lunes, 15 de febrero de 2021

Este sol de la infancia



Se ha hablado mucho de este verso que encontraron en el bolsillo de la chaqueta de Antonio Machado después de morir: Estos días azules y este sol de la infancia... Siempre me ha gustado imaginármelo: se ha visto perseguido por pensar distinto al bando ganador de la guerra, ha tenido que huir de su casa y de su país, está enfermo y su madre, que lo acompaña, también. Pasa la frontera entre penurias y llega a Colliure donde morirá poco después. Y, sin embargo, su pensamiento va hacia los días felices de su infancia, tal vez a los recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero.

Del sol de la infancia habló también Albert Camus cuando dijo que el sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento. Detrás de una persona amable hay una niñez feliz.

Y de soles de la infancia, de esos recuerdos luminosos de los niños, hablamos esta semana, mientras comíamos una morena frita y un pescadito, con nuestros amigos austriacos, Suzana y Walter. Walter nació en Viena en plena guerra mundial (año 1943). Sus padres se habían casado (19 y 18 años) cuando a él lo movilizaron recién acabado el bachillerato. Lo mataron enseguida en Stalingrado. Entonces su madre, para huir de las bombas  que destruían la hermosa ciudad de Viena, huyó a Baviera a trabajar en el campo para que su hijo se criara en una cierta paz. El más impactante y temprano recuerdo de Walter fue del año 45 cuando entraron los aliados. Él, un niño de 2 años, estaba viendo, medio asustado con un caballito de madera a su lado, la llegada de los enormes tanques. Entonces un tanque destrozó el caballito y él se echó a llorar. El tanque paró y de él se bajó un militar americano negro - un hombre de unos 20 metros de altura y el primer negro que yo veía, cuenta Walter- que se agachó ante él, le sonrió con todos los dientes, le habló amablemente y le dio chicles (tampoco sabía lo que era eso) y chocolatinas. Y ya no tuvo miedo. Más adelante Walter y su madre volvieron -a una Viena dividida en cuatro zonas hasta el año 55- y él recuerda jugar en los parques, pasar de una zona a otra sin problemas, recibir chucherías de los americanos y de los rusos (pero no de ingleses y franceses, que eran unos antipáticos) y vivir a pesar de todo una infancia feliz que, como a Camus, lo han hecho el hombre generoso y agradable que es.

Por eso, ahora que estamos pasando también una época mala (aunque nada que ver con una guerra) y que muchos ya llaman a los niños de ahora "los niños del covid" y los vemos pasar hasta 6 horas diarias en los colegios con la mascarilla puesta, es reconfortante ver que siguen disfrutando como niños. Me encantó ver a mis nietitos, por ejemplo, el viernes (día en que en otras circunstancias hubieran empezado los carnavales) con una peluca y una gran sonrisa, celebrando la alegría de vivir.

Preservemos a los niños, que es lo mejor que tenemos. Que sigan disfrutando de los juegos, de las fiestas, de los paseos, de la imaginación, del cariño de los seres cercanos. Y que, para que nunca sean adultos resentidos y refunfuñones, siga siempre brillando para ellos el sol de la infancia.

26 comentarios:

  1. Carmen María Duque Hernández15 de febrero de 2021, 12:09

    Muchas gracias, estoy de acuerdo
    Salud y besitos para todos

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    1. No tenía ninguna duda de que lo estarías. Recuerdo verte en los años dorados de Los Sauces con una ristra de niños detrás, todos buscándote y queriéndote. Hay gente que es especial en su trato con ellos y tú lo eres.
      Un beso, Carmelita, y cuídate mucho tú también.

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    1. Muchas gracias, Elena. Y también por tu amor a los niños.
      Un besote.

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  3. Marili Lorenzo del Pino15 de febrero de 2021, 15:14

    Siempre acertada!.-������������������

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    1. Gracias, Marili. Los niños son un milagro, con ese mundo tan propio y particular. Hay que aprovechar el tiempo en que son niños, que luego crecen y vete tú a saber :-D

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  4. Totalmente cierto, Isa! Y Todos los niños deberian de tener una infancia feliz.��

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    1. El que la gente esté concienciada de eso que dices es un paso gigante. Imagina las infancias de muchos de nuestros antepasados en las que tenían que trabajar desde pequeños. Sean bienvenidos los derechos del niño y todas las políticas de protección de la infancia

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  5. ¡Precioso como siempre, Isabel!

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    1. Gracias, Elvira, tú siempre animosa.
      Mucha gente -tú, entre ellas- conserva la mirada especial de los niños: la creatividad, la curiosidad y una cierta inocencia.
      Uno de mis libros preferidos ("La volatinera" de Dorothy Gilman) cuando habla de la mujer que ha sido asesinada dice: "Tenía una forma de ser ilusionada, casi infantil. Nunca perdió el sentido de lo maravilloso. Hacía que uno fuese más sensible a las cosas. Era una mujer que amaba la vida". A eso me refiero.

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  6. Mari Carmen González Zamorano15 de febrero de 2021, 15:43

    Gracias por tu escrito de hoy. Muy de acuerdo, la infancia feliz es la felicidad del mañana. Un beso.

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    1. O por lo menos, si no es la felicidad del mañana, sí que conserven la capacidad de ser feliz con las pequeñas cosas.
      Gracias a ti por estar siempre ahí.

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  7. El viernes por la tarde me crucé con dos niñas y un niño, muy chiquitines, sobre dos añitos, que salían de la guardería. Una de ellas llevaba una peluca naranja más grande que ella. Estaba tan desordenada que me recordó a la bruja avería. :D Los otros dos iban vestidos como siempre, ni unos bigotitos de gato. Y me dio mucha tristeza porque ese viernes sin carnavales en el cole es como un símbolo de todo lo que se están perdiendo. Ojalá que encuentren otras excusas para recordar el cielo azul.

    Un abrazo, Jane.

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    1. Manuel Vicent dijo una vez: "Tengo entendido que uno será siempre joven mientras nunca deje de sorprenderse ante la nueva luz del sol, como si fuera la primera y última vez". ¡Qué razón tiene! La capacidad de asombrarse, de imaginar, de intrigarse ante lo desconocido son características de la niñez y dichoso es el que las conserva. A mí el pasota me da pena, como dices, por lo que se está perdiendo.

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  8. Clara Delgado Martín16 de febrero de 2021, 18:42

    Estoy de acuerdo contigo y aunque no puedo valorarme de mayor, eso lo dejo para mis amigas q me conocen bien,
    si tuve una infancia feliz, hija única y me sentí muy querida por los que me rodearon, así q querida Isa muy acertada y como siempre un placer leerte, te quiero, amiga.

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    1. Sí que fuiste una niña feliz, de eso me acuerdo bien (y no solo porque vivieras al lado de una fábrica de caramelos ;-D). Fuiste hija única pero siempre, antes y ahora, rodeada de amigos. Eso es una señal de cómo eres.
      Sabes que también te quiero.

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  9. Esperanza Gonzanava16 de febrero de 2021, 18:55

    Que arte tienes Isa, con todo lo que cuentas. Ese patio del que nos hablas sigue en el Palacio de Las Dueñas, y esa luz que siempre recordó Antonio Machado. Triste destino por unas ideas políticas, que afectó a tantos. Un beso

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    1. Pues sí que fue una pena. Visité su tumba en Colliure y en ella están los versos: "Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar".
      Otro beso para ti.

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    2. Si, de verdad, que nuestros nietos disfruten todo positivo, que la vida puede presentar los. Amigos tan amable y generosos con su amor. Los queremos mucho. Suzana y Walter

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    3. Y nosotros a ustedes, queridos Suzi y Walter. Fue una gran suerte habernos encontrado en la vida. Gracias a Walter por su anécdota del tanque, su caballito y el americano de unos 20 metros de altura. Y gracias a los dos por todos los ratos buenos que hemos pasado juntos. Que sigan repitiéndose.

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  10. Charo Borges Velázquez17 de febrero de 2021, 11:21

    Bella defensa la que hoy hace Jane, de la infancia, esa etapa de la vida tan crucial para la edad adulta y que debiera ser protegida y sagrada para todos.

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    1. Y lo importante que es en esa etapa el contacto físico, el abrazo, el que el niño se sienta protegido y seguro... Si tiene todo eso, aunque esté pasando guerras o pestes, todo estará bien.
      Gracias por tus palabras, Chari. Siempre tan amable.

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  11. Qué duro lo han pasado algunos niños!! El relato de alguien, como Walter, que ha experimentado un conflicto y postguerra como esa, debería estremecer las conciencias de los políticos de turno, que son los que conducen a los pueblos a esas miserias.

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    1. La guerra es la peor lacra de una sociedad, ojalá nunca lleguemos a pasar por ninguna. Cuando oigo a personas amagando con una guerra (en España también las hay), me dan ganas de darles un cogotazo. Los que organizan la guerra nunca van a la guerra. Y los inocentes son los más perjudicados.

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  12. El otro día estando de turismo rural en Alcalá, Pablo y yo tuvimos la suerte de conocer a una pareja de turistas Checos. Cuándo en el transcurso de los diferentes temas que hablamos conté que recordaba perfectamente el día en que crucé el Canal de Panamá con 5 años, él se sobresaltó, la miró a ella y dijo: ¡ves! Yo también recuerdo con 5 años cuándo nos invadieron los alemanes y luego los rusos. En alusión a que ¡ves! Cómo es cierto y posible que lo recuerde! Me impactó!!! Porque muchos también han recelado de mi memoria. Por cierto! No tuve exactamente una infancia feliz pero mi padre fue una persona muy alegre y optimista. Y su alegría y optimismo aún me contagian a pesar de que ya no está entre nosotros.

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    1. Claro que se recuerdan cosas de los 5 años y antes. Walter recuerda perfectamente el tanque, el caballito y el señor de 20 metros. Yo tengo recuerdos de mi casa de la calle del Pilar, de cuando entre en el colegio, de cumpleaños, de juegos en el parque y en la Plaza del Príncipe... Y sobre todo se recuerdan eventos especiales, como el tuyo o el del turista checo.
      La alegría y el optimismo de tu padre fue el sol que brilló sobre tu infancia y que te ha hecho un encanto de persona.

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