sábado, 23 de agosto de 2008

Las finanzas






Quien me iba a decir a mí cuando escribí esta entrada hace 4 años que hoy las finanzas de los jubilados iban a ser un problema y que sobrar, no sobra nada... 



En el vestíbulo de la Casa Botines de Gaudí en León hay una escultura de bronce que se llama “La jubilada”. Es un busto de una mujer sin cabeza que está contando cuidadosamente el dinero que tiene en un monedero. Por supuesto, nada más verlo me hice una foto poniendo mi cabeza allí donde a ella le faltaba. Mientras miro la foto, pienso que toda jubilada que se precie tiene que administrar bien sus finanzas y planificar sus inversiones. Pero cuando miro a mi alrededor para ver cómo lo hacen los demás, veo que la mayoría se gasta el dinero que les sobra, cuando les sobra, en loterías, bono-lotos, ciegos, quinielas y otras inversiones de este tipo. El problema es que no creo tener aptitudes para desarrollar por esa vía mi carrera financiera.
Yo no niego que también hay en mi familia un gen ludópata bastante desarrollado. A mi abuela la conocían por su nombre todos los ciegos desde la Recova de Santa Cruz al barrio del Toscal, donde vivíamos; mi madre hizo una respetable colección de billetes de lotería, que yo heredé (¿alguien quiere una respetable colección de billetes de lotería?); y mi padre pasó toda su vida sin dejar de jugar ni una sola semana a las quinielas. La única vez que ganó algo, recuerdo que se lo gastó en invitar a toda la familia (bien es verdad que eramos unos cuarenta) a comer en el Puertito de Güimar.
 Tampoco niego que compro lotería de Navidad (poca) y que siempre me emociona la cantinela de los niños de San Ildefonso el 22 de diciembre, pero creo que soy la única persona de las que conozco que, cuando me saco el reintegro, no lo invierto en la Lotería del Niño, sino que me lo gasto en tomarme un buen aperitivo. Además, también me acuerdo de la novela de Stephan Zweig, “Veinticuatro horas en la vida de una mujer”, donde hace un soberbio retrato de la tensión, angustia y desesperación que se encierran en las manos de un jugador del casino, y, la verdad, quiero tener una vejez tranquilita. En fin, he hecho la cuenta de lo que he ganado en un año de no jugar a nada y creo que con eso puedo orientar mi carrera financiera hacia otra línea de inversiones. ¿Las rebajas, tal vez?.



11 comentarios:

  1. En casa Papá se pasó la vida jugando a las quinielas, compraba lotería e incluso se sacó en el Año 1876, 6000 millones de pesetas que le vinieron muy bien, yo hacía 4 meses que llevaba en Venezuela y fue una noticia maravillosa, una alegría que no se puede transmitir si no la pasas...¡ Rebozo total de alegría !...nos pagó el pasaje y nos vinimos Félix mi hijo Alex que acababa de cumplir un añito y yo..estuvimos unos 45 días y fue alucinante y maravilloso. Pero dicho ésto, es verdad que en su vida gastó mas en el juego que lo que ganó !

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  2. 6000 millones de pesetas le vienen bien a cualquiera. Uno de mis amigos siempre dice que, si él se los sacara, nos invitaba a todos los amigos a desayunar a Nueva York. Eso es lo bueno, gastártelo en cosas apetecibles como hizo tu padre ¿Y gastó más de lo que ganó? ¡Increible!

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  3. 6000 millones de pesetas? 36 millones de euros? no habrá un error en esa cifra? Hay que verle la cara a gastarse 36 millones de euros, a mi me faltarían vidas para hacerlo ;-)

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  4. También a mí me pareció una cantidad astronómica y, además, que fue en el tiempo de las pesetas. A lo mejor fueron 6 millones de pesetas (también una cantidad enorme) y, visto en la distancia, se ven como si fueran 6000 millones. Todo es relativo. Me asombró más que gastara más.

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  5. Perdón por mi error en el número, quise decir 6 millones de pesetas, evidentemente si se hubiera ganado 6000 millones, creo que hoy ninguno de la familia tendríamos problemas o quien sabe !...pero de una cosa si que estoy segura, que no me hubiera ido a Venezuela de nuevo....porque tuve que regresar y al final estuvimos 4 años.......¡ Muy duro !..¡ Y una gran experiencia !..gracias por la corrección !!!!!!!

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  6. Es que, Pili, es verdad que hace 30 y pico años 6 millones de pesetas es como si fueran hoy 6000 millones, una enormidad. Una persona que entonces tuviera un millón era ¡un millonario! Así que tu padre fue realmente un afortunado y que ese golpe de suerte le permitiría cubrir necesidades y darse también un capricho muy deseable, como fue traerse a su hija de lejos.
    Lo malo es que, cuando te toca algo, te aficionas más a jugar. Yo lo veía con mi abuela que decía que siempre acababa ras con ras, lo comido por lo servido. Y también sería malo, como hacen algunos, dejar el trabajo por el espejismo de una fortuna porque el dinero, como sabemos todos, se va tan rápido como vino. Y el trabajo, como lo viviste tú, también es una gran experiencia.
    Un beso.

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  7. Querida colega (de co-legere por lo que hemos vadeado juntos) La mejor lotería es una buena parranda con timple, guitarra y amigos que las compartan.

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  8. Aunque, por supuesto y en mi caso sin cantar salvo para acompañar los estribillos o se acaba la parranda. Recuerdo cuando otros entusiastas co-legas de Instituto de Canarias (lo de "Cabrera Pinto" es un nefasto invento posterior de D. Ramón al que siempre me opuse) hacían una vaca para las quinielas a 200 pesetitas de entonces. Yo les dije que anualmente me ganaba en las quinielas casi 10.000 pesetas. Justo las que no jugaba. Salud

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  9. Querido co-lega, la razón habla por tu boca. Yo también he ganado un montón con no jugar a nada. Y yo también pienso que el mejor premio es una buena parranda. Ahora eso sí, yo cantando, faltaría más. Lo hacemos bajito y ya está, que no se note mucho el desafine. Un abrazo.

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  10. "Qué escultura más rara", he pensado, y "¿por qué dice que no tiene cabeza?"

    Qué vergüenza, de verdad.

    En mi familia el gen ludópata no existe, porque una primi cada 3 meses, que se te olvida mirar, dudo que sea lo que sustenta la industria del juego en España.

    El capítulo de las manos en el casino de "24 horas en la vida de una mujer" es genial, estoy de acuerdo.

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  11. No me digas que no te sonaba esa cara con el gorro último modelo y la cara de no haber roto un plato ¿A que quedé chula? En la original quedé mejor. Por lo menos, la cara era de vacilón.

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