“A
jecho” es una expresión canaria que quiere decir algo así como “sin hacer
distingos, a lo que te toque”.
A jecho recojo las acelgas de la huerta, que en
estos días claros de principios de otoño lucen grandes y lustrosas como hojas
de ñamera. Las voy arrancando y metiendo en la cesta todas juntas y añado un
par de puerros por aquí y un manojo de cilantro por allá.
A jecho le decían a los forasteros cuando llegaban
al baile de los pueblos. Por ejemplo, un caso real: Andrés por las fiestas se
había venido de la ciudad con otros amigos y, nada más llegar al baile, miró
alrededor y se quedó prendado de Luisa, la más guapa del pueblo. Sin pensárselo
dos veces se fue derechito como un rehilete, atravesando la pista, a invitarla
a bailar, pero en medio se encontró con el muro de tres chicos del lugar que le
pusieron la mano en el pecho: “¡Eh,eh,eh!¿Dónde vas tú? ¡¡¡A jecho!!!” Es
decir, nada de elegir la mejor para ti que vienes de fuera, hombre, por Dios,
hasta ahí podíamos llegar, saca a bailar a la que te toque cerca y santas
pascuas.
A jecho llegamos a la vida, aceptando todo lo que nos ha tocado: la familia en la que nacemos, el país, el tiempo en que vivimos, nuestra condición de hombre o mujer.
Y a jecho también nos cargamos de
obligaciones y trabajos, dando cuenta de todo lo que nos toca hacer o de lo que
nos propongan o nos impongan o de lo que va saliendo.
Pero,
mira por donde, yo a las acelgas, luego en la cocina, las voy eligiendo y
lavando. Y las sanas, con los puerros, van a un puré, que a mis nietos les
encanta, servido en tazones con cilantro menudito adornando; y las menos
verdes, rotas o con agujeros van, picadas, al cuenco de las gallinas que
también se pirran por ellas y no se andan con tiquismiquis.
Y
Andrés no hizo mucho caso del “a jecho” de los del pueblo y, al ver que los
ojos de Luisa también brillaban mirándolo, encontró la manera de acercarse a
ella y se entendieron como sólo los jóvenes saben hacerlo.
Y hay
quien, si no está conforme, cambia de país, de familia, de sexo y hasta de
época (porque existen comunidades que viven en un tiempo prehistórico o
medieval, y también existen locos o frikis que las prefieren).
Y
siempre, siempre, siempre, podemos decir “no” a ese trabajo indigno y
extenuante o a cargarte de obligaciones que no te están proporcionando
alegrías. Como dijo Maruja Torres en un artículo: “Decidir “esto no”, “por aquí no paso” y “hasta aquí hemos llegado” sienta bien
para el cutis, hidrata las partes bajas y hace que uno viva a gusto consigo
mismo, lo cual implica dormir bien”.
Porque
no podemos olvidar que el hombre es el único animal que puede decir “¡no!”. Es
el único animal que no está obligado a actuar a jecho.
Pués en este ratito de libre albedrio,y a "jecho" he podido leer este bonito y entrañable relato.Gracias amiga Isabel,y enhorabuena;como las cosas doblemente buenas: fué breve,sentido e instructivo.Buena tarde.Cs
ResponderEliminarGracias a ti, Francisco, por estar siempre ahí. Y por disponer de libre albedrío que no todo el mundo puede. :-D
ResponderEliminarBuena tarde a ti también
Pues porque quiero y porque me apetece hoy elijo leer este post que me ha levantado el ánimo pues esta semana pasada he tenido que hacer muchas cosas a "jecho", y ¿sabes?, no me ha gustado nada que la vida de vida por mi.
ResponderEliminarGracias por enseñarnos palabras nuevas que le dan significado a algunos hechos.
Un beso
Eso es lo que pasa en la vida, Oles, que de repente te encuentras metida en un montón de obligaciones sin comerlo ni beberlo y que, además, no te apetece nada hacer. Si vieras que a mí lo que me ha costado siempre es decir "no"... Eso me pasa por complaciente. Pero al final aprendí.
ResponderEliminarEsta nota , me ha gustado mucho..pero mucho de verdad... seguire leyendote.. si! .. gracias..
ResponderEliminarCada día doy las gracias por vivir un día más, por ayudar, por sentir y por sufrir.
ResponderEliminarDesde hace un tiempo doy tb las gracias por haber descubierto de modo casual (o quizás no lo fue tanto, quizás tenía que ser así) blogs como el tuyo y el de la doctora.
Con el tuyo reflexiono y aprendo cada vez.
¡Qué bonito eso de "a jecho", o desde aquí estamos haciendo "nuestro palo particular", o "alegar" que es mi favorita!
Gracias.
PD: No fui capaz de comentar en Canción de cuna. Otros muchos lo hicieron por mí.
Anónimo.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por estar por aquí. Me encantará que sigas y que de vez en cuando aleguemos un rato.
Un saludo.
Utopía:
ResponderEliminarLe hablé de "alegar" al comentarista anterior sin darme cuenta de que tú también la ponías. Hay palabras que usamos casi sin darnos cuenta y que es bueno compartir: a jecho, alegar, empericosado, jeito, fatuto, tortolín, emburujar... Cuando nos acordamos de alguna, mis amigas y yo solemos comunicarla a las demás y guardarla con mimo. Tiene cada palabra detrás una historia. Da pena que desaparezcan.
Gracias a ti por acompañarme. Y también, como dice la canción, doy gracias a la vida que me ha dado tanto.
Buen relato, es que a veces si no hacemos algunas cosas a jecho, no salen p'alante, otra expresión canaria...besitos
ResponderEliminarHola Jane. Cuando era pequeño y ayudaba a recoger hierba para los animales, me decían cógela a jecho. Lo mismo cuando había que recoger las papas y comenzaba a llover, y no daba tiempo de escogerlas, también las cogíamos a jecho.
ResponderEliminarLo que pasa es que en la vida a veces, no se puede elegir.A mí también me gustó el artículo de Maruja Torres, aunque no creo que sea tan fácil decir "no" a los que tienen la sartén por el mango, sobre todo si tienes que dar de comer a tu familia. Otra cosa es que dan muchas ganas de dar unos "sartenazos" y decir "Basta", pero no creo que eso ocurra...Tenemos demasiado miedo a perder cosas....Un beso. Jane.
Tienes razón, Pili. Por eso, muchas veces "a jecho" ha pasado a significar hacer las cosas a todo meter, sin cuidado. Así vamos muchas veces por la vida, corre que te corre, por la cantidad de cosas que hay que hacer. Propongo pararnos un poquito, no hacer tanto, y si hoy no salen las cosas, mañana será otro día.
ResponderEliminarUn beso.
Juan, tú siempre tan sabio. Es verdad que en la vida a veces uno se ve muy, muy obligado y Maruja Torres en su artículo también lo reconoce. Hablaba del dormir bien, con la conciencia tranquila, como se decía antes. Y decía que "la vida está llena de momentos en los que uno tiene que saber por qué calle dirigirse -la de en medio suele ser recomendable-, qué respuestas dar, qué clase de manta debe liarse en la cabeza, en qué bando alinearse. Bien tomadas, esas decisiones son como píldoras para dormir profundamente, y además con efectos secundarios. Esto es, despertar con una sonrisa de oreja a oreja, posiblemente obtener la solidaridad de los seres queridos, y la enorme, la gran satisfacción de que no te salpique la porquería ajena". Yo creo que lo que no se debe perder nunca es la dignidad.
ResponderEliminarUn beso, Juan.
Ay, hija, ay, es que hay muros a veces que son muy altos.
ResponderEliminarEn todo caso, enhorabuena por los que consiguen escalarlos y por los que lo siguen intentando.
Me intriga ¿qué fue de Andrés y Luisa y su exogámico romance?
Loque, vamos a imaginar que fue bien. Lo del "a jecho" de Andrés me lo contaron hace mucho tiempo para ilustrar la expresión. Yo les puse nombre, y tú y yo, si queremos, le ponemos final. Feliz o no, a nuestro capricho. Aunque ya dije en "Esto es amor" que en la vida y andando el tiempo no hay final feliz: todos se mueren.
ResponderEliminarMientras, por lo menos, podemos imaginar que en las fiestas Andrés y Luisa se lo pasaron pipa.
Y tienes razón, hay muros muy altos. roguemos para que todo el mundo encuentre una buena escalera.
Recuerdo, cuando niño, oír al ir a coger las papas: "No las cojan a jecho, que hay muchas maleadas", queriendo que separasen las sanas.
ResponderEliminarSaludos, Lorenzo
La verdad, Lorenzo, que es una expresión que yo no había oído hasta hace unos años y ahora he visto que mucha gente la conoce y la ha usado. Me fui al "Tesoro Lexicográfico del español en Canarias" y leí: "Expresión de algo hecho por igual. Cuando en las juntas de las eras se aventa el grano, se tiene que dar al cedazo un movimiento por ajecho para hacer bien la limpia". Y sigue diciendo: "Decimos a jecho cuando se trata de recoger algo a bulto, sin descojer (lo dice así mismo) ni separar nada. A montones y sin pararse mucho a lo que se hace, es decir, a tientas. A jecho se habla cuando se hace sin ton ni son, ni medir bien lo que se dice". Incluso pone ejemplos como "se come a jecho" = atracarse y comer sin parar; o "se trabaja a jecho" = se hace de sol a sol, rompiéndose las costillas sobre el surco.
ResponderEliminarEs decir, todo lo contrario de lo que se debe hacer. Buen consejo te daban: "no las cojan a jecho".
Un saludo.
Acabo de leer este escrito sobre "a jecho". No conocía esa expresión. Me gustó. Isa, lo que me sorprendió fue que utilzaras el término "rehilete". Es correcto pero aquí, en Tenerife, decimos "reguilete"
ResponderEliminarIsa, ¿ajecho será expresión de La Palma? En mi casa también la usamos con el mismo sentido que tú. Sin discriminar nada, limpia ajecho, recoge ajecho, costa ajecho. ...Y, Ani, yo digo rehilete también.
ResponderEliminarYa leí tu escrito semanal, Isa, yo no había oído nunca la expresión. Dulce, estoy contigo en que sea una expresión de La Palma.. Ani, yo también digo reguilete, pero puede que la forma correcta de escribirla sea "rehilete" ¡Qué riqueza de expresiones y de variantes de las mismas palabras...!
ResponderEliminarSí, la expresión correcta es rehilete pero reguilete es un juguete en forma de hélices con un palo, que se mueve al correr por el efecto del viento. Por eso me extraño que no lo usaras.
ResponderEliminarYo, como Any, siempre he dicho reguilete, como toda mi familia. Está claro: versión palmera y versión chicharrera.
ResponderEliminarAni, Dulce, Conchi, Chari:
ResponderEliminar¡Qué bien! ¡Un debate sobre el lenguaje, nuestro sustrato y colchón! ¡Me encanta!
Bueno, primero: "a jecho" (se puede poner junto o separado) es un canarismo, que yo sepa usado por lo menos en Tenerife, La Palma y Gran Canaria, y probablemente en las demás islas. Los ejemplos que yo he puesto (el de Andrés en el baile, por ejemplo, fue en las fiestas de Roque Negro en Anaga) o el de Lorenzo, otro comentarista, son de aquí. También la usaba la abuela de mi marido (que es de El Tanque) cuando salía a recoger la verdura para el potaje. El ejemplo que le puse a Lorenzo, tomado del "Tesoro lexicográfico", es de Gran Canaria. Y el de Juan y Dulce es de La Palma.
"Reguilete" y "rehilete" son correctas las dos y aparecen tanto en el Diccionario de la RAE como en el de canarismos. Sólo que en el español significa "Flechilla con púa en un extremo y papel o plumas en el otro que, como diversión, se lanza para clavarla en un blanco" y en el de canarismos (por eso lo es), "persona que actúa con mucha rapidez y diligencia". No aparece en ningún sitio con el significado que tú le das, Ani, de juguete con palo y hélices, lo cual no quiere decir nada sino que no lo han recogido (yo a ese juguete siempre lo he llamado "molinete"). Y tampoco lo ponen como privativo de una isla u otra. En casa siempre se ha dicho "rehilete" y le pregunté a mi marido, que es del Norte de aquí, y también en su casa lo decían así.
Es curiosa la vida de las palabras, cómo cambian de forma y significado, a lo mejor desde un origen común. Somos lenguaje.
La expresión "A jecho" recuerdo oírla, alguna vez, con un sentido más bien de cálculo. Como un sinónimo de otra expresión habitual y más extendida: a ojo.
ResponderEliminarUnos pocos ejemplos, para los que solía usarse, pueden ser más explicativos: medir, a jecho, una habitación, una pared, la altura de una casa... O pesar, a jecho, una bolsa de papas, un saco de harina... O calcular cuántos litros, a jecho, tiene esa garrafa o ese caldero...
Si lo pensamos bien, no dista demasiado del significado que tú conoces, porque recoger acelgas, elegir una chica para el baile, decidir hacer esto o lo otro, realmente se hace a ojo, sin la exacta precisión que da un metro, una información puntual o un adivino del futuro.
Lo importante, Jane,creo que es acertar, con mayor o menor posibilidad de equivocarnos, con aquello que hagamos o decidamos a jecho o a ojo, que, para el caso, yo diría que viene a ser lo mismo. Adaptarse y aceptar lo que, con mayor o menor error, hayamos escogido a jecho... o a ojo, vaya usted a saber.
No está recogido en ningún sitio, Cehachebé, como "a ojo", pero sí que es posible que de escoger algo sin hacer ninguna distinción, al montón, haya derivado en como tú lo has oído: hacerlo a ojo.
ResponderEliminarY como siempre, tienes razón, lo importante es no equivocarte mucho en las elecciones. Claro que también los sabios dicen que cuanto más meditadas son las elecciones, menos probabilidades de error hay. Yo estoy segura de que tú, que eres otra sabia, te piensas bien las cosas. De a jecho, nada.
Un beso.
¡Precioso y bien traído en estos tiempos!
ResponderEliminarGracias, Macu. Creo que sí, que son tiempos de pararse y saber elegir.
ResponderEliminarPara mi opino que estas y otras palabras y expresiones son algo muy valioso y tan válido como otras palabras. Patrimonio de los pueblos canarios.
ResponderEliminarSí, la lengua es un tesoro que hay que cuidar, nuestra verdadera patria, lo que nos hace humanos y nos conecta con el otro. Me siento orgullosa de las palabras que usamos en Canarias y de todas las lenguas que están en su origen. Nos hace ver que somos transmisores de una larga cadena de palabras.
Eliminar