La otra noche, en la cena con los amigos, hablamos de los regalos de Reyes.
Mi amigo Manolo se lamentaba de que sus nietos ya no saben qué pedir. Yo, por el
contrario, decía que los míos lo piden todo, aunque se lo tenemos restringido a
3 juguetes y 2 cuentos. Y luego la conversación derivó a nuestra infancia,
cuando nos regalaban un solo juguete y nos quedábamos emocionados con él. ¡Ah,
mi triciclo rojo! ¡ Y, otra vez, mi muñeca vestida de bailarina de ballet, con
sus zarcillitos y todo!
Alguien dijo después que a su padre, de chico, le regalaban solamente una
naranja. Y a mi madre, recordé yo. Y a mi abuela en Fuerteventura, dijo Lolina ¿De dónde habrá venido esa costumbre? Melchor, que es una persona muy curiosa,
aventuró que tal vez del “Romance de la huida a Egipto”, que, nada más empezar a
decirlo, todos recordábamos de nuestra Enciclopedia infantil:
Camina la Virgen pura
de Egipto para Belén
y a la mitad del camino
el Niño tenía sed.
(…) Allá arriba en aquel alto
hay un lindo naranjel
y el hombre que lo cuida
es un ciego que no ve.
- Ciego, dame una naranja
para el niño, que trae sed.
- Coja usted las que usted quiera,
las que sea menester.
El Niño, como era niño,
no dejaba de coger.
Las que cogía la Virgen
volvían a florecer.
Apenas se va la Virgen
el ciego comienza a ver.
- ¿Quién ha sido esa señora
que me ha hecho tanto bien?
- Ha sido la Virgen pura
que va de Egipto a Belén.
Probablemente al niño Jesús le gustaría más, en una huida por tierras áridas,
una jugosa y fresca naranja que el oro, incienso y mirra de los Reyes Magos, que
a ver qué hacía con ellos. Y, en recuerdo de la leyenda, se regalaría esa
naranja en noches de Reyes lejanas.
Aunque nos gustó lo poético del asunto, creo que todos nos quedamos pensando
en que miraríamos mal a los Reyes Magos, esos roñosos, si en nuestro zapato sólo
encontráramos una naranja. Pero yo también me quedé con la sensación de haber
perdido algo. Tal vez, la capacidad de maravillarnos con lo más sencillo. O de
conformarnos con lo que la vida nos da.
Es lo mismo que cuando todos decimos que lo que queremos es salud, cuando la
damos por supuesta, los días que, como dice Alice Munro, “no tienen duras
aristas ni zumba la sensación de destino en las venas”. Pero no nos gustaría
levantarnos temprano el 6 de enero y no ver nada y que te digan:”Tienes salud,
¿Qué más quieres?”.
Así que el Día de Reyes, además, espero ver regalos en el suelo del salón, en
el rincón que siempre sus Majestades me han reservado a mí, al lado de mi zapato
(no uno nuevo ni uno demasiado viejo), con golosinas y globos alrededor.
Pero, a lo mejor, este año, hay también una naranja.
No se de donde vendrá la costumbre, pero a nosotros, en Adeje, nos dejaban una naranja de las llamadas "de ombligo" y si no había una, los Reyes no eran Reyes. También era costumbre por el norte de la isla, pues tengo conocidos en la zona que me lo han dicho. Si quieres mas información, busca un artículo que salió esta semana en la contraportada de El Dia o Diario de Avisos, (no recuerdo cual) en el que hacían una entrevista a alguien y entre otras cosas, decía que a ella le dejaban una naranja.
ResponderEliminarFeliz Año 2011 y que los Reyes te dejen salud, como no, pero también algo mas.
Es curioso ver que efectivamente era una costumbre extendida en las islas ¿Sería por los malos tiempos? Mi madre me decía que le dejaban una naranja y alguna cosa más. Incluso recordaba una muñequita de trapo, probablemente hecha a mano por mi abuela.
EliminarEn su memoria esta noche de reyes ha aparecido también una naranja en todos los zapatos de casa y les he recitado a mis nietos el romance. La tradición continúa.
Hola, yo soy del norte, y recuerdo que mi abuela me contaba lo de la naranja en reyes, pero ademas, me decía que le daban un duro o una peseta; no recuerdo bien cual de las dos y que al día siguiente se la quitaban
ResponderEliminar¡Qué crueldad darle el duro y al día siguiente quitárselo! Yo de ella me comía la naranja y me gastaba el duro el mismo día de reyes y al día siguiente, ah, se siente, el que quita y da al infierno va, como decíamos de chicas. Hoy en día denunciarían a los padres por maltrato psicológico...
EliminarEs curioso el tema de las naranjas como regalo de Reyes hace bastantes años y en diversos lugares de España?.¿ Alguien sabe el significado .ó motivo de ese regalo .En mi casa nunca faltaron mientras creimos en los REYES MAGOS .
ResponderEliminarYo pensaba que era algo particular en el caso de mi madre y, después de la conversación con los amigos y nada más poner el post, me estoy dando cuenta de que regalar una naranja es o era algo mucho más general. El significado o el motivo podría estar en lo que Melchor apuntó, el "Romance de la huida a Egipto" y el respeto a esa leyenda (lo más poético); o también que en malos tiempos hubiera sido la fruta más al alcance de todos (lo más prosaico); o incluso que sea una costumbre importada de países nórdicos en los que una naranja sea un bien preciado y exótico.
EliminarNosotros lo que siempre poníamos y ponemos (seguimos creyendo en los Reyes Magos) son turrones y 3 copitas (ayer de licor de limón). Lo de la naranja es nuevo este año y me da que va a seguir la costumbre.
Un saludo.
Estimada Jane: Mucha tranquilidad en este año que se inicia. Felicidad para todos. De nuevo pues, en este tierra "ancha y ajena" - parafraseando a ese gran educador que fue Luis Beltrán Prieto Figueroa - ancha porque cabe todo el mundo y ajena por que es de todos menos de los venezolanos. Muy placenteros los días pasados en Bogotá, excelente clima e inmejorable compañia. Aprovecho para referirme al tema de las naranjas en Reyes. Pues bien, mi abuela paterna era de Arafo y ella nos colocaba en una cajita de madera, tres naranjas: una grande, una mediana y la última pequeña que debiamos repartirnos mi hermano y yo. Mi hermano siempre tomaba la más pequeña y ello suponía para mí un lío en el reparto. Al final le daba la grande. Esto nos enseñó a compartír. Costumbres que se van dejando y es una verdadera lástima. A cuidarse, pues.
ResponderEliminarYo tengo unos amigos que, cuando sus dos hijos eran pequeños, tenían un método infalible para eso de compartir: ante una tarta, por ejemplo, a uno lo mandaban a partir y al otro a repartir. Claro que tu abuela se los ponía más difícil, siendo dos y tres naranjas de distinto tamaño.
EliminarSaludos y buena cuesta de enero en esa Venezuela ancha, hermosa y nuestra.
Mis recuerdos de naranjas en Navidad son literarios, novelas del XIX, los desgraciados niños huérfanos de la Inglaterra de Dickens o de niños pobres americanos; se alimentaban de gachas de avena (ahora tan valorada) y agua, nada de leche y, en los mejores casos, algún grasiento trozo de carnero cocido. Había manzanas, a veces, pero no naranjas, nada de naranjas. Encendidas, redondas, frescas, las naranjitas del naranjel eran un precioso regalo para los pobres niños faltos de vitaminas.
ResponderEliminarHasta que hablaste de ellas, Jane, estas Navidades no tenía ni idea de que se regalasen en las islas el día de Reyes, luego he leído en algunos blogs a hijas hablando de sus madres, de Adeje, por ejemplo, que recibían este regalo, también de Granada; hablan de la penuria de los tiempos, el año 45, para explicar el regalo, pero quién sabe el origen de la tradición, muy arraigada por lo visto, en el mundo anglosajón de los calcetines colgando en la chimenea: en el fondo había una naranja.
Fíjate qué casualidad. Acabo de leer una novelita de esas de avión (novelas entretenidas y fáciles que duran lo que un viaje en avión de aquí a la península), "El viaje de Darcy" de Emiliy Giffin, en el que el chico le dice a la chica: "Hueles a naranja. Una naranja en tu calcetín la mañana de Navidad".
EliminarCuando hablas de un tema, parece salir por todos lados.
Me ha gustado mucho tu explicación, Kha. Yo tampoco sabía que era una costumbre extendida.
Cuando leía tu comentario me venían imágenes de lecturas pasadas (Dickens, seguramente, pero incluso, Guillermo Brown) con esa naranja al fondo del calcetín, o formando parte de bolas grandes para decorar ventanas.
¿Te acuerdas de la frase que Emilio Lledó, Don Emilio para nosotras, nos hizo analizar, "La tierra es azul como una naranja"? Tal vez en el fondo de todo esto puede estar que la naranja sea vista como un símbolo de plenitud y de vida, un tesoro jugoso que sabe a momentos felices. Y esa podría ser otra explicación.
Un abrazo.
Tendremos que seguir con el puzzle de recuerdos que conforman nuestros pasados; vaya, recuerdo el verso de Paul Eluard:" La tierra es como una naranja azul", pero no recuerdo a LLedó, don Emilio, haciendo que reflexionásemos sobre ese verso ¿Recuerdas algo más sobre lo que pudimos pensar, entonces, sobre ese giroscopio surrealista? Recuerdo cuando don Emilio decía, después de algún mes explicando y explicando, vamos a hacer una cata y hacía una pregunta para que alguien de la clase respondiera. No recuerdo ninguna pregunta, quizás tú sí... y todo por las naranjas.
ResponderEliminarMe acuerdo del día que hizo esa "cata" sobre la frase y el entusiasmo que pusimos todos en explicar las impresiones (vitalidad, plenitud, alegría...) que nos sugería. Años después en una visita a París encontré un cuadrito que siempre tengo junto a mí al lado de mi mesa de trabajo. Tiene un fondo azul no uniforme y en el extremo derecho arriba hay un círculo amarillo-naranja. En el centro, en blanco, la frase "La Terre est bleue comme une orange" y Eluard en pequeñito.
EliminarY todo por las naranjas... que, por otra parte, es fruta preferida de los poetas. Lorca en Naranja y limón ¡Ay de la niña del mal amor! Limón y naranja ¡Ay de la niña, de la niña blanca. O nuestro Pedro García Cabrera diciendo A la mar fui por naranjas, cosa que la mar no tiene...
Qué bonito!!! ...pues a poner una naranja se ha dicho!!!
ResponderEliminarSí, Nievitas, pero también algo más, que igual dicen: "Estos reyes, mucha tradición y detalle romántico, pero son unos roñosos de campeonato"
EliminarUn abrazo y que te dejen lo que les pediste.
Querida Isabel. Siempre leo tus escritos que me gustan mucho, igual que
ResponderEliminareste de los Reyes Magos. Yo como tengo que mandar los regalos a mis nietos
por correo tengo que pensarme muy mucho lo que les mando y es un gran
ejercicio de imaginación y de reflexión.
Les deseo feliz Año Nuevo. Besos.
Por correo ya es más complicado, Conchi. Piénsatelo un día y preséntate allí, cargada de regalos (y de naranjas también). Serán los mejores reyes para ti y para ellos.
EliminarUn abrazo grande y un año lleno de sorpresas y cosas buenas.
Feliz Año Isa. Lo leo luego que ando haciendo un barrido para ponerme al día después de las vacaciones, jeje.
ResponderEliminarFeliz año, Flor, y feliz puesta al día. Hasta prontito.
EliminarPara mi fue un trauma cuando chica fuì a casa de una tìa me regalo una naranja con castañas .....pensè por favor.....acostumbrada a grandes regalos y ver eso....siempre se lo cuento a mis hijos. Todavìa estoy de vacaciones, cuando llegue a Caracas leerè tu ariculo. Que los reyes te dejen grandes regalos. Un beso
ResponderEliminarPues mira por dónde, Marilú, ves que esta debe ser una larga tradición. Esta noche en los zapatos de casa también habrá una naranja (castañas, no) y espero que algo más.
EliminarUn abrazo y feliz regreso a Caracas.
Bonita foto. Me gusta el color azul
ResponderEliminarAraceli, me gustó precisamente por eso: distintos tonos de azul para la tierra y el cielo, las figuras negras, la estrella de oriente...
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHooola, ya me puse al día, debo confesar que tenía una cola de entradas de tu blog sin leer. En estos días publicaré yo también. Sobre lo de la naranja debo decir que a mi madre que nació y vivió en el Norte hasta que se casó, y que formaba parte de una familia extra numerosa (más de diez) también le dejaban una naranja y se ponía muy triste según me contó en alguna ocasión. Sólo una vez recuerda que le dejaron una muñeca recortada en cartón a la que ella hacía ropitas con retales de ropa vieja. Mi padre por el contrario, recibía algunos regalos, probablemente porque eran menos, y su familia tenía un negocio y tierras. Así que a nosotros sus hijos, nos regalaron siempre por todo lo que ellos no recibieron, y como somos cinco hermanos el día de Reyes era una auténtica fiesta llena de risas. Muchos besos
ResponderEliminarEn mi casa siempre el día de reyes también era una fiesta aunque no nos dejaran muchos regalos. Recuerdo que, si nos dejaban una muñeca, mi madre les hacía ella misma vestiditos. Por eso, mis hermanos y yo somos también tan noveleros con los reyes, y mis hijos, igual. En cambio, en la familia de mi marido el día de reyes pasaba sin pena ni gloria y hubo años en los que no le dejaron nada. Simplemente no le daban importancia. A mí me daría una tristeza... Comprendo a tu madre.
EliminarNo sólo estaba la costumbre de regalar una naranja,también el de hacer trompos con su piel.En las frías noches de enero de antaño,recuerdos a mi madre y abuelas haciendo bailar los improvisados trompos.
ResponderEliminarBuen y oportuno relato,felicidades Isabel.Feliz semana.Cs
Lo de los trompos sí que no lo conocía. Además, no me los imagino ¡Lo que hace la imaginación... y la necesidad!
EliminarGracias, Francisco, que tú también la tengas buena.