lunes, 9 de noviembre de 2015

Aires de tango




No hay testimonios concretos en los depósitos arqueológicos pero yo estoy convencida de que el baile y el que se te vayan los pies al ritmo de determinados sonidos está inscrito en los genes desde que el hombre es hombre. Hay imágenes de supuestos danzantes en las paredes de cuevas prehistóricas, y no hay más que ver a mi nieta Julia que, con 2 años y sin que nadie se lo haya enseñado, se pone a bailar como una loca en cuanto oye música.


He pensado en esto porque este fin de semana unos amigos nos invitaron a un acto centrado en el baile, concretamente, en el tango. Hubo una charla, una cena argentina y, al final, la actuación de un grupo bien pertrechado con guitarra, violín y bandoneón. Y, por supuesto, hubo baile. Mientras cenábamos, despejaron la sala contigua poniendo las sillas contra la pared todo alrededor -igual que en las verbenas y los bailes de casino de los tiempos de antes-, y después el centro de la sala se llenó de parejas que bailaban esa "danza de la vida y de la muerte" que es el tango.

Mientras veía, sorprendida, la cantidad de gente que sabe bailar el tango, con lo difícil que es -esos pasos entre las piernas de la pareja, esas puntas de los pies hacia arriba y hacia abajo, ese abandono...-, me puse a pensar en los cambios en el baile: el baile como rito y celebración, el baile como arte, el baile como diversión.

En las películas que recrean los bailes de la época de Jane Austen, estos parecen un ejercicio teatral en el que parodian un saludo: inclinaciones mutuas de cabeza, genuflexiones, y luego pasitos trenzados al ritmo de la música mientras las parejas se tocan, si acaso, las manos.Tiene que haber sido un choque -crujir de dientes de la "buena" sociedad, rumores escandalizados, amenazas con las llamas del infierno eterno- el paso de este tipo de baile, tan fino y aséptico, a los bailes abrazados, la mano de él en la cintura de ella y la de ella en el hombro de él. Y todavía más llegar al abrazo tanguero que vimos, esa danza tan sensual, las caras juntas, la mano de la mujer en la espalda del hombre, él marcando pasos y ella respondiendo, juntos pero cada uno improvisando, escuchando el cuerpo del otro... Las letras de los tangos cuentan historias tristes ("Rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido en mi pobre vida paria solo una buena mujer...") y eso se refleja en los danzantes que bailan en silencio con toda seriedad, como conscientes de que están interpretando un antiguo cortejo (o tal vez un duelo).

Todo muy alejado, desde luego, de los bailes de mi juventud (y de la de ahora, ya que vamos), en los que cada uno va a su bola, brincando y saltando, moviendo brazos y piernas a la buena de Dios, ¿volviendo a los orígenes tal vez?. Sí, el tango conmueve y pervive -ya Borges dijo: "Esa ráfaga, el tango, esa diablura, / los atareados años desafía; / hecho de polvo y tiempo, el hombre dura / menos que la liviana melodía..."-. Pero las ventajas de "nuestros" bailes son clarísimas:
Una, si quieres bailar, bailas. Ya no hay chicas desconsoladas en sus asientos porque nadie las saque a bailar, ni chicos chasqueados porque ella le dice que "está cansada" y luego la ve con otro.
Dos, somos todos autodidactas, haces lo que te dé la gana siguiendo la música y no es necesario aprenderse pasos complicadísimos y peligrosos (sospecho que el "estrecho abrazo" del tango es porque, con todo lo que haces con los pies, necesitas agarrarte bien para no caerte al suelo con todo el equipo, tacones finos incluidos).
Tres, nuestras letras y músicas son más alegres, dónde va a parar. No va uno a comparar "Hay un hombre en la ciudad al que le gusta el rock, toca la guitarra y bien que sabe cantar, la gente que lo ve dice que es el mejor y todos lo conocen como el rey del rock..." con "Yira, Yira... Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor...".

De todas formas, la otra noche seguimos, hipnotizados y admirados, las vueltas y virajes de quienes bailaban. El presentador y cantante del grupo dijo que la primera lección de tango es visual y que, tras ese primer contacto, no es raro que los espectadores terminen en un baile real. Estoy por decirle a mi marido que se anime y nos marquemos uno, tipo el de Jack Lemmon y Joe E. Brown en "Con faldas y a lo loco", con rosa en la boca y todo, por supuesto. Ya les contaré.





20 comentarios:

  1. El tango es un baile precioso, cada vez hay más gente que se apunta a clases de tango. Aquí en Austria ir a clases de bailes de salón está a la orden del día, lo ha estado siempre, forma parte de esta sociedad y dentro de nada empieza la temporada de los bailes: el de la Ópera, etc.
    Sin embargo, yo soy feliz, como tú dices, con el baile libre. No sé por qué pero nunca he sido capaz de dejarme llevar por un hombre, siempre tiendo a llevarlo yo y se montan unos cristos que mejor no salir a bailar con nadie, jajaja. Prefiero la libertad , eso sí, que siempre haya gente que baile esas danzas tan bonitas para que pueda admirarlos.
    Besos

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    1. Supongo, Celia, que todas aquellas parejas que vimos el sábado eran alumnas de alguna clase de bailes de tango ¡Se lo tomaban con tanta seriedad...! Solo un par de ellas transmitían sentimientos y emociones; las demás técnicamente lo hacían muy bien pero parecían estar contando pasos (ni más ni menos que lo que hubiera hecho yo).
      A mí me gustan los dos tipos de baile, el libre y el "agarrado", pero vamos, no soy ninguna experta bailarina. No sé los pasos del tango, ni del chachachá, y mira que me encantaría saber bailarlo pero cada vez que lo intento, me hago un lío. El baile es un lenguaje corporal del que yo sé solamente las primeras frases :-D
      Besos.

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  2. Bien es cierto que en nuestra época, década de los 60, irrumpió una música denominada por entonces "estridente" y muchos, entre los que me incluyo, llevábamos pelo largo, bailamos separados piezas de Elvis, Aretha Franklin, Rolling Stone, incluso Beatles, Sinatra y su banda americana, y no digamos las piezas de Soul, Blues, Rock y Country hasta Jazz, con gente tan variopinta como James Brown, Nina Simone, Nat King Cole, por mencionar a unos pocos. Pues sí, bailábamos separados muchas piezas de estos artistas pero, no me negará usted que tanto en el guateque como en la discoteca estábamos deseando que la pieza fuera lenta para bailar "agarraditos los dos". Eso si era bailar. Te confieso que añoro aquella época y, ocasionalmente uso el tocadiscos, que aún guardo, pongo un disco de vinilo y allá que agarro a mi mujer desprevenida y le echo unas perras de baile, muy amarraditos los dos. Toda una gozada que mis hijos no saben valorar. Lástima de juventud cibernética. Me ha encantado, como siempre, su comentario. La verdad es que no sé el por qué la trato de usted, sin duda será reminiscencia del pasado.

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    1. A mí, en cambio, me sale tratarte de tú ¡Hay tanto pasado compartido...! Y veo que tú lo alternas ("te confieso que añoro...").
      Y sí que tienes razón, nada como bailar con tu pareja, llevando los dos el mismo ritmo y, eso sí, sin estar pendiente de si lo haces técnicamente perfecto. Solo pendiente el uno del otro. Sergio Dalma se cubrió de gloria con esa canción en la que muchos nos reconocimos:
      "Bailar de lejos no es bailar,
      es como estar bailando solo,
      tú bailando en tu volcán,
      y a dos metros de ti
      bailando yo en el polo.
      Probemos una sola vez, bailar pegados como a fuego,
      abrazados al compás, sin separar jamás
      tu cuerpo de mi cuerpo.
      Bailar pegados es bailar,
      igual que baila el mar con los delfines,
      corazón con corazón, en un solo salón dos bailarines,.."

      A veces, cuando veo las fiestas de mis hijos y sobrinos, me quedo asombrada de lo poco que bailan. Se limitan a poner una música chundachunda a todo volumen y luego, sí, a veces mueven la cabeza al compás de lo que oyen, pero las fiestas se limitan a eso y a hablar (supongo que a grito pelado) con la copa en la mano.
      No pierdas las buenas costumbres, Saltador, y sigue dándole trabajo al tocadiscos. Yo lo hago también.
      Un abrazo.

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    2. La variación en el trato, usted y tú, ustedes y vosotros, será problema de doble personalidad. En la próxima ocasión, estaré pendiente. Las profes, me imponen; las mujeres, también. Correspondo al abrazo, que hago extensivo a nuestra compañera Charo Borges, por su regreso de ese magnífico viaje franco-británico. hasta la próxima.

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    3. Yo nunca impuse el trato de usted o tú a ninguno de mis alumnos. Como las clases de filosofía tenían un gran componente de diálogo, lo dejé un poco a su criterio, a lo que les saliera más natural. Pienso que no es algo necesario para que te tengan respeto. Lo mismo hago con el resto de las personas.
      Le daré tu abrazo virtual a mi amiga Chari, que es verdad que se lo pasó pipa en el viaje. Y me alegro de ver que la tenemos por amiga común (yo, de toda la vida)

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  3. Qué bonito el Tango, aunque no sé si coincidirás conmigo en que además de sensualidad, tiene algo de tristeza y desprecio contenido en sus movimientos... estos argentinos todo es un quiero y no puedo ja ja ja. Es un arte conseguir no hacer un nudo en los pies con esa precisión y cercanía al otro...
    Yo tuve siempre tiempo de sobra para observar desde esas sillas porque mi marido ha sido y es un patoso y si no había un familiar o amigo de confianza que me rescatara, ese era mi desconsolado sitio.

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    1. Sí, la música es triste, pero realmente no capto desprecio en los movimientos ¿Hacia qué o quién? Más bien languidez, suavidad, precisión, entrega, emoción contenida. Y no me parece que no puedan los argentinos con el tango, Piazzola decía que en su país cambian los presidentes y no dicen nada, cambian los obispos, los cardenales, los jugadores de fútbol, cualquier cosa, pero el tango, no. El tango es la esencia de Argentina.
      Yo también me he preguntado cómo no se hacen un nudo :-D
      Para quienes están en tu caso, lo mejor es el baile suelto y libre. No hay ninguna necesidad de quedarte desconsolada en la silla si te apetece bailar.
      Un beso, Cande.

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  4. HE SIDO SIEMPRE UNA ENAMORADA DEL BAILE. NO PRECISAMENTE DEL TANGO PORQUE LO CONSIDERO MUY DIFICIL DE EJECUTAR, PERO SI DEL BAILE EN GENERAL.TANTO,TANTO ASI,QUE CUANDO CONOCI A JAIME Y SALIMOS LA PRIMERA VEZ,AL REGRESAR A CASA LE DIJE A MIS PADRES QUE TENIAN QUE LLEVARME A ALGUNA FIESTA DONDE HUBIESE BAILE,AL CLUB QUE EN AQUEL MOMENTO FRECUENTABAMOS ALGUNA QUE OTRA VEZ. ELLOS EXTRAÑADOS ME PREGUNTARON PORQUÉ,Y MI RESPUESTA FUE.:" NECESITO SABER SI ESE HOMBRE SABE BAILAR,PORQUE EN CASO CONTRARIO CORTO DESDE AHORA CUALQUIER RELACIÓN."........MI PAPA EXTRAÑADO ME DIJO QUE NO PODIA CREER QUE YO BASARA UNA RELACIÓN EN ESA CONDICIÓN, Y ES QUE TODA MI VIDA VI A MI MAMÁ COMO SE LE IBAN LOS PIES AL ESCUCHAR MÚSICA Y COMO MI PAPA NO SABIA BAILAR ALLI SE QUEDABA ELLA SENTADITA SIEMPRE.....Y YO ME PROMETI A MI MISMA QUE ESO NO ME PASARÍA PORQUE COMO YA DIJE ME ENCANTABA EL BAILE..
    ASI QUE ME CUMPLIERON MI DESEO Y FUIMOS A LA FIESTA Y ALLI COMPROBÉ QUE SI SABIA BAILAR JAIME, Y ADEMÁS MUUUY BIEN.
    LA ANECDOTA DE ÉSTA HISTORIA ES QUE TIEMPO DESPUÉS CUANDO LA RELACIÓN SE FUE CONSOLIDANDO, ÉL ME CONFESO QUE ESTABA TAMBIEN MUY INTERESADO EN IR A UNA FIESTA CONMIGO PARA COMPROBAR SI YO SABIA BAILAR..........AHORA PIENSO QUE FUE UNA BOBERIA PENSAR ASI,PERO QUE BIEN LA PASABAMOS EN TODOS SITIOS BAILANDO SIN PARAR Y DIVIRTIENDONOS A VECES MÁS QUE NUESTROS HIJOS QUE SE QUEDABAN HABLANDO EN LA MESA MIENTRAS NOSOTROS GIRABAMOS SIN PARAR HASTA QUEDAR EXHAUSTOS!!!!!!!!!!!!.QUIZAS ESTE COMENTARIO NO VENGA AL CASO....PERO ES QUE AL LEER EL BLOG DEDICADO AL TANGO O AL BAILE, DEJE VOLAR MIS RECUERDOS Y MI IMAGINACIÓN HACIA TODOS ESOS MOMENTOS INOLVIDABLES Y QUE FORMAN PARTE DE NUESTRAS VIDAS........PERDON SI ME DEJE LLEVAR.UN BESO.

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    1. ¡Qué bueno lo que cuentas, Ligia! Yo no tuve que hacer la prueba esa porque el primer día en que conocí al que hoy es mi marido hubo un baile al atardecer y supe que a él también le gustaba bailar como a mí (aunque ahora no tenemos muchas ocasiones para hacerlo).
      Un autor que me gusta mucho, P.G.Wodehouse, tiene una historia radicalmente opuesta, "El hombre con dos pies izquierdos", sobre un hombre que no sabía bailar y se puso a tomar lecciones para darle una sorpresa a su mujer. Solo que ella había sido profesora de baile y no quería bailar nunca más. Si Jaime no hubiera sabido bailar, pierde cuidado que hubiera aprendido ¿Y qué mejor profe que tú?
      Un beso, Ligia.

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  5. No se puede hacer mejor, si el de la semana pasada fue emocionante, bonito, triste... éste es evocador, divertido...
    Felicidades.

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    1. Ay, Úrsula, seguro que sí evocan aquellos primeros bailes que fuimos juntas... Y por supuesto, el twist, el rock, y los ritmos que nos inventábamos. Fue también una época muy divertida ¿verdad?
      Un abrazo grande.

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  6. ¡Hola! La verdad es que saber bailar es muy bonito, todo un arte que algunos asimilan muy fácilmente. Yo también me quedo ensimismada cuando veo parejas bailando tango o lo que sea.
    Hace años me apunté a clases de baile, donde se bailaba de todo, pero iba "suelta" y era un rollo. Con el tiempo me apunté a bailar danza del vientre, que ahí no necesitaba pareja ;-)

    ¡Un beso y feliz finde!

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    1. ¿¿¿De verdad aprendiste a bailar danzas de vientre, con lo difícil que es??? Yo, en mis años de estudiante en Madrid, tenía una compañera de Melilla que los bailaba maravillosamente bien. Claro que en aquellos años de censura y tachones no se podía prodigar mucho bailándolos, pero de vez en cuando lo hacía en alguna fiesta del Colegio Mayor. Nos quedábamos flipadas viéndola y pensando que cómo podríamos tener tantos músculos movibles en la barriga.
      Así que, si bailas esa danza, te mando también toda mi admiración ¿Tú crees que a mi edad la barriga responde al mandato cerebral y musical :-D?
      Un beso.

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  7. No sé si es por haber nacido allá... pero oigo ésto y aún sentada... las caderas se me ponen a esqueletear las cías y demás osamentas... una cosa... Me encanta esta descripción...
    https://www.youtube.com/watch?v=yjgWLEm6ejU

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    1. Cada persona tiene una música que le va, estoy convencida. Por conocerla de niña, por cultura o a lo mejor porque hay músicas que le van más a nuestro esqueleto y a nuestros sentidos. Este verano he ido a tres bodas y en las tres la música predominante fue totalmente distinta. En una de ellas los novios pidieron que, en lugar de un vals, les tocaran una batucada. Fue muy divertido y ellos se lo pasaron de miedo. Si lo llegan hacer en otra de las bodas les hubiera dado un pasmo.
      Menos mal que hay música para todos los gustos.
      Un abrazo, Gladys (y es verdad que esa música resucita a un muerto)

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  8. Jajajajaja Isabel, muy bueno.Pero ¿ Sabes? Ahora no me atrevería a salir sola a bailar y sin embargo, me apuntaría a clases de tango encantadísima- Y aunque fueran sólo dos pasos, darlos bien dados...Ay el sentido del ridículo..

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    1. También me encantaría saber bailar el tango, pero no lo hago, porque, aunque no tengo ya mucho sentido del ridículo, tampoco tengo sentido del equilibrio y seguro que en esos rápidos virajes que se hacen acabo en el suelo y arrastrando a mi pareja de paso. Quita, quita, la edad no perdona... :-D

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  9. Yo tuve el privilegio de ver bailar ese baile tan especial en Buenos Aires. Es muy estético. Me encantó.

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    1. ¿Y no te echaste a llorar de la emoción (como hubiera hecho yo)? Ver bailar un tango en pleno Buenos Aires debe ser una pasada, un privilegio como dices.
      A guardar ese recuerdo junto con todas las cosas bonitas y emocionantes que atesores.

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