A mucha gente le gustan los muros. Sin ir más lejos a uno de mis amigos, con el que de vez en cuando mantengo rifirrafes (respetuosos, eso sí) a cuenta de que pensamos totalmente distinto. Al contrario que a mí, a mi amigo le dan grima palabras como multiculturalismo, progre, cosmopolita o globalización, le encanta Trump al que considera el salvador del mundo, y es partidario de aquello que decíamos de pequeños "calabaza, calabaza, cada uno pa su casa". Y si para mantener a cada uno en su casa, hay que levantar muros costosísimos, pues se levantan, como hace su amigo Trump, y santas pascuas.
El caso es que, igual que él, ha habido un montón de hacedores de muros. Por ejemplo, al emperador Adriano entre los años 122 y 128 antes de Cristo se le ocurrió partir en dos Inglaterra de este a oeste: "Yo fui el primero -dice- que trazó un muro de ochenta mil pasos para separar a los bárbaros de los romanos". "La erección de una muralla -cuenta Marguerite Yourcenar en "Memorias de Adriano"- que dividía la isla por su parte más angosta sirvió para proteger las regiones fértiles y civilizadas del sur contra los ataques de las tribus norteñas". Pero realmente era, sobre todo, una barrera comercial para cobrar impuestos y peajes a todo el que quisiera pasar por allí (la pela es la pela) y una demostración del poder de Roma ¡Aquí, a este lado, estoy yo y allí estás tú!
Los chinos hicieron otro tanto. Para protegerse de los pueblos nómadas del norte, empezaron desde el siglo V a.C. a construir una muralla que llegó a tener 7000 Km. de largo. El emperador Yangdi en el siglo VII d.C. compuso este poema: "El viento otoñal levanta gemidos, / mientras marchamos muy lejos miles de millas ./ A través del desierto reconstruimos la Gran Muralla / pero esta no fue idea nuestra, / fue construida por sabios emperadores del pasado: / establecieron aquí una política que durará miles de siglos / para asegurar las vidas de sus millones de súbditos / ¿Cómo podríamos, pues, evadirnos de preocupaciones / y descansar en paz en la capital?". Se ha dicho que es la única obra humana que se ve desde la Luna, pero no es verdad. Desde allá arriba solo se ve un hermoso planeta azul sin divisiones de ningún tipo.
También los berlineses del Berlín Este construyeron en una sola noche de 1961, como si fuera una hazaña de un cuento de terror mágico, un muro entre las dos Alemanias. Lo llamaron "muro de protección antifascista"; pero para el resto del mundo fue siempre el "muro de la vergüenza", que separó familias y segó las vidas de quienes querían escapar. El escritor Cees Nooteboom, en una entrevista que le hicieron en Madrid sobre su vida en un Berlín dividido, dijo: "Imagina que sales de casa y puedes andar solo hasta el Retiro porque hay un muro por todas partes. Imagina que tu familia vive al otro lado de Atocha y allí hay una vida totalmente diferente, con colas, con policías que te ponen espejos bajo el coche para pasar a verlos. Era muy, muy extraño".
Pero hoy en el Muro de Adriano pastan las ovejas y muchas de las antiguas piedras romanas que lo formaron fueron aprovechadas por los lugareños para hacer sus casas y sus establos. La Muralla China corre el riesgo de desaparecer por los más de ocho millones de turistas venidos de todo el mundo que la visitan y que se llevan poco a poco piedras de souvenir, al tiempo que se hacen un selfie. Y en Berlín cada año se celebra la caída de su muro desde aquel otoño de 1989 que fue, según los que lo vivimos, la revolución más hermosa del mundo. "No hay que olvidar -decía hace 3 años el escritor Ferdinand von Schirach- que en esta ciudad se produjo hace 25 años un verdadero milagro. una revolución pacífica, sin derramamiento de sangre y sin ejecuciones...". En las paredes que quedan hay pintados graffitis que hablan de paz.
Y es que no hay muro que detenga al hombre. A mí me gustaría recordarles a mi amigo y a los Trump y Adrianos de este mundo que ante las murallas, los hombres siempre han encontrado medios para sortearlas (debajo del muro de Trump que separa EEUU de México hay cientos de pasadizos subterráneos), si piensan que tras ellos pueden tener una vida mejor.
Siempre ha habido deseos de esconderse y de mantener alejado al otro que se siente como una amenaza, pero no ha existido nunca un muro en el que el cartel de "no pasarán" fuera eterno.
A mí no me gustan los muros.
(En las imágenes un fragmento del Muro de Adriano, y la famosa foto del soldado Conrad Schumann saltando las alambradas del Muro de Berlín, obra del fotógrafo Peter Leibing)
Los muros son defensas que el ser humano construye para protegerse. Repase usted la construcción de todos los que ha nombrado y lo comprobará. Si alguno de ellos fue utilizado como paso fronterizo en el que debía pagarse un peaje, no es otra cosa que los aranceles que se cobran al importar mercancías del exterior. Por cierto, no debe usted malinformar a los que la leen porque el muro que existe entre EEUU-MEXICO, lo hizo la administración progre de los Clinton. Posiblemente Trump quiere ampliarlo para tener algún beneficio distinto al publicitado pero...
ResponderEliminarA los que no quieren muros y proclaman la entrada de refugiados a mansalva, "buenistas" los llamo yo,les digo que hagan un hueco en sus casas y acojan a alguno. Sobre todo a los jubilados que cobran una buena pensión y ya no tiene hijos a su cargo. Hay que predicar con el ejemplo y no dejar en manos de "papá estado" todo lo que nos cuesta hacer a nosotros.
Un saludo de lunes.
Nada más lejos de mi intención malinformar, Antonio. Es verdad que el muro entre USA y México no lo ha empezado Trump, pero como fue una de las propuestas estrellas en su programa, insistiendo reiteradamente en que lo pagara México, se le conoce como el muro de Trump. Creo que así lo han entendido quienes me leen. Si no, pido disculpas.
EliminarA mí realmente, Antonio, lo que me gustaría es un mundo sin fronteras. Por eso soy partidaria de ese tímido empezar que ha sido la Unión Europea y que, con todos los fallos, permite estudiar y trabajar a nuestros hijos en cualquier lugar de la Unión. Algo así a nivel mundial sería una maravilla. ¿Que es una utopía? Ya lo sé. Pero, como decía Galeano, las utopías sirven para caminar.
Realmente, según los estudiosos, el muro de Adriano no tenía función defensiva, sino, como dije, hacía de barrera comercial y de establecimiento de límites. La Muralla China, aunque sí se hizo para protegerse de ataques, poca función hizo como tal porque nunca cesaron estos hasta que no hubo acuerdos con los pueblos del norte. El del Berlín, más que para protección, se hizo para que no se pasara más gente al Berlín Occidental.
Creo que los canarios sabemos muy bien lo que es la emigración -mis dos abuelos emigraron y tengo mucha familia en Cuba y Venezuela-. Cuando alguien huye de la miseria o de la guerra, lo hace empujado por la desesperación ¿Poner muros es la solución? A mí no me gusta.
Mi abuela era cubana de nacimiento de padre emigrante canario.¿Cuántos canarios fueron interceptados en medio del mar y repatriados? Siempre la misma historia.
EliminarTú haces de tus bienes un vergel, con años de sacrificio y ahorro, y luego viene el "progre de turno" -generalmente vago- a querer compartir lo que tanto te costó (aquella fábula moralizante de la cigarra y la hormiga).
Algunos inmigrantes se puede admitir, ¡cómo no!, pero alguna puerta habrá que poner al campo, porque de lo contrario....
Creo que es el momento de recordar algunas de mis máximas:
--no todos somos iguales aunque tengamos los mismos derechos "Y OBLIGACIONES",
--lo mío es mío, no de todos.
--mi casa la tengo a buen recaudo de los cacos y los okupas, ¿y tú? No contestes, es una pregunta retórica.
--ahora es cuando siempre recuerdo mi época de postulante a sacerdote, je,je. En esa época quería repartir todo a todo el mundo, y por igual; claro que, por entonces no tenía nada que dar, repartir, ni dividir, porque no tenía nada de nada.
Galeano - la utopía y el horizonte - En la misma medida que te acercas a él, compruebas que se aleja. (Claro, otra manera de decir aquello de caminante no hay camino, se hace camino al andar).
A pesar de tener criterios dispares, me resulta muy gratificante y enriquecedor seguirte por estos andurriales.
Un abrazo.
Sabes que si no tuviéramos criterios dispares, esto sería un aburrimiento. Es bueno no plegarnos al pensamiento único, ser críticos, ser capaces de ponernos en el lugar del otro, comprender, y sobre todo escuchar.
EliminarMi padre nació en Cuba y mi abuelo murió en Venezuela. Por algo llaman a aquello "la octava isla" (sin el permiso de los gracioseros). Muchas veces recuerdo las historias de emigrantes, como la del abuelo de mi marido que se fue a Cuba con su hijo de 20 años y en medio del mar se le murió. O las fatigas de mis tíos por encontrar un trabajo digno. Tal vez por eso me siento conmovida por las historias de los sirios y de tantos otros que huyen de una situación inaceptable. Pero sé que es una situación difícil.
Un abrazo.
Qué corra el aire. Gracias y salud para todos. Qué bien escribes.
ResponderEliminar¿Te acuerdas, Carmelita, en Los Sauces cuando éramos pequeñas? No había muros que encerraran las casas, las puertas estaban abiertas (solo había que tocar y decir "¡Paz!") y verdaderamente corría el aire ¿Qué mundo estamos dejando a nuestros nietos?
EliminarGracias a ti y un abrazo grande.
Estoy completamente de acuerdo contigo en que hay que suprimir muros y fronteras y que no hay futuro para este mundo mientras estos y estas sigan existiendo.
ResponderEliminarLamentablemnte no sólo Trump y tu amigo no piensan así. En una entrevista a Pablo Iglesias textualmente afirma que la caída del muro de Berlín (que yo conocí y crucé varias veces) "fue una mala noticia para el mundo entero". Para mí, sin comentarios.
Me alegra que un economista como tú piense que suprimir muros y fronteras sería una idea hermosa para el futuro de nuestro mundo. Si hay muchos como tú igual se consigue.
EliminarHabía oído ya la entrevista a Pablo Iglesias y verdaderamente no me explico cómo puede decir semejante disparate. Los que vivimos los años de alambradas y el goteo de muertes (unos 200) al intentar cruzarlo, no pudimos por menos de llevarnos una alegría enorme aquella noche de noviembre de 1989. Transcribo un párrafo de www.elespectador.com que hablaba de esos 200 muertos:
"Algunas de estas personas fueron abatidas a tiros por los soldados del régimen comunista, pero otras murieron durante la fuga, por causas indirectas, ya sea ahogados, en accidentes mortales o al suicidarse tras haber sido descubiertos.
A día de hoy, a punto de celebrarse 20 años del derrumbamiento, no existen cifras precisas sobre el número de personas que fallecieron en la capital: según las fuentes, varían desde las 86 víctimas de la Fiscalía de Berlín, hasta las 313 que maneja la organización humanitaria "13 de Agosto".".
Demasiados muertos como para considerar una mala noticia la caída del Muro.
Hola Jane. Generalmente los que quieren muros para protegerse de los de fuera, suelen ser los que no miran lo que pasa dentro, o miran para otro lado y creen que así no se les puede acusar de "colaboradores necesarios". Podría estar de acuerdo que no se pueden abrir las fronteras para que entre todo el mundo, pero menos se le puede hacer "la pelota" a dictadores tipo Assad, al Rey de Arabia o de los Emiratos,...... Pero claro esos no vienen en patera, sino en primera clase o en jet privado. Además no tienen los pies llenos de polvo de caminar durante meses, sino que tienen zapatos carísimos (que por cierto, hacen los desgraciados en el tercer mundo). En fin, creo que me he enfadado y este no es el sitio. Un beso Jane. Juan.
ResponderEliminarSí, Juan, los de fuera no son los mismos aunque vengan del mismo sitio. Hay categorías dentro de los extranjeros. Adela Cortina ha acuñado el término "aporofobia", el rechazo al pobre. En "Hoy por Hoy" explicaba:"Hay una marcada distinción entre el extranjero que viene cargado de dinero para gastar en sus vacaciones y el extranjero pobre. Al primero se le recibe con los brazos abiertos. Pero la aporoforia trata de definir el rechazo al pobre sea de la procedencia que sea, incluso la filósofa apunta que “no nos gusta mucho decir que tenemos un pariente pobre, tratamos de ocultarlo, nos molesta el pobre que viene de fuera y el que está dentro”. Sin embargo la catedrática sostiene que los pobres sí tienen algo que ofrecer, “toda persona tiene algo que ofrecer, en primer lugar toda persona tiene dignidad y no un simple precio”. Poniéndonos en situación la catedrática de Ética y Filosofía Política explicaba que hace un par de siglos la humanidad era pobre en general y había unos cuantos bien situados "pero no había medios suficientes para que nadie pasara hambre, pero es que ahora sí los hay, la pobreza es evitable, hay recursos suficientes en la tierra para que nadie pase hambre”.
EliminarEl antídoto a la aporofobia es la justicia, “tenemos una propuesta muy interesante en la Unión Europea que es la de la Europa social, cómo hacer posible el estado del bienestar”. Todos pueden tener un trabajo, una vivienda, “a ver cómo podemos acabar con el sinhogarismo”, explicaba Cortina".
Así que ya ves, Juan, nada de enfadarse sino de intentar entre todos buscar buenas propuestas para hacer de este mundo un lugar mejor.
Un beso.
algunas veces me pregunto: ¿eres o te sientes pobre?
Eliminarun abrazo, jefa.
Pues realmente me siento muy rica porque no necesito nada. No compro lotería, no aspiro a nada más que vivir con lo que tengo. Y pienso que todo el mundo debería aspirar a eso, a una vida digna, sin pobreza ni riqueza. Como decía el mago, "una casita en el campo, una mujer que te quiera, un vaso de vino tinto, y "aluego" que vengan penas".
EliminarDichosos muros que separan familias,y amigos,yo también estoy en contra de ellos.Quizás la solución esté en mejorar la calidad de vida de los que lo cruzan. Esperanza
ResponderEliminarEso sería lo ideal, Esperanza. Nadie quiere marcharse de su tierra y dejar atrás a su familia, sus amigos y su entorno. Hace poco leí una historia de unos sirios que habían emigrado a la Argentina y decidieron volver a Alepo a pesar de la guerra:
Eliminar"Los Touma, una familia de refugiados sirios que llegaron al país a fines del año pasado para instalarse en la localidad de Pilar, Córdoba, partieron anoche en un vuelo de regreso a la ciudad de Alepo, donde la guerra civil aún hace estragos en la población.
Taufic (40) y Ani (29) tienen dos hijas, Kristel de 10 años y Mari Flor, de 13. Prefieren correr los riesgos que implica un conflicto armado en su tierra a permanecer aquí, ya que no lograron adaptarse a la Argentina por el alto costo de vida y la falta de trabajo".
Así que ya ves, si en el país de cada uno las condiciones fueran buenas, nadie se iría.
Un abrazo.
¡A mí tampoco me gustan las barreras ni físicas ni emocionales!
ResponderEliminarEsas últimas son las más difíciles de sortear, Begoña. Pero los humanos somos muy tenaces...
EliminarLos muros para las cárceles. Bien altos e inaccesibles.
ResponderEliminarSi el progreso ha ido siempre de la mano de la unificación e integración, no veo por qué debemos retroceder. Las barreras físicas provocan las psicológicas, y esas sí que dan miedo.
Etiquetar y dividir solo ayuda a establecer diferencias, rangos y enfrentamientos.
Si queremos sociedades basadas en el respeto y la tolerancia, una pared nunca ayuda. Dividir es separar. Esa es mi humilde opinión.
Una humilde opinión, Cande, que Rousseau te hubiera aplaudido ¿Sabes que decía? "El primero a quien, después de cercar un terreno, se le ocurrió decir "Esto es mío", y halló personas bastante sencillas para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, muertes, miserias y horrores habría ahorrado al género humano el que, arrancando las estacas o arrasando el foso, hubiera gritado a sus semejantes: "¡Guardaos de escuchar a ese impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son para todos y que la tierra no es de nadie!".
EliminarAsí que, como ves, para él un muro tuvo la culpa de todo.
Gracias, Cande, por compartir tus ideas. Un beso.
La empatía se va perdiendo en esta sociedad tan confortable para algunos. Esto nos hace comportarnos de manera muy egoísta. Estoy totalmente de acuerdo en eliminar barreras.
ResponderEliminarSí, Conchi, coincidimos.En lugar de guardar para sí, compartir; en lugar de cerrar, abrir. Falta mucho para llegar a una utopía ideal cosmopolita pero algo se ha avanzado.
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