La semana pasada ha sido bastante agitada para mí. Por una parte, por la vida social propia de estas fechas que se traduce en comidas, cenas, celebraciones, encuentros, compras...; y luego en más comidas, más cenas, más celebraciones, más encuentros y más compras. Por otra parte, por el borrascón que nos ha pasado rozando y que, pese a responder al bello nombre de "Ana", ha tenido más bien el talante de una "Tremebunda". En esas andábamos cuando mis amigas y yo decidimos ir el martes a Las Palmas (ida y vuelta el mismo día) a comer en casa de Eli, que vive frente al mar.
Si por algo protesto de vivir en una isla es que a cada rato hay que coger el avión. Nada de ir por barco a la isla vecina viendo lo temperamental que se nos puso "Ana" (hablaban de olas de hasta 7 metros, válgame el cielo). Pero tampoco los aires estaban lo que se dice tranquilos y ahí nos ven sufriendo sacudidas, vaivenes, yenkas y chachachás. Menos mal que yo iba sentada al lado de mi amiga Úrsula, que es la serenidad en persona, y que viendo que yo me iba poniendo lívida por momentos, me dijo: "¡Pero si esto es como subirte en un tobogán!". Ahí fue cuando le tuve que confesar que yo tampoco me subo ni nunca me he subido en toboganes, ni en norias, ni en aparatos de esos mefistofélicos en los que se oye gritar a la gente por los aires. Miento, sí me monté una vez en una noria, la del Prater de Viena, pero es que, aparte de hacerle los honores a la película "El Tercer hombre", iba tan despacio que solo parecía una agradable vuelta a la manzana.
Parece haber en algunos seres humanos la tendencia a buscar el peligro (bórrenme a mí de esa lista) ¿Han visto una atracción que se llama "El martillo"? No es normal que te pongan cabeza abajo a no sé cuantos pisos de altura (sé de una que se hizo caca del miedo cuando se subió). Y hay otra atracción que es un ascensor bajando a toda velocidad, que hace que el cerebro casi se te desprenda y llegue al techo, y que, por raro que parezca, hay a quien le encanta. No tengo ni idea de cómo puede haber personas que ¡hasta paguen! por semejantes torturas.
Y eso que, si se fijan, la vida es también como una noria, una atracción de feria que te da momentos de subidón y otros de bajona. Si repaso lo vivido esta semana, ahí están los subidones de los encuentros con los amigos y con la familia (casi uno cada día), o la alegría de oír en el programa "El Foco" de Televisión Canaria a dos de mis ex-alumnos -tan creativos y brillantes-, uno, el periodista Roberto González, entrevistando al otro, el actor Álex García. Y las bajonas, la preocupación por una amiga muy querida a la que operaron de un tumor el viernes, o el catarrazo que me ha tenido en un moqueo continuo nada sexy (otra vez "Ana" y sus fríos haciendo de las suyas...).
Y es que la vida ya tiene suficientes meneos como para calmar nuestra sed de aventuras y la llamada de la selva que nos convoca ¿A qué buscar fuera peligros de pacotilla? Como dice mi marido, que es también un hombre tranquilo. "¡Qué necesidad!".
Menudos meneos tuvimos en el avión de Las Palmas. Son riesgos necesarios que tenemos que correr, pero lo que no entiendo es que haya quien los corra por placer. Yo, de jovencita, me subí a una montaña rusa en un parque de atracciones en Mallorca y, cuando iba volando a la velocidad del sonido, grité: en la vida!!!. Y lo cumplí. Nunca más, pero hay personas qué buscan el peligro. Recuerdo una vez que fui con mi marido, bueno, intentamos ir a Punta Teno, y,aparte de que en el camino, se nos echo encima un camión que casi nos coge de lleno, cuando llegamos al túnel, vimos que había un derrumbe, no nos atrevimos a pasar pero ya que estabamos allí, decidimos ver el panorama (yo nunca había estado antes). Me bajé del coche, y había tal ventarrón, que se me fue la puerta del coche, de la cual me había agarrado y, me quedé colgada al borde de un precipicio. Gracias a que mi marido me agarró a tiempo. Lo primero que le dije fue: no se te ocurra contárselo a los niños (mis hijos). Porque yo sabía que si se lo decíamos, iban al día siguiente. La puerta no la podíamos cerrar porque se dobló y no encajaba. Fui todo el camino de regreso, agarrando la puerta. Y yo, como Tony, digo: Que necesidad!!!',
ResponderEliminarYo también fui a una montaña rusa en el Parque de atracciones de Madrid cuando estudiaba allí. Íbamos mi hermana, mi novio y yo. Mi hermana estaba empeñada en subir y mi novio con ella pero a mí no hubo manera de convencerme. Me quedé abajo preparada con la máquina de fotos para sacarles una foto cuando bajaban. Las caras de terror absoluto que tienen en la foto es para encuadernarla. Quita, quita...
EliminarNo hay ninguna necesidad, tienes razón ¿Y qué me dices del hijo de una amiga común que escala montañas y se queda a dormir en medio de una pared colgado de dos clavos? ¡Y encima duerme! A veces cuando tengo insomnio, me acuerdo de él...
En fin, que como dijo el torero, "hay gente pa to".
Me olvidaba. No he ido a Teno, ni pienso ir. Mi marido estuvo un montón de tiempo traumatizado y soñando que me iba por el precipicio.
ResponderEliminarY qué historia la de Teno. Yo he ido varias veces pero se ve que tuve suerte. De todas formas, es una carretera peligrosa y en la que siempre pasan cosas, como derrumbes, socavones y otros desastres por el estilo.
EliminarA donde no he vuelto más por carretera (sí por mar) es a Masca. Fuimos una vez en una guagua y el pobre chófer se las veía y deseaba para coger las curvas aquellas sobre el precipicio. Yo le dije a alguien que casi gritaba que se tranquilizara, que el chófer sabía lo que hacía, que nos daba miedo porque era la primera vez que íbamos... Y entonces el chófer dijo: "Señora, yo también es la primera vez que vengo".
Nunca más. O "¡En la vida!", como dices tú.
Feliz Navidad para ti y tu familia. Esas subidas y bajadas, no son nada comparadas a las que nos da la vida cuando más tranquilos estamos. Un abrazo grande para ti y sigue deleitándonos con tus maravillosos escritos. Saludos a tu marido de Luis y mío.
ResponderEliminarTienes toda la razón, Esther. Hay años en que parece que todo se junta. Aquí solo constato que en una sola semana hay alegrías (entre ellas, una comida muy agradable con ustedes) y pesares, porque precisamente en eso consiste la vida. Y dando gracias por saber aceptar las primeras y saber reaccionar ante los segundos.
EliminarGracias por estar cercana y un abrazo muy grande para Luis y para ti. Feliz Navidad.
Feliz Navidad Isabel para ti y todos tus seres queridos y salud para seguir disfrutando de tu blog el próximo año. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sole. Y eso, eso, salud que es lo que más importa. Y a disfrutar de la buena compañía y de los alegatos que nos pegamos aquí.
EliminarUn abrazo grande y feliz navidad.
Muchísimas felicidades Isabel, espero y deseo que pases unas Navidades estupendas y muy felices y que el próximo año sigas escribiendo tan bonitas historias.
ResponderEliminarUn beso.
Ay, sí, Carmen Paz, me temo que no se van a librar de estos rollos :-D A veces me han dicho: "Y tú en estos 9 años y pico que llevas escribiendo toooodos los lunes ¿no te ha pasado lo de la página en blanco?". Y tengo que decir que no, que la vida es tan entretenida que siempre hay algo que comentar y que compartir. Y si encima es con gente agradable, siempre hay ganas de hacerlo.
EliminarA pasarlo muy bien estas navidades. Es un buen momento.
Un beso.
Suerte, azar, meneos,....así es la vida. Ojalá que en nuestra noria
ResponderEliminarsean más las subidas que las bajadas. Un abrazo.
Ojalá. También es verdad lo que dicen, que no puedes controlar lo que te pasa pero sí cómo reaccionas a lo que te pasa. Así que a ser positivo y buscarle el lado bueno a las cosas y a seguir cultivando el sentido del humor. Y yo también a rodearme de personas como tú, que dan serenidad y paz a mi vida.
EliminarUn abrazo enorme y toda mi gratitud por compartir la noria.
Buenas tardes Jane: !Feliz Navidad!.
ResponderEliminarA mi de las barracas la única que me gustaba eran los caballitos y sigo pasándolo fatal cuando veo a mis nietos en esos terroríficos aparatos
Un abrazo muy cariñoso.
Tú y yo estamos en sintonía. Era también lo único que me gustaba a mí. Además, eran tan bonitos... ¿Se vería muy mal ahora en una feria a una señora de casi 70 años sube y baja, sube y baja?
EliminarUn abrazo, Rosa María. Y pasa tú también una Navidad feliz y apacible.
Yo, como tú, Jane, jamás he podido subirme a esos artefactos que ofrecen las ferias de atracciones y que deben disparar la adrenalina de todos los que las "disfrutan", dados el éxito y la aceptación que tienen entre muchos de sus usuarios. Nunca he entendido qué placer es el que se puede sentir con esos subes y bajas vertiginosos.
ResponderEliminarYo, como tú y algún otro comentarista, a lo único que me he atrevido a subirme ha sido a los caballitos. Ellos sí que me hacían pasarlo muy bien con su suave vaivén y su continuo girar y girar. Y también los cochitos locos me atrajeron siempre, aunque de pequeña tan sólo pudiera ir de pasajera y, alguna vez, los impactos con los otros me dieran más de un susto.
Lo bueno de los subes y bajas de esos infernales aparatos es que tienes la libertad de tomarlos o dejarlos, cosa que los que la vida nos va dando, difícilmente podemos decidir si queremos vivirlos o no.
Lo único que se me ocurre es que hay que procurar salir, lo antes posible, de los bajones y, por contra, tratar de mantenerse el mayor tiempo posible, también, en los momentos de subida, para que unos queden compensados con los otros. Probablemente, el llegar a conseguirlo sea el mejor de los subidones.
Para terminar, mis mejores deseos, para ti y los tuyos, en estas fiestas que cierran un año y abren otro, y en todos los días de vuestras vidas.
Un abrazo enorme, admirada amiga.
Pues mira que yo pensaba que tú, como amante del deporte, podías ser amiga de los disparos de adrenalina. Pero es verdad que lo de subirse a cacharros de esos no tiene ni la deportividad, ni la competencia ni el "citius, altius, fortius" de los Juegos Olímpicos". Es simplemente el dejarse llevar hasta una situación límite, a punto de caerte o a punto de desmayarte. Quita, quita...
EliminarFeliz Navidad para ti también. A disfrutar de subidonas y a olvidarse de las bajonas.
Un beso. O más.
A mí me encantan esos peligros de pacotilla, quizás porque son pacotilla y yo soy una cobarde. Pero no tengo una justificación racional para defender mi postura. :)
ResponderEliminarUn abrazo enorme y que tengas felices fiestas.
No puede haber ninguna explicación racional. Lo más que se puede decir para justificar el que pagues por sufrir es que de vez en cuando viene bien mandar gritos como una posesa sin que te tomen por chiflada y así descargas tensiones y no le gritas al jefe o a quien esté cerca :-D
EliminarPasa unas Navidades estupendas y a disfrutar que es lo que toca.
Un abrazo grande.
Aprovecho para decirte que no puedo dejar comentarios en tu blog, que me encanta y leo siempre.
ResponderEliminar¿Por qué no puedes dejar comentarios en mi blog? ¿Y este comentario? Cuando quieras comentar algo, hazlo aquí mismo en Facebook. Yo los suelo pasar al Blog para tenerlos todos reunidos.
EliminarMuchas gracias por tus palabras. Ya sabes que yo también te sigo y que tus poemas me parecen un prodigio de sensibilidad.
Pasa una Navidad feliz con los tuyos. Un abrazo.
Felices fiestas, amiga, y nunca nos dejes de deleitar con tus reflexiones .
ResponderEliminarMuchas felicidades, Elvira. Que el próximo año nos veamos un poco más que el pasado, que ganes más retos y que sigas haciendo lo que te gusta (y que nosotros lo veamos y disfrutemos).
EliminarUn abrazo grande y gracias por estar ahí.
Por mucha noria en la que nos subamos, por ahora, han sido más las subidas que las bajadas, y no te disculpes con las fechas que tu todo el año estás igual, con cenas, almuerzos y otros eventos, gracias a Dios, y algunas tenemos el gusto de acompañarte ������������
ResponderEliminarJajajaja, mira como lo sabes. Una de las cosas buenas de este año, de las que provocan subidón, han sido las comidas mensuales de nuestro grupo y los viajitos que hemos hecho juntas. Podrán venir bajonas (que espero que sean pocas) pero nadie nos podrá quitar las risas y el bienestar por el placer compartido. Y a seguir así.
EliminarBesos, Clari.
Querida amiga, cada vez pienso y siento que eres una artista de la pluma. Cada lunes me emocionas y me gustas más. La vida es una tómbola, decía Marisol ¿te acuerdas? Ahora la vida es una noria que sube y baja, altos y bajos, días alegres y tristes pero tú siempre con ese optimismo y esa cara de felicidad que tienes y que nos transmites a todos. Isa, gracias, porque en este año tus parrandas, tus juergas, tus cansancios que no se notan, la venida a La Palma, aquel viaje por la costa... todo me hace pensar lo positiva que eres, lo que decía tu marido: "Todo está bien para ella".¡Qué bonito es ver pasar la vida así! Le doy gracias a Dios por tu amistad, por tu cariño, por aquel día que llegaste aquí y al día siguiente, sin saber yo ni lo que era un móvil, ya estaba en el Patio ¡Qué alegría me das por tu optimismo y tus ganas de vivir!
ResponderEliminarQue este año que venga sea igual, lleno de felicidad para los tuyos, para ese marido buenísimo que tienes, para tus hijos. Te quiero mucho, Isa, y sigue con esa pluma. Yo de mayor quiero ser como tú.
¡Ay, Nievitas, que siempre me emocionas con tu cariño! Y es verdad que la vida puede verse como una tómbola en la que el azar hace que unos no ganen nada y otros el premio gordo; y como la noria de la que hoy hablamos, con las subidas y las bajadas; o como decía Shakespeare, "la vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no tiene ningún sentido". Depende también de nuestra actitud ante la vida el como nos vaya en ella.
EliminarMi marido no creas que dice eso de que yo lo veo todo bien como un piropo. Piensa que tal vez demasiado optimismo puede ser peor, y tal vez tenga razón. Pero yo pienso que ser negativo es hasta malo para el hígado. Así que brindo por que tú y yo sigamos sin perder el sentido del humor y, como dices, la alegría de vivir.
Sabes que yo también te quiero mucho. Es lo que tiene conocernos desde hace 60 años. Un besote.
pues sí, la constancia y el buen humor te caracterizan y se contagian a tu alrededor.
ResponderEliminary la alegría, que es trabajo de cada día.
qué receta primorosa harás estos días?
un abrazo, jefa, y muchas felicidades.
Ooooh, te he llamado un montón ¿Cómo estás? Tengo que verte aunque no encuentro el rey negro por ninguna parte.
EliminarEstos días toca el pavo relleno de uvas para el día de Navidad. Para Nochevieja todavía me lo estoy pensando y para Reyes no es seguro pero será pescado.
Muchas felicidades, mi amiga, y que este año nos veamos para alegar un rato largo. Un abrazo grande.
Ah, y tú también eres positiva. Y además serena, tranquila y un encanto.
Así son las cosas a veces,es como un experimento en poco espacio de tiempo a ver cuanto somos capaz de aguantar.Todo está en saber afrontarlo lo mejor posible y ser positiva con lo malo.
ResponderEliminarPara ti y la familia nuestros deseos de salud y felicidad en estas fechas y en el año venidero.Besos.
Eres sabia, amiga ¿Sabes lo que pienso cada vez que estoy pasando un mal momento, por ejemplo en el sillón del dentista? "Todo pasará". O lo que decían nuestras abuelas, "no hay mal que cien años dure". Pues eso, a ser positivas y a afrontar las cosas con filosofía.
EliminarUn beso grande para ti y Sergio y todos los buenos deseos para esta navidad.