domingo, 2 de mayo de 2010

Madre no hay más que una


En El País del jueves pasado publicaron un extra dedicado al día de la Madre, aconsejando a los hijos que nos hicieran regalos (¡Síííí!) desde 9 euros (un marcapáginas ¡Bien!) hasta 795 euros (un anillo con un brillante ¡Nooo!). En las últimas páginas proponen, además, regalos no materiales: una ruta por chocolaterías, o pilotar un avión desde Madrid a Valladolid, o un paseo a caballo, o una inmersión en el tanque de los tiburones del zoo. De entrada yo a los míos les digo que esos regalos no, gracias, porque no sé cuál es más peligroso, si el de los tiburones o el de los chocolates. Pero estoy segura de que a mi madre le hubieran encantado.

Hace poco leí en una novela (“El café de Crossroad” de Deborah Smith) que “hay gente cuya presencia nadie nota, pero el mundo gira en torno a su eje. Sin hacer ruido, fuertes y pacíficos, son el centro donde confluyen un puñado de frágiles radios (…) Y en el centro, en el centro de la rueda infinita de todas las familias, del tipo que sean, de sangre o no, están esas personas, esa gente que mantiene unida la rueda y la hace girar.” Mi madre era así, el eje que hacía girar la rueda familiar. Como el flautista de Hamelin, reunía en torno a ella a las personas más diversas, que la llamaban, la iban a ver y llenaban la casa.

Pero también era vital y alegre. Una vez vi en un escaparate un traje que me gustaba pero me pareció demasiado juvenil para mí. Era de asillas, con una falda de volantes con distintos tonos de malva. No lo compré pero cuando llegué a casa de mi madre, ella lo tenía puesto.

Mi madre aprendió a conducir cuando casi ninguna mujer lo hacía. Estudiaba, leía, cocinaba de maravilla (ay, sus sopas de miel o sus tortillas…), nos hacía ropa y bordaba como buena palmera, nos preparaba fiestas y navidades especiales con adornos hechos por ella… Era generosa y, sobre todo, reía.

Siempre me sorprendió que alguien tan extrovertida como ella se hubiera casado con una persona tan introvertida y que hablaba tan poco como mi padre. Pero una vez me dijo: “No te preocupes. Cuando tu padre lleva mucho tiempo callado, me cruzo con él por el pasillo y le digo: ‘Ora pro nobis’, y por lo menos me tiene que contestar: ‘Miserere nobis’”. Y se reía a carcajadas.

Hoy, día de todas las madres, quiero traer aquí la imagen de la mía en sus esplendorosos 20 años y un poema que mi hija le dedicó cuando murió, joven como siempre había sido. Es el regalo que hoy le hago, mientras que ella me ha dejado a mí, como consuelo, el recuerdo de su ternura y el eco de su risa en mi memoria.

13 de enero (llanto por dentro)
Fuiste
la cucharada de azúcar,
las tijeras en la mesa,
el olor del aceite
y las hierbas
que inundaba la casa.
Tuviste
alma de harina y de uva,
de navidades,
de salmuera y mermelada
en sus tarros transparentes.
Te marchaste.
Hoy hace un mes
te marchaste.
Llena de sombras de lluvia
iba tu sangre,
el pecho dormido
en temblor de espuma,
cubiertos de amapolas
los párpados.

(Ana González Duque)

18 comentarios:

  1. Yo todavía sigo echándola de menos. Y me parece increíble que no conozca a la familia que se ha ido formando alrededor del núcleo que ella dejó. Hubiera disfrutado tanto...

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  2. Han pasado 13 años y yo también la echo de menos cada día. Pero el tiempo suaviza la pena y hace recordar sobre todo los buenos momentos. Le hubiera encantado reírse y jugar con los bisnietos, hacerles postres a sus nietos políticos y apuntarse a cualquiera de nuestros jolgorios. Pero también disfrutó de su vida y, como dijo cuando hablaba de sus viajes: "A lo mejor no viajo más pero ¿y lo que me he divertido haciéndolo?".

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  3. €n casa sentimos mucho su pérdida. La recuerdo sonriendo, alegre y preocupada siempre de hacerle más facil la vida a los demás, nos unía a todos y por ella conoci a mi media naranja. Gracias Charo

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  4. Tal vez ese "nos unía a todos" fue su cualidad más sobresaliente. Como dije, era el centro de una rueda familiar muy amplia y, al faltar el eje, la rueda tiende a disgregarse (fuerza centrífuga, que le dicen). Pero ella sigue formando parte de nuestras vidas.

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  5. Querida Jane, ¡mira que era guapa Dña. Charo!. También, como buena palmera. Yo la recuerdo con una sonrisa muy dulce siempre, muy cariñosa y pendiente de ti y de tus amigas, cuando íbamos por tu casa. Tú me la recuerdas mucho, sobre todo en tu forma serena y tranquila de hablar y de contar las cosas y, seguro, que ese ramalazo novelero y festero que te caracteriza, lo heredas de ella.
    Preciosos y emotivos post y poema de su hija y su nieta. Enhorabuena a las dos y felicidades por ser madres que, sin duda, tienen como modelo a quienes las precedió en ese maravilloso papel. Besos para todas

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  6. Fue esta la primera foto que le mandó a mi padre (fueron "novios por carta" y esta foto la firma todavía como "una de tus mejores amigas") y me la imagino haciéndose el peinado años 40 y poniéndose guapa, igual que hacía todas las tardes en casa, antes de que mi padre llegara del trabajo. Pero ¿verdad que sí era guapa?. Y lo fue hasta los 71 años, en que murió, y en el recuerdo de quienes la conocieron. Fue guapa por fuera y por dentro y es verdad que algo de esa alegría de vivir nos transmitió a sus hijos, que nos apuntamos a un bombardeo, si eso supone pasarlo bien.

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  7. Hay un dicho que dice "Dios creó a las madres porque él no podía estar en todas partes a la vez".Cuando era niña, siempre creí que mi madre era como un angel, una maestra celestial que nos enseñó ternura y amor. Nunca la ví enfadada y siempre lucía una agradable sonrisa. En día que falleció, todos morimos con ella y aunque ya han pasado 13 años, dejó un vació imposible de llenar con otras cosas.¡Como le hubiera gustado ver casar a sus nietos, conocer a sus bisnietos, ver como sus hijos se hacen mayores..! No se donde estará pero me consuela pensar en lo último que me dijo: ¡no te peocupes Tina, porque ahora estoy muy bien!

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  8. Yo creo que, aunque de pequeñas las vemos así, de mayores están más cerca de nosotras porque entonces sabemos que no son perfectas y las vemos humanas. Hay un detalle tonto pero que me encantó. Una vez me fue a recoger al colegio, como siempre bien peinada y arreglada, y entonces vi que se había dejado una traba de los rulos en el pelo. Cuando se lo dije, se rió a carcajadas y yo reí con ella y me sentí su cómplice.

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  9. Hace algunos años alguien ingenuo me dijo "Seguro que no la recuerdas porque eras muy pequeña cuando pasó". Hoy yo le respondo "no sólo la recuerdo muy bien, sino que nunca seré capaz de olvidarla".

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  10. Eso tiene el querer a alguien, que el recuerdo perdura. Y más si es compartido. En las reuniones familiares muchas veces surgen los "¿te acuerdas cuando mamá...?" y también muchas veces terminamos riéndonos de sus ocurrencias. Yo la he nombrado muchísimo en este blog (en "Las finanzas", "Ay, Bajamar", "Como ese Teide gigante", "Olas que vienen y van", "Un viaje a Berlín", "Mi infancia son recuerdos...", "Un toque de inmortalidad", "De mi mano plantado tengo un huerto", "Luminosas palabras", "A veces llegan cartas"...) porque forma parte de mis vivencias, igual que de las tuyas.

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  11. Una mujer increíble, sin duda. Hizo una buen trabajo, ya que reconozco muchos de los rasgos con los que la definís en vosotras.
    Enhorabuena Dña Charo!

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  12. Ella estaba superorgullosa de sus hijos y nietos. Cuando mi hija leyó el discurso de fin de carrera y el decano vino a felicitarla después, mi madre le tocó el hombro y le dijo "¡Ella es mi nieta!", rebosante de alegría como si fuera la abuela de la reina de Inglaterra.
    Gracias, Camino, me gusta pensar que algo nos legó, aunque no lo bien que le salían las tortillas de papas, ni la mano que tenía para la costura y para las plantas.

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  13. Loquemeahorroenpsicoanálisis3 de mayo de 2014, 12:27

    ¡Qué bonito, Jane! Y qué sentido del humor, todavía me estoy riendo con lo de Ora pro Nobis.

    Ella fue una gran madre y veo que inauguró una familia de grandes mujeres: inteligentes, con sentido del humor...

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  14. Sin duda era muy guapa.

    Jane, he llorado leyendo tu post, la poesía de Ana y los comentarios.

    Felicidades a las dos.

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  15. Gracias, José María. Gracias por tu sensibilidad y por estar ahí. A mí también me salen las lágrimas con el poema de Ana y a veces con su recuerdo. Pero ahora, que ha pasado el tiempo, muchas veces me veo recordándola... y sonrío. Creo que a ella le hubiera gustado. Un abrazo.

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  16. Loque:
    Gracias, Loque, la verdad es que sí era inteligente y tenía sentido del humor. Le hubiera encantado verse en Internet tan guapa de joven, porque era muy presumida. Pero no era una superwoman. Era despistada, desordenada, llorona (como yo), y muy humana, pero sabía reírse de sí misma y no tomarse demasiado en serio. Y eso es una gran cualidad. Y seguro que también sería una fan de tu blog, igual que sus descendientes.

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  17. La hermana del primo de Tona3 de mayo de 2014, 14:31

    Me encanta este post porque está lleno de cosas que yo viví. No sólo era el centro que atraía, sino que además irradiaba vitalidad. Era alegre, coqueta, detallista, generosa,se sumaba a aprender cosas nuevas, ...Tenía un norte muy bien marcado y sabía adonde iba. Creo que ella y tío Atilio formaban un núcleo muy bien compensado. Besos.

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  18. Besos, hermana del primo de Tona, y gracias por tu comentario. Sí,era todo eso que dices y además muy cariñosa. Quería de verdad a la gente y eso se nota. Por eso también la querían. Aunque ya no estén, qué bueno que pasen por este mundo personas como ella o como mi padre y el tuyo, gente buena siempre dispuesta a dar.

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