martes, 10 de agosto de 2010

Una boda alemana




Hace 4 años, en julio, formé parte del cortejo de una boda en Alemania. Y allá me fui con mi sombrero y mi flor fucsia.

"No hay parto sin dolor, ni hortera sin transistor”, decíamos antes, aludiendo a esos insufribles personajes que nos hacen compartir, a todo trapo, en playas y montes, sus gustos musicales. Y a este sabio refrán yo añadiría: “Ni hay un viaje al extranjero sin su boda y su cortejo”.

Porque es verdad, mira que hemos visto novios y casorios al completo cada vez que salimos por ahí. La más colorista y divertida fue una boda de negros en Toulouse, con diez damas de honor preciosas, todas vestidas de colorines, tirando corazones rojos de papel sobre los novios. La más fantasmal, una en el norte de Hungría, en la catedral de Esztergom, en la que una comitiva de novios e invitados pasó por el centro de la inmensa iglesia, en silencio y a toda velocidad, para desaparecer cuando llegaron al lejano altar como si éste se los hubiera tragado. La más húmeda, una en la que los novios y el cura, vestidos de punta en blanco como corresponde, se metieron en el mar hasta la cintura, en una playa del norte, mientras los invitados, más prudentes, aplaudían desde la orilla.


Hemos visto colas de novios esperando para fotografiarse debajo del reloj de la Plaza Vieja de Praga y hemos fotografiado a todas esas novias guapísimas y, a veces, apuradísimas ante tanta expectación. Pero por primera vez este mes de julio he formado yo parte del cortejo de una boda en el extranjero y he sido yo la fotografiada por los turistas. Para estar a la altura, me agencié un sombrero negro con una flor fucsia, que parecía talmente la Reina de Inglaterra en las carreras de Ascot .

¿Qué decir, pues, de una boda en tierra extraña de la que una forma parte? Tengo una amiga eslovena que me contó que en su pueblo la novia y su familia esperan dentro de la casa a que el novio, que viene con los suyos, toque a la puerta y diga: “Vengo buscando a una chica muy bonita para casarme con ella”. Entonces sale la más vieja de la familia, vestida como una bruja, y dice: “¡Yo, yo!”. Pero el novio insiste e insiste y al final sus esfuerzos se ven recompensados porque le entregan a la novia con panegírico incluido: que si es guapa, que si habla tantos idiomas, que si tiene tal carrera…

Yo me esperaba también algo así de exótico en Freiburg, esta ciudad de la Selva Negra alemana donde mi sobrino Jesús se casó con su novia de siempre, Corina. Pero, en principio, la boda fue divertida, entrañable, llena de ¡qué vivan los novios! y de ¡que se besen!, orden esta última que, con una paciencia infinita, cumplían obedientemente los novios. Es decir, fue una boda como todas las bodas españolas.

Excepto, claro, que hubo dos bodas, la civil y la religiosa, y en las dos hubo su correspondiente bebida y comida, servidas con la prodigalidad alemana (un kilo y medio más a la vuelta ¡Uf!).


Excepto que los novios tuvieron que aserrar entre los dos, bajo un sol inclemente, un pedazo de tronco, como símbolo tal vez de que en el matrimonio no queda más tu tía que afrontar los retos (y sudar) a dúo.

Excepto que, según una leyenda de Freiburg, aquel que mete el pie en alguno de los canalillos de agua clara y limpia que surcan el centro de la ciudad, se queda para siempre allí. Con lo cual, las friburguensas, como me confesó Corina, se ven obligadas a darles un empujoncito a sus novios, como quien no quiere la cosa.

Excepto que el baile fue antes que la tarta y los postres, lo cual, bien mirado, viene muy bien para hacer la digestión y sentar las madres.

Excepto que hubo test a los novios con preguntas comprometedoras, manualidades (un cuadro a pintar entre todos, barquitas de papel con deseos para los novios y velitas que se fueron hundiendo poco a poco en el laguito que había a la salida del restaurante…) y corazón de fuego, y fuegos artificiales, que me encantan.

Así que realmente sí que fue distinta y, sin ser la de Chelsea Clinton, que también se ha casado ahora, fue bastante internacional: una japonesita con su quimono, un chico de Sudán con su turbante o una canaria, yo, con mi sombrero.

Y para el verano que viene tengo otra boda en Londres. Voy a empezar desde ya a buscarme otro sombrero.


(Para Jesús y Corina, cuya hospitalidad, paciencia y generosidad con 50 vociferantes y escandalosos parientes canarios que fuimos a la boda, nunca podremos agradecer lo bastante) 



22 comentarios:

  1. Qué guapos, qué guapos y qué pena no haber podido ir.El año que viene, a ver si me dejan ir a la de Londres, que, qué casualidad, también estoy invitada ;-D.

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    1. Te echamos de menos, yo la primera, para compartir momentos pero también para que echaras una mano con los idiomas, que ya sabes que yo no voy mucho más allá del guten morgen y del one buter, bite. Pero es curiosa la cantidad de alemanes que conocimos, que han venido a Tenerife o a La Palma y que chapurrean el español. Hasta un señor de una tienda nos contó que subió ¡en bicicleta! al Roque de los Muchachos.

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  2. No sé por qué, amiga Jane, un pálpito me dijo que ese hermoso sombrero negro con flor rosa fucsia (magenta, para esta repelenta niña), que aparece en primer plano, en la primera foto y antes de leer tu entrada, pertenecía a tu distinguida y muy bien amueblada cabecita. No me preguntes qué me hizo que lo pensara. No sabría decírtelo. A lo mejor, por tu natural elegancia, que diría un cursi...
    ¡Qué bien debieron pasarlo y qué guapos están todos , como dice la doctora!. Y sólo debió faltar ella, porque me parece ver, en esa primera foto, hasta la abuela del novio, ¿verdad?. Está claro que sois una familia muy "jolgoriosa", tengáis la edad que tengáis.
    Pues nada, que no perdáis las mañas...

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    1. Sí que fueron, como todas las bodas, unos días divertidos (y extenuantes para los novios). Y ahí me tienes, ejerciendo de tía orgullosa, con sombrero incorporado (estoy pensando cambiar el refrán del principio por "ni hay un viaje al extranjero sin su boda y su sombrero"), y a la abuela del novio, la más joven de todos, que, con 93 años, no se perdió ni un jolgorio, incluyendo una fiesta nocturna en el monte sobre Freiburg, en una de esas terrazas alemanas con mesas largas, música y cerveza. Y que nos quiten lo bailado.

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  3. Muy buena crónica. La verdad es que fue una boda estupenda, con un ambiente fantástico y ustedes son una familia que hace que todo el mundo se sienta parte desde el primer momento. Muchos besos.

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    1. No sólo el buen ambiente en una reunión de este tipo lo hace la familia. También ponen su parte los amigos, los viejos (precioso el recuerdo de los tiempos del Erasmus) y los nuevos, los jóvenes y los mayores. Y también el sitio, ese Friburgo mágico y vital que nos cautivó a todos.

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  4. Ha sido una boda inolvidable. No sólo para nosotros, los novios, sino para el resto de los invitados. Todo el trabajo que hemos tenido durante más de un año (que se dice pronto) ha tenido su recompensa en una semana maravillosa (hablar sólo del día de la boda sería quedarnos cortos...). Como dijo alguien, ha sido como un campamento de verano, lleno de emociones, haciendo amigos para toda la vida, disfrutando cada momento al máximo.
    Por eso tenemos que decirles a todos los invitados GRACIAS de todo corazón, por haber viajado tantos kilómetros, haber compartido ese día tan especial con nosotros y llenarnos la casa de regalos y buenos deseos.

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    1. Los campamentos de verano necesitan organizadores y para éste en especial ustedes se lo han currado: página web, fotos del lugar mandadas meses antes para ponernos en situación, ideas para excursiones, guaguas alquiladas para ellas, bolsita con champán, chocolates y folletos turísticos en cada habitación del hotel, instrucciones para torpes... ¡Si hasta tengo un mapa del aeropuerto de Frankfurt para no perdernos al hacer trasbordo del avión al tren!

      Así que los agradecidos somos nosotros por habernos hecho vivir esta boda alemana. Aunque, como hasta el cura era made in Tenerife (sublimes sus párrafos en alemán), digamos que fue una boda alemana con toques españoles, a veces surrealistas. Genial.

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  5. José María y María Jesús13 de septiembre de 2014, 20:56

    Gracias jesus y Corina
    Ha sido una boda preciosa ,que no la olvidamos , todos los dias a recordamos situacione s de la boda con mucho cariño,nos preguntan nuestros amigos y conocidos ,sin poder expresar todas las sensaciones y emociones que vivimos con tanto cariño y .... con recuerdo cariñoso y muy muy agradable,
    solo podemos expresar ....Fue preciosa ,fueron dos dias enteros de boda ,pero tambien como fuimos recibidos en el estacion de tren ,las conversacines tan entrañables con jesus y con corina entes y despues de la boda . Gracias jesus ,Gracias Corina .Muchos besos y un abrazo fuerte para cada uno

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    1. María Jesús, al añadir los comentarios que me pusieron en el blog hace 4 años, he encontrado éste tuyo y de José María. Me hizo ilusión verlo, sobre todo porque me acuerdo de lo bien que José María se lo pasó entonces, de las risas en las guagüitas que nos llevaban y nos traían enseñándonos aquellos pueblitos de la Selva Negra, de los bailes y las cervezas compartidas. Me alegra saber que él fue feliz en ese momento.
      Un abrazo fuerte.

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  6. Fue una boda especial que nunca olvidaremos. Y encima regada con la maravillosa cerveza alemana tan espumosa y fria. Esto me trae el recuerdo de las bodas de hace muchos años en La Graciosa, cuando no había electricidad, y se celebraban con whisky, cerveza y refrescos , todo bien calentito, que junto con una variedad de dulces los novios ofrecían pacientemente durante tres dias a todos los vecinos que se quisiesen acercar para felicitarlos.Las bodas actuales en las isla son diferentes de las de antaño,pero conservan la mágia que las hace ser entrañables,como fue la de Jesús y Corina.

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    1. Todos los casorios a los que asistí de niña eran así, aunque no de tres días. Ponían algo salado pero, sobre todo, el convite consistía en dulces, tartas, rosquetes, bollos y demás repostería. También es verdad que muchas celebraciones eran por la mañana y de bebida ponían chocolate a veces. No había neveras de las de ahora (en mi casa venía el chico del hielo a poner un bloque en el compartimento que la nevera tenía por arriba) y, claro, de whiskies on the rock, nada de nada. Pero lo importante era la fiesta, como dices, así que ¡qué vivan los novios!

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  7. Muy guapa con tu sombrero, quién te vería; privadita privadita!!!
    Y muy guapos los novios. Muchas felicidades Jesús y Corina!!! Un beso muy fuerte


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    1. Privadísima, Vicky, y también con la lágrima en el ojo, para qué te voy a engañar. Lloré en la boda civil y en la religiosa. Y eso que no hablé esta vez de la música, otro de los puntales de la boda, un trío de canarios que tocan en Amsterdam como los ángeles (Raquel, Adrián y Eva: flauta, violín y chelo) y que con el Ave María nos dejaron sobrecogidos a todos.

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  8. ¡Qué monada de boda!

    ¿Hubo trabajos manuales? Al principio he pensado que en España no nos piden "trabajar" en las bodas, pero a mí en una me pidieron que fuera con lo de la liga pidiendo dinero por ahí.

    ¡Qué vergüenza pasé! Si encima me parece una costumbre como de... de los del transistor, vamos.

    Lo que yo hubiera dado porque me hubieran pedido que pintara un cuadrito o algo así.

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    1. Sí, Loque, hubo manualidades y todo. Menos mal que no nos pidieron que bordáramos algo porque ya sabes que yo lo único que sé coser son botones. Pero el cuadro quedó muy bien. Estaba dividido en cuadraditos y tú podías pintar en cada cuadradito lo que quisieras: una frase, una casita, corazoncitos, ... hasta un pulpo vi (sería Paul).

      Y a mí tampoco me gusta esa costumbre de vender la liga o la corbata. En esta boda en la misa sí pasaron la bandeja pero dijeron que lo recolectado sería para "Médicos sin frontera" (el novio es médico).

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  9. Preciosa descripción de una boda, Espero ver el modelo de sombrero y el relato de la de Londres.

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    1. Gracias, Esther. Mientras que los lunes pongo post nuevo, los sábados estoy poniendo escritos de hace 4 años para incorporarlos al nuevo blog. Así que dentro de 1 año vendrá el de la boda de Londres, a la que acudí efectivamente con otro sombrero, pero más pequeño, para no dejar mal a la reina de Inglaterra y a las demás damas inglesas que presumen de tocados impresionantes y floreados. :-D

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  10. Ignacio Luján García San13 de septiembre de 2014, 21:18

    Curioso refrán, que me afecta por mi reciente viaje a Francia con mi hermana, cuñado y sobrino, a una boda.
    Allí el del sombrero, mi cachorro, era yo

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    1. Como podrás suponer, Ignacio, es un refrán que me inventé yo de arriba a abajo. Los canarios por el mundo siempre tenemos que dar la nota de distinción y si hay que ir con sombrero, se va aunque una sea la única que lo haga.
      Espero que te lo hayas pasado estupendo y que también te hayas fijado en las diferencias con nuestras bodas. Bueno, y espero que hayas estado guapo con tu cachorro.

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  11. Crónica excepcional. Me he sentido invitada al evento. He echado mano de mi fantasía, me he calado un sombrero de buenos deseos y al principio con timidez, y luego a pleno pulmón he gritado ¡Vivan los novios! Curiosamente, o no tanto, no salió sonido alguno de mis cuerdas vocales pero sí mi boca se curvó en una sonrisa y mi corazón se inundó de deseos de felicidad para la nueva pareja...

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    1. Y yo, con este comentario tuyo, te he sentido a mi lado y al lado de mi sombrero contemplándolo todo con curiosidad y empatía.
      Por ahora, son felices. Viven al otro lado del mundo, en Silicon Valley, en San Francisco, porque él está allí becado por Alemania profundizando en estudios sobre leucemias. Ella es maestra y también ha conseguido trabajo allí. Tienen 2 niños, Marta y Óscar, que hablarán desde pequeñitos los 3 idiomas, alemán, español e inglés. Los dos, Jesús y Corina, son todo bondad. Se alegrarán por tus buenos deseos.

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