lunes, 19 de diciembre de 2022

Un cuento de Navidad en el Parque



El señor que estaba sentado en un banco del Parque llamaba la atención. No solo porque era alto, con cabellera blanca y unos ojos azules muy brillantes en una cara surcada por arrugas, sino también porque irradiaba buen humor y paz con el mundo. Tal vez por eso, unos niños que estaban cerca se sentían atraídos por él y lo miraban con disimulo mientras discutían en voz baja:

- Pa mí, que es Papá Noel de incógnito- decía el más alto, que también era el más soñador.

- ¿Y el traje rojo, listillo? - apuntó otro, que era desconfiado y presumía de no creérselo todo.

- Bueno -contestó el otro-, no siempre irá de rojo, digo yo. Ni que fuera un guardia de uniforme.

- Siempre va de rojo- dijo una niña pelirroja, tajante- Y además, siempre va diciendo eso de "jo, jo, jo". 

- No sé ni por qué hace eso -comentó otra niña bajita- ¿Qué tiene tanta gracia?

- Y también -añadió la pelirroja, que se creía una autoridad en tales temas- siempre entra por las chimeneas. Por eso, a mí casa no viene. No tenemos chimenea.

- Y además -siguió el desconfiado- ¿dónde están los renos? Igual los perdió por el camino -ironizó- Por aquí es difícil aparcarlos...

El señor del Parque no había perdido renos; lo que había perdido era la memoria. Primero, olvidaba dónde dejaba las cosas: las llaves, las gafas, la cartera. Después, los nombres de cosas y personas, y más tarde, los sitios en los que había sido feliz y los sitios en los que no. Pero recordaba, como si hubiera pasado el día anterior, el momento aquel, hacía ya más de 60 años, en que vio por primera vez a su mujer y le sonrió como si la hubiese estado esperando. Cuando empezó a olvidar, ella le había dicho. "Mientras no te olvides de mi nombre..." Y tampoco lo olvidó: María

Los niños sentían curiosidad por el señor del Parque. Miraba con bondad y en un rincón de su cara un hoyuelo temblaba por aparecer.

- Tal vez sea un rey mago -volvió a decir el alto, que ese día tenía ganas de magia.- Melchor, que es el del pelo blanco.

- ¿Estás loco? -atacó el desconfiado- Fíjate cómo va vestido ese señor: pantalones de pana, camisa a cuadros, chaleco... ¡Un rey mago! ¡Bah!

- Los reyes magos llevan coronas de oro y mantos de armiño -repartió sabiduría la pelirroja enterada- Lo sé porque... -y bajó la voz a la categoría de susurro- yo una vez me levanté la noche de reyes y vi, escondida, a uno cuando me ponía los juguetes en el zapato.

- Yo también he visto a alguno...

- Y yo.

- Y yo - dijeron los demás, que no se querían quedar atrás.

El desconfiado iba a preguntar que "además, ¿dónde había dejado el camello?", pero le pareció que era mucho remachar.

Al señor del Parque le gustaban los animales y los niños. y a ellos les gustaba el señor. Un gatito que pasó por allí se restregó contra su pierna esperando una caricia que recibió. Y los niños se iban acercando cada vez un poco más. El señor les regaló una sonrisa, hoyuelo incluido, y a lo mejor hubieran empezado a tener una buena charla, cuando él vio venir a su mujer y su cara resplandeció de alegría y se levantó: "¡María!".  Ella llegó hasta él, lo cogió del brazo y se alejaron por el Parque, hablando y riendo.

Los niños se quedaron solos. Pero el alto, después de pensar un poco, siguió erre que erre:

- ¿Saben qué? Pa mí que el señor ese era San José. Y la mujer, la virgen...

- ¿Y la burra? - preguntó el otro.

28 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sí que da tristeza perder los recuerdos porque al fin y al cabo somos memoria.. Pero la vida es así de agridulce, y me gustó unir en un cuento breve los dos extremos de ella, el dejar de ser y el empezar a ser. Los niños son el ejemplo de la imaginación, de la fantasía, del todo es posible. Espero que, aunque te haya puesto triste (y lo entiendo), te haya gustado.
      Un beso grande.

      Eliminar
  2. Adorables conversaciones infantiles!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo, Rosa, que la Navidad tiene sentido porque se lo dan los niños (y la parte de niños que todos conservamos). Conversaciones como esas y amigos así (ingenuos, enterados, soñadores, realistas...) hemos tenido todos en nuestra infancia. Mientras lo escribía, recordaba a Guillermo Brown, de Richmal Crompton, y sus divertidas aventuras con su frase favorita: "Apuesto que...". Los niños de mi cuento tienen mucho de él.

      Eliminar
    2. Isabel, yo también los leí!!!

      Eliminar
    3. Tengo un respeto y un cariño imponente a los fans de Guillermo Brown. Me alegro de que lo seas. Yo los leo todavía. Si alguna vez estoy tristona, basta leerme uno (los tengo todos) y se me alegra el ánimo. Guillermo Brown tiene todo lo que tiene que tener un niño, aunque sea un trasto. :-D

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. No pensé que fuera tan triste, Dorotea, sobre todo por el contrapunto de los niños, pero ya me lo han dicho varias amigas, empezando por mi hija. Quise rendir un homenaje a la imaginación de los niños (sobre todo en estas fechas), pero ese señor del Parque impuso su presencia. Así es la vida.
      Un abrazo grande y feliz Navidad.

      Eliminar
    2. Justo, Jane, así es la vida. Y a veces escribimos con una intención y el resto le da otra lectura.
      ¡Felices fiestas! Pásalo muy bien y que tengas una estupenda entrada en el año.

      Eliminar
    3. Es verdad. ¡Cuántas interpretaciones se han dado de un libro o un cuadro y el autor sin enterarse! Qué bueno buscar otras miradas.
      Gracias por tus buenos deseos.

      Eliminar
  4. Es un poco triste. Bonito cuento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A lo mejor me salió triste porque me contagié del espíritu de los cuentos. Si te fijas, Caperucita (con 2 asesinatos caníbales), La Cenicienta (con acoso laboral), Blancanieves (otra bruja asesina), Hansel y Gretel (más de lo mismo)... son todo menos alegres. Aquí por lo menos hay niños que creen en la magia y un señor que sonríe y es amado.
      Gracias, Mila.

      Eliminar
  5. Respuestas
    1. Gracias, Elvira. De vez en cuando hay que imaginar un cuento ¿Y qué mejor época que esta?
      Feliz Navidad y un abrazo grande.

      Eliminar
  6. Charo Borges Velázquez19 de diciembre de 2022, 22:12

    Me ha encantado, Jane, tu registro de contadora de cuentos. La Navidad se presta para hacerlo, incluso con una historia triste como esta, pero muy tierna y expresiva.
    Mi enhorabuena, con la pregunta de siempre: ¿Para cuándo la publicación de un libro...?.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No está en mi mente un libro, la verdad, porque no me siento escritora. Este blog y estas conversaciones y este compartir vivencias y sentimientos es suficiente para mí. Gracias por tus palabras sobre el cuento, ya me estaba preocupando por lo de que es triste, porque no era mi intención hacerla así. Pero sí tierna. Mil gracias.

      Eliminar
  7. Me encanta la curiosidad de los niños. Desconfían de lo que ven y buscan una explicación desde su inocencia. Ahora, la realidad es bastante triste.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También hay alegría en la vida. Hace poco vi con mis nietos "Pollyanna" y recordé que iba de eso, de buscar el lado positivo de la vida. Los niños lo descubren con más facilidad.

      Eliminar
  8. Ya lo leí. No me pareció triste, sino tierno, y en lo de los niños simpático.
    Me recuerda ( salvando las distancias 😁) las veces que invento un cuento sobre la marcha cuando se va a dormir alguno de mis nietos pequeños, aunque no de tanta calidad como el tuyo.
    Que sigas deleitándonos con tu creatividad y buen hacer . Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También yo inventaba cuentos para mis hijos, en los que eran protagonistas absolutos. Y ahora para mis nietos. Y también mi padre me los contaba a mí. Creo que se duerme mejor después del cuento de la noche. Es la prerrogativa de ser padres. Y no te puedes desviar y contarlo de otra forma porque enseguida se dan cuenta y te llaman la atención. Esa es la de los hijos.

      Eliminar
  9. Qué tierno ese personaje. Yo creo que él era todo y más. Era de pelo blanco y ojos amables como Papá Noel. Era de imponente altura como se ven los Reyes Magos de Oriente y sobretodo Era un corazón entregado a su amada María, como San José. Sólo le faltaba la memoria pero su bondad y generosidad se mantenían intactas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha encantado, Cande, el análisis del personaje. Yo, que me lo inventé, no podría haberlo hecho mejor. Un besazo.

      Eliminar
  10. Isabel López Carreño20 de diciembre de 2022, 20:08

    Muy bonito, felicidades.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Isabela, y muchísimas felicidades en estas fiestas. A disfrutar con los tuyos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  11. Que pena no poder leerlo, felices fiestas.🎄

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Felices fiestas, Loly. Un abrazo muy grande y todos los buenos deseos del mundo.

      Eliminar
  12. Que imaginación más linda tienes, soy tu ferviente admiradora.
    Felices Fiestas Navideñas y un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Inés. La imaginación es la loca de la casa, decía santa Teresa. Y algo de eso hay.
      Un abrazo muy grande y feliz Navidad.

      Eliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html