Una de las cosas más divertidas de tener un wasap de amigas es ver al alimón un mismo espectáculo e irlo comentando. El último, la película de Rocío Dúrcal y Enrique Guzmán, "Acompáñame", que puso la tele el pasado Viernes Santo (y de la que ya les hablé una vez aquí). No es que la película sea una maravilla, ni que los actores nos volvieran locas, ni nada de eso. Pero está rodada en Tenerife, cuando todas teníamos 17 o 18 años, y nos tocaba muy de cerca: los paisajes, los extras conocidos, la Universidad, la Rambla...
- Esa que habla en francés, era en realidad una de 2º de Derecho, muy guapa.
- ¡Y ese del bañador azul, mi entrenador de baloncesto!
- ¿Oyeron? "Desde Tenerife, la hermosa capital isleña" ¡Toma ya! ¡Qué desconocimiento de estas islas, señor!
- La película no sólo es mala. Es tonta, tonta...
- Pues a mi me está gustando. Me encanta por los sitios en que se rodó.
- Esa escena final es en el Guimerá.
- ¿Seguro? Porque las barandillas de los palcos no son así.
- ¿Ustedes creen que, entonces, nosotras bailábamos así, como si estuviéramos boxeando?
- ¿Te imaginas hoy en día a alguien cantando que busca "una chica formal"?
Esta última pregunta me la hacía, desde Madrid, mi amiga Belén, que, aunque es mucho más joven, se apuntó al revival. Se refiere a la canción que canta Enrique Guzmán al principio y en la que dice que "aunque no sea fácil" tiene que encontrar una chica formal (y "aunque no sea rica, me tendré que conformar").
Las condiciones que la canción pone para alcanzar el grado ideal de formalidad son: "Quiero que tenga un aire inteligente (no que sea inteligente, fíjense, sólo que tenga el aire ¿?), que tenga clase y vista bien (nada de trapejos hippies: faldita por la rodilla y, si hay que ir a la playa, como Rocío en la escena de la piscina, nada de bikinis: bañador y con una blusita encima para que no se diga), que se distinga siempre entre la gente (y ¡ojo!) y que no sea muy yeyé".
El diccionario define la formalidad como "seriedad, manera sin bromas de obrar" ¿Eramos nosotras chicas formales? ¿Éramos yeyés, signifique lo que signifique eso? ¿Éramos tan pánfilas y antipáticas en nuestras relaciones con el sexo opuesto como Rocío Dúrcal en la película? Al final concluimos que la película no retrata en absoluto a las chicas de la década de los 60. Más que chicas formales, éramos chicas normales, con su punto de informalidad si hacía falta que para eso estábamos en la edad. Y en ese momento fuimos, además, todo hay que decirlo, protagonistas de cambios sociales profundos. La imaginación al poder.
Y es que para chicas formales la generación anterior, las de los años 40. Entre los papeles de mi padre encontré una estampita de un Cristo con su corona de espinas y todo, fechada en el 41, en la que, según me dijo él, un amor de juventud le escribió lo siguiente (vayan a saber qué proposición deshonesta pudo haberle hecho mi padre a los 20 años que tenía él entonces, pero les juro que nunca he leído un rechazo tan formal):
"Ante la presencia de esta estampa, acuérdate de la muerte y di con San Gregorio: Inmenso es lo que seguirá sin término y poco es todo cuanto fuese. Y ¿cómo no sufrimos cuanto hay que sufrir en esta vida por no sufrir un solo tormento en la eternidad? Pues como dice San Agustín, "mejor es una poca de amargura en la garganta, que eterno tormento en las entrañas"; y nosotros digamos con los siervos de Cristo: muramos ahora a la carne, para gozar siempre los bienes eternos, y despreciemos lo que dicen los necios del mundo cuando exclaman ¡holguémonos ahora!".
Para que no piensen que me lo invento, les escaneo la estampita en cuestión, quitando el nombre de mi padre y de la interfecta, que ¡esa sí que era una chica formal!
No tengo palabras para hablar sobre la estampita, mejor guardo silencio :D Sobre la película y la canción, estaban al servicio de lo que estaban porque ser formal no quiere decir ser mojigata. Menos mal que algunas no os lo creísteis :)
ResponderEliminarBesos.
Yo también me quedé sin palabras cuando la vi, Dorotea. Y en la película, parece ser que lo indispensable para ligar y llevar a un chico ante el altar (supremo objetivo) lo que había que hacer es discutir todo el rato y no darle ni un beso ni un mimo aunque te azoten.
EliminarY tienes razón, busqué en el Diccionario de Sinónimos los de "formal" y son: serio, educado, correcto. responsable, asentado, cumplidor, legal, prudente, consecuente. Pero no están pánfila, ni mojigata, ni santurrona, ni antipática. Ya ves...
Un beso.
Jajajaja. Me encanta, Isa.
ResponderEliminarQué bien, Carmen ¿Y qué te encanta? ¿El baile pugilístico de aquellos tiempos, las condiciones para ser formal o el rezado que la chica de los años 40 le echó a mi padre? Cuenta, cuenta...
EliminarUn beso.
Yo recuerdo bailar con los discos de Enrique Guzmán y haber participado en un concurso en mi barrio del baile del Twist. Pero sólo fui una vez a un guateque en la calle San José. Mi madre era un sargento reenganchado.
EliminarIgnorancia supina que hacía que tener novio a los 15 años era un alivio. Lástima que no se pueda dar a la manivela para detrás.
¡Sííí! ¿Te acuerdas de bailar "Zapatos de ante azul"? Me encantaba.
EliminarYo fui a algunos guateques, los primeros a escondidas (no, no éramos muy formales), pero después ya con permiso. Los solíamos hacer en Preu (16, 17 años) en la azotea de la casa de amigos de la pandilla. Hacíamos sandwichs, sangrías, poníamos un pickup y discos hasta que anochecía, que ya se cerraba el tenderete. Todo muy sano y muy normal, la verdad.
Las hijas mayores pagábamos el pato porque a mis hermanos los dejaron ir después mucho antes.
A mi el que me gustaba era Enrique Guzmán
ResponderEliminar¡Y a mí, Belén! El día en que rodaron en la universidad, fuimos todos en tropel después a la cafetería a verlo y era superagradable. Yo entonces tenía todos los discos de él (aquella canción, "con solo barro los formó...", era preciosa) y verlo en persona y hablar con él nos parecía mentira.
EliminarHace poco vi una entrevista en la que decía que en ese entonces Rocío coqueteaba con él (¡Ah, pérfida!) y que él era querendón :-)
Ay mi cabeza... La de la "jaculatoria" acabaría de monja... supongo... Madre de deus! Hablando de modernismos de la época... me sumé a la moda de fumar... y nada... no hay forma... la asumí bien asumida... Grrrrrrrr...
ResponderEliminarSí que fue una moda, Gladys, y lo siento por ti. En mi Colegio Mayor yo era la única que no fumaba y, por las tardes, cuando nos reuníamos en la habitación de alguna de nosotras, todas fumando como chimeneas, yo me ponía un gorro de ducha para que no me oliera el pelo a cigarro (entonces lo tenía largo), que luego me venía a buscar el novio (que tampoco fumaba) y no le gustaba nada.
EliminarA ver si puedes liberarte...
¡Madre mía la de la estampita, San Gregorio y San Agustín...! Buenísimo, Isa, como siempre, un abrazo.
ResponderEliminar¿Tú te imaginas, Úrsula, que nosotras a aquellos pretendientes que tuvimos le hubiéramos echado semejante responsorio? Cuando menos, se hubieran partido de risa. De todas formas, mi madre, que fue una chica de esa época, no era para nada así. Aunque era religiosa también, se reía mucho y tenía un gran sentido del humor. Lástima que la estampita la encontré cuando ella ya había muerto, porque me hubiera gustado oír sus comentarios.
EliminarUn abrazo.
Genial, Isabel, me he divertido mucho leyéndote . Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sole. Yo también me divertí escribiéndolo, porque la estampita no tiene desperdicio.
EliminarUn beso.
Ay, Jane, aunque me he divertido leyendo tu post revival, un poco de mal cuerpo me ha quedado con la letra de la canción y el contenido de la estampita.
ResponderEliminarLa letra, para mí, tiene demasiado ramalazo machista en eso del aire inteligente, del vestido pudoroso y del que sobresalga entre la gente, para lucirla como trofeo de caza muy exclusiva.
El contenido de la estampita de marras, además de tajante, negando los placeres mundanos, me parece hasta casi tenebroso, por mucho que sean palabras de tan santos varones como pudieron serlo San Gregorio y San Agustín. Incluso, yo diría que hasta un punto cursi, la respuesta de la dama objeto de un amor juvenil de tu padre.
Y yo me pregunto: después de tamaña retahíla, ¿le quedaron ganas a D. Atilio de seguir conservándolo o huyó de él, cuan lejos pudo?
Y, para más inri, todo eso escrito con la típica letra picuda, o letra de monja, de la época. Con esa letra y esas ideas, no me extrañaría nada que la moza hubiera ido a parar a un convento... Lo dicho: a pesar de todo, muy divertido.
La letra de la canción en nuestra época, y la estampita en la de nuestras madres, son claros ejemplos de un tipo de mentalidad que hoy nos deja estupefactas. Y también de una mirada falseada sobre la realidad.
EliminarSi te fijas, cuando Enrique Guzmán quiere que su chica tenga un aire inteligente mira a una que tiene gafas. Así que ya sabemos, nos ponemos gafas y nos viene el aire como si fuera uno de los dones del Espíritu Santo. Y la formalidad de la protagonista está en que para que sonría tenga que pasar más de media película. Tonta, tonta, como muy bien dijiste.
La parrafada que le echa la otra interfecta en cuestión a un chico de 20 años con todo eso de buscar argumentos de autoridad para olvidarse de "holgar" y pensar solo en la muerte y en el más allá me parece hasta peligrosa. De muchas ideas como esa están hechos muchos fanatismos.
¡Con lo sencillo que es el amor! "Este amor nuestro es sencillo como una canción", decía Rabindranath Tagore (pero espero que esa canción no sea "Una chica formal")
He reconocido la imagen en cuanto la he visto, es el Cristo de Limpias.
ResponderEliminarLimpias es un pueblecito muy cercano a Laredo (Cantabria).
Mi madre lleva una estampa de ese cristo en el bolso desde hace cincuenta años al menos y me metió disimuladamente otra en la puerta del conductor de mi primer coche. La descubrí cuando fui a limpiarlo. Cuando le pregunté me dijo que era para que me protegiera. Ahí lo dejo.
Gracias, Utopía, por la información, que no conocía. Es una imagen preciosa y, si alguna vez paso por Limpias, seguro que la iré a ver. Qué pena no haberlo sabido las dos o tres veces que he pasado por Laredo. Yo también la habría reconocido. Desde que mi padre murió, también la tengo yo en el bolso.
Eliminar¡Y qué tierna tu madre protegiéndote! Las madres somos así.
Hola, yo soy la interfecta (qué raro se me hace verme sin mi nombre de guerra "Loque"). Bueno, no la de la corona de espinas, que tampoco hay que ser tan formal.
ResponderEliminarY tan sufrida y tan no sé... gótica, porque vamos, eso no lo pone hoy en día ni el cuervo de Poe itself.
Yo también pensaba que la verdad, una cosa es ser formal y otra una borde como el personaje de Rocío Durcal. Y sí, estoy segura de que vosotras eráis mucho más modernas y alegres, y no sé... jóvenes, que esa "revenía".
Y que San Gregorio, que el tío era un cascabel ¿eh?
Desde luego, no éramos unas locas de atar. Cuando había que estudiar, se estudiaba. Cuando había que pedir una beca para que nuestros padres no tuvieran tanto gasto con nuestra carrera, se pedía (y se estudiaba más para conservarla). Dábamos clases particulares para tener dinero para nuestros gastos y nos tomábamos con seriedad nuestro futuro.
EliminarPero lo pasábamos en grande y nos divertíamos todo lo que podíamos, que era mucho ¡Me divierto ahora que soy mayor...!¡Imagínate entonces! Estábamos muy lejos de sufridas, góticas y revenías.
Pues mira, San Gregorio, no sé, pero de San Agustín se cuenta que rezó para que Dios le concediera el don de la castidad. "Pero todavía no, Dios mío", aseguran que precisó. Y es que para que haya virtud (y formalidad) debe haber antes tentación
Yo hubiera salido por patas si hubiera sido Papilo, ahora me explico que no se casara con esa.
ResponderEliminarNo he visto cosa más descoordinada que la chica rubia que baila detrás de Enrique Guzmán. ¿No podían haber elegido a alguien con más ritmo?
A mí también me sorprendió el baile, ya ves que fue una de las preguntas que nos hacíamos mientras veíamos la película ¿De verdad bailábamos asi, con los puños cerrados y a saltitos? Se ve horroroso, no sólo la rubia, sino también las demás.
EliminarY no creo que a los 20 años tuviera intención de casarse. Igual si la hubiera tenido, la chica no le hubiera echado esa retahíla.
No conocía yo esa historia. De esas no había muchas, afortunadamente. Como tú dices, había más chicas normales y formales, que, simplemente, formales. Y la película de la Dúrcal siempre me pareció una cursilada.
ResponderEliminarLo es, lo es... Llena de tópicos, de momentos falsos (la curación del chico por una saeta, por ejemplo), de sobreactuaciones. Ah, pero siempre ocupará un sitio en tu memoria y en la mía, por el simple hecho de que la vimos rodar y de que estábamos allí, oyendo a la tuna bajar por el jardín de la universidad con esa canción de "ninguna como mi tuna..."
EliminarIsa. Desde ayer ando algo triste porque falta un referente de la movida madrileña que últimamente he descubierto con el programa de La Sexta "A mi manera". Manolo Tena era una persona muy sensible y un gran escritor de canciones. Tu que te enrollas bien, ¿escribirás algo sobre él y la movida?. Te lo agradecería. Hoy sale publicado en El Día un emotivo artículo. Supongo que en El País también se hablará de lo mismo. Fue un ejemplo de recuperación después de estar ahogándose en las cloacas mucho tiempo. En fin...
ResponderEliminarA mí me queda un poco lejos la movida madrileña, pero sí que pienso que Manolo Tena fue un cantautor con una sensibilidad especial para la música y la poesía. Nació como mi hermana el día del solsticio de invierno y es una pena que haya muerto tan joven y cuando parecía haber recobrado esperanzas. "Uno piensa que vive la vida a su manera, pero es mentira, la vida te vive a ti".
EliminarSi surge, alguna vez "me enrollaré" con él y su recuerdo.
Una chica formal y aunque no sea rica, me tendré que conformar... Y todas haciéndole el coro privadas, dando así conformidad a sus pretensiones. Ja, ja, ja.
ResponderEliminarYo creo que nosotras éramos formales porque no nos dejaban ser de otra manera. Éramos discretas porque mostrar era perverso. Y si nos divertíamos mucho pues dudábamos de que estuviera bien.
Creo que a pesar de las carabinas y las prisas por el reloj acusador, lo pasábamos bien y éramos felices. Puede que también fuéramos ignorantes con mayúsculas, pero eso nos hacía disfrutar de la vida a cada paso, viviendo con profundidad cada descubrimiento...
Bañador entero y rebequita de croché, blusa abrochada hasta el último botón y el alto de la falda que fuera el de procesión. Sin embargo, nos gustaba mucho vernos en el espejo y nos reconfortaba bastante que Dios también diera su visto bueno. Lo que dijera la letra poco importaba porque disfrutábamos bailando esas canciones tan animadas aunque estuviéramos rodeadas de guardaespaldas.
Bueno, Cande, a mí siempre me pareció bien divertirme mucho, la verdad. Y no te olvides de que fuimos la generación que estrenó la minifalda y el bikini.
EliminarEso sí, cuando salía de casa, mi abuela Lola siempre me aconsejaba: "¡Formalidad!". Y todavía mejor: "¡Fundamento!".
Pero una cosa eran los consejos y otra que no nos dejaran ser de otra manera. Desde luego, no fuimos como nuestras madres. Igual que nuestras hijas tampoco han sido como nosotras. Las elecciones que tomamos en aquellos tiempos nos han hecho ser como somos.
Hola. muy entretenido este post con la letra de la canción y el contenido de la estampa. Eran otros tiempos y las generaciones van camiando. No hay duda que en nuestras familias siempre nos decían que fueramos formales y demás. Era una sociedad machista y las mujeres eran como un premio... seguimos en contacto
ResponderEliminar¡Menos mal que las generaciones van cambiando! ¿Te imaginas a las chicas de ahora buscando citas de San Celestino para darle calabazas a un chico? Ahora se dice que no y santas pascuas, sin necesidad de subterfugios.
EliminarUn abrazo, Marta.
Aunque reconozco que en esa película me enamoré de Enrique Guzmán (hará unos 30 años), si fuera canaria, me habría ofendido del terrible acento que ponen a los tinerfeños.
ResponderEliminarPues la verdad, Jane, es que no recuerdo a nadie que yo identificara como tinerfeño por su acento. El amigo con el que se encuentra en la universidad y los demás compañeros, los parientes de la señora y el que les va a comprar la casa... todos hablan peninsular.
EliminarHace ya 50 años, en el momento en que se rodó la película, a todas nos encantaba Enrique Guzmán. No era muy guapo pero tenía una voz cálida que nos enamoraba. No es de extrañar que 20 años después siguiera gustando. Aparte de que era (y supongo que será todavía) muy simpático.
Me encantan tus entradas. No suelo comentar mucho, pero quería que lo supieras.
ResponderEliminarMe he reído mucho, y también me ha hecho reflexionar.
La de la estampita... me ha dado un poco de miedo.
Un beso.
A mí también, Teresa. Y seguro que a mi padre en su momento también. Nunca le oí hablar en toda su vida de la admiradora de San Gregorio.
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Animan de verdad.
Un beso.
Por asociación, me ha llegado a la mente aquel titulo de las "Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes".
ResponderEliminarO lo que decía Mae West: "Cuando soy buena, soy muy buena pero cuando soy mala, soy mejor".
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