lunes, 21 de enero de 2019

¿La vuelta al mundo? No, gracias




Supongo que hay gente -de todo hay en la viña del Señor- a la que le encantaría dar la vuelta al mundo. Sin ir más lejos, mi amiga Esther me habló esta semana de unos parientes suyos embarcados ya en una vuelta al mundo en 4 meses a bordo de uno de esos cruceros impresionantes que, más que un barco, parecen rascacielos luminosos surcando los mares. Este concretamente salía de Barcelona y luego seguía, cual moscardón curioso, posándose en Marruecos, Canarias, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Polinesia, Australia, Indonesia, Singapur, India... hasta atravesar el Canal de Suez y vuelta al Mediterráneo otra vez. En cada ciudad está un día, por lo que cuando sus parientes llegaron aquí, Esther y su marido los fueron a buscar, les dieron una vuelta por La Laguna, se tomaron un pescadito y después del café los llevaron pitados al barco porque salía a las 5. Nada de ver la isla: ni Teide que ahora, nevado, está más majestuoso que nunca, ni Valle de La Orotava, ni costa del norte, ni costa del sur, y menos hablar con los lugareños ¿Vale la pena un viaje así?

Me gustaría saber su respuesta cuando, allá por abril, los dejen en Barcelona, porque, aunque tengo amigos muy viajados y que se han recorrido casi todo el mundo, no conozco personalmente a nadie que lo haya hecho así de una sentada, como quien dice. Los únicos casos que sé son vía lectura: uno, imaginario, el tan conocido viaje de Phileas Fogg en "La vuelta al mundo en 80 días" de Julio Verne, y otro, real, el que Agatha Christie hizo con su primer marido y que cuenta en su "Autobiografía". Los dos (hacia el este y no hacia el oeste, como este crucero de ahora) hicieron una rotación como está mandada y por lo menos demostraron que, oye, la Tierra es redonda (hay gente que todavía no lo sabe).

Phileas Fogg (al que todos seguimos viendo con la cara y el porte de David Niven) quiere también demostrar en una apuesta que este periplo es posible en 80 días, contando con contratiempos, retrasos e inconvenientes. No viajó en un barco solo como ahora, sino, como se enumera al final, "empleó para ello todos los medios de transporte, paquebotes, ferrocarriles, coches, yates, barcos de carga, trineos, y hasta un elefante". Su itinerario fue Londres, París, Brindisi, Suez, Bombay, Calcuta, Singapur, Hong Kong, Yokohama, San Francisco, Nueva York, Liverpool y Londres.  En ninguno de los lugares se entretuvo en ver las bellezas del maravilloso valle del Ganges, por ejemplo. Solo le interesaba visar su pasaporte para demostrar que estuvo allí. Y, aunque ganó las 20000 libras de la apuesta, gastó en el camino alrededor de 19000 ¿De qué le sirvió? No conoció mundo y no ganó mucho. Sí, encontró el amor, pero igual lo han encontrado millones de personas sin ir tan lejos...

El viaje de Agatha Christie ocurre porque a su marido le ofrecen un empleo como asesor financiero para ir en una Misión del Imperio Británico alrededor del mundo durante un año. En barco, coche y tren pasaron por Africa del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Hawai, Canadá, Nueva York y vuelta a Londres. Esta vez sí se detuvieron en las sucesivas escalas del viaje y disfrutaron de hermosos paisajes inolvidables y de buenas experiencias. Hasta aprendieron a surfear sobre las olas hawaianas y ella reunió material para una de sus novelas, "El hombre del traje color castaño". Pero el problema de estar de belingo fuera de tu casa un año entero es que un año es demasiado y, quieras que no, a lo largo del viaje la cruda realidad te golpea. Como les pasó a ellos, puede haber compañeros de viaje desagradables a los que no te queda más remedio que aguantar, puedes enfermarte, con lo malo que es tener 40º de fiebre mientras viajas, y al final puedes quedarte sin dinero y verte obligado a comer todo el menú en el desayuno para aguantar todo el día ("Yo salía como una boa constrictor después de zamparse una ternera entera"). Y al final del viaje, está el volver y encontrarse con que la hija que dejaron casi ni los reconocía y con el paro.

¿Todo esto lleva a que no debe uno dar la vuelta al mundo si le apetece? En absoluto. Si quieres, enciérrate en un barco, visita los sitios como quien picotea un manjar,  vuelve al barco a todo correr, pásate largo tiempo alejada de tu vida normal y de los tuyos, y haz muchas, muchas fotos para enseñarlas a la vuelta ¡Y acuérdate de anotar los sitios para que no confundas Omán con Jordania, ni Grecia con Sri Lanka!

Como la propia Agatha Christie reconoce, la vida tiene compartimentos estancos y los viajes son uno de ellos. Está la vida corriente con sus reuniones de amigos, su disfrute de la familia, sus quehaceres pendientes, sus facturas que pagar... Y está la vida viajera que tiene la esencia de un sueño. Y a mí particularmente me gustan los sueños en que disfruto y en los que me despierto en un plazo razonable. Por eso, si me preguntan, siempre diré: "¿La vuelta al mundo? No, gracias"


20 comentarios:

  1. Ejem, creo que los únicos que siguen viendo a Phileas Fogg como David Niven son los de tu generación. Pregúntale a los de la mía y todos te dirán que tiene cara de león.

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    1. También te dirán que montan en un globo y, según el libro de Julio Verne, de globos nada. Y no es por nada, pero hay una distancia enorme entre Phileas Fogg y Willy Fog. Si no le dejaron el nombre igual, fue por algo. Un león nunca podrá encarnar al cortés, distinguido, impasible, meticuloso, generoso y elegante gentleman Mr. Fogg. David Niven, sí. Y lo siento por los de tu generación si no han visto la película. Ellos se la han perdido.

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  2. Buenos días Jane: yo soy de tu generación y la verdad entre David Niven y un leon me quedo con David Niven.
    Pienso, e igual estoy equivocada, que a estas personas lo que les interesa es "estar" no conocer los diferentes países. También es verdad que un viaje en barco supone no tener que estar con las maletas para atrás y para adelante.
    Posiblemente muchos quieren hacer realidad el sueño de ver mundo, aunque el pueblecito en el que vivimos también es mundo.
    Un abrazo un poco frio pero muy cariñoso.



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    1. Yo también me quedo, Rosa María. No hay color.
      No, si lo de los cruceros está muy bien por eso de las maletas. Yo no viajo en cruceros por la manía que le tengo a los barcos y lo mareona que soy, pero les veo alguna ventaja en plan relax. Pero estar de crucero 4 meses para mí que es pasarse. Yo acabaría del crucero, de la comida y de los entretenimientos a bordo (hay hasta un simulador de Formula 1, por Dios bendito) hasta el mismísimo gorro. Muy cansino me parece.
      Un abrazo también frío y también cariñoso (estoy escribiendo con el anorak puesto).

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  3. A mí me encanta picotear. Así, que sí. Yo haría el viaje. Ya me imagino surcando los mares con mi persona favorita, quizá también con los niños... jajajajaja. Seguro que hay muchos lugares ya conocidos, de los que no, siempre se puede hacer una lista para repetir tranquilamente. Quizá para otros, con un día es suficiente.

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    1. Sí, precisamente para eso estarían los cruceros: para picotear y ver un aquí y un allá. Desde luego, no están para conocer lugares y enamorarte de ellos. Pero eso de surcar los mares con tu persona favorita suena, cuando menos, muy romántico. Vete ahorrando. :-D

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    2. Una vida necesitaría para ahorrar. O una lotería!

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    3. Eso sí, 11000 euros creo que pagaron los parientes de mi amiga, 2750 al mes por persona. Ahora calculas todo lo que te estás ahorrando y date un gusto que te apetezca con ello :-D

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  4. Pues yo, si me invitan, encantada, "lo cortés no quita lo valiente".
    No es incompatible con otros tipos de viaje, a sea... ;)
    Besos

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    1. Ah, si es una invitación, a todo lujo y en un crucero antimareos, cuesta mucho resistirse. Eso es lo que le pasó a Agatha Christie y a su marido. Le dieron un montón de vueltas y se animaban mutuamente con "el que no se arriesga no cruza la mar", "es la mejor oportunidad que tendremos nunca", "si no lo hacemos, después nos lo reprocharemos siempre", "si no corremos el riesgo cuando se presenta la oportunidad, la vida no vale la pena"... y así.
      A lo mejor yo digo que no por aquello de "no las quiero, están verdes" y, a la hora de la verdad, si la cosa saliera, diría que sí. Pero lo dudo mucho.
      Si te vas, mándame una postal. :-D
      Besos.

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  5. La vuelta al mundo? A mí que me encanta conocer nuevos lugares, me gustaría mucho. Pero creo que no así. Mi propuesta es conocer los sitios y a sus gentes. Creo que de esa forma tan confortable, pasas por los sitios pero los sitios no pasan por ti.
    Yo me apunto a como lo hizo el sobrino de una amiga. Acabó medicina en Alemania, donde fue con la beca Erasmus, trabajó dos años por allí, para ahorrar y poder cumplir su sueño. Dio la vuelta al mundo de mochilero. Un año completito. Vio posibilidades de trabajo en lugares lejanos. Regresó a casa. Trabajó por aquí un año y emprendió su proyecto profesional muy lejos. En Nueva Zelanda.
    Claro que para realizar ese sueño tengo que esperar ya a mi próxima vida. De momento una semanita, y para casa a descansar del viajito, que ya no están los huesos para mucho ajetreo.

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    1. A mí también, ya sabes, me gusta conocer lugares nuevos y alegar con todo el que encuentre. Por eso los viajes me gustan sin prisa y que no abarquen mucho espacio ni mucho tiempo. Claro que si la cosa hubiera sido hace 50 años, cuando, como dices, los huesos estaban más jóvenes... Ya quedaremos en la próxima reencarnación para resarcirnos.
      Yo tengo parientes y alumnos que han hecho algo parecido al sobrino de tu amiga. trabajar para ahorrar y después irse 3 meses a la India, por ejemplo, o a algún otro lugar exótico. Una idea muy buena, pero para ellos.
      Un beso.

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  6. No suelo pasar mucho tiempo en el mismo pais. Me gusta conocer aqui, Alli. Nunca pasar tres semanas en un mismo pais. Asi conoci la mayoria De las capitales Latino American as. La vuelta ,si, pero no express.

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    1. A mí sí me gusta lo de las 3 semanas en un mismo país, o mejor, en un mismo lugar. No es que lo vayas a conocer por entero pero te familiarizas con el sitio y sus gentes. Ya no lo hago porque me cansa estar fuera de casa mucho tiempo, pero siento especial cariño por los lugares en los que he estado un tiempo.

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  7. Conchi Fiestas Caro22 de enero de 2019, 21:35

    Yo soy de las tuyas Isabel. De las que prefiero quedarme en un lugar varios dias y poder vivir un poco como los lugareños, aunque ahora es difícil ya que te ven como a un turista y te ofrecen lo que ellos piensan que un turista desea ver. En Vietnan estuvimos un mes entero y fué precioso. Vimos lugares turísticos y no turísticos.

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    1. Eso es lo bueno de estar un tiempito en un sitio: ver también los sitios a los que los del país van, participar en una fiesta local, ir a comprar pan a la panadería del pueblo... Conocer el país de otra forma.
      ¡Qué bueno, Vietnam! Lo apunto también para la próxima reencarnación :-D

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  8. Yo no me veo tanto tiempo viviendo en un barco, y menos con esas prisas. Prefiero un viaje recorriendo La Toscana. Uff!!! con lo mal que lo pasaba en los barcos que nos llevaban a Tenerife, antes de que mi madre se decidiera a venir a Sevilla en avión.

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    1. Para mí ese es el principal problema: estar metida en un barco. No tengo alma de marinera y, si pudiera, no me subía en uno jamás. Que sí, que estos cruceros llevan teatros, cines, discotecas, piscinas y todo lo que quieran. Pero, como dice la canción, aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión. Quita, quita...
      Un besote, Esperanza.

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  9. Aunque se está instalando como moda, eso no es forma de viajar; en un barco, más de, al máximo dos semanas, ni de broma. Aún así, creo que podría resistirlas, siempre y cuando todo vaya como se ha pagado, y mejor si llevas buenos compañeros de viaje.
    Parece que el gran Julio, va teniendo, poco a poco razón. Inventamos el submarino, fuimos a la Luna, le han dado mil y una vuelta al mundo... ¿qué será lo próximo?
    De todo tu relato, lo que más me apena, es no haberse quedado en La Laguna para degustar una cuarta de buen vino, y unos ricos platillos. ¡En fin!, a mi me hace más feliz la idea de La Laguna, o La Esperanza, o Icod, o cualquiera de ellos, si el barco sólo pasa por Tenerife, ¡claro está!, lo de Gran Canaria también me mola, y mucho. Saludos.

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    1. Nos queda llegar al centro de la tierra, como presentía él. Pero todo se andará.

      Pasar un solo día en Tenerife (o en alguna otra ciudad) no es conocer lo que es la isla, ni las bondades paisajísticas, culinarias y humanas que te puedes encontrar en ella. Qué menos, como dices, que probar un vinito y un chuletón en un guachinche de La Esperanza o una viejita con papas arrugadas a la orilla del mar, darte una vuelta hasta el Teide, bajar por el otro lado de la isla, asombrarte con la majestuosidad de Los Acantilados y la silueta de las 3 islas enfrente, hablar con las gentes del país... Se necesita mucho más que un día para conocer un sitio. Lo otro es picotear, no saborear.
      Saludos.

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