Isla de La Palma vista desde La Gomera. |
La palabra rutina viene de ruta, y es un diminutivo cariñoso que alude a que buscamos siempre un camino en la vida en el que nos encontremos cómodos entre lo conocido y lo previsible. La rutina nos da un colchón que nos protege de las turbulencias de esta existencia nuestra. En abril del año pasado, mientras pasábamos un confinamiento inesperado y repentino, leí dos artículos de mis admirados Javier Marías e Irene Vallejo precisamente sobre la rutina, y, más que verla repetitiva y aburrida, en ellos latía la añoranza de la bendita rutina, de los viejos tiempos en los que no te asustaban con un cambio de costumbres y vivías con el placer extraño de lo conocido.
Javier Marías recordaba a Conrad y su rutina del barco (en "El espejo del mar") que salva a los marinos de pensamientos sombríos: saber lo que tiene que hacer cada uno en cada jornada, aunque siempre sea lo mismo. Irene Vallejo hablaba de Aquiles, que pudo elegir una vida común y ordinaria que sería devorada por el hambriento olvido o una muerte gloriosa en Troya. Eligió lo segundo y en "La Odisea" Ulises se lo encuentra en el reino de los muertos y le dice: Allá arriba todos honran tu memoria. Y Aquiles, envidiando el transcurrir rutinario de los días, contesta: Preferiría ser labrador en tierra ajena que ser el soberano de los muertos.
Nos gusta vivir en lo cotidiano, conociendo lo que podemos esperar de lo que nos rodea, las horas fijas, la tarea diaria. Y eso que toda la vida nos han vendido la aventura, los hechos que asombran, el milagro. Por ello tienen tanta fama las vacaciones con viajes a tierras desconocidas, de los que nos hemos visto privados estos dos años. Nos íbamos, decíamos, a airearnos, a la disrutina, si tal palabra existiera.
La semana pasada también yo me fui, No muy lejos, la verdad, que no está el horno para bollos. No publiqué el post acostumbrado de los lunes ni el de recuerdo de hace 4 años de los viernes, y durante 5 días hice otra vida en otra isla. Desconectar que le dicen. Pero, aunque lo pasé muy bien, descubrí que desde el primer día establecimos sin darnos cuenta otra nueva rutina: cada día, desayuno en la terraza mirando al mar, caminata de una hora más o menos, baño placentero en la playa cercana, comida en cualquier tasca del pueblo buscando siempre (y encontrando) camarones y pescado frescos, siesta leyendo un buen libro, paseo al atardecer con parada en el exterior de un bar para tomar un gintónic mientras el sol se pone... ¿Somos habitantes de la extrañeza, como nos llama Irene Vallejo, o adoradores de la rutina?.
Al final llegué a la conclusión de que en la vida es muy cómodo saber qué terreno pisas. Viva la rutina y todo eso. Pero que también en ese transcurrir diario es muy bueno detener la mirada y atrapar la sorpresa, lo insólito, lo que salpica de asombro y alegría el día a día. Un crepúsculo que hasta ahora no habías visto. La isla de enfrente asomando rotunda en el horizonte. Un encuentro agradable, un sabor no probado, una historia nueva.
Vivir consiste en una rutina extraordinaria.
Nos vamos acostumbrando a la rutina Isabel, no se si es bueno ó malo pero es lo que toca en éstos tiempos revueltos.
ResponderEliminarComo siempre me encantó tu relato.
Yo creo que es bueno, Carmen Paz. Indica precisamente que los tiempos no están revueltos, que la maquinaria social funciona bien, sin sustos ni sobresaltos, que sabemos cada día lo que nos espera y eso nos da tranquilidad y seguridad. Pero, claro, un "brilli-brilli" anima hasta un uniforme. No se puede prescindir de él y no seríamos humanos sin emociones ni pasiones: ellas son el "brilli-brilli" de la vida. :-D
EliminarHola, Jane:
ResponderEliminarYo soy de las que les gusta la rutina, pero necesito romperla de vez en cuando para poder seguir con ella.
Un abrazo.
Características de la rutina:
Eliminar- Se adquiere por repetición de una actividad o tarea.
- Es una práctica casi automática que ahorra tiempo.
- Se comparte con otras personas generalmente.
- Y la más importante: Hay que romperla de vez en cuando para no hartarse una y poder después volver a abrazarla como quien se encuentra con un pariente querido y lejano. Eres muy sabia.
Un abrazo, Dorotea.
Sabias, las reflexiones de hoy, de Jane.
ResponderEliminarPara mí, buena es la rutina, pero no demasiado, porque puede llevar al aburrimiento y la molicie y no creo que eso tenga ningún atractivo.
Aunque una rutina que no debemos perder es la de abrir, leer y disfrutar los posts de Jane, de cada lunes. Esa sí quiero conservarla.
Gracias, Chari, por los piropos. Para mí también es rutinario cada semana pensar en lo que voy a escribir cada lunes (desde hace 13 años nada menos), y por ahora no me ha generado molicie ni aburrimiento. Cuando lo haga, ya me despediré de ustedes. Hay que disfrutar con lo que se hace.
EliminarIsa, creo que si hay actividades humanas que no llevan al aburrimiento ni a la molicie, son las creativas, por eso pienso que tú no caerás en ellos.
EliminarPara mí son otras las que pueden convertirse en aburridas y tediosas.
Las actividades creativas son todo menos rutinarias. La rutina viene dada por si te pones horarios fijos para ejercerlas (que la musa te encuentre trabajando) y cosas así. Y eso no tiene por qué llevar al aburrimiento ni a la molicie.
EliminarPor ahora no me he aburrido mucho, la verdad. :-D
Maravilloso relato. Siempre busco lo diferente, de la forma que pueda. Eso me apasiona. ¡Qué el día te sea sorprendente! ��
ResponderEliminarMe recordaste un artículo de Manuel Vicent en que deseaba por Año Nuevo para todos sus lectores "felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño".
EliminarQue para ti sea lo mismo, querida Monaco.
Buenas tardes, a la rutina y encima con muchos cuidados, pero pienso que en algún momento se terminará y volverá todo a la normalidad!
ResponderEliminarLa normalidad también es la rutina, Vidalina. Nos la encontramos por todos lados, también en la pandemia y hasta en los viajes como en el mío esta semana. A no ser que hagamos algo extraordinario como el multimillonario Richard Branson que ha viajado ayer en una nave construida por una de sus empresas a la puerta del espacio. Seguro que lo que vieron y lo que vivieron era todo, menos rutinario.
EliminarMuchas gracias, mi niña querida y cuanto mayores, más rutinarias.
ResponderEliminarEn eso tienes razón, Carmelita. Recuerdo que a mi padre, ya en los 80, lo desorientaba el cambiar de casa o de paseo. Tal vez contra eso tendríamos que luchar, inventando tareas nuevas y hacerlas como si fueran lo más importante del mundo.
EliminarRomper la rutina de vez en cuando es necesario ,más aún,si lo haces lejos de tu entorno y rodeada de gente maravillosa y sencilla.Cuando vuelves a retomarla,lo haces con más ganas.
ResponderEliminarContemplar atardeceres,degustar pescadito fresco,unos camarones excelentes,un buen gintónic y un libro,transportan tu ser a otro lugar en el espacio...Maravilloso y placentero!!
Cuando vuelves a la rutina de siempre,lo haces con más ganas y cargada de energía.
Vivan los cambios que mejoran el cuerpo y nuestra mente!!...Aunque con un par de kilitos de más.
Muchos besitos,y como siempre...Espléndida!!
Eso es verdad, los días pasados fuera suponen un paréntesis vital, un chute de energía positiva. Hasta con kilos de más (benditos camarones) valen la pena. Como decía mi amigo Alfonso, mi dinerito me ha costado.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Besos.
Isa, me gustó mucho tú post de hoy, cómo el de todos los Lunes, aunque, no te lo diga, los suelo leer cuándo estoy relajada. Ahora mismo estoy en la terraza del apartamento viendo el mar, él día está nublado pero con una temperatura ideal, más bien fresca, eso es lo que tiene el Norte.
ResponderEliminarTú sí que sabes vivir, Luchi. Ese norte de la isla es una maravilla. Siempre recuerdo el verano que pasé ahí como uno de los mejores. Mar limpio y noches estrelladas. Disfrútalo.
EliminarGracias y un abrazo grande.
Sabes Isa, que las personas con problemas de salud mental, en muchos casos, necesitan especialmente las rutinas y, si salen de viaje les cuesta adaptarse a la ruptura de sus rutinas al principio.
ResponderEliminarVivimos rutinariamente y para evitar el deterioro cognitivo en la edad madura recomiendan romper las rutinas habituales.
Bonito post, cómo acostumbras. Besos
Sí, lo sé, Floren, sobre todo por mi padre que tuvo demencia senil. Nos lo traíamos cada fin de semana mi hermana o yo hasta que vimos que se desorientaba totalmente y sufría.
EliminarEs verdad que vivimos en la rutina pero hay que salpicarla de momentos extraordinarios.
Besos y gracias.
Dícese que la longevidad de las personas está muy relacionada con quienes viven de rutinas.
ResponderEliminarLa monotonía atrofia el cerebro, dicen los neurólogos. Así que a los que tenemos una edad se nos pide que mantengamos ágil la mente y que hagamos actividades nuevas, que nos sorprendan hasta a nosotros. Vamos a por lo no rutinario y a ver si llegamos a los 100. 😃
EliminarEl matiz de mantener ágil la mente no significa dejar de ser rutinarios, es decir, hacen lo mismo cada día, sin que por ello dejen de pensar en cosas distintas. Piensa en el perfil de personas que son longevas. Comprobarás que, la mayoría, son personas de rutinas fijas.
EliminarCreo que todos tenemos rutinas fijas. Es lo cómodo, lo conocido, el saber lo que puedes esperar cada día, la seguridad. Pero que quede en ellas un margen para lo inesperado. La mayoría de personas longevas que he conocido eran curiosas también.
EliminarTe copio la frase: Vivir consiste en una rutina extraordinaria. Sin duda, son esas tareas repetidas dentro de un recorrido de reloj, aquello que nos transmite seguridad y epifanía de lo que va a acontecer, pero es la sorpresa, el cambio de planes o el camino de vuelta a casa por un nuevo atajo, lo que mantiene nuestros sentidos despiertos y nuestros ojos abiertos a la curiosidad y el saber.
ResponderEliminarLa quiniela los jueves, los miércoles el café, los viernes cena con amigos, pero algún lunes hay un paseo inesperado que nos lleva a un nuevo lugar o nos ofrece la oportunidad de descubrir personas que son capaces de devolvernos la ilusión de la novedad.
Cambiar de planes... Ahí está el quid de la cuestión. No apalancarnos, ser capaces de tomar un atajo nuevo o de probar algo desconocido. Que nunca muera la curiosidad.
EliminarGracias, Cande, por tus palabras y tu comentario, siempre tan vital. Un beso.