martes, 23 de noviembre de 2010

Adivinanzas en la oscuridad




Este título lo he tomado prestado de uno de los capítulos más memorables de “El hobbit” de J.R.R. Tolkien, sólo que adaptado al habla canaria, en la que usamos más “adivinanzas” que “acertijos”. En este capítulo Tolkien nos dice que los torneos de adivinanzas son sagrados y de una antigüedad inmensa, y el que se plantea entre Bilbo Bolsón, el hobbit, y el tramposo Gollum, lo es. Hallar la solución es, además, para Bilbo la llave para salir de la oscuridad literal de una cueva llena de seres malignos hacia la luz exterior.

Del mismo modo, todos los que hemos jugado desde chicos a las adivinanzas hacemos el mismo camino: estamos en las tinieblas y de repente se hace la luz (la bombillita sobre la cabeza de los colorines) y decimos, como un amigo mío que a todas responde lo mismo: “¡La gallina!”.

Las clásicas (“Alto, alto como un pino y pesa menos que un comino”, “Oro parece, plata no es…”, “Adivina, adivinanza ¿qué tiene el rey en la panza?”…) ya nos enseñan de pequeños a usar las metáforas y a jugar con las palabras. Con el tiempo, nos van gustando cada vez más complicadas (“En medio del cielo estoy / sin ser lucero ni estrella, / sin ser sol ni luna bella. / Adivina tú quién soy.”, “Caja sin llave, / tapa o bisagra, / pero dentro un tesoro / dorado guarda”…). Y siempre, siempre, intentamos llegar a la luz aunque sea para que no se cumpla “y el que no la acierta bien tonto que es”.

¿Juegan todavía los niños y los jóvenes a las adivinanzas, como lo hacíamos nosotros? A veces, lo dudas cuando los ves, zombis, con las maquinitas, abstraídos en su mundo, sin intervenir en la conversación. Pero a mis nietos les encantan, y a veces las inventan, y mi amiga Lolina me contó que, en la playa, un grupo de chicos y chicas estaba entretenidísimo la otra tarde oyendo a uno de ellos que les proponía una: “Tú tienes 3 por delante y ninguno por detrás; tú, uno por detrás; a ti no te conozco lo suficiente para saber si tienes o no; tú no tienes ni por delante ni por detrás...”. Y ella veía en todos el acicate de la curiosidad, el entusiasmo por encontrar la respuesta, las risas, las tentativas, los razonamientos…: el cerebro a pleno funcionamiento. Cuando ya se iba, no pudo evitar acercarse y rogarles que, por favor, le dijeran la solución, o se iba a pasar el día y la noche dándole vueltas. “Los hermanos”, le dijeron.

Durante mis años de profesora di una asignatura que se llamaba “Aprender a razonar” y dediqué siempre una clase a las adivinanzas (incluyendo el capítulo de “El hobbit” sin las respuestas) y puse muchas. Una de mis preferidas era un poema de García Lorca, que él plantea como adivinanza, dando en el último verso la solución. A mis alumnos les costaba pero al final, con ayuda, la adivinaban. Si no la saben, traten de hacer lo mismo sin hacer trampa. Y no vale decir: “¡La gallina!”:

En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas
un Polifemo de oro.
¡?? ????????! 

18 comentarios:

  1. Me gustan mucho las adivinanzas. Danos una pista de la de Lorca, por favor. ¿Conoces más de esas literarias?

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    1. En la propia adivinanza de Lorca tienes una pista en las doncellas que bailan, con lo cual ves que es algo relacionado con la música.

      Desde la esfinge que le dice a Edipo el enigma del hombre (¿Qué animal anda en cuatro patas por la mañana, en dos al mediodía y en tres al atardecer?), la literatura está llena de autores que juegan con las palabras y plantean adivinanzas. Incluso en el Quijote aparece un mono adivino. Nicolás Guillén tiene un poema que se llama así, "Adivinanzas", donde pone varias. La que más me gusta es esta estrofa porque juega con las letras de "hembra" y "hambre":

      Con ser hembra y no ser bella,

      harás lo que ella te mande.

      ¿Quién será, quién no será?

      El hambre.

      Lewis Carroll se pirra por las adivinanzas y las prodiga en todos sus libros. A mí también me hace gracia una de Quevedo sobre las nalgas. Te pongo la primera estrofa porque es larga:

      Las dos somos hermanas producidas

      de un parto y por extremo parecidas.

      No hay vida cual la nuestra penitente:

      siempre andamos de embozo entre la gente,

      que a indecencia juzgara

      vernos un ojo, cuanto más la cara.

      Y termina con estos dos versos:

      Es al fin nuestra vida,

      por recoleta, siempre desabrida.

      Un abrazo y a seguir pensando.

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  2. Pues yo, al contrario que Tuna, no he sido gran aficionada a las adivinanzas, pero esta maravilla poética de García Lorca, sí que me ha intrigado.
    Después de darle algunas interpretaciones agujereadas, lo comenté con una buena amiga y ella, que sí la conocía, me dio una pista que, para mí, fue definitiva: la adivinanza lorquiana tiene que ver con un instrumento. Las seis doncellas, ¿quizá sean seis cuerdas?, le pregunté. Y si lo son, supongo que las tres de carne son una imagen para describir a tres cuerdas de tripa, y las de plata, las tres cuerdas de metal. Cuando esas cuerdas las hacemos vibrar sobre el hueco de la caja del instrumento, son como bailarinas... Conclusión: tiene que ser la guitarra. Tras esta línea de razonamiento, la amiga de la pista me confirmó mi acierto.
    Querida Jane, lo que me desconcierta y no soy capaz de interpretar ni relacionar con este instrumento, son los tres últimos versos. Como lo había adivinado, me desentendí del resto y no se me ocurrió preguntarle a mi amiga su significado. ¿Acaso lo aclara Lorca en el resto de su poema?. Si lo hace, me gustaría que me sacaras de mi torpeza, explicándome el sentido de esas líneas.
    En todo caso, me parece una adivinanza de gran calidad literaria y no precisamente fácil. Creo, como Tuna, que era imprescindible la ayuda de una pista como la que yo recibí y de la que estoy muy agradecida. Es un juego, pero el agradecimiento para quien nos ayuda a resolverlo, siempre hay que expresarlo.
    Buen y divertido post. Conozco, por los más viejos de la familia, algunas adivinanzas curiosas que te incluiré en un próximo comentario.

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    1. ¡Muy bien! Efectivamente, ya las doncellas que bailan apuntan a la música y a las cuerdas de un instrumento. Las tres graves tiene la contundencia de la carne y las tres finas, el timbre de la plata. Es una imagen bellísima, aludiendo al "ojo" (en el diccionario lo llaman "rosetón", "boca" o "tarraja") de la guitarra con "redonda encrucijada" y con "Polifemo", el cíclope de un solo ojo en medio de la frente. El poema está completo, no hay más estrofas, y se llama "Adivinanza de la guitarra". Pienso que "los sueños de ayer" se refieren a la música y a las canciones, que están dormidas en las cuerdas de la guitarra hasta que las despiertan los ágiles dedos de un Paco de Lucía, por ejemplo.

      Espero las contribuciones. Un abrazo.

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  3. A mí me encantaban de pequeña, y ya en el instituto recuerdo la de "yo solo tengo por delante", "tú, por delante y por detrás..."

    Por cierto, yo solo tengo por delante.

    También me gustan mucho los misterios del tipo "un hombre aparece ahorcado en una habitación cerrada por dentro, en la que no hay sillas, ni otros muebles donde se haya podido subir".

    Yo creo que a los niños les pueden gustar igual, por qué no?

    Aún recuerdo a mis sobrinos gritando ¡¡ESTEBÁN!!

    La de Lorca la conocía, pero la había olvidado, y hasta que no he leído la pista del instrumento musical, no me he dado cuenta de que era ¡la gallina!

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    1. Y yo tengo dos por detrás.

      A mí también me gustan mucho los misterios. Si te fijas, las historias policiacas son adivinanzas aumentadas. En aquella serie tan buena de Hitchcock que ponían en la tele hace mil años hubo una historia estupenda en la que la mujer mataba al marido infiel con una pata de cordero congelada. Luego la hacía al horno e incluso invitaba a los policías con ella. ¡Vete tú a buscar el arma del crimen! Pasa lo mismo que en tu historia de la habitación cerrada: el hielo se ha derretido y sólo queda un charco debajo.

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  4. ¡Te gano, querida Jane!. Yo tengo ¡seis! por detrás.
    Bueno, y ahora, lo prometido: unas cuantas adivinanzas más. Es posible que ya las conozcas, pero pueden servir para que otros de tus fieles seguidores se animen a participar con las soluciones a éstas o aportando las que ellos puedan saber. Ahí van:
    - Una señorita muy aseñorada, siempre sale en coche y siempre está mojada (ésta es de la tierna infancia y, creo, muy conocida).
    - Galán, el enamorado, ya que eres tan entendido, ahí te van mi nombre y mi color preferido (de la misma época y, para mí, un poquillo absurda en su inicio).
    - Campo blanco, flores negras. Un arado y cinco yeguas.
    - ¿Qué es lo que nadie quiere tener y cuando lo tiene, no lo quiere perder?.
    Por último, una de la tierra:
    - Yendo yo pa´Las Mercedes, me encontré siete mujeres. Cada mujer con siete sacos. En cada saco, siete gatos. Entre sacos, gatos y mujeres, ¿cuántos van pa´Las Mercedes?.
    Esta pequeñísima tanda de adivinanzas responde a las que, de vez en cuando, se recuerdan en reuniones familiares y, como pasa con los chistes, basta que empiece uno de los que asisten, para que el resto se embale y surjan un montón. Cualquier día, las anoto y así no las perdemos.
    Aunque hoy, el que quiera conocer muchas, de cualquier lugar y de todos los temas, no tiene más que acudir a algún servidor de Internet (Google, por ejemplo) y encontrará tropecientas páginas sobre el tema.
    Las fuentes de información se han enriquecido, amiga, y hay que aprovecharlas, ¿verdad?.
    Misión cumplida y un saludo cordial.

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    1. Como ya dije, a mis nietos les encanta inventarlas. La última fue: "Verde por fuera, roja por dentro, tiene pipitas negras y sube y baja". Por supuesto me rendí, después de pensar en yoyos y otras cosas móviles. Solución: una sandía en un ascensor. Otra es: "Una cosa con ruedas y moscas". La solución es el camión de la basura. No, si dotes de observación no les faltan, no.

      De las que me dices, algunas las conocía y otras, no. La primera supongo que es la lengua. La 2ª, Elena y morado. La 3ª, es la escritura, el papel, las letras, la pluma y la mano escribiendo. La 4ª (esta fue con ayuda porque pensamos antes en los años, pero claro hay gente que sí quiere tener años) es un juicio. Y la 5ª, soy yo la única que voy para Las Mercedes, a los demás te los encuentras de frente. Esta la decía mucho mi abuela. Pienso que nunca pasan de moda porque siempre apetece jugar con el lenguaje, que es en el fondo en lo que consisten las adivinanzas.

      Un abrazo.

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  5. Visitante de la gallina14 de diciembre de 2014, 11:10

    Lo de la gallina es casi una leyenda urbana. Voy a contar la historia tal como me la contaron a mí. En los años veinte pasó por Tenerife la actriz de teatro y reputada recitadora italiana Eleonora Duse que dió un recital poético en el teatro Guimerá de Santa Cruz. Incluyó en su programa los versos de Santa Teresa de Jesús que dicen:

    Vivo sin vivir en mí
    y tan alta vida espero
    que muero porque no muero.

    Hizo una pausa enfática, momento en que, desde el gallinero del teatro, se oyo una voz que gritaba: ¡La gallina, la gallina!
    Seguramente la anécdota no es cierta tal como yo la cuento, pero ahí queda, apreciada Jubilada.

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    1. ¡Qué buena anécdota! Ya me hubiera gustado a mí conocerla antes para dar la misma respuesta en los exámenes de Metafísica, cuando me preguntaban por el ser en cuanto ser o por la aseidad de Dios.

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  6. Sí, sí, basado en un relato de Roald Dahl, que también sirvió de base al crimen de "Qué hecho yo para merecer esto", convertido en un autóctono hueso de jamón.

    En esa serie hubo grandes argumentos, recuerdo que en el colegio cuando tenía unos 12-13 años nos los contábamos en los recreos, para que luego digan que con la televisión se pierde la tradición oral :-)

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    1. ¡Es verdad! Era un cuento de Roald Dahl titulado "Cordero asado"y que aparece en "Relatos de lo inesperado". Me he ido pitada a releerlo y es buenísimo: esa dulce Mary Maloney cargándose al marido sin premeditación ni alevosía, y lo bien que prepara la coartada, la condenada, ensayando ante el espejo y todo. Genial.

      Y la tradición oral sigue vigente. Yo venía del colegio con una amiga, siempre contándonos lo último que habíamos leído o visto. Hoy les cuento cuentos y batallitas a los nietos y no se cansan. Y como uno les haya gustado especialmente te la hacen repetir veinte veces.

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  7. La de "caja sin tapa..." sé que es el huevo, pero ¿cuál es la solución de "En medio del cielo estoy...?"

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    1. Es la letra "e". Hay muchas adivinanzas así, sobre el propio lenguaje. Recuerdo otra sobre la "u" que decía algo así: "Metida está en un baúl, yo no la tuve jamás y siempre la tienes tú"

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  8. Estimada Jane y Compañias: Ahí les va una adivinanza, medio pánfila ella, pero adivinanza al fín. Dice así: En una urbanización existe un Edifico de doce pisos, cada uno de ellos tiene el nombre de un mes, Enero, el primero; Febrero, el segundo y así sucesivamente. En cada piso, siete departamentos: uno llamado Lunes, otro Martes y así hasta el Domingo. ¿Como se llama el Ascensor?. Responda y gane un fabuloso premio: Vacaciones en la pelada playa Quita Calzón con almuerzos en el Plato Fallo.
    PD. Tengo un nieto de año y medio y estoy prácticando. El chamito viene bien aspectado y promete ser un verdadero torbellino, garantía de citaciones al colegio. Tiempo al tiempo. A cuidarse, pues.

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    1. Supongo que al ascensor se le llama tocando el timbre. Me lo figuro porque se me parece a la adivinanza de "Yendo yo pa Las Mercedes..." que planteó Cehachebé y que decía mi abuela también. Te dan muchos datos para despistar pero a lo que hay que hacer caso es a la pregunta.

      ¿Acerté? Me encantaría para pasar las vacaciones en Quita Calzón u otra playa similar, como Pongo Sombrero.

      Enhorabuena por el chamito. El post siguiente, "El principio de la sabiduría", va también de mis chamitos, de 5 y 7 años. En mi mesa tengo un cartelito que dice: "Si llego a saber que los nietos son tan divertidos, los hubiera tenido antes que los hijos".

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  9. Increíble, de novela. Usted ha acertado Jane. Efectivamente, el ascensor se llama por el botón. El premio queda en depósito, como el de esas monjitas que todos los años rifan un tractor y el ganador jamás lo reclama pues generalmente se entera cuando el boleto caducó. Lo del cáncer de papa es genial. Por estos lados sonó en la Navidad de hace unos cuantos años, una gaita (expresión musical típica de Maracaibo y sus alrededores; es decir, todo el país y más allá) que hacia referencia en su letra a una campaña contra el cáncer. Decia: El cáncer es curable, CONTRIBUYA. Pues bien, un gallego fue a la farmacia y le exigió al dependiente que le vendiera un frasco de TRIBUYA. Por cierto, ese gallego es mi compadre. Estudió en una de las mejores Universidades del mundo, según él. Entró gallego y egresó como Ingeniero. Que tal ?.

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    1. Me he reído mucho con tus historias, Agroteide. Uno de mis amigos (gallego también) siempre nos cuenta un chiste parecido. Está el alcalde de Betanzos diciéndoles desde el balcón a sus paisanos. "¡Betanceiros! ¡Voy a Madrid a resolver vuestros problemas con premura!". Y gritan ellos: "¡¡¡Viva Premura!!!" "¡Bestias, "premura" es un vocablo!" "¡Pues viva Vocablo!".
      En mi barrio había un cura que todas las navidades rifaba una colcha y la ganadora era siempre su señora madre. Igualito que las monjitas.

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