lunes, 8 de febrero de 2021

Una llamada al orden



Yo, que soy una persona ordenada dentro de lo que cabe (sigo teniendo las especias en la cocina por orden alfabético), estoy acostumbrada a vivir, sin embargo, en un cómodo desorden que encuentro acogedor. Los libros, por ejemplo, han ido colonizando todas las habitaciones de mi casa, excepto los dos baños y el cuarto de lavar. Eso sí, están ordenados por materias y, dentro de ellas, por orden alfabético también, que no se diga. Tengo en el cuarto de estudio tongas de revistas de "El País Semanal" que no me ha dado tiempo de leer -¿cómo las voy a tirar sin hacerlo?- y un montón de artículos sin clasificar. A veces encuentro cajas cuyo contenido me asombra ¿No debería haber hecho desaparecer hace tiempo los apuntes de Filosofía de la Naturaleza de la carrera (año 67), o una selección de textos, De divisione  naturae, de Juan Escoto Erígena (Filosofía Medieval, año 68), o un examen de Crítica (año 70) sobre la gnoseología de Aristóteles? Pero, como dije, tampoco es que la cosa me quite el sueño. He vivido mucho y, como consecuencia, tengo muchos arretrancos ¿Y qué?

Pero el caso es que últimamente me estoy poniendo nerviosa porque oigo voces por todos lados que, valga la redundancia, me ordenan que ordene, y todas conspiran para, minando mis defensas, sacarme de mi indolente zona de confort.

Conspira la voz de Marie Kondo, la japonesa que se ha hecho millonaria dando consejos para tener la casa tan ordenadita que, cuando se entra en ella, la quieres tanto que hay que darle hasta besos. Para lograr ese orden, nos dice que lo primero es tirar todo lo que no hayas usado en un año, no necesites o no te haga feliz (el texto de Escoto Erígena, por ejemplo).

Conspira la voz de mis amigas, que han aprovechado los confinamientos de la pandemia para, en lugar de dedicarse al dolce far niente (en italiano suena mejor que "no dar ni golpe") como hice yo, asearon, tiraron, ordenaron y dejaron la casa con cada cosa en su sitio, lista para la revisión de las tropas. Así no se puede: una se acompleja y ya no puede invitarlas a una casa rebujada, cómo va a ser eso.

Conspira la voz de mi conciencia, que me dice que ya tengo una edad y que debería de ir ordenando para no dejarles a mis hijos el batiburrillo que dejó mi madre hace 25 años. Un año entero estuvimos mi hermana y yo tirando cosas. Bueno, algunas me las traje a mi batiburrillo personal (y todavía están aquí).

Incluso hasta IKEA conspira. Cuando pasé por allí el otro día, un cartelón enorme me advertía, como si fuera la trompeta del Juicio Final: "Un nuevo YO más organizado".

Así que me rendí y claudiqué ante el universo que me insta a que "¡Ordena, ordena, ordena!" sea mi mantra a partir de ahora. Pero ¿saben qué? Ahora tengo otro problema, porque me siento como aquel hijo del sultán al que su padre, por su cumpleaños de la mayoría de edad, le regaló un harén entero, y él, ante tanta abundancia, dijo: "Sé lo que tengo que hacer, pero no sé por dónde empezar".

46 comentarios:

  1. Primero tirar... después ordenar... y volver a tirar porque te sobran los muebles donde guardabas lo que has tirado.
    Trabajo de chinos, pero...... se queda uno más a gusto ¡¡¡¡¡¡

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    1. En eso tienes toda la razón. A mí me pasa con la despensa. Después de tirar todo lo caducado y aprovechar lo que está a punto de hacerlo, queda tanto sitio que da gusto verla sin atrabancos. A todo el que entra en casa se la enseño como quien muestra el Tajmahal. Eso, el quedarse a gusto, es uno de los incentivos. Un día de estos empiezo. :-D

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    2. No es desorden,jefa,es historia personal...y abriga. No todo caduca.

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    3. Lo tendré en cuenta, tú siempre tan sabia. Procuraré darme cuenta de lo que nunca caduca.
      Un beso grande.

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  2. Conchi Fiestas Caro8 de febrero de 2021, 12:23

    Uff. Yo sí tendría que tirar cosas. Yo soy de las que guarda todo en cajones para tirar luego. El problema es que ahí se quedan para siempre.

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    1. Ese es mi problema también. Compro cajas de las grandes de plástico y ahí voy amontonando para ordenarlo todo cuando se pueda. Aparentemente ves las cajas iguales y bien amontonadas y parece que hay orden, pero yo sé (y supongo que tú también) lo que hay dentro: fotos para organizar, artículos para lo mismo, mis marcapáginas todos rebujados... (suspiro).

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  3. Lo mío "ajuntado" no lo he usado en un año(y más),quizás algún día lo necesite y me hace feliz tenerlo!!���� Antes me encadeno,ya han intentado que tire de lo guardado y algo he tirado,con una venda (imaginaria) en los ojos y sin mirar atrás.��

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    1. Ay, Iris, yo tengo hasta algún traje de mi madre (que murió hace 25 años) y que no me pongo nunca. Marie Kondo se escandalizaría. Pero no me va a quedar más remedio que empezar por el primer paso: tirar, tirar y tirar. Y como dices, sin mirar atrás. Adelante, mis valientes.

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  4. Charo Borges Velázquez8 de febrero de 2021, 12:25

    Seguro, Jane, que no soy la única que te entiende, te comprende y se solidariza contigo.
    A veces pienso que ya no me queda vida, para revisar, tirar y ordenar lo mucho que tengo guardado en mis gavetas, cajas y armarios... pero, por otro lado, me digo: todo se andará.
    A ver si es verdad y me espabilo, que tampoco yo quiero dejarle atrabancos a los que vienen detrás...

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    1. Ese es el problema, Chari: el tiempo. A veces piensas. "¿Y esta tarde tan estupenda la voy a perder metiéndome en armarios polvorientos en lugar de un paseo, una buena lectura, una peliculita, una charla con los amigos? Ya vendrán tiempos mejores para eso." Y así me va.

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  5. Carmen María Duque Hernández8 de febrero de 2021, 12:26

    Muchísimas gracias, salud y besitos para todos.

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  6. Jaaajajaaaa ay mi retrato...

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    1. Muchos son los retratados y pocos los escogidos... ¡Ay, Señor!

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  7. Ana Darias de Lorenzo-Cáceres9 de febrero de 2021, 15:22

    Si no has mandado cosas a casa de tus hijos, todo sigue en orden ��

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    1. Es al revés, Ana. Los hijos me dejan cosas a mí. Y no te digo nada si se separan o se mudan...

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  8. El síndrome de Diógenes.��

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    1. Y lo curioso es que el pobre Diógenes no tenía absolutamente nada, ni siquiera un vaso para beber cuando descubrió que con la mano le bastaba para beber agua. Y nosotros venga a culpabilizarlo de nuestro afán por reunir cosas. La fama es muy injusta.

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  9. Isabel Herrera López9 de febrero de 2021, 15:24

    Te entiendo perfectamente. Yo también soy de ordenar y ordenar, pero tirar si que me cuesta. Aunque el otro día leí un artículo en la revista El Mueble sobre una palabra sueca que significa el arte sueco de ordenar antes de morir, y me planteé que si puede ser necesario. Lo pasé muy mal abriendo baúles de las tres tías solteras de Paco, cada uno con sus tesoros recabados a lo largo de su extensa vida. También me vino a la memoria, el libro de Ian McEwan, Sábado, que me conmovió muchísimo.
    Así que, a ver cuando me animo.

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    1. Yo también creo, Isabel, que es necesario no dejar rémoras atrás, ni baúles llenos de "tesoros" (que solo lo son para quien los atesora), ni trabajazos para los descendientes que les lleven a pasar horas y horas perdiendo un tiempo precioso, venga a hacer una limpieza que te correspondería a ti.
      Pues eso, a ver cuándo nos animamos.

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    2. Te quedas liviana, liviana...��

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    3. Claudia, eso es verdad. Como le dije a Mandi, así me quedo cuando ordeno la despensa o un armario. Como si te quitaras un peso de encima.

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  10. Yo me deshice hasta de los libros ,y cuando P. compra algún cachivache nuevo ,le digo que ya estámos viejos para comprar nada.����

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    1. Yo de vez en cuando hago una limpia de libros que sé que nunca más voy a releer. De filosofía he dado alguna vez a alumnos que han hecho la carrera y que sé que les pueden servir, pero me quedan muchísimos. Y desde luego no quiero tirarlos a la basura, me daría un patatús. A ver si encuentro sitios para donarlos.

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  11. Siempre me he preguntado , porque se nace siendo ordenado u desordenado?

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    1. Yo pienso que también el ambiente influye un poco. Si vives en una casa ordenada desde pequeño, te acostumbras al orden. A mí me asombra que mi nieta pequeña cuelgue su uniforme cuando se lo quita y que su habitación esté ordenada con todos los juguetes y libros que tiene. Pero es que su padre también era ordenado de chico. Y ya dije que yo también lo soy dentro de lo que cabe.
      Algo tienen que contar las dos cosas, herencia y medio ambiente.

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  12. Clara Delgado Martín9 de febrero de 2021, 15:26

    Creo querida Isa que casi todas estamos en eso, esta semana me compro en IKEA un par de muebles para ver si soy capaz de órganizarme y como dice nuestra Mandi luego tirar y volver a organizar y así sucesivamente y no nos olvidemos de que el síndrome de Diógenes ronda por ahí �������� y como siempre un placer leerte, te quiero amiga����

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    1. Eso, lo de Diógenes, me dice mi hija cuando me ve las colecciones de buhitos, de marcapáginas (tropecientos), de palomas, de jarritas de cerámica, de álbumes de fotos... Y termina con que todo eso se irá a la basura cuando yo muera. Y no me extraña porque ella tira cosas por menos de nada y su casa está superordenada.
      A ver si, más que comprarme muebles de Ikea, empiezo a deshacerme de cosas y, como dice Mandi, me quedo con sitio de sobra con lo que tengo.
      Sabes que también te quiero. Muchas gracias por estar ahí.

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  13. Mari Carmen González Zamorano9 de febrero de 2021, 15:27

    Isa, con los años que tenemos nos ha dado tiempo de acumular cantidad de cosas inútiles, yo soy de las que tiro mucho pero a pesar de todo siempre sobran muchas cosas más , por que son recuerdos o simplemente por costumbre.
    Siempre digo que soy desordenada con orden porque sé donde tengo todas mis cosas. Pero como dice Isabel Allende necesito mucho menos para poder vivir bien. Un beso.

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    1. Sí, a mi también me gustó esto que dice Isabel Allende: "Lo que la pandemia me ha enseñado es a soltar cosas, a darme cuenta de lo poco que necesito. No necesito comprar, no necesito más ropa, no necesito ir a ninguna parte, ni viajar. Me parece que tengo demasiado. Veo a mi alrededor y me digo para qué todo esto, para qué necesito más de dos platos." Exagera un poco porque sí que necesitamos más de dos platos para comer con la familia y los amigos, pero es verdad que hay que aprender a soltar cosas y, como Machado "cuando llegue el día del último viaje y esté a partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar".

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  14. Creo que ese problema también lo tengo yo. Sólo en fotos y fascículos de cocina ya tengo trabajo para varios días. Por dónde empezar, tampoco lo sé.
    Empezaré por donde dice la japonesa entendida,tirar lo que no uso, que es lo más práctico pero también lo más que me cuesta. A esta chaqueta le tengo cariño, este cenicero me lo regaló mi amiga, esta enciclopedia me costó carísima y este trofeo costó ganarlo...En fin, cosas materiales pero llenas de recuerdos que me miran con sus ojitos y no me dejan que las abandone. Y luego pienso en mi padre y en su célebre frase: EL QUE GUARDA SIEMPRE TIENE.
    Te confio un secreto. Me resulta una lucha muy lenta y difícil conmigo misma.

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    1. Bueno, Marie Kondo también aconseja que tires lo que no te da felicidad. Así que vamos a quedarnos con las cosas que sí nos hacen felices: las fotos y cartas que te recuerdan a quien has querido mucho y ya no están, los regalos que te hicieron y aprecias, las cosas bellas, las que transmiten amor... A mí hay cosas en mi casa que no tiraría por nada del mundo.

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  15. Primero: ni se te ocurra hacer caso de la Kondo, que te deja sin libros. ¿Qué sería de nosotras sin los libros?

    Segundo: por si te sirve de ayuda, yo tampoco hice limpieza de confinamiento. Mi casa sigue igual que hace un año. Ya que todo ha cambiado fuera, por lo menos que mi casa me reconforte.

    Tercero... bueno, eso ya lo has dicho tú en tu párrafo. :D Solo cuídate y sé feliz. MUAC

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    1. ¡Es verdad! La tal Marie Kondo dice que con 30 libros ya tienes ¡Ta loca! ¡Como se nota que se pasa la vida ordenando y haciendo que los demás ordenen y no ha experimentado el enorme placer de releer. En el mes y medio que llevamos de año yo me he leído 17 libros, de los cuales 7 son relecturas. Como bien dices ¿qué sería de nosotras sin los libros?
      Y sobre el segundo punto... ¡Hermana! Me encanta encontrarme con un espíritu afín, que diría Ana la de Tejas Verdes. Haces que no me sienta bicho raro.
      Intentemos ser felices. Cuídate tú también.

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  16. Ja ja ja !! Muy divertido. No te preocupes y ten tus cosas de la forma en que te sientas cómoda con ellas. Tampoco soy de desprenderme fácilmente de mis posesiones y contrariando a la Kondo he usado cosas que estaban bien guardadas y llevaban más de una década esperando ver la luz. Saludos desde el sur de sur.

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    1. En el periódico de hoy hablan de la muerte con 89 años del guionista Jean-Claude Carrière y me gustó este párrafo: "... vivía rodeado de recuerdos, de fotografías y de las obras de arte que coleccionaba. También de cientos de papeles que guardaba metódicamente en cajas de cartón, en los que anotaba una idea interesante, una frase memorable, los trazos de un posible personaje...". Tuvo una vida plena y murió en paz rodeado de todo lo que le recordaba esa vida.
      No es tan malo tener tus cosas y, como dices, redescubrir con el tiempo algo que te gustó en su momento, aunque no lo hayas usado en años. Te haré caso, no me preocuparé :-D
      Saludos desde... ¿el sur del norte? ¿el norte del sur? ¿Dónde estamos?

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  17. Rosa María Fuentes Herrera10 de febrero de 2021, 18:08

    Yo soy de guardar y guardar recuerdos... Luego me gusta revisar para ver de que me puedo desprender y siempre acabo igual: los vuelvo a ordenar y etiquetar y los guardo. ��������

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    1. Hace poco encontré en un baúl una chaqueta de terciopelo verde que fue de mi madre. Mi hija y mi nuera, que estaban conmigo, me dijeron que por qué no me ponía algo tan bonito. Ya lo hice despertándola del sueño de los justos. Nunca se sabe el uso que le puedes dar a algo en el futuro. Por eso muchas veces hago lo mismo que tú: revisar, ordenar y volver a guardar.
      Un beso, Rosi.

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  18. Francisco Javier González10 de febrero de 2021, 18:08

    Lo considero misión imposible.

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    1. Jajajaja, tampoco es para tanto, Javier. Considéralo misión no apetecible, descartable, absurda... Algo que no figura en tu plan de vida, vamos. Si estás contento con lo que te rodea ¿para qué cambiarlo?
      A mi marido le regalé una vez hace muchos años un machango que tiene en la estantería sobre su mesa y que dice: "Tengo que organizarme. Un día de estos empiezo". Todavía no ha empezado porque no ha visto la necesidad, Además, porque el destino quiere que cuando pierde una cosa, al fin la encuentra (la última vez, el carnet de la Seguridad Social, que estaba en el garaje en la mesa de las herramientas).
      Un abrazo.

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  19. Ay, Jane, una vez más has dado en la diana y de qué manera.
    Siempre (o casi) que hablo con hermanas, hijas, amigas... al final sale el tema, abreviando, las casas llenas de cosas ¿qué hacer con ellas? La teoría me la sé (Marie Kondo o como se llame no se habría enriquecido a mi costa), me falta llevarla a la práctica. Y eso que tengo buenos ejemplos: una hermana que se ha mudado dos veces en los últimos años, y una cuñada que también se mudó de un piso grande donde había vivido 50 años a uno pequeño. Ambas se quedaron con lo justo y tan felices.
    Pero yo como que no. Cuando me levanto con ganas, al final veo que tengo para tirar tres cositas frente a las tres mil que he cambiado de sitio ;(
    Pero he tomado decisiones drásticas que he llevado a cabo. Me prometí no comprarme nada en un año, y se cumplirá dentro de un mes, ni un par de calcetines. Es una gozada, ni miro los escaparates, ni entro en las tiendas. Y los armarios llenos de ropa. Creo que lo voy a prolongar.
    También me he prometido que cuando llegue a los 75 (en mayo, espero llegar) haré una limpia radical. Ya lo hice a los 50. Algo es algo.
    Perdón �� por la extensión de mi comentario, no me pude aguantar y me quedan muchas mas cosas que decir, pero ya está bien, deja algo para los demás me digo.
    Gracias por permitir que me desahogue y un abrazo fuerte.

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    1. Las mudanzas son buenísimas para reorganizar. Las cosas que he perdido han sido en ellas. Pero como creo que, a no ser que haya un terremoto, de esta casa no me mueve nadie, va a ser que no llegará nunca la gran reorganización.
      La idea de no comprar nada durante un año me parece buenísima. Ahora que no tenemos que ir a trabajar todos los días y que no hay necesidad de modelitos, es perfectamente posible llevarlo a la práctica. De hecho las dos o tres cosas que tengo de más (una chaqueta, un blusón, un pañuelo) desde el principio de la pandemia son regalos que me han hecho. Lo prolongaré igual que tú.
      Lo de las limpias radicales me da que no las voy a cumplir, así que solo intentaré limpias parciales si algún día me apetece. Ya seguimos hablando y contándonos cómo nos va :-D
      Un abrazo grande.

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  20. Isa, cuesta mucho desprenderse de las cosas materiales, así que quien venga detrás que lo tire si no tiene ganas de ordenar... yo ya no me entero!!!

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    1. Jajaja, Milo, tú sí que eres práctica y resolutiva. No sé si poner tu frase en un cartelón delante de mi mesa para animarme en los momentos de desánimo. :-D

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  21. A mi me sorprendió leer en Paula cómo cuenta Isabel Allende que su hija no tenía apenas pertenencias porque seguramente se había preparado para su marcha. Me impactó ese relato.
    También llegará un punto en que se habrá de valorar si lo guardado ha alcanzado el status de antigüedad porque ahí ya es que hay mercado.
    Cuándo veo lugares con objetos cotidianos muy antiguos como decoración pienso en los trasiegos del objeto para viajar en el tiempo.

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    1. Librarse de lo material, ese podía ser el objetivo de Paula. Irse como Machado decía, "casi desnudo como los hijos de la mar".
      Muchas veces guardas cosas, no porque sean antiguas o valiosas sino porque significan algo para ti.
      A mí me pasa lo mismo cuando veo objetos antiguos. No puede una evitar preguntarse por quiénes fueron sus dueños, qué significaba para ellos... Me pasa sobre todo con los cuadros.

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