lunes, 11 de noviembre de 2024

Oscuridad y luz



Hay semanas en las que parece que el mundo se adentra en túneles oscuros, en que las noticias son tan preocupantes que te hacen pensar en lo injusto que es todo: las guerras continúan, personas inocentes mueren, las elecciones las gana gente indigna, el racismo, el autoritarismo, el machismo aumentan por todos lados... Es como si Atticus Finch, aquel personaje de "Matar un ruiseñor" que Gregory Peck interpretó en el cine y que personifica la decencia, estuviera de capa caída. Y además, la naturaleza, que no atiende a ninguna razón y que va a lo suyo, se desborda y arrasa con todo lo que se le pone por delante: casas, gentes, vidas, sueños.

Por eso, en momentos así, frente a la oscuridad, echo mano de mi terapia particular:

1. Restringir en lo posible el visionado de las desgracias. Leo el periódico para enterarme, pero la tele la tengo sentenciada. Pienso que no es sano ver una y otra vez, durante días y días, las mismas escenas, ni enfrentar las caras de aquellos que aprovechan cualquier catástrofe para su beneficio personal. No al odio y la mentira, sí a la ayuda y la empatía.

2. Caminar cada día, respirar hondo al aire libre, darse si es posible un baño en el mar que nos deja como nuevos, mirar el cielo que estos días ha estado precioso, sobre todo al atardecer. Vi una luna fina como un gajo de fruta, que parecía colgar por un hilo invisible de una estrella brillante. La visión de la belleza anima y nos reconcilia con la naturaleza.

3. Disfrutar de todo lo positivo que la semana nos ha traído: de lo animado que estaba mi pueblo el jueves por la mañana cuando unos mariachis le cantaban a alguien las mañanitas en la calle principal (imagen inicial). Cantaron "Volver", "La de la mochila azul", el cumpleaños feliz... mientras el público (yo incluida) bailaba y aplaudía; del café que luego nos tomamos mis amigas de pilates y yo, mientras veíamos la película que en la plaza se estaba rodando, caballos y todo (ya dije que estaba muy animado mi pueblo); de los libros que he leído en la semana y que ninguno me puso triste; de la salida con dos amigos de toda la vida a comer un pescadito al Puertito de Güimar en un restaurante pegado al mar, tranquilo como un plato; de mis nietos pequeños que se quedaron conmigo este fin de semana y me enseñaron trucos de magia y bailes (al parecer por los movimientos, tipo Egipto antiguo); de la recogida de mangos en casa y las correspondientes mermeladas que hice después; de la conversación telefónica con mi amiga Cae, que cumplió años y siempre me pone de buen humor; del encuentro con una ex-alumna que me recordaba con cariño; de las pizzas hechas por mi yerno el domingo en casa de mi hija y familia; de los ratitos oyendo música con mi marido al atardecer; de los wasaps divertidos con los amigos...

"¿Oyes esa música / que cruza como luz la oscuridad / mientras la oscuridad gira / y yo con ella?", decía la escritora Clara Janés. Esas, esas son las cosas que conforman la luz en nuestras vidas, las cosas que más importan y por las que merece la pena vivir. Son menudencias, nadie las va a recoger en un periódico, pero, en el fondo, son las verdaderamente grandes y, mientras exista la luz, alejará la oscuridad. A disfrutarlas.

16 comentarios:

  1. Tienes mucha razón Isa. Hay que protegerse para no caer en la tristeza invalidante.
    Muchos cariños. Floren

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    1. Es verdad, hay tanto vocerío, tanto sabio, tanta interpretación... que parece que lo de menos es la tragedia.
      Un abrazo, Floren.

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  2. Hola, Isa! No te pregunto cómo estás pues lo deduzco de tu blog de hoy. Coincido contigo en ambas cosas, el análisis de la realidad que estamos viviendo y tu terapia, (que no quiere decir que nos desentendamos de lo que ocurre y lo que podamos buenamente hacer).
    Confiemos en que lo bueno, que hay mucho, triunfe sobre lo malo, que suele hacer más ruido. Todo está muy complicado y pido no perder la esperanza.
    Gracias por tus aportaciones una vez más .
    Un fuerte abrazo.

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    1. Es imposible desentenderse cuando una cosa así ocurre y es bueno ver cómo la mayoría de la gente responde y trata de ayudar como buenamente puede. Nunca hay que perder la fe en la humanidad. Hasta mis nietos pequeños se involucran vendiendo polvorones y lotería para mandar ayuda.
      Gracias por tu comentario y un abrazo grandote.

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  3. Tienes mucha razón... Hay que despejarse y continuar..

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    1. Esa es la clave, Carmita, despejarse, desintoxicarse de todo lo que sobra. Y seguir para delante. Hoy mismo leía la experiencia de una señora que decía: "Ya no queda nada de la mesa donde comió mi padre las últimas Navidades antes de morir, de la cocina donde hacíamos las comidas o los cumpleaños de mi hija (...). Pero estamos vivos. Hay que volver a empezar.". De eso se trata.

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  4. Charo Borges Velázquez11 de noviembre de 2024, 17:45

    Buenos recursos, los tuyos, Jane, para conjurar los muchos males que últimamente nos ha tocado vivir de lejos y de cerca.
    Los míos son distintos, porque cada uno tiene los suyos, aunque creo que el de la música es universal y en ese coincidimos.
    Lo importante es que nos sirvan y nos permitan neutralizar el daño que esta realidad pueda hacernos...

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    1. Sí, Chari, creo que todos tenemos mecanismos de defensa ante el infortunio y gracias a ellos hemos llegado hasta aquí. No son pocos los desastres si miramos la historia de la humanidad ¡y aquí estamos!. Aunque parezca mentira, mejor que en la Edad Media, por ejemplo.

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  5. Buenísimo, muy optimista y esperanzador para los tiempos que corren. Tú eres así. Me encantan los lunes en que nos llenas de ilusión. Igual que tú, no quiero ver la tele, no bastan las cosas que tenemos y para no estar juzgando todo el día no veo tele y procuro valorar muchas cosas y dar gracias por tanto (si no, estaría enroscada en una manta y con una pastilla debajo de la lengua ;-D). Hay que tirar p'alante y no porque yo sea fuerte sino porque mi manera de ser me ayuda en estos momentos a estar dispuesta y a ser optimista. Caen hojas y mi hermana dice: "Ay, todo sucio" y yo digo: "Ay, qué bonito, parece que estamos en otoño".
    Gracias, Isa.

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    1. Jajaja, es verdad que nos parecemos algo, Nievitas, porque también mi patio se llenó de flores rojas de la buganvilla (es lo que tiene el vendaval de esta semana) y ya mi marido iba a barrerlas y yo le dije: "Déjalas, que a mí me gustan. Es como si tuviéramos una alfombra de flores".
      Y que vivan los optimistas, Nievitas, los que nunca perdemos la esperanza en un mundo mejor.
      Un abrazo, mi amiga querida.

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  6. Hola Isa, acabo de leer tu "crónica" de los lunes, no me pierdo ni una 😉
    Buen mensaje. OPTIMISMO Y ESPERANZA...Para estos momentos tan duros... Un abrazo.

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    1. Gracias, Queti, por ese no perderte ni una.
      Ahora es lo que toca, poner a mal tiempo buena cara y pensar que saldremos de esta como de las anteriores. Aunque la pena por las víctimas no se olvide.
      Un abrazo.

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  7. Qué bonita imagen, la de la luna.
    Cómo diría mi hijo, te la pegaste, ma.

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    1. Estaba caminando al atardecer e la cancha y vi esa imagen preciosa. Llamé a tu padre enseguida, era una maravilla. Lástima que el móvil que tengo no sea capaz de captarla.

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  8. Son ésas cosas pequeñitas las que nos hacen sentir mejor. Coincido contigo, sobretodo en el punto dos.La naturaleza aunque a veces nos castigue, sigue mostrándose majestuosa para el disfrute de nuestros sentidos y nuestro bienestar.
    Ésos cielos afortunados nuestros, son la envidia del mundo y nuestros microclimas, objeto de estudio de los mejores entendidos.
    Sigamos prestando atención a todo lo que nos rodea, que no es poco. Por cierto, otra buena noticia, nuestro pino canario, ya tiene unos brotes de un verde nuevo asombroso, tras los incendios que acabaron con buena parte de nuestro patrimonio.

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    1. Sí, Cande, siempre me asombra como el pino canario, muy poco tiempo después de los incendios, rebrota con fuerza y al poco tiempo los montes quemados ya están de su color verde característico. La lección que nos dan es que nunca debemos perder la esperanza en un renacer y que la vida es más fuerte que la muerte. Cualquier adversidad es, a ojos de la naturaleza, un momento pequeño en su acontecer.
      Gracias por tu comentario. Un abrazo.

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