martes, 11 de mayo de 2010

Somos neandertales




Siempre me han caído bien los neandertales, sobre todo desde que leí hace años la estupenda novela de Jean M. Auel “El clan del oso cavernario”, en la que una niña cromañón es recogida por un clan neandertal. Los cromañones consideran que los neandertales son prácticamente animales, pero Ayla, la protagonista, descubre que tienen lenguaje, religión, arte y técnicas de curar y sobrevivir. Y, por supuesto, dado que sabemos que eso no tiene enmienda, también descubre por experiencia propia que se cruzan y aparean con cualquiera que se les pone por delante. 

Y mira tú por dónde, la ciencia ha venido ahora a confirmar lo que Auel imaginó en 1980. El experto en ADN fósil, Svante Pääbo, y su equipo de investigadores han concluido que claro que hubo contubernio con los cromañones, faltaría más, y que nosotros, sus descendientes, conservamos en nuestros genes entre el 1% y el 4% del ADN de aquellos ancestros.

Pero hay que ver lo que son los prejuicios cromañones. Estos días, cuando veo lo que han hecho en el Golfo de México los de la British Petroleum, venga a echar al mar petróleo a tutiplén a ver si así acabamos de una vez con el planeta; o, sin ir más lejos, cuando vi el proyecto santacrucero de querer cargarse los añosos árboles de mi Avenida de Anaga, bajo cuya sombra empecé a barruntar en mis paseos adolescentes lo que era el amor (y el desamor), me viene a la imaginación la cara de brutos que tenían los neandertales, la idea preconcebida de que la cara es el espejo del alma y la herencia genética recibida, y me digo: “¡Es que somos unos neandertales!”.

Pero, luego, recuerdo también una noticia de enero de este año en la que contaban que arqueólogos de Cueva Antón en Murcia descubrieron que los neandertales se adornaban con conchas y fabricaban pigmentos para hacerlas más bellas y, probablemente, para adornarse la cara. Y entonces pienso que a lo mejor este pequeño tanto por ciento que llevamos en nuestros genes puede ser el causante también de que nos extasiemos ante una puesta de sol o ante la catedral de León o de que descubramos la belleza que hay hasta en experiencias científicas que satisfagan nuestra curiosidad y confirmen nuestras suposiciones.
Entonces, sonrío y pienso que ¡somos neandertales! 

14 comentarios:

  1. Tienes razón , Jane. También yo, cuando estoy tan tranquilamente desayunando en un bar cualquiera,y me entra uno de esos que habla de un extremo a otro de la barra a grito pelado, para que todo el mundo mundial se entere de sus asuntos...entonces, pienso ¡ Ya llegó un neandertal de los nuestros! El otro día , sin más, observé como una chica limpiaba la caca de su perro, le limpiaba su culito con esmero y luego, al meterse al coche, tiró tremenda bolsa de plástico por la ventana y arrancó tan oronda... Era un neandertal femenino...

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  2. Lo malo, Miguel, es que quien hace eso se llama a sí mismo "homo sapiens" (o mulier sapiens, que para el caso es lo mismo). Creo que esa supuesta sabiduría no les sirve para mucho.

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  3. Amigo Miguel, me temo que más de una fémina ha de sentirse aludida por su comentario. Le van a colgar el epíteto de machista. En verdad no apruebo la conducta de la chica de su narración, pero bueno, por algo hay que empezar. Si a ella le dió tremenda nota asear a su animalito, es un buen comienzo. ¿Usted quiere que ella, de golpe y porrazo haga la faena completa?. Eso es como pedirle mangos a una mata de aguacate (adaptación propia, por si acaso). Ahora bien, sería interesante averiguar si la chica de marras estaría dispuesta a repetir la labor, si es necesaria, con un semejante y si no es de su familia, mejor...! Ah mundo raro y destornillado este en que vivimos. Pero nada, siempre fíel a mi lema: La vida es una fiesta, lástima que muy pocos conocen la dirección...!

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  4. Con lo aficionados que somos los humanos a echarle la culpa de nuestras fechorías a los demás, ya me veo a esas personas incivilizadas de las que habla Miguel (no sólo mujeres) diciendo, igual que Don Mendo cuando culpa al vino Cariñena: "No, no fui yo. Fue la herencia Neandertal que se apoderó de mí...". Dios nos coja confesados si la cosa va por ahí en este mundo raro y destornillado (¡!) que vivimos.

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  5. Me gusta mucho que trates este tema, Jane, pues considero que estamos ante uno de los hallazgos más importantes de la ciencia actual. El hecho de que en nuestro ADN queden restos del de los neandertales cambia completamente los planteamientos que se tenían hasta ahora acerca de nuestra condición de humanos.
    Cuando se descubrió en 1998, en Lagar Velho (Portugal), el esqueleto de un niño de 4 años de 30.000 años de antiguedad con características híbridas de neandertal y cromañón, se pensó que aunque hubiera podido nacer no habría podido tener descendencia como ocurre con tantas razas hibridadas en el mundo animal.
    Pero si en nuestro carnet de identidad genético aparecen coincidencias con los neandertales, debemos replantearnos desde la base todos nuestros planteamientos filogenéticos y, por tanto nuestra propia identidad como especie.
    En cuanto a lo de asegurar que parte de uno y de otro corresponde a nuestros comportamientos más incivilizados, rompo una lanza por los pobres neandertales. Al fin y al cabo se extinguieron porque no comprendían el mundo de los sapiens.

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  6. La prensa ha titulado esta noticia como "un hito de relevancia mundial", y Cela Conde dice, en un artículo, que es, junto con la obtención del genoma humano, la noticia más espectacular en lo que llevamos de siglo.
    De todas formas, también me admira como los escritores (Jean M. Auel, en este caso, pero también Julio Verne, Orwell o Huxley) construyen mundos y plantean ideas que luego pueden confirmarse, despertando a la vez nuestra imaginación.
    En "El clan del oso cavernario" (y los libros siguientes de la saga "Los hijos de la Tierra")aparecen esos híbridos, como el niño que citas, a los que tanto los neandertales como los cromañones consideran casi monstruos. Podemos imaginar que probablemente esa fue la reacción real -típicamente humana- que tuvieron ante un ser diferente a los demás y tal vez los exterminaron de niños, impidiendo que ese tanto por ciento que hemos heredado fuera mayor.
    Yo también siento simpatía por los neandertales: hombres más feos que Picio, pero con ganas de adornarse y con una cierta espiritualidad como se ve en sus rituales mortuorios. Visto lo que hay, también rompo una lanza por ellos.

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  7. Otro de los aspectos a considerar en este asunto son las implicaciones de carácter ideológico que plantea, sobre todo en el plano religioso. A mi entender hallazgos como éste ponen en cuestión muchas de las doctrinas acerca del origen del hombre que hasta ahora algunos vienen defendiendo, como el creacionismo.

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  8. Ya en mis lejanos días de estudiante (años 60) en la Facultad de Biología se decía a los alumnos que la Evolución no era una teoría sino un hecho. Y hoy creo, aun con todos los interrogantes que plantea (y que lo que hacen es impulsar cada vez más las investigaciones), que es algo totalmente admitido por toda la comunidad científica, independiente de su credo religioso

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  9. Ah, lo oí el otro día en la radio, pero un poco sesgadamente, gracias por aclarármelo.

    Yo sí, veo mucho Neandertal por ahí y no pocas veces, me reconozco yo misma.

    De todas maneras, como bien has dicho, a lo mejor lo mejor lo heredamos de ellos ¿no? :-)

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  10. Después de hacer el post me dieron ganas de releer "El clan del oso cavernario" y en un párrafo, cuando se encuentran la niña neandertal y la cromañón, dice: "Las dos niñas eran tan diferentes y, sin embargo, tan llamativamente parecidas... Surgida de la misma semilla antigua, la progenie de su antepasado común tomó caminos alternos, conduciendo cada uno de ellos a una inteligencia ricamente desarrollada, aunque diferente. Ambos "sapiens", ambos dominantes durante algún tiempo, la brecha que los separaba no era grande, pero la sutil diferencia creaba un destino muy diferenciado". Ahora sabemos que nosotros formamos parte del destino (no tan diferenciado) de las dos. Así que podemos imaginar que heredamos de las dos lo brutos que somos a veces, pero también lo imaginativos, lo artísticos, lo geniales. En fin, lo humanos.

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  11. Efectivamente somo neandertales, unos más pulidos que otros, pero en el instinto de todos está el zarpazo y el beso, la destrucción y la creación…

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  12. Esta noche ponen en la tele "Los croods", una excelente película de dibujos animados sobre una familia de cavernícolas. Cuando la vi con mis nietos me encantó. Ahí está lo que dices: la brutalidad de una vida que hoy se nos antojaría imposible y la ternura y el cariño del grupo que hace posible que sigas para adelante. Gracias a ellos estamos aquí.

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  13. Alberto Manganell31 de mayo de 2014, 20:57

    ¡Vamos que sí!, totalmente de acuerdo; yo, sin ir más lejos, me he hecho amigo de mi neanderthal interior, y de vez en cuando, lo saco de copas por ahí. Un saludo Isabel...

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  14. El mío me tiene a mal traer con tanto ir de aquí para allá (su lado nómada, ya sabes) y con tanto jolgorio. Mi lado cromañón le dice que tenga fundamento, pero ni por esas.
    Un abrazo, Tito.

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