martes, 18 de enero de 2011

Tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro




Este parece ser el plan de vida que una tiene que seguir para pasar a la posteridad. Y más o menos desde que somos talluditos todos nos ponemos a ello con entusiasmo.

Tener un hijo está muy bien. Como dijo una vez mi hija, hablando de los suyos, nada te prepara para esta explosión de amor. En un libro que leí hace poco (“Entre limones” de Chris Stewart) relata muy bien ese encuentro explosivo entre un padre primerizo y su hijita recién nacida:

Miré al bebé durmiente. No podía ser posible amar una cosa así… ¿o quizás era posible? Algo estaba sucediendo (…). Me puse a temblar mientras observaba a la pequeña criatura. Me quedé paralizado, esclavizado. Todas las hormonas y jugos que hasta ahora no habían aparecido ni hecho lo que les correspondía me envolvieron en una oleada de cariño. Me dejé caer de golpe en la cama, fláccido y sin habla, e intenté contarle a Ana lo que me estaba sucediendo. Las palabras no me salían de la boca.
- Lo sé –me dijo sonriendo-. Me acaba de pasar a mí también.”

Y la cosa es así, un amor incondicional, inexplicable, que nadie debería perderse adrede y que te envuelve y acompaña toda la vida. Y en “toda la vida” se incluye también el embarazo, el parto, el posparto en que no duermes ni vives, las angustias cuando se enferman o se caen o suspenden o tienen desengaños, el paso por la adolescencia, ese horror, los desvelos cuando llegan tarde, los novios y novias indeseables, el colegio, la universidad, la boda, el divorcio, la eterna preocupación por si les pasa algo… Pensándolo bien, tener nietos es mejor.

Plantar un árbol está un poco más difícil si una vive en un piso sin patio ni balcón. Pero teniendo un huerto hay más posibilidades, por ejemplo, de plantar un limonero Cuatro Estaciones, que nada más pensarlo ya te ves haciendo mojitos, sorbetes y limonadas frescas. Pero cuando te pones, te das cuenta de lo que cuesta hacer un hoyo. La tierra está dura como la cara de algunos y sudas, sudas, sudas para que luego venga tu marido y te diga que ese agujero no sirve ni para plantar un ajo. Ahora me explico que Jack el Destripador dejara a sus víctimas tiradas por ahí: “Para hoyitos estoy yo ahora…”, diría. Y digo yo: ¿no podríamos pasar a la posteridad plantando un geranio en una maceta?

Escribir un libro, según Vargas Llosa en su reciente discurso del Nobel es “crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero”. Parece estar chupado ¿no? Después de todo, para ello basta con sentarte una tarde tranquila, coger un bolígrafo de punta fina como me gustan a mí y unas cuartillas, tener atmósfera de silencio, imaginación, memoria… Y va y te sale la lista de la compra que, la verdad, como literatura no es para que te den a ti el Nobel.

Hay algo en todos los programas y planes y en eso de tener la vida muy organizada que parece dar repelús. Puede pasar, por ejemplo, que un tal Belisario Fernández haya tenido 28 hijos, plantado un bosque de pinos madereros y escrito “La marquesa Rosalinda y su sino desgraciado”. ¿Y qué? ¿Alguien lo conoce hoy? ¿Pasó a la posteridad?

No, porque a la posteridad, posteridad, sólo pasan los genios ¡Y con suerte!

Pero bueno ¿quién quiere pasar a la posteridad, “ese futuro que no nos pertenece”, como dice Elvira Lindo? Con lo contentos que estamos todos viviendo el día a día, sin planes preconcebidos ni agobios, en esta bendita actualidad…  

16 comentarios:

  1. Lo malo es cuando una se lía y escribe el árbol, tiene el libro y deja plantados a los hijos por ahí.

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    1. No creas, eso también es muy frecuente. Escribir un árbol ya aparecía en la canción "Por el camino verde" cuando decían: "Hoy he vuelto a grabar nuestros nombres en la encina..." (la pobre encina regrabada); los libros también se tienen: para decorar librerías, para calzar mesas, para presumir de intelectual... incluso hay quien los tiene para leerlos; y dejar plantados a los hijos (nietos, sobrinos...) en una familia de despistados como la nuestra no es algo desacostumbrado.

      Pero no creo que por ninguna de esas tres cosas pase nadie a la posteridad...

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  2. Yo lo único que he hecho de esto es plantar un(os) árbol(itos), que efectivamente es más difícil de lo que la gente se cree. Como deduje cuando una amiga me dijo que se había apuntado a una repoblación de un bosque madrileño y dijo algo como:

    - Claro, iremos con las semillas y ...

    Sí, las semillas. Como las de "La Residencia de Los Dioses" de Astérix ¿no?

    Jo, creía que nos ibas a anunciar que ibas a escribir un libro, aunque sea con el boli Bic.

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    1. Lo mejor de la jubilación ha sido no programar nada. Ni clases de inglés, ni de informática, ni de sevillanas ni de mandangas. Y menos escribir un libro, quita, quita. Con lo a gusto que se está escribiendo este blog, alegando con las amigas y amigos... No nos faltan sino las galletitas y el café, y todo se andará.

      Lo de las semillas mágicas de Astérix le hubieran venido bien a un amigo mío que, ya madurito, plantó un nogal con la ilusión de hacerse un juego de cuarto con la madera. Eso es optimismo.

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  3. Plantar, lo que se dice plantar hijos, no lo he hecho. Sólo he plantado una palmerita en su momento y, hoy, 21 años después, ya puedo ver que se ha hecho toda una palmera.
    Tener un libro, como dice Jomeini, un par de ellos he tenido, si se entiende por libros a unos pequeños volúmenes de temas profesionales.
    Y escribir un hijo de carne propia, eso, sí que me faltó. Aunque de carne ajena, o sea, putativos, de esos, unos cuantos miles sí que he tenido. Ya lo dice el refrán: "Al "profe" que Dios no le da hijos, le da alumnos...". Es decir, hijos putativos.
    Pero, mi niña, como bien dices y a pesar de lo contado, tampoco yo voy a pasar a la posteridad... ni falta que me hace.
    ¡Ah! también yo esperaba que anunciaras tu próximo libro, ya sea con el "boli" o con el "ordenata". Da igual. Lo importante es que lo hagas.

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    1. Ah, yo ya cumplí: 2 hijos, 2 nietos, más sobrinos, sobrinos nietos y 4000 y pico de esos putativos que dices (suena fatal); un drago a medias, que no creo que llegue al de Icod pero que con 30 años está hecho un señor; y lo del libro ¿valdrán dos artículos que publiqué en un "Diccionario histórico de la Antropología española"? Tiene 700 páginas y yo escribí 5, pero algo es algo.

      No creo que eso sirva para lo de la posteridad pero creo que sí basta para garantizar que hemos pasado por la Tierra.

      Y si no, siempre queda el recurso de ir escribiendo por las paredes algo así como "Jane estuvo aquí" (he visto graffitis así de los tiempos romanos).

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  4. Poner un hijo, tener un huevo, que decían Les Luthiers... inefable, en fin, no he hecho ninguna de las dos cosas ¿o sí? Una ves intenté plantar un pino, ya saben "PLANTE UN ÄRBOL EN EL IB", o algo así,¡vaya! la azada pesaba un huevo ¿otro huevo? Mi planteamiento fue simbólico, un plin de azada fue. Y escribir un libro, mejor no ¡hay tantos libros! Hace como mil años me decías, Jane, algo así como: sólo tú puedes decir lo que tienes que decir, pero prefiero tu actual vivir, vivir y yo añado: leer, leer. Desde este mar, un beso.

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    1. Yo también prefiero leer, leer. Javier Cercas dijo una vez que él escribía porque a los 8 años había leído "La Pimpinela Escarlata" y desde entonces no había hecho otra cosa que intentar plagiar esa novela. Yo, en vez de eso, prefiero seguir pasándomelo pipa con todas las otras pimpinelas escarlatas.

      Además, todos los escritores aconsejan que, antes de ponerte a escribir un libro, hay que leer y releer a los grandes autores clásicos y contemporáneos. Y yo todavía estoy con eso.

      Y de todas formas ¿quién ha dicho que no escribimos?

      Un beso desde el Atlántico.

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  5. Me ha encantado tu entrada, pero me ha generado cierta "ansiedad". Hasta ahora sólo he conseguido hacer lo primero, aunque eso sí, tengo una muestra muy linda, en todos los sentidos.
    Cuidaré de los árboles que mis padres plantaron en el jardín de la casa del pueblo, así perdurará su esfuerzo y voluntad el tiempo que yo viva y pueda hacerlo, y en cuanto a escribir un libro... lo dejo para los grandes literatos. Yo prefiero divagar en mi rincón, es menos comprometido... :)
    A veces pienso que llegaré a viejita pensando que he aportado poco a este mundo, viendo las cosas extraordinarias que hacen otras personas.
    Pero siendo una simple mortal como soy, me inclino por tu última frase y por lo que Elvira Lindo dice respecto al futuro y la posteridad.
    Es un placer leerte.
    Un beso grande desde la península.

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    1. Con el simple hecho -bastante extraordinario, si lo piensas- de estar aquí, ya estás aportando muchísimo a este mundo que, sin ti, sería otro (¿Recuerdas "Qué bello es vivir"?). Así que a disfrutar, sin ansiedad y con ganas, de tu linda muestra, de los árboles paternos y de las divagaciones en tu rincón, que también nos hacen disfrutar a los demás.

      Gracias y otro beso grande desde esta isla.

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  6. Veamos estimada Jane: ¿ Para que sembrar un árbol si después cuando está hermoso y hemos probado de su primera cosecha -caso de un mango- viene el personal de la Compañia de Electricidad y lo tala, mejor dicho, lo destroza en aras del mantenenimiento de las líneas ?. En verdad he sembrado unos cuántos, cosas de mi profesión. Hijos, no he tenido en el sentido restricto, digo. He contribuído en la hechura de tres y al parecer fueron bien diseñados, al menos eso dicen los resultados a la fecha. Expreso esto sin falsas modestías. Escribír un libro es tarea propia para desocupados y yo aunque jubilado, tengo cosas importantes que resolver. Eso se lo dejo a un Vargas Llosa, por ejemplo y no quiero decir que este Señor se la pase descansando. No, por favor, ni lo piensen. Pero debo ser sincero: he escrito algunas cositas. ¿Sirve la reseña de algunas recetas de cocina?. En mi familia aseguran que no lo hago tan mal. A la fecha todos están vivos. También me ha dado por escribir algunos graffitis y recopilar los que voy leyendo por esas paredes de mi ciudad. Uno muy famoso en Caracas hace una buena cantidad de años, escrito por un hijo sincero: "las hallacas de mi mamá son una mi.....a". En una pared cercana a mi casa: "Una novia sin senos no es una novia, es un amigo". Otro, por demás irreverente "Sí la Virgen María concibió sin pecar, porque carrizo mi novia no puede pecar sín concebir". Este es uno de mis favoritos, "La vida es una fiesta, lástima que muy pocos conocen la dirección". A cuidarse, pues.

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    1. Es verdad lo de los árboles. Incluso alguno hemos tenido que desarraigar nosotros porque estaba muy cerca de la casa y peligraban los muros. Así que plantar un árbol no es tampoco garantía de pasar a la posteridad.

      Y ánimo con lo de las recetas. Aquí tienes a una lectora y seguidora segura. ¿Qué tal un blog?

      Lo de los grafitis es interesante y divertido. De ahora en adelante, prometo fijarme en los que vea aquí y mandártelos para que aumentes la colección, aunque dudo que puedan igualar a las perlas que cuentas (el de las hallacas y el de la Virgen son geniales).

      Un abrazo desde un Tenerife lluvioso.

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  7. Hola Jane, en verdad meterme de lleno con un blog no es mala idea, pero no creo poder cumplír con las exigencias de mantenerlo actualizado. Prefiero opinar sobre algunos comentarios y así continuar con la comunicación. De las recetas trataré de enviar algunas. Aquí va una de ellas:
    Mermelada de Ají Dulce o en su defecto, Pimiento o Pimentón.-
    INGREDIENTES:
    -Una taza de Ají dulce rojo (colorado) o Pimentón, también rojo, picado en cuadritos pequeños para faciliat la cocción,
    -Una cucharada grande (sopera) de auténtica miel de abejas.
    -Una cucharadita (de las de café) de aceto balsámico (el de Modena es genial) o el jugo de 1/2 limón.
    -Un pedazo de canela en rama.
    -Un granito de anís estrellado.
    PREPARACION:
    En una olla pequeña colocar una taza de agua y añadir todos los ingredientes. Cocinar a fuego bajo, hasta que el ají o el pimentón estén blandos (cocidos). Sacar la rama de canela y el grano de anís y desechar. Colar la preparación usando un colador de trama fina. Volver al fuego y dejar reducir hasta obtener una mezcla espesa. Debe moverse la olla circularmente con regularidad. Dejar enfriar y colocar en un frasco de boca ancha previamente esterilizado. Conservar en refrigerador (nevera). Dura alrededor de 30 días, sí es que lo dejan llegar. Todos los ingredientes son naturales y no contiene preservantes, como puedes observar.
    Esta preparación puede usarse para untar en tostadas al estilo francés, en galletas de soda o de las llamadas de agua, en desayunos o meriendas. Otra aplicación es usarla para "salsear" pescados con papas al romero y en este caso es ideal el acompañamiento con un buen vino espumante. Buen provecho

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    1. Ayer, domingo, mi yerno nos invitó a un cordero al estilo castellano (maravilloso) y yo contribuí llevándole, para picar, guacamole y una coca de escalibada y aceitunas. Como ésta es más complicada, te mando a mi vez la receta de la guacamole, aunque seguro que tú la haces también a tu modo:

      Escachas 2 aguacates (los míos eran de mi huerto, que es una ventaja añadida) y le pones un chorro de limón por encima. Aparte picas muy fino 1 ajo, un cuarto de cebolla y una cucharada de pimientos jalapeños. Lo mezclas con los aguacates y le añades a todo sal y unas gotas de tabasco. A veces le pongo también cilantro picado aunque ayer no lo hice. Lo serví con tiras de maíz y panitos para ir mojando. A todos, incluso a los niños, les gustó mucho.

      Haré la mermelada de pimiento prontito. Mil gracias.

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  8. ¿Qué puedo decir del post? Que me ha encantado leerlo… Que el hijo está, y se le mima, alimenta y endereza todos los días. Que árboles se han plantado muchos, algunos han tirado para arriba y ahora son fuertes, otros menos afortunados quedaron en el camino. ¿El libro? No está descartado aunque será en mi honda, un pachwork, un inclasificado…

    Felicidades!!!

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    1. Sea lo que sea, Vir, las tres cosas -el hijo, los árboles, ese libro futuro- ya forman parte de lo que eres. Y eso es lo importante. La inmortalidad la dejamos para otro día.
      Un abrazo y gracias por los ánimos que siempre me das.

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