Bien nos gusta un río a los canarios... Se nota que no tenemos ni uno (aunque le hayamos puesto a algún pueblito del sur ese nombre, El Río). Oh, hasta nos gustaba ir a ver, cuando llovía mucho, desde el Puente Galcerán, cómo corría el barranco de Santos hasta el mar, haciéndonos la ilusión de que Santa Cruz tenía un río... Marrón y poco caudaloso, pero río al fin.
A lo mejor por eso nos ha gustado tanto el viaje que hemos hecho esta semana pasada un grupo de amigos a Cuenca y a Teruel. Soñé que el río me hablaba con voz de nieve cumbreña... cantaba Atahualpa Yupanqui. Y aquí los ríos hablan y nos cuentan. El Júcar y el Huécar forman hoces excavadas en la piedra y dejan en altos farallones la ciudad de Cuenca, aquella que Camilo José Cela calificó de "luminosa, alada, airada, serena y enloquecida". Cuenca hace honor a su nombre y, en sus empinadas calles, las fuentes vierten agua de manantial. El agua, el viento, el granizo, la lluvia... todos cooperaron desde hace 90 millones de años para esculpir la Ciudad Encantada, llena de de rocas que figuran caprichosas figuras. El río Cuervo, desde su nacimiento, traza con ingenio de alfarero cornisas y cascadas con encanto. En los paredones rocosos de la hoz de Beteta hay fuentes que brotan de la montaña; y de la Sierra de Albarracín nacen el Tajo, el Guadalaviar o Turia, el Jiloca y el río Cabriel, afluente del Tajo. Será por ríos...
La canción de Atahualpa se lamenta de que es cosa triste ser río, / quién pudiera ser laguna, / oír el silbo del junco / cuando lo besa la luna. Pero aquí no nos parece que ser río sea triste, ni que viva penando por esos largos caminos. Aquí los ríos nos cuentan historias de aquellos tiempos, cuando surcaban estas tierras, fronterizas con los árabes, de los que son testigos viejos castillos que todavía conservan su dignidad (y parte de sus murallas), como Albarracín, Beteta, Cantaviejo, Molina de Aragón.... O de cuando pasaron los romanos, dejando las ruinas de teatros, circos y acueductos (Segóbriga). Nos hablan de monasterios medievales impresionantes, como el de Uclés, donde vivieron los caballeros de Santiago.
Los ríos que riegan estas tierras anchas saben de fiestas, como el mercado medieval que vimos en Cuenca con danza del vientre incluida; o los encierros en Cantavieja o Albarracín; o el Concurso de cortadores de jamón en la Feria del Jamón de Teruel.
Y también saben de leyendas, y nos podrían hablar del amor imposible de Isabel de Segura y Diego de Marcilla, los amantes que nunca se dieron un beso; o del pique entre Omar y Abdalá por hacer la torre mudéjar más bonita y conseguir así el amor de Zoraida; o de cómo el diablo tiraba al Júcar a todos los que osaban asomarse al Ventano del Diablo (imagen inicial); o la leyenda del pastorcito manco, al que la Virgen le rogó la construcción de una ermita (el Santuario de Balma) y le devolvió el brazo en compensación.
Nos gustó esta tierra amplia, áspera y poco habitada, los tonos rojizos y ocres, los bosques sobre los que planean águilas y buitres, los pueblos con sus casas de rejas y blasones (preciosa Mirambel), las callejuelas empedradas, las Plazas mayores, las casas apiñadas, colgadas, o simplemente, curiosas (la Julianeta en Albarracín, por ejemplo), los edificios modernistas de Teruel... Y nos gustó que a todo eso lo acompañe el rumor del agua, ríos históricos, festoleros y legendarios. ¡Bien nos gusta un río a los canarios!
A mis compañeros de travesía, que dejaron de lado los inconvenientes de todo viaje (¡Qué dura es la vida del turista!) y supieron sacar provecho de todas las cosas bonitas con las que nos encontramos. ¡Por la camaradería, el buen humor y las risas! Muchas gracias.
No tenía ni idéa de que no había rios en Canarias. Me gusta aprender contigo Isa, como cuando nos conocimoa que aprendí que en Canarias no había árboles de hoja caduca.
ResponderEliminarQué imprescindible es viajar mirando y viendo todo, paisaje, gentes, costumbres....
Me alegro que disfrutaras de tu viaje por Teruel (patria de mi madre) y Cuenca (de los Turéganos, que pueblan Sisante). Besos
Pues sí, Floren, aquí no hay ni un arroyito dulzón, imagínate nuestro desconsuelo. Lo que sí hay son galerías de aguas que aprovechan las nieves del Teide. Y sí, paseé por la tierra de tus ancestros y me encantó, como no podía ser menos. otra cosa distinta a nuestra tierra es la cantidad de terreno virgen y solitario que hay, kilómetros sin ver una casa, y solo un pueblito allá y otro más acá, donde Cristo dio las tres voces. En Tenerife, concretamente el norte con todos las casas apiñadas, parece un solo pueblo.
EliminarUn abrazo y a ver si nos vemos pronto.
Hola Jane. Al leerte , recordé que la primera vez que tuve contacto con Cuenca y con sus ríos fue en Geografía de España donde tuvimos que aprendernos de memoria sus ríos. Un par de años después cuando comencé a devorar libros en la Biblioteca Municipal, leí Viaje a la Alcarria de Cela , y me gustó. Unos cuantos años más tarde , hice una visita de dos días a Cuenca y me quedé prendado de la ciudad ...Pasear de noche junto a la Catedral, el Ayuntamiento y las casas colgantes, te transportaba al pasado. (me gustaron mucho los zarajos, pero el morteruelo me "empachó" un poco. Volvería ....pero será más adelante. Un beso Jane. Juan.
ResponderEliminarPD Tiene razón Jane: ¡Bien nos gusta un río!. Este año estuve por Asturias y me quedaba "embobado" viendo pasar el agua.......
Es verdad, Juan, nosotros pertenecemos a una generación que se aprendió de memoria todos los ríos de España, con sus afluentes correspondientes, los de la derecha y los de la izquierda. Fíjate que hasta me sonaba el Cabriel, afluente del Júcar...
EliminarNosotros estuvimos de domingo a jueves en Cuenca y, aunque es poco tiempo fue muy aprovechado: un tour por la ciudad con un guía, Guillermo, extraordinario y muy divertido; un paseo por los 3 kilómetros de la Ciudad Encantada; y visita por pueblos que nombro aquí (Segóbriga, Uclés...) y por la serranía de Cuenca, con esa subida al nacimiento del río Cuervo, que fue una preciosidad. Viaje completito. Y bonito, que es lo que interesa. Ya conocía la ciudad de mis años universitarios, pero ahora fue más a fondo.
Un beso, Juan.
Gracias por este ameno relato de nuestro interesante viaje. Comparto contigo la fascinación por los ríos y recuerdo como tú ir a ver un barranco - el Guiniguada- convertido eventualmente en "río" de Las Palmas, circulando por debajo del Puente de Piedra ante los ojos muy abiertos de mi hermano Carlos y yo. ¡Qué pena la destrucción de ese puente a principios de los 70!
ResponderEliminarSanta Cruz tiene la suerte de contar con esos tres puentes al menos sobre el barranco de Santos: Zurita, Galcerán y Serrador. Y también con que hayan arreglado algo el barranco, que en otros tiempos tantas inundaciones y aluviones recibió y que anegaban las precarias viviendas que, desde los tiempos guanches, se situaban en sus márgenes. Así y todo, a mis hermanos y a mí también nos encantaba verlo desde el puente Galcerán.
EliminarGracias por todo lo vivido en el viaje, por las charlas en la guagua, por tu compañía siempre tan grata. ¡A seguir coincidiendo en viajitos preciosos!
Un beso, Blanca.
Es verdad…siempre se nos ponen los ojos como platos cuando contemplamos ríos serenos, limpios, profundos o no , pero corriendo el agua libremente. Sin duda los añoramos.
ResponderEliminar¡Como nos gustan! En el primer viaje que hicimos con los niños fuera de las islas fuimos en barco hasta Cádiz y después de allí en coche hasta Portugal. Los niños eran adolescentes (año 88) y ante cada río nos hacían pararnos y estar un rato mirándolo. El Guadalquivir, el Tinto, el Odiel, el Guadiana, el Tajo... todos les gustaban y les maravillaban. Su contemplación, como la del mar, transmite serenidad y paz.
EliminarUn beso, Rosa.
Bonito relato. Tengo la sensación de que en España se habla poco de la vida de/ y en torno a los ríos. Cuando aún disfrutaba de la obligación de viajar no podía volver a las islas sin haberme pasado algún tiempo sentado frente a un rio navegable, mirar las barcazas imaginando su trayecto o, si navegaba en alguna, prepararme previamente respecto al significado de las vertientes, habitadas o no, que lo acogían.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo guardado es un paseo por el Danubio, el gran río-madre de Europa central, sabiendo su historia y sus leyendas. Fue un momento especial e inolvidable.
EliminarHola, soy Pedro. Me alegro que te haya gustado mi tierra, siempre es agradable oír de otras personas ensalzar la patria chica. Gracias. Por cierto, tienes una prosa magnífica, deberías escribir.
ResponderEliminarGracias, Pedro. Es una tierra preciosa e impresionante, tan llena de historia y de leyendas. En una hoja no se puede resumir todo lo que vimos y en una semana tampoco puede conocerse una sociedad tan rica en cultura y tradiciones. Pero ha sido estupendo acercarse a ella y disfrutar un poquito de todo lo bueno que tiene.
EliminarEnhorabuena por ser y sentirte conquense. Y gracias por tus palabras.
Hola, gracias por incluirme en tu lista para enviarme tus escritos, me gustó mucho el resumen que haces del viaje, gracias de nuevo.
ResponderEliminarGracias a ti, Mingui, por todos los buenos ratitos. En cada día hubo siempre algo que merecía la pena.
EliminarUn beso.
Buenas tardes.
ResponderEliminarMe gusta mucho como has explicado, el viaje a Cuenca y Teruel, lo guardaré con mucho cariño,pues todo lo que has escrito,será pará mí un recuerdo muy bonito.
Qué bien, Piedad. Vamos a ver si podemos seguir coincidiendo en viajitos de este tipo, tranquilos y con buena gente, de la que se sabe reír y no se fija en minucias (como una chuleta dura, por ejemplo :-D)
EliminarUn beso.
Que bien, me iba recordando todo lo que vimos como si lo estuviera viendo.
ResponderEliminarY mira que faltan cosas: las compras, las conversaciones, la gente nueva que conocimos, las comidas, los rincones y vericuetos encontrados a cada paso...
EliminarA repetir un viaje por el estilo.
Isa,no es por resucitar el pleito insular,vive Dios, pero estando en las Palmas, en más de una ocasión les oí hablar del " Río Guiniguada", luego repasa tus conocimientos geográficos antes de afirmar que en canariasno hay ríos. Palabra de un Guanarteme. Y tu relato, como siempre es la belleza de lo entrañable.
ResponderEliminarBueno, bueno, tú sabes que siempre hay quien se tira... muy alto, sea del sitio que sea. También dicen que pintaron de cal la montaña de Arucas para que no desmereciera con el Teide. Pelillos a la mar.
EliminarGracias por tus palabras, tú siempre tan cariñoso.
Quizá, Jane, esa fascinación nuestra, por los ríos, no sólo venga de que no existan en nuestro archipiélago, sino también de lo mucho que nos exigieron, en las clases de Geografía del 2° de Bachillerato, que nos aprendiéramos los nombres de los mayores y menores de la península, incluidos sus afluentes, y que en mi caso llegó a convertirse casi en una obsesión.
ResponderEliminarEl primero que conocí fue el Manzanares, en Madrid, cuando tenía bastante caudal, y gracias a mi primer viaje con mi equipo de baloncesto.
¡En 1966, y yo con 19 años! Hoy, cualquier crío los conoce mucho antes...
No creo que por mucha geografía que nos dieran, nos tiene que fascinar los ríos. Porque también nos enseñaron la tabla periódica de los elementos y maldita si me fascina el iridio o el mercurio. No, el gusto viene de la carencia, seguro, igual que el que es de tierra adentro se queda embobado cuando ve el mar por primera vez.
EliminarYo tampoco vi un río hasta los 19 años y también fue el Manzanares cuando fui a estudiar la especialidad a Madrid.
Querida Isa, que bien hilvanado, ameno, agradable su lectura y excelente repaso de nuestro viaje. Gracias, saludos a Toni ..Besos mios y de Florencio...
ResponderEliminarGracias por los piropos, Carmita. Y sobre todo, gracias por tu compañía y buen humor durante todo el viaje. Un abrazo grande para los dos.
EliminarBuenos días chicas….el Manzanares fue mi primer río y el segundo fue el Tajo…alucinando ver cómo corría tanta agua, mientras me preguntaba a donde iba tanta!
ResponderEliminarBesos para Isabel y mi profe favorita desde siempre!
Neruda decía en "Canto General": "Antes de la peluca y la casaca / fueron los ríos, ríos arteriales...". Lo que nos impresiona, Vidalina, es esa eternidad, el que somos unos seres privilegiados porque en algún momento de nuestra existencia tuvimos el placer de verlos pasar con su eterna canción y su carga de historias vividas. Recuerdo el Sena, el Danubio, el Támesis, el Moldava, el Tíber (que tan bien describió Mujica Lainez en "El escarabajo"), el Amstel con sus canales, el Rin... Y por supuesto todos los españoles. Ellos nos sobrevivirán, igual que nos precedieron.
EliminarIsa,el relato tan exacto que has hecho del viaje, está muy completo y muy bien hilvanado.
ResponderEliminarTe has consagrado como una escritora
Clara, minuciosa, y bien documentada.
La próxima vez te elegimos de guía...Te parece??
Mbstos.
Ni loca que estuviera. No es de las profesiones que me atraigan, todo el día de allá para acá, pendiente del personal en lugar de estar disfrutando de las vistas...
EliminarMejor, viajera de a pie.
Gracias por tus palabras, tú siempre tan amable. Un besote.