lunes, 5 de octubre de 2020

De Taganana a más allá



Hay un pueblito en Tenerife, Taganana, que no todo el mundo conoce. Tal vez porque no está al paso o porque el camino hasta allí no es fácil, pero de hecho yo no lo conocí hasta los 18 años, un día que bajé caminando con un grupo de amigos desde El Bailadero a través de la laurisilva por un sendero que llaman "Las Vueltas de Taganana". Pero sí había oído hablar de él porque en Taganana vivía un monstruo. Se le llamaba también "el Fenómeno de Taganana" y en la calle del Sol, en Santa Cruz, había una foto de él en el escaparate de un fotógrafo. Yo le tenía miedo porque la foto mostraba a un hombre con una cara enorme, sin ojos ni nariz, y solo por eso siempre pensaba que no iría nunca a un sitio así, donde viviera alguien que yo identificaba con los ogros de los cuentos. Cuando crecí y supe que "el monstruo" era realmente un pobre chico, Ambrosio, que padecía el síndrome de Crouzon, cobraba cuando lo retrataban y amaba la música, el miedo entonces se sustituyó por la pena y la compasión, de tal manera que aquella primera vez que bajé a Taganana y me encontré con él a la entrada del pueblo y oí su respiración, no lo miré para que no leyera en mi cara nada, ni pena ni susto, solo respeto. Más tarde en el cine vi otros casos parecidos, "El hombre elefante" o el personaje de Slotz en "Los Goonies" y siempre pensé que era una existencia triste. Pero Ambrosio, al menos, vivía en Taganana, apartado pero tal vez protegido por los que lo conocían y lo querían.

Taganana es un pueblo apartado, suspendido entre el mar y las montañas de Anaga. Su propio nombre guanche parece venir de anagan, que significa "rodeado de montañas". Y, sin embargo, es curioso que cada vez que sale su nombre en la conversación sale también una historia que parece traspasar el pueblo más allá de las montañas y abrirlo al mundo más allá del mar.

La primera historia me la contó mi amiga Conchi, que es historiadora y que me habló de una niña guanche de Taganana que, según las crónicas, fue vendida con 7 años por los castellanos en Valencia en 1494. Sobre esa historia hizo un poema Pedro Guerra Cabrera y su hijo, Pedro Guerra también, le puso música y lo tituló "Cathaysa". Una parte de la canción dice así:

"Se la llevaron los invasores / cuando venía de la montaña / con su carguita de til y brezo / camino abajo por la quebrada. / Se la llevaron de anochecida / a la guanchita de Taganana / y el manojito de leña seca / desbaratado quedó en Anaga. / Juquete de algún marqués, / menina de alguna dama, / sierva de grandes señores / en algún lugar de España. / Cathaysa, la niña guanche, / no verá más Taganana."

La segunda historia, esta con final feliz, salió en una comida de amigos y fue Pablo, un descendiente de tagananeros, el que me habló de su tía Matilde, "muy guapa, rubia y con ojos azules, como muchos del pueblo". Tuvo un hijo del que el padre no quiso saber nada y, por darle un futuro mejor, se marchó y consiguió trabajo de camarera en el Hotel Mencey. Quiso el destino que el Cónsul inglés (Don John terminaron llamándolo los paisanos) se enamorara de ella, se casara y más tarde se llevara a nuestra tagananera y a su hijo para Inglaterra donde se codearon con la élite británica. Ella recibió clases y su vida cambió completamente ¿No les recuerda a Cenicienta o tal vez a Pigmalión? Esas cosas pasan en sitios de cuento como Taganana.

La tercera historia me la dijo Lali, que es bióloga especialista en botánica y sabe de estas cosas. Ella me habló de cuatro chicos que estudiaron juntos en la Universidad Miguel Hernández de Elche y que, enamorados de la tierra fresca y volcánica de Taganana, tuvieron el sueño de crear un vino propio, con personalidad, sobre los viñedos que mirando al Atlántico están allí desde que los portugueses los plantaron en el siglo XVI. Los 4 amigos dieron un salto de alegría cuando en septiembre de 2014 el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo probó en un almuerzo en Nueva York y dijo que era de lo mejorcito que había probado. Esto dio un espaldarazo al vino "Táganan" y hoy está puntuado, según la Guía Parker, entre los mejores del mundo.

Taganana es un pueblo perdido pero parece mantener vínculos con el mundo entero. La niña guanche que nunca volvió a ver su pueblo, la esposa del diplomático que tal vez merendó con la reina de Inglaterra y los 4 amigos que han hecho un vino digno de un presidente son ejemplos de que no hay encierros para el hombre y de que cualquier sitio está conectado, lo quiera o no, con el resto.

Un día de estos vuelvo a Taganana.


28 comentarios:

  1. Qué lindas historias y qué curiosas conexiones. A mis hijas les encanta Taganana después de una vez que hicimos el Camino de Las Vueltas y acabamos con un bañito en la playa. ¡Siempre quieren volver!

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    1. Taganana es lo que yo llamo una excursión con premio. Siempre que hemos ido, además de una vuelta por sus calles y por la Iglesia (con su famoso Tríptico del siglo XVI, La Adoración de los Reyes), terminamos con un baño en la Playa del Roque de las Bodegas y un pescadito fresco comido al lado del mar que sabe a gloria. No es raro que se quiera volver.
      Quería darte las gracias por propiciar que Pablo nos contara la historia familiar de la tía Matilde (ya sé que no se llama así pero con poner "nombre ficticio" como hacen muchos ahora, va bien) y el porqué todos en la familia ahora hablan inglés (no iban a ser menos que el primo Juanito). Pasamos un rato muy bueno recordándola a ella y a su particular historia de amor.
      Un beso, Susana, y otra vez gracias.

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    2. Le mandé a Pablo DeVicente el vínculo!!! Por favor, mil gracias a ti por estar y ser tan amena!!! Besos.
      Y es verdad! Taganana es un paseo con premio!

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    3. Mándale también mi agradecimiento por una historia de cuento de hadas que además es real. Muchas gracias a ti por tus palabras.
      Un abrazo grande.

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  2. Charo Borges Velázquez5 de octubre de 2020, 15:09

    Conozco Taganana y siempre me asombra lo alejada que queda y lo viva que está. Son sus gentes y sus historias, como las que hoy nos cuenta Jane, las que hacen que sea un lugar tan especial y querido por los que la conocemos.
    También yo quisiera volver una vez más...

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    1. Sí que está alejada a pesar de que solo está a 24 km. de Santa Cruz. Pero las montañas son las montañas. La primera vez que fui apenas había un camino de mala muerte. Ahora por lo menos hay carretera (mareona pero carretera).
      Cuenta conmigo para alguna vez volver juntas cuando todo esto pase y podamos pasear por sus calles, respirar el aire fresco (sin mascarilla) y alegar con los vecinos, que son de lo más amable del mundo.

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    2. Rosario Parrado. 19 Octubre 2020.
      . Yo trabajé en la calle del Sol (antes)Dr Allart ahora y, efectivamente la foto del fenómeno de Tangana estaba expuesta en las vitrinas de exportación que tenía el fotógrafo Blanco
      . Ésto me ha transportado a los años de 1965 a 1971 en los que trabajé en el n° 20 de ésa calle.
      . Gracias por haberme hecho recordar aquellos añorados años.

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  3. Marilu Díaz Estrada5 de octubre de 2020, 15:10

    Tengo algo maravilloso que decir. Lo haré en estos días cuando este mas libre. Un abrazo.

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    1. Deseando estoy que lo cuentes. Ya nos dejaste intrigadísimos. :-D
      Un abrazo, Marilu.

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  4. ¡Hola! A mi también me encanta Taganana ¿a quién no? Siempre que vienen amigos o familia de la península los llevamos. Es un pueblito para presumir. Recuerdo ir de jovencita con mi familia y el novio de una de mis hermanas que era (es) psiquiatra y tenía mucho interés en conocer a Ambrosio. Una excursión memorable. Rico el queso y el vino.
    Otra vez con un grupo de amigas seguimos andando por un camino de cabras hasta la playa del roque de las bodegas y nos quedamos a dormir unos días en colchones en un cuartucho. Una maravilla, con el mar al alcance de la mano y las montañas detrás. Me compré un sombrero típico - ¡qué bonito, con el ala tan ancha!- por 25 pesetas
    Gracias una vez más por traerme a la memoria tan gratos recuerdos.
    Hasta el lunes, o antes ;))

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    1. Yo no he ido muchas veces -¿llegarán a 10?- pero siempre que he ido he tenido la misma impresión que tú: un paseo memorable. Y exquisito el queso de las montañas de Anaga. Lo de quedarse en colchones en un cuartucho al lado del mar es de esas cosas que, si no se hacen cuando uno es joven, no se hacen nunca. Es una suerte que ese sea uno de los recuerdos que se atesoran.
      Lo dicho, tengo que volver otra vez.

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  5. Muy interesante, Isa ¿Recuerdas un domingo juntos allí?

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    1. ¡Siiiiií! No sé si fue esa primera vez cuando fuimos juntas allá por el año 66 o 67. Recuerdo el mar que, como siempre por el norte, estaba bravo y la penosa subida hasta El Bailadero donde nos recogía una guagua bastante desvencijada. Sé que una de las veces se rompió la guagua y tuvimos que ir caminando un buen trecho. Y también recuerdo que una vez nos recogió una camioneta del pueblo y nos ahorramos el repecho. Qué bueno ser jóvenes y haber compartido alguno de esos flashes.
      Un abrazo por los buenos tiempos.
      Un beso.

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  6. Hola Jane. hace tres o cuatro años que no voy a Taganana aunque recuerdo muy bien ese trozo de carretera desde dónde se ve la costa y los roques en el mar. Creo que es una de las imágenes icónicas de la isla. La historia de Cathaysa la oí por primera vez cantada por Pedro Guerra y reconozco que me gusta mucho aunque me parece muy triste y dura.... Los que conquistan tierras no saben el daño que hacen a sus habitantes, seguramente porque se creen superiores...pero esa es otra historia. Un beso Jane. Juan

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    1. Yo lloré cuando la oí sobre todo (aparte de porque soy llorona, ya lo sabes) porque mi nietita tiene 7 años y no me puedo imaginar cómo alguien puede ser tan cruel como para destrozar vidas inocentes. No entiendo la guerra, ni las conquistas ni la intromisión en otras vidas u otros pueblos. Me la puedo imaginar aterrorizada sin entender nada de nada, ni siquiera la lengua.
      Yo hace más años que no voy por allí, tal vez 15 años. Y no me explico por qué: está ahí al lado (de hecho desde mi casa veo las montañas de Anaga por este lado), es un paisaje precioso, siempre se pasa bien, tiene premio, como apunté más arriba... Lo dicho a Arista, tengo que volver. De este año no pasa.
      Un beso, Juan.

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  7. Esperanza Gonzanava6 de octubre de 2020, 15:44

    Hola Isa, recuerdo ir a esa tiendecita de la que hablas, para comprar una foto de aquel pobre chico, y el señor enfadarse mucho conmigo. No entendía por qué la exponía entonces, en el escaparate. Supongo que me iría sin más, sin contestar. Éramos niñas educadas.

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    1. Esperanza ¿y por qué querías tener la foto? Ni se me hubiera ocurrido, yo la vi una vez y siempre que pasaba por allí ( a menudo porque vivía cerca mi madrina) procuraba no mirarla. Imagino que es por tu vena científica.
      Tampoco entiendo por qué el señor se enfadó contigo. Como dices, si expones algo en un escaparate, cualquiera puede preguntarte si lo vendes. En fin, gente rara.
      Un abrazo, niña educada jajaja.

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  8. ¡¡¡Qué bonita historia Isa!!!
    Sema y yo somos unos enamorados de la playa de Almaciga y Benijo, cuando estuvimos hace un mes ibamos a bañarnos casi todos los dias a Almaciga, es la playa mas natural y salvaje de la isla... qué rico es pasarte el dia en esa playita��

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    1. Es verdad, Jackie, son playas preciosas, con aguas limpias y grandes olas al pie casi de las montañas. Hace años que no voy pero, cuando lo hacía, recuerdo que no iba casi nadie y que parecía casi como estar en una isla desierta, con todo ese lujo a tu disposición. Ni siquiera había muchos surferos entonces. Una gozada.
      Recuerda bien estos días pasados para que vuelvas. Me encantó verlos a los dos. Un abrazo.

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  9. Como Tagananero me llena de orgullo y mucha alegría de que se hable tan bien este pequeño rincón de anaga, muy olvidado x las administraciones, tenemos un lugar maravilloso lleno de historia, de artesanía, patrimonio, buen vino, somos un pueblo y no barrio, y fiestas las Nieves, el Judas, auto sacramental de los reyes magos ,semana Santa y Santa catalina la copatrona, hace tiempo fuimos independientemente con Ayuntamiento y Alcalde de nos quedó esa lucha por conservar nuestra propia ideosincracia. Tagananero de Corazón.

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    1. Qué alegría me ha dado que un tagananero de corazón pase por aquí y sepa que su pueblo está en el corazón de muchos tinerfeños. Ya el entorno privilegiado que tiene, el más bonito de la isla (y el más completo, monte y playa), lo hace independiente y es un reclamo para que lo conozcamos más a fondo.
      Muchas gracias por tus palabras y ten por seguro que por lo menos yo ya tengo planeado más de un paseo por ese rincón maravilloso de Anaga.

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  10. Qué feliz me hacen tus relatos
    ...Casi siempre termino como una boba sonriendo yo sola como cuando leía escondida en las escaleras de la azotea las novelas de aventuras y desventuras por esos mundos...me encantó particularmente éste de Taganana y sus conmovedoras historias
    Gracias Isa.

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    1. Y qué feliz me hace compartirlos contigo, Elvira, una colega de vivencias. Hasta esa imagen que dices, leyendo escondida en la escalera de la azotea, me lleva a mi adolescencia haciendo lo mismo.
      Gracias, gracias, gracias.

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  11. Qué bonito!... Tengo que ir! ����

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    1. Pues aquí te espero, Floren, más pronto que tarde (y si te dejan salir de ese Madrid). Te vienes con tus pinceles y nos recorremos esos montes de Anaga, que a veces parecen surgir de un cuento. Te gustará.

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  12. La foto es maravillosa, pero nos cuentas todas estas cosas y dan ganas de ir.
    Besos

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    1. Pues nada, a preparar el viajito para cuando salgamos de esta. No está tan lejos después de todo.
      Besos.

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  13. Mi nombre es Nieves x la virgen de Taganana.Conozco esté pueblo desde muy chica x una promesa a la virgen de las Nieves .Está promesa la hizo un tío de mi padre hace más de 50 años.Cada 5 de agosto Toda la familia se iban a Taganana en guagua y a pasar el día.Siempre era un día especial y lo seguirá siendo.Lugar mágico sin duda y para mí ESPECIAL

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