Una de mis amigas siempre dice que el mejor día del año para ir de excursión al
Teide es el martes de carnaval. En esta época del año suele haber mañanas claras
y, mientras te alejas de la ciudad y vas dejando atrás zíngaros, osos y payasos
trasnochados que vuelven a casa a esas horas, tú te pierdes en la tranquilidad
de los espacios verdes y en el círculo inmenso de Las Cañadas.
A mi hijo, carnavalero de toda la vida, la idea de mi amiga le parecería casi
una herejía. Él y sus compinches salen religiosamente hasta las tantas cada
lunes de carnaval, así diluvie, y ese día estrenan disfraz que, este año, ha
sido de "Loco Mía", aquel grupo de los 80, con abanicos gigantes, hombreras,
trajes brillantes y toda la parafernalia. Bueno, también sale el viernes de la
cabalgata, el sábado y la piñata completa, y ya se está apuntando la semana
siguiente al Carnaval de Los Gigantes. Nada que ver con respirar aire puro y
perderse en la naturaleza ¿A quién habrá salido?
Sí, sí, ya sé que para mí lo de salir en carnavales se convirtió en una
tradición, desde aquella vez a los 14 años en que me vestí de trapejo y un
antifaz con mis amigas del colegio, Úrsula y Dulce, para ir a darles la lata a
los chicos que nos gustaban. Y sé que, incluso embarazada de 5 meses fui,
vestida con un babi de guardería, trenzas y chapetas rojas en la cara, a un
baile de carnaval al Puerto de la Cruz. Y también que, durante muchos años,
celebramos un parrandero carnaval cenando, cantando, disfrazándonos y
pintándonos en casa de mis amigos Manolo y Mila en Santa Cruz, para salir, ya
entonaditos, a las 2 de la madrugada, al torbellino de la calle del Castillo,
llena de indios y vaqueros, novias bigotudas, bailarinas de ballet con botas
militares, o, incluso, monstruos invasores, como dice Daniel Duque en su
divertido cuento "Los lunes no se invade": "De aquella noche guardo un
recuerdo confuso, de espejo ahumado; y una escama que ningún biólogo ha sabido
clasificar".
Pero ya que no cambiamos a la vida, la vida nos va cambiando a nosotros, como
dice Mafalda, y ya hace varios años que la idea de mi amiga me parece mucho más
apetecible. Incluso, ir más allá, perdernos por esos mundos en otras mañanas de
carnaval que nos regalan, por ejemplo, el vuelo majestuoso de los buitres
leonados junto a las Hoces del río Duratón; o ver los techos de la Capilla
Sixtina en Roma, sin colas y sentados; o pasear por las calles de Alcalá de
Henares o por los jardines de Aranjuez; o disfrutar de la luz de las marismas de
Doñana. O, simplemente, escuchar y contemplar el mar del sur.
Y es que hay mañanas de carnaval y mañanas de carnaval, y estas son mañanas
sin sueño ni resacas, más serenas, más acordes con la cadencia armoniosa de
aquella otra "Mañana de carnaval", de Luiz Bonfá y Antonio Carlos Jobim, en la
película "Orfeo negro", que no me resisto a ponerles en la voz de Gloria Lasso:
Azul, la mañana es azul.
El sol, si lo llamo, vendrá.
Se detendrá en mi voz
y hasta la eternidad
en su camino irá
hacia otro azul...
Hola Jane, todo bien?. Alejado de este entorno gracias a las buenas gestiones de CANTV (Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela) quien por esas cosas que nadie es capaz de explicar, suspendió el servicio de Internet en el sector donde habito. Después de tanto reclamar, ha surgido humo blanco y nuevamente aquí estamos. Me ha gustado leer este post. En verdad estas fechas las uso para ordenar cosas que ya he ordenado, para pensar en tantos asuntos que ya he pensado y sobre todo para pasear por lugares que ya he paseado. Mi ciudad se queda sola, todos se van a la playa y no hay que desperdiciar la oportunidad. Recuerdo aquella canción: "La juventud se va y nos ponemos viejos/los hijos ya no estan pues se han marchado lejos.." Los mios están bien lejos. Uno en Canadá en entrenamiento empresarial por 6 meses y otro fue a parar a Minas Gerais, en Brasil, por un año. Así que estamos un poco solos por estos lares, cosa que mis plantas y mis amigos agradecen, las primeras por que les doy más atención y mis amigos, porque tienen un lugar seguro para conversar y compartír una buena taza de café y todo lo que esté disponible en la nevera.
ResponderEliminarA cuidarse, pues.
Qué bien verte otra vez por aquí, Agroteide, ya te estaba echando de menos. Contesto tarde porque hasta hoy he estado disfrutando de otras mañanas de carnaval por tierras de Huelva y el sur de Portugal (la sierra de Aracena, las minas de Riotinto, Doñana, paseos por la ribera portuguesa del Guadiana y el Algarve...) El resto del carnaval que quede aprovecharé para hacer lo mismo que tú, pasear, leer, escribir y estar un ratito con los nietos. Yo los tengo aquí, pero para ti la ventaja de tenerlos lejos es que te puedes dar una vueltita de vez en cuando por Canadá y Minas Gerais para verlos y de paso gozar de un viajito, que siempre viene bien. Ánimo y a ello.
EliminarUn abrazo.
Por Loquemeahorro (no verificado) hace 1 año
ResponderEliminarEl disfraz de tu hijo es muy bueno, me admira la gente que busca disfraces originales, sobre todo los grupales.
Yo, reconozco que nunca he hecho nada "carnavalero", pero sí que he notado que con los años, las fiestas multitudinarias, mogollones y acumulaciones humanas varias me van atrayendo menos y menos.
Ya ves que yo, que ayer maravilla fui, hoy sombra. Pero, qué quieres que te diga, también a mí cada vez me apetece menos el "carnaval, carnaval, carnaval, te quiero" (himno por antonomasia de estos días), y más las escapaditas, como la de esta semana a Huelva y Portugal. Donde, por cierto, yo que huía de Cosos de carnaval, me tropecé con uno, muy cutre pero muy gracioso, en un pueblito de allí.
EliminarPara que veas el disfraz de mi hijo y su cuadrilla, he puesto esta foto en la que se les ve en todo su esplendor. Normalmente no tienen esa cara, pero dicen que así entraban mejor en su papel.
La foto es genial, están de lo más metido en su papel.
Eliminar¿Verdad que sí? Mi hijo es el de azul y plata, al centro, y el broche que lleva lo encontró rebuscando entre los míos. Los abanicos son de "El amigo chino". No sé cómo les habrá ido con semejante armatoste por las calles repletas de gente de Santa Cruz, pero ellos están contentísimos del éxito conseguido y dicen que se lo pasaron pipa. Repitieron disfraz el sábado de piñata. Vuelvo a repetir: ¿A quién habrá salido?
EliminarQue sí, que la Naturaleza es sabia y nos da una edad para cada cosa. Que se pudo ser una carnavalera de pro y muy señora mía y que hoy, sensatamente, se va una de plácido y sosegado viaje, por las tierras del sur peninsular, en las mismas fechas de aquellas alegres y disfrazadas celebraciones.
ResponderEliminarQue no está una cosa reñida con la otra, que no... Que en eso consiste el aprovechar los buenos momentos que nos da la vida, cuando toca dárnoslos, querida Jane. Y que te quiten lo viajado, ahora, y lo parrandeado, entonces, ¿verdad?.
A seguir disfrutando, amiga.
Tal vez el tiempo para cada cosa lo marque una edad interna y también las circunstancias. Tengo una amiga de 78 años que acaba de sobrevolar en globo el desierto de Namibia. Se la presenté, diciéndoselo, a mi nieta que la miró con los ojos abiertos de par en par y le dijo: "¿¿¿De verdad???".
EliminarAsí que yo, meterme en la vorágine de las calles, no, pero no creas que a un bailito de carnaval entre amigos le diría rotundamente que no... Vamos a no cerrarnos puertas.
Un abrazo.
(PD: Este comentario lo hice hace 4 años. Hoy, otro sábado de carnaval, me estoy preparando para ir a un baile de disfraces esta noche. Eso sí, entre amigos. Nunca digas nunca jamás)
Están perfectos!!!! Dales la enhorabuena, Isa!!!
ResponderEliminarEstaban perfectos, Milo. Esta foto fue hace 4 años (los sábados subo al blog uno a uno los escritos de "Loque pasaenTenerife", el periódico digital donde antes tenía el blog).
EliminarAhora, 4 años después, mi hijo con 2 hijos y otro a punto de nacer debe mirar con melancolía aquellos dispendios (tal cual los miramos nosotros). Ya me está diciendo que para el año que viene algún día saldrá de carnaval...