martes, 12 de enero de 2010

La huelga de los objetos




No sé si a ustedes les pasa pero a mí por lo menos, de repente, en esta entrada de año, se me están poniendo en huelga los objetos. Y, además, una huelga encubierta, a lo zorrito, tipo controlador aéreo.

De pronto, al reloj se le empieza a caer la cadena. La primera vez fue en la playa. Ves un brillo en la arena y dices: “¡Anda, qué suerte, una cadena de plata igual que la mía!”. Y tan igual. Es la mía. Lo llevas al relojero, te lo arregla, se te vuelve a caer, te lo arregla… y, así, hasta cuatro veces en que te anuncian que se te seguirá cayendo.

Después, el móvil, que me acaban de mandar por los tropecientos puntos que tengo (yo soy muy de hablar), cada 20 horas se me descarga (se muere, dicen). Y el teléfono normal funcionando con sordina, oyéndoseme tan lejos que mis amigos preguntan si me fui a Madagascar.

El horno, después del cordero de nochevieja, parece que dice que ese fue su canto del cisne y que hasta aquí hemos llegado.

El ordenador, que yo creía tan amigo desde que me pego unas partidas de rummy con él, se debe haber mosqueado por las palizas que le doy porque empieza a rezongar. Cuando mis hijos, los sabios, lo ven, diagnostican: “Es que ya es muy viejo”. ¿Muy viejo con 4 años?

Un microondas, que me regaló mi hija hace un año para cuando ella viene (porque yo no lo uso), de repente ha dejado de funcionar. Cuando le pregunté a un técnico dónde podría arreglarlo, va y me dice: “Sí, mire, coja la autopista del Sur y, cuando llegue cerca de Granadilla y vea el cartel del PIRS, vaya allí y tírelo directamente”.

Lo último ha sido el escáner. Funcionaba tan bien y, ahora que lo necesité para mis cartelitos de las fiestas, no me escanea y me pone una explicación en inglés (¡a mí!, que ya saben que no duyuspiquinglis), con lo cual su huelga es más sofisticada y cosmopolita.

¿Qué les está pasando a las cosas? ¿Por qué no aprenden de mi volkwanguito escarabajo, tan resistente y sufrido él, que en el 2010 cumple 40 años y ahí está al pie del cañón, como un jabato? ¿Querrán una jubilación anticipada, temprana y cómoda, y no como la mía después de 38 años trabajando? ¿Querrán terminar la década botados a la bartola sin dar gongo? ¿Se deberá todo, como dice mi amigo Miguel Ángel, a la innata mala leche de la materia inanimada? ¿Y por qué les ha dado por rebelarse y ponerse en huelga todos a la vez al estrenar el año? ¿Estarán organizándose en un sindicato?

¡Qué miedo! 

19 comentarios:

  1. ¡¡Cómo me he reido, Jane!! A mi me ha pasado algo parecido con la fontanería de casa: empezó goteando la cisterna, luego el lavabo (sale más agua por debajo que por el grifo) y, para rematarlo, el agua de la ducha se atasca. Más que huelga yo lo llamaría la revolución de las tuberías! Espero que no sea contagioso y me ataque la instalación eléctrica...
    Un saludo

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  2. No se me había ocurrido que igual es una revolución soterrada. Más miedo todavía. Suerte con esas cañerías.

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  3. Estimada señora Jane, hartos de que no se nos llame por nuestro nombre, sino "los esos", "los estos" o "aquello de más allá" hemos decidido declararnos en huelga, a ver si de una vez usted hace el esfuerzo de recordar nuestros nombres. Atentamente, los objetos.

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  4. También los llamo "el maldito cacharro este", "la cosa de lavar", este artefacto y otros sinónimos por el estilo. No sé de qué se quejan.

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  5. Oye, Jane. Pues lo mismito que a mí. Es una confabulación mundial. En mi caso son los aparatos de sonido, que caen uno tras otro. Mi hijo dice que soy yo, que tengo mu mala sangre.
    Un día no aguanté más y , en cuanto me dijo por enésima vez que era la energía mía ( negativa, claro) la que hacía que todo se me estropeara alrededor, le canté las cuarenta y le dije que la mía no , que la suya, por si acaso. El último caso fue la cadena de sonido del salón. Dejó, por propia voluntad , claro, de leer los cedes y se me plantó con un : " NO DISC" en la pantalla, a pesar de los pesares. Ahora estoy mudo de música en casa, con lo insufrible que es eso.
    Tambíén estoy empezando a tener problemas con las cañerías, afortunadamente no las mías propias de mi cuerpo, sino de la cocina y del baño. Tendré que ponerme a ello, oye, con lo malo que soy yo de Pepe Gotera. Un saludo y paciencia que, al fin y al cabo, son objetos inanimados que no rigen por sí mismos...

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  6. Pues parece como si rigieran. Hoy se me rompió el cristal del coche. A lo mejor tiene razón tu hijo con lo de las energías o Jomeini con lo de la venganza por llamarlos "los esos", que las cosas también tendrán su corazoncito. No sé, no sé, pero estoy contigo en que es una confabulación mundial.

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  7. En casa la lavadora se dedica a mantener con nosotros una intensa guerra psicológica, igual que nuestro común amigo . Ultimamente le ha dado por soltar agua por debajo pero lo hace de una manera sutil y aleatoria. Puede estar una semana meona pero cuando decidimos llamar al técnico o, peor, comprar una nueva, se está diez días funcionando perfectamente. Cuando ve que no la arreglamos ni la cambiamos por otra se pone chula y vuelve a las andadas.
    Hemos decidido mirarla fijamente y controlarla con nuestro superior cerebro humano pero nos tiene cogida la camella y hace lo que le da la gana. Creo que es ella la que nos observa con frialdad con ese gran ojo que tiene. Estamos perdidos, seguro.
    Glorioso post, apreciada Jane y, como todos hemos experimentado, reflejo de la experiencia cotidiana.

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  8. Dios me libre hablar mal de la lavadora que es, junto con el tampax y el colchón, uno de los grandes inventos de la humanidad. Pero, ahora que no nos oye, tienes razón. Con ese único ojo, tiene algo de Polifemo malvado que sabe que nos tiene en sus manos (¡No te me averíes, por Dios!). Suerte con la tuya.
    Gracias por tus palabras.

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  9. Mientras lo que se averíe sean los objetos y no la propia maquinaria va bien la cosa. Ya vendrán tiempos peores.
    Divertidísimo post.

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  10. Ay, Sagitta, que eso es lo que me temo: los objetos nos están avisando de que nada es eterno y de que todo lo que hay sobre este mundo (incluido nosotros) tenemos fecha de caducidad. ¡Mecachis, con lo bien que uno está funcionando por ahora!

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  11. Como diría Jane: Eso es un hogar... Cosas que se rompen, goteras, escapes de agua... Besitos Jane!

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  12. Lo sigo diciendo a cada rato, sobre todo a mi marido que es el que más se queja. Claro, que, como él dice, él es quien generalmente lo arregla. Por eso, cuando se recorre ferreterías en busca de, por ejemplo, un tornillo o una bisagra especial, no es raro oírle mascullar algo del maldito hogar...

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  13. Pues me atrevería, siendo una profana en la materia, a indicar que sufre de la dolencia de obsolescencia programada. Yo misma lo he sufrido en la ignorancia hasta que leyendo el blog delhombreamadecasa me iluminó. Pongo aquí la referencia pues él explica la dolencia en cuestión a las mil maravillas:

    http://www.elhombreamadecasa.com/2010/02/obsolescencia-programada.html

    Lo triste de la obsolescencia, no es su primera consecuencia evidente:;la poca durabilidad de los objetos, sino que ya no se fabrican cosas que duren, con una intención creativa de fondo y cuyo uso sea para bien común. Lamentablemente lo que descubre es que el único fin del fabricante actual es tener beneficios sobre los beneficios.
    Es como si un arquitecto construyera una casa que en un tiempo x sabe va a tener grietas, o como si un fontanero al reparar dejara un pequeño escape que se reabriría en dos semanas... vamos, cosas que no pasan nunca :)

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  14. pues yo creo que lo que te hace falta es un viajecito a Cuba...ahí siguen funcionando los autos de los años 30 jajajaja...todo tiene solución, lo que se rompre, le inventan algo y lo mismo un motor de lavadora sirve para ventilador que uno de ventilador para bicileta ...con tu imaginación...a buscarle un uso nuevo y pam ya!

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  15. La pata chunga:
    Leí hace un par de años un artículo dee Rosa Montero en el que comenta un documental multipremiado: "Comprar, tirar, comprar", que trata precisamente de la obsolescencia programada. La película documenta la malevolencia y el cinismo de los fabricantes. Ejemplos hay muchos: las bombillas que tenían una vida de 2500 horas y las limitaron a 1000; las medias de nilón que antes no tenían carreras; las baterías de los Ipod que se construían parra durar sólo 18 meses (hasta que una querella los obligó a cambiar); algunas impresoras que vienen con un chip que las hace parar tras un número determinado de impresiones...
    Y lo peor es que todo eso, "además de ser un robo para los consumidores y de expoliar los recursos del planeta -dice Rosa Montero- termina generando una vasta marea sucia, contaminante, letal, que degrada la vida de los pueblos más pobres de la Tierra y sepulta sus esperanzas de futuro".
    Esto es lo que hay y lo que habrá si no paramos a todos estos mercachifles.

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  16. Vivirenflorida:
    Qué bueno, Ade. Sabrás que también vi hace poco otro documental llamado "Los Reyes del reciclaje", que está estupendo. Dicen que en Cuba nada está demasiado viejo o estropeado como para tirarlo, todo se puede arreglar o usar para otra cosa. La consigna son las 4 R: reducir, reutilizar, reciclar y reparar. Sale alguien haciendo un quinqué con dos frascos, el metrobús, una bicicleta doble... ¡Qué ingeniosos y buenos inventores son los cubanos! Me recuerdan a mi casa cuando yo era pequeña. Casi nada se tiraba y todo servía para otra cosa. Creo que es mucho más positivo que el dispendio de esta sociedad derrochadora, que hasta el espacio lo llena de basura contaminante.

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  17. ¡Hola Jane!, Me hiciste reir y me hacía falta, te doy las gracias por ello. Te entiendo perfectamente porque sé lo es eso, cuando empieza una cosa a fallar, sigue todo detrás con efecto dominó. También sé que las cosas de ahora no duran como las de antes. El coche está caminando porque concretamente el tuyo, lo fabricaron los alemanes para cruzar el desierto en el Segunda Guerra Mundial y necesitaban un vehículo que fuera fuerte y seguro en cuestión de motor. Te puedo asegurar que si los señores de la segunda guerra hubieran necesitado cualquier electrodoméstico de los que nosostros usamos para cruzar el desierto, mejor nos iría a nosotros, porque los hubiesen hecho igual que los coches, pero como el que tú tienes, el de hace 40 años, porque los de ahora...no duran tanto.
    Un beso.
    Juany

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  18. ¡Hola, Juany! Me alegro de que nos riamos juntas. Es verdad lo de mi coche, es fuerte como el roble. Ahora tiene un pistón medio estropeado pero eso es como un pequeño catarrito en vías de solución. Él sigue adelante contra viento y marea, tal cual si fuera a atravesar el desierto en este mismo momento. Y ya te digo, es el único de la casa que pasa la ITV a la primera. Ya no se hacen coches (ni otros aparatos) como ese...
    Un beso y a seguir mirando la vida con filosofía.

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  19. Jajaja. Eso nos suele pasar a todos tarde o temprano. Estoy estrenando horno, microondas y nevera te `puedes figurar por qué...

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