiate que estás de huevo", equivalente a la venezolana: yo te aviso chirulí, para indicar que no es posible obtener lo que deseamos. Mejor ni les cuento por las que pasé de muchacho recién llegado a Venezuela. En el vocabulario canario existen palabras que aquí son tremendas vulgaridades y pasé mucha verguenza (pena, decimos aquí). Por ejemplo, en Sta. Cruz dicen vamos a coger la guagua; aquí ni de "vainas" se usa ese verbo. Se dice agarrar el autobús. Vaina forma parte del hablar del pueblo, medio escatológica la palabreja.
    P.D. Tomé partido en los comentarios sin haber sido invitado, espero no haber importunado y gracias por la comprensión de todos Ustedes.

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  14. Agroteide, usted no necesita estar invitado para intervenir aquí. El sentido de un blog es precisamente ese, propiciar un intercambio de ideas y que todos aprendamos unos de los otros porque las experiencias que hemos tenido y las palabras que usamos son muy variadas. Así que soy yo quien le agradece que se pase por este rinconcito.
    Mi abuela, aunque vivió los últimos 24 años de su vida en Tenerife, nunca olvidó tampoco el cantarín deje palmero ni las palabras propias de allí (por ejemplo, decir "sacar" por "quitar"). Además, hacía unos marquesotes de los de llorar de emoción.
    Y también hay que decir que muchas palabras de las que usamos han venido junto con las maletas y baúles de los emigrantes.

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  15. Cada vez somos más precisos y la gente ya no se muere como un pájaro chirringo sino de alguna dolencia determinada, y nos hacemos fisuras o esguinces en vez de desconcharnos algo.
    ¡Y cómo han desaparecido de nuestra gama de colores el calabaza, el encarnado, el anaranjado, el canelo, el violado,...colores que pintaban el mundo de nuestros abuelos!

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  16. Tampoco decimos ya lo de que "estamos con la proa pal marisco" o "irse pa las plataneras" sino que nos morimos sin más. ¿Estaremos perdiendo también poesía?

    Aunque lo de "tupirse con higos picos" muy romántico no es.

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  17. Hola, yo soy la peninsular que no se entera de nada.

    A cambio, diré que hace años oí a una chica que le decía a otra.

    - Mira, que a la guagua le llamen autobús, pase, pero que a los guagueros, los llamen autobuseros...

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  18. Loque, las personas curiosas como tú se enteran de todo. Ahí ves a mi yerno al que no se le escapa ya una. Lo que tienes que hacer es darte una vueltita por las islas con el pretexto de que vas a hacer una investigación lingüística.

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  19. Jane, durante mi primer año de trabajo en Galicia, en los primeros días del curso, cuando hacía una guardia con una compañera gallega ahora jubilada, utilizó la palabra encarnado para referirse al ¡color encarnado! (hizo que me sintiera como en casa).
    Ahora, con el tiempo y más experiencia puedo decirte que aunque el rojo en gallego es "vermello", también usan la palabra encarnado para referirse a él según la zona.
    También se usa mucho, para referirse a una tacita de café, un pocillo de café, casi, casi como lo hace tu tio Pepe.
    Similitudes atlánticas... :-)

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  20. Sí, hay mucha influencia de Galicia y Portugal en el habla de las islas, sobre todo de La Palma. Yo diría que incluso hasta el deje cantarín y dulce tiene que ver. Magua, jeito, alongarse, margullar, entullo, millo, bubango, petudo,.. son portuguesismos que todavía se usan, igual que algunas terminaciones en "iño".Similitudes, sí, producto de la atracción que muchos portugueses, defensores de los intereses de Enrique el navegante tuvieron por Canarias. Dos de los apellidos de mi familia (Henríquez y Pestana) son portugueses.
    Un saludo, Tecnoabasella, y muchas gracias por pasarte por aquí.

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