Petra Hartlieb en su maravillosa librería |
Mi hija, que sabe cuánto me gustan los libros sobre libros, me regaló el mes pasado "Mi maravillosa librería" de Petra Hartlieb, una historia que me encantó. La autora habla en ella de las peripecias que pasaron ella y su marido cuando cambiaron de oficio, de ciudad y de manera de vivir para ser dueños de una pequeña librería: "Hemos comprado una librería. En Viena. (...) Hemos pujado, con un dinero que no tenemos, por una librería que está en una ciudad donde no vivimos. Y la hemos conseguido ¿Y ahora qué?". Ahora todo el mundo les dice que están locos (ellos también lo piensan así), pero, porque aman los libros, arriesgan, arreglan a su manera el local y se convierten en los libreros que ellos querrían para sí. Y a aquel primer día en que la puerta se abre "y empieza a entrar gente que no tiene la menor idea de que estamos a punto de derretirnos a causa de los nervios", le suceden muchos otros de continuo trabajo y de cero vacaciones, pero que les merece la pena. Petra y su marido, Oliver, irradian entusiasmo y goce por lo conseguido. Y su historia nos deja con una sonrisa en los labios porque habla de sueños cumplidos, de trabajar a gusto, de superar desafíos. y también de caer, de levantarse y de volver a caer para seguir luchando por conseguir lo que se quiere.
¿No tendría que ser esto -un trabajo en el que uno se sienta feliz y realizado- lo normal? Pienso en algunos casos de mi entorno familiar y de amigos -personas jóvenes y bien preparadas-, que van por ese camino y que me reconfortan.
Como Elena, que es licenciada en ADE, y que, después de 2 años en paro y de no encontrar un trabajo a su gusto, se ha embarcado con su amiga Cati en montar su propia asesoría. Han alquilado un local y el pasado enero lo abrieron, decididas a arreglarles la vida laboral, fiscal y contable a la gente ¿Problemas? Claro que sí, el primero, que después de acogerse a una Ley de mujeres emprendedoras, ahora no le dan la subvención prometida por la provisionalidad del Gobierno. Pero ahí están las dos, animosas y decididas a luchar contra los elementos. Y, por ahora, van para delante.
O como Liza, que es psicóloga, y que en una reunión se encontró con otras tres que no conocía. Y entonces una dijo: "Algún día montaré una consulta o algo así". Y las otras dijeron "y yo", "y yo", "y yo". Y entonces se miraron y se dijeron: "¿Y si lo hacemos entre todas?". Y desde hace 3 años el Centro de Psicología y Coaching Tenerife Sur "Arbona" funciona muy bien, demostrando que a veces solo hay que dar un pequeño paso para que todo empiece a ser.
Jackie y Sema lo tuvieron peor porque tuvieron que emigrar con los niños hace unos 4 años. Jackie es Licenciada en Inglés y Sema, aparejador, Pero como siempre se les ha dado muy bien la cocina, montaron en Utrech un restaurante al que llamaron -ahí queda eso- "La casita del mojo". Los problemas fueron miles (conseguir permisos, aprender el idioma, los colegios de sus hijos, el alquiler y arreglo del local...), Pero ahora, gracias a ellos, los holandeses saben lo buenos que son el gofio escaldado, las papas arrugadas, el mojo picón... y también las tablas de ibéricos, las tortillas de papas, el arroz negro o los hojaldres con chistorras. Tienen siempre el local lleno.
Los más veteranos en su trabajo ideal son Michael y Nieves, economistas los dos, que -igual que los protagonistas de "Mi maravillosa librería"- dejaron hace 8 años unos magnífícos trabajos para montar su propia empresa, "Beruby". Yo la llamo una empresa de conseguidores, pero en realidad es un gran centro comercial virtual donde te reembolsan dinero cada vez que compras (y compras de todo: viajes, hoteles, modas, informática, ocio...). Michael me dice que cometieron todos los errores clásicos al principio, pero ahora tienen 14 empleados, mueven 25 millones de euros y tienen 3 millones de clientes en todo el mundo. En este momento están con un nuevo proyecto (Aprendoaprogramar.com) para niños entre 7 y 13 años ¿Y después? A disfrutar y a por otro reto.
Eduardo Sacheri, el último Premio Alfaguara de novela, decía hace poco en una entrevista que a los países los salvan las personas de a pie, no los gobiernos. Conectando con esa idea, Antonio Banderas en "El hormiguero" contaba que, en una encuesta a universitarios andaluces, el 75% hablaba de que su sueño era ser funcionario. En cambio en Estados Unidos, para el 75% de los universitarios preguntados, el sueño era ser emprendedores, es decir, dueños de sus propias vidas, Y Banderas concluía: "Con un 75% de gente que quiere ser funcionaria no se hace país. Se hace país con gente que se la juega".
Y yo (como Hernández y Fernández, los de Tintín), aún diría más: aunque los funcionarios son necesarios, se hace país con gente que tiene ideas y pelea por ellas y cumple su sueño. Con gente que se lía la manta a la cabeza.
(Por si alguna vez las necesitan, la asesoría de Elena y Cati es LK Asesores en Ctra. Tacoronte Tejina, 19, Tacoronte.
El Centro de Liza y sus compañeras es Centro de Psicología y Coaching Arbona en C/ Modesto Hernández González, 3. Las Chafiras.
"La Casita del Mojo", de Jackie y Sema está en Utrech en una calle de difícil escritura pero que se encuentra en las redes.
Lo mismo para la empresa "Beruby" de Michael y Nieves. Hay abundante información (y hasta artículos de prensa) sobre su web)
(Por si alguna vez las necesitan, la asesoría de Elena y Cati es LK Asesores en Ctra. Tacoronte Tejina, 19, Tacoronte.
El Centro de Liza y sus compañeras es Centro de Psicología y Coaching Arbona en C/ Modesto Hernández González, 3. Las Chafiras.
"La Casita del Mojo", de Jackie y Sema está en Utrech en una calle de difícil escritura pero que se encuentra en las redes.
Lo mismo para la empresa "Beruby" de Michael y Nieves. Hay abundante información (y hasta artículos de prensa) sobre su web)
Cuando hace muchos años nos trasladaron a un pueblo de León, nos propuso un gran amigo un puesto en su empresa, y quedarnos en Sevilla. Naturalmente él nos advirtió del riesgo que corriamos. No fuimos capaces de liarnos la manta a la cabeza. Un hijo y una importante hipoteca nos llevó a la provincia de León. Esperanza.
ResponderEliminarEsperanza, es que creo que para liarse la manta a la cabeza también hay que sopesar muchos pros y contras. Cuando mi marido terminó 4º de Físicas le ofrecieron irse a Kuwait con una empresa de prospecciones de pozos de agua. Le pagaban muy bien, le daban casa y coche y posibilidad de 2 viajes al año a España. Y lo contrataban por 2 años. Pero claro, se tenía que ir sin terminar la carrera, sin saber qué posibilidades tenía después, sin mí (que ya tenía trabajo) y con unos cuantos contras más. Renunció y creo que nunca se ha arrepentido. Si hubiera dicho que sí, igual hoy tendría hijos kuwaitíes :-D.
EliminarLa vida es una continua elección.
¡Me encantó "Mi maravillosa librería", ya lo sabes! ¿Pero a que lector que se precie de serlo no le gusta leer sobre libros, librerías, libreros, escritores, fantasmas de escritores, lectores,...? Eso sí, me has dejado "espeluznada" (no sé si la RAE recoge la palabra) con el deseo de ser funcionario del 75% de los estudiantes, ¡que horror! ¿Pero qué tipo de persona desea ser funcionario? Una persona sin sueños, no como Elena, o Cati, o Jackie, o Sema o Liza... "Infeliz el que no tiene sueños", decía Rosalía de Castro. Bss
ResponderEliminarA mí también me gustó mucho. Por lo ágil, lo divertido, lo refrescante que es que te cuenten alegrías y sinsabores con esa ligereza. Nos parece vivirlo.
EliminarA mí estos libros me encantan, son libros "de familia". Cuando llevaba la Biblioteca de mi centro hice más de una vez -y precisamente en estas fechas, el mes del libro- exposiciones de "libros sobre libros". "84, Charing Cross" de Helena Hanff, por ejemplo. Esta de Petra Hartlieb le hubiera sido una perfecta compañía.
Hay que entender también el querer ser funcionario. Significa la seguridad y la tranquilidad. Yo, que fui funcionaria, durante los años de interina, hasta que no hice oposiciones, nunca sabía si al año siguiente tendría trabajo o no. Y la verdad era un poco frustrante. Pero dentro del funcionariado hay trabajos y trabajos. Yo siempre tuve claro que estaba haciendo lo que quería hacer y que disfrutaba con ello. Además, no dependía de nadie. Pero está claro que, si desde antes de terminar tu carrera, no te planteas ser dueño de tu propia vida sino ser un mandado, es que algo está fallando en nuestra sociedad.
Besos, Mónica. Sigamos teniendo sueños.
Sí, pero cuando te preguntaban qué querías ser no decías "funcionaria". Decías: bibliotecaria, filósofa, profesora, bombera, investigadora, panadera, etc. ¿A que sí? Un besote.
EliminarSí, Mónica, quería enseñar filosofía y en ese entonces, ni me planteaba lo del funcionariado. Y sí que es una respuesta preocupante, que supongo tiene que ver con lo que la sociedad en que se mueven estos estudiantes demanda. Es como cuando a mi marido (que daba clase en un instituto de un pueblo grande) le decían algunos alumnos a principio de curso que lo que ellos querían era tener mucho dinero y un cochazo (y alguno remataba con "como fulanito, que vende droga). No querían "ser" nada, querían "tener".
EliminarOtro besote para ti.
NO sé si esa pareja es la de la librería española en Viena. Yo también soy empresaria. Ser empresario hoy día es durísimo, los gobiernos te pelan a impuestos. Vi la entrevista de Banderas, fantástica pero lo que él no dice es lo que yo te estoy diciendo. Es ya mi segunda empresa.
ResponderEliminarBEsos Isabel.
No es una librería española, Celia. Se llama Hartliebs BÜcher y está en Währinger Str., 122 en Viena. Mis amigos vieneses la conocen. Además, compraron otra librería, con el tiempo, cerca del Liceo Francés, que vende libros en italiano y francés.
EliminarEse es el problema de los emprendedores. Debe cambiar la mentalidad de los gobiernos para que apoyen a los pequeños empresarios y fomenten la creatividad y las buenas ideas.
Espero que en esta empresa te vaya muy bien. Te mando todos los ánimos del mundo. Sursumcorda (que, como ya sabes, significa ¡arriba los corazones!)
Besos.
Hay una frase de R.Kiyosaki que me encanta que dice: "9 de cada 10 negocios fracasan. Pero yo di con la fórmula ideal: lo intenté diez veces". Detrás de estos negocios que triunfan hay tres cosas imprescindibles para ello: pasión (que te encante lo que haces), paciencia (nadie construye un negocio de la noche a la mañana y siempre hay problemas que hay que solucionar) y persistencia. A mí a cabezona no me gana nadie, ya lo sabes, así que a lo mejor en un futuro tu hija se une a esta lista de "los que se liaron la manta a la cabeza".
ResponderEliminarTienes razón, también lo decía Banderas en esa entrevista. Contaba que se le acercó un señor, dueño de una de las grandes empresas americanas, y que le contó las veces que se había arruinado, y como después volvía a levantarse y a persistir en el empeño. Y, por supuesto, sin pasión no hay trabajo que valga. Petra Hartlieb, hablando de otra librería que ganaba más porque tenía pocos libros y un solo dependiente, decía: "Una librería tiene que estar llena de libros, llena de gente y llena de libreros entusiasmados. De esta manera se gana menos, pero es bonito y, en general, divertido".
EliminarAsí que me parece bien tu paciencia, persistencia y pasión, pero (las madres estamos para señalar los peros) no olvides la racionalidad.
Pero ¿quién es esa señora jubilada que habla tan bien de Nieves y de mí?
ResponderEliminarVamos, parece que vienen de una persona que me conoce desde que nací, cuyos hijos son prácticamente hermanos para mí y una familia con las que hemos pasado muchísimos años (y hasta varias vacaciones conjuntas). Y precisamente porque es esa persona, sus palabras son todavía más importantes para mí. ¡Mil Gracias!
Gracias, Michael, ya me emocionaste, ya lo sabes.
EliminarCuando empecé a pensar en personas que se hayan liado la manta a la cabeza, los primeros en los que pensé, por la veteranía y por la cantidad de tiempo que llevan arriesgando, fue en ustedes, tan queridos y tan cercanos. Y es que ustedes no sólo son audaces ("fortuna audaces iuvat", la fortuna favorece a los valientes, decían los latinos que eran unos sabios de tomo y lomo) sino también, Nieves y tú, tienen una cabeza muy bien amueblada y una preparación excepcional. Creo que es algo a tener en cuenta. Saber de qué va (y saber más que nadie) el negocio que te traes entre manos es tal vez la clave principal del éxito.
Muchos besos y mucha suerte en los próximos retos.
Siempre adelante y luchando por nuestros sueños.
ResponderEliminarYa lo decía Benedetti, Luisa:
Eliminar"Dale vida a los sueños que alimentan el alma,
no los confundas nunca con realidades vanas.
Y aunque tu mente sienta necesidad, humana,
de conseguir las metas y de escalar montañas,
nunca rompas tus sueños, porque matas el alma".
Un abrazo.
Isa, me ha encantado el post (y el libro). Como nunca me he liado la manta a la cabeza, ni creo que lo haga, "viví" con entusiasmo todas las peripecias de Petra.
ResponderEliminarFuiste una de las primeras que me recomendó el libro y siempre me fío de tu criterio.
EliminarPara eso están los libros, para vivir mil vidas, para emocionarnos y empatizar con el otro, para (como decía Emily Dickinson) viajar lejos. Y si la peripecia vivida en el libro nos toca además la fibra sensible y las pasiones, es de las experiencias más maravillosas que hay. Afortunadas que somos, Úrsula.
Corren tiempos difíciles para la emprendeduría. Los bancos poco facilitan y los recursos siempre son limitados. A pesar del declive económico que soportamos, aún hay personas con ilusión y nuevos proyectos.
ResponderEliminarEste es el caso de mi hija que apostó por una franquicia de la que desconocía TODO y olvidó sus estudios y su profesión para embarcarse en una aventura empresarial fuera de su ciudad y lejos de su gente.
Parece que no lo ha hecho tan mal cuando el primer año, según su contable, ha sido un éxito. Ha dado empleo a seis jóvenes cualificadas y ha dado vida a un local que lloraba desconsolado a la entrada de un Centro comercial. A veces hay que hacer números y lanzarse sin miedo, cuando se cree en una idea. Lo mejor y más gratificante, me cuenta ella, es poder dar trabajo y un salario digno a una juventud llena de sueños.
¡Bravo por tu hija, Cande! A eso me refería con este post. Hay un montón de jóvenes que se lían la manta a la cabeza, que no es volverse loco y aceptar lo primero que ves, sino que es hacer números, prever riesgos, afrontar desafíos, estudiar el tema en el que te vas a meter, solucionar problemas. Y tu hija ha tenido suerte con su empresa, pero, si no la hubiera tenido, lo ideal es no tirar la toalla que, si se cree mucho en algo, siempre hay otro camino.
EliminarMi enhorabuena para ella. Y para tí, por la parte que te toca.
Hola, Isa. Como siempre me gustó mucho tu post de hoy. Lo que no me gustó nada es el comentario de Mónica Serendipia, que dice que "¿qué clase de personas quiere ser funcionario, que no tienen ilusiones...?". Bueno, yo fui funcionaria y siempre he tenido ilusiones. Me pareció un poco despectiva.
ResponderEliminarHoy Mónica añadió algo más que puede hacer que la entiendas mejor. Se refiere al término "funcionario" en especial, que realmente no es una profesión sino un añadido, un estatus a lo que realmente eres: administrativa, técnica, secretaria, profesora... Pensar en una juventud que sólo quiera ser funcionario (es decir que sea el estado quien te pague) es para ella lo preocupante.
EliminarY, aunque desde Larra y su "vuelva usted mañana", los funcionarios soportan una leyenda negra, estoy segura de que, en este caso, Mónica no quería ser despectiva. Porque las conozco a las dos, a ti y a ella, sé que, además, si se conocieran, se caerían bien mutuamente.
Un beso y muchas gracias por estar siempre ahí.
¡Buenísimo post! Me ha encantado leer las experiencias de estas personas tan valientes. Yo no me considero tan fuerte. Tan echada para adelante. Pero en mi medida, me muevo para poder trabajar realmente en lo que me gusta. Es verdad. Así se es feliz. Es triste que tengamos la mentalidad del funcionariado como salida de vida. Sobre todo, la gente joven que debería estar deseosa de salir y comerse el mundo. Da que pensar. Muchos besos.
ResponderEliminarComo dije en otros comentarios, Lola, la seguridad que te da un trabajo en el que no tienes por qué preocuparte por si mañana te echan es lo que lleva a mucha gente a preparar oposiciones (a veces muy duras) para ser funcionario.
EliminarLo que es preocupante es que no se piense sino en eso y no en hacer un trabajo digno en cualquier puesto que estés.
De todas formas, la juventud que yo conozco sí que tiene ganas de comerse el mundo y, afortunadamente, hoy hay más posibilidades para ellos que cuando yo terminé la carrera.
Muchos besos.
Hola Jane.Cada país tiene su propia cultura del trabajo.Ya sé que en EEUU si un negocio te va mal, comienzas otro y a veces está bien visto porque eres un emprendedor, pero si te va mal y pierdes la casa, no quedas hipotecado de por vida. Aquí en cambio si el negocio te va mal y no puedes pagar la hipoteca, ya te quedas entrampada para siempre, debiéndole a los bancos un montón de dinero que tu no has pedido, y para colmo ante los ojos de nuestros conciudadanos, eres un fracasado....Así que la opinión de Banderas habrá que ponerla en contexto.En cuanto a lo de los funcionarios, ya se sabe....en el fondo mucha envidia que es el deporte nacional. Claro que hay malos funcionarios, pero hay malos arquitectos, malos médicos, malos empresarios........Ya sé que la única salida para nuestros jóvenes es salir al extranjero y no es malo salir al extranjero, aunque ya se sabe que la mayoría de los que se vayan no volverán, y si lo hacen será cuando estén jubilados (este es el comentario de un joven arquitecto en paro y de una joven enfermera en paro). Así que a veces, no es tan fácil tomar la decisión y además es muy dolorosa.Muchas veces liarse la manta a la cabeza es valentía (y vaya por delante mi admiración), pero otras es desesperación Un beso Jane. Juan.
ResponderEliminarTienes (como casi siempre) toda la razón, Juan. Ahora en mi familia (y toco madera) no hay ningún parado, pero sí había el año pasado. Tengo, sin embargo, a dos sobrinos, uno en México y otro en Estados Unidos, y el primero se fue porque no le quedaba más remedio.
EliminarAsí que sí, no solo el problema es de los jóvenes sino de un sistema, en el que los Bancos son los dueños y que no apoya a los jóvenes emprendedores ni las iniciativas privadas, de manera que a los nuestros les cuesta mucho más salir para delante. Te copio una carta al Director de El País en el que un residente en California pone, a raíz de las declaraciones de Antonio Banderas: "En EEUU, los jóvenes emprenden porque tienen un futuro y un mercado que se lo permite. Allí saben que si su aventura empresarial no funciona, el activo mercado laboral los absorberá en un corto plazo. Obviamente, asumen riesgos, pero lo hacen desde una posición más cómoda y ventajosa. La sociedad española, y en particular los jóvenes, no podemos aceptar e interiorizar un discurso que pone la culpa en nuestras espaldas. Si Facebook nació en Estados Unidos y no aquí, no fue por falta de talento, sino por falta de oportunidades".
No, no es nada fácil liarse la manta a la cabeza...
Un beso, Juan.
No he leído el libro, pero me lo llevo apuntado. Estoy de acuerdo con que hay que luchar por los sieños, aunque creo que es un error comparar la sociedad estadounidense con la española. Tiene que haber de todo, sin funcionarios tampoco funcionaría un país, si no, a ver quién te va a sellar los papeles de la subvención... Y si todos fuéramos emprendedores no habría gente para trabajar en esas empresas...
ResponderEliminarPero bueno, son puntos de vista... El post, como siempre, me ha encantado.
Besotes!
No he leído tu comentario hasta hoy, fíjate qué despiste.
EliminarLas comparaciones son inevitables y más para un ciudadano que ha vivido en los dos países como Banderas. Pero tienes razón en que tiene que haber de todo, como le dijo aquel torero a Ortega y Gasset cuando este nombró su profesión de filósofo.
Gracias, Trescatorce, y siento haberte contestado 4 años más tarde.
Gracias!! Gente maravillosa que saben lo que quieren
ResponderEliminarY que nos sirven de ejemplo a todos, Monaco. Si ellos pueden ¿por qué no yo? Dos años después de este post mi hija abandonó la zona de confort de su puesto en el Hospital como anestesista y se hizo escritora. Sabía lo que quería y estudió bien el panorama antes de dar el salto.
EliminarEn tiempos difíciles. Sale la creatividad. Muy bueno el post. No edificados....��
ResponderEliminarMuchas gracias, Marilu. Tienes razón, la creatividad y la imaginación al poder.
EliminarUn abrazo.