El año nuevo hay que empezarlo con el ánimo alborozado y exultante, como quien se
quita una camisa vieja, seca y acartonada y se viste de nuevo con el olor a
limpio junto a la piel. Con las palabras de Tennyson: “¡Despedid al viejo,
recibid al nuevo; sonad, felices campanas a través de la nieve; el año se va,
dejadlo ir; sonad para despedir al infiel; sonad para recibir al justo…”.
Después de todo, tenemos por delante una serie de días para estrenar, días en
los que cualquier cosa puede ser posible. De pedir deseos, yo me pediría los que
Manuel Vicent escribía el año pasado, en un intento de alargar el tiempo como en
los años de nuestra infancia: “…felices sobresaltos, maravillosas alarmas,
sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y
cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te
someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era
niño”.
Y, por supuesto, nada de propósitos. Los propósitos de año nuevo (eso de
ponernos a régimen, hacer gimnasia, apuntarnos a inglés…) sólo duran un día y no
sirven sino para mortificarnos. Y, si no, que se lo pregunten a Guillermo Brown,
uno de mis héroes literarios, que, ante las resoluciones que le proponen para
año nuevo (ser ordenado, limpio, puntual…), elige la de ser cortés (por un día,
eso sí). Y, claro, todo le sale mal. El padre lo mira desconfiado cuando
“con lo que él creyó exquisita cortesía y elegante
expresión” le da los buenos días y le dice: “¿Puedo ayudarte en
algo hoy?”; el hermano le dice que no sea impertinente; la madre le pregunta
si se siente mal; a un niño, con el que se pelea y al que llama “so vaca burro”,
le grita después, muy cortés: “¡Y perdona que te haya llamado así!”; y,
al final, como siempre, termina metido en un embrollo con el dueño de la
pastelería del pueblo. Así que, repito, nada de propósitos.
Aunque yo, si quieren que les diga la verdad, ante este año nuevo en
particular (“Agárrate, que vienen curvas”, me dice mi amigo Manolo), me siento
más bien como Felipito, el de Quino: un optimista que, a la primera de cambio,
puede ver frustradas sus expectativas:
Pues eso, que con buen ánimo y este bagaje -exaltación, deseos de cosas
insólitas, ausencia de propósitos y un optimismo desconfiado-, pongámonos en
camino y empecemos todos un feliz año nuevo
Excelente viñeta, Jane, la que has elegido para ilustrar tu buena entrada. Siempre daremos con alguien que, con una simple y obvia pregunta, puede echar abajo el optimismo más intenso. Y, a veces, esas preguntas nos las hacemos nosotros mismos y, de igual manera, nos caemos de esa montaña optimista sobre la que nos subimos para afrontar las curvas que dice tu amigo Manolo.
ResponderEliminarPero, a pesar de los pesares, estoy contigo en lo de que hay que comenzar, cada año, con alborozo y exultación a raudales, para tener una buena reserva y, con ella, hacer frente, con la mejor disposición, a lo que pueda ir llegando.
Feliz año para ti, también, y a seguir en la senda de las buenas ideas, para que nos des momentos tan felices como son los de leer tu blog. Un abrazo cordial.
Lo del alborozo ya no lo tengo tan claro, estoy más en la línea de Felipito. Cuando leo los titulares de los periódicos de estos primeros días de enero, se me va enfriando el entusiasmo y ya me ves clamando: "¡Una buena noticia, por favor!". Leo que el gobierno subió el IRPF y que anuncia que subirá el IVA, que si Irán demuestra su poder atómico, que si urdangarinazos y fraudes por aquí y por allá, que si recortes en investigación, educación y sanidad... Hay hasta un periodista (David Trueba) que se sorprende que, con tanto recorte, nos hayan dejado tomar las 12 uvas y no 8 y media.
EliminarAsí que no sé. Pero por deseos que no quede: espero ir encontrando mi natural optimismo según pase el tiempo y que, a las alturas de marzo, tal vez éste sea un año feliz. Un abrazo.
¿Cómo que los buenos propósitos no sirven para nada? Muchos gimnasios y academias de inglés viven de eso ¡Los buenos propósitos reactivan la economía!
ResponderEliminarPues sí, mejor no plantearse más propósitos que leer a M. Vicent :-)
No sé si ya te había contado que me identifico mucho con Felipe, angelico!
Sí, reactivan la economía, Loque, pero sólo el mes de enero, que es lo que suelen durar las ganas de ir a la academia de inglés y al gimnasio (ya sé que tú eres más perseverante). En mi caso lo que espero reactivar es la producción de lechugas, que es a lo que me voy a dedicar durante este mes para olvidar las pambufadas de estas navidades. Mañana, que es ya la última comida familiar de estas fiestas (12 personas), ruego para que se terminen los turrones y polvorones, por Dios.
EliminarY ¡Felipito for president!
Un beso y que los Reyes te dejen regalada como te mereces.
Yo por lo pronto comienzo con un sonoro catarro el nuevo año pero no por ello con menos talante que cualquiera. Debe ser porque soy de naturaleza optimista, pero siempre pienso que lo que queda por venir será como mínimo distinto, así que al menos la monotonía no tiene cabida.
ResponderEliminarNo he sido nunca de propósitos como los de adelgazar o esos quehaceres. Mi propósito casi siempre es el mismo, disfrutar al máximo y saber llevar las zancadillas que la vida te pone por el camino de la mejor manera posible.
Feliz año para todo el mundo mundial!!!, ¿te acuerdas?
Muchos besos.
Me encanta encontrar a gente como tú, Flor. La mayoría dice lo que en una viñeta de El Roto que vi ayer: "¿Qué espera usted del nuevo año?". Contestación: "¡Que pase!".
EliminarTambién es bueno pensar en que crisis crisis, las que pasaron nuestros padres y que, si ellos salieron adelante, nosotros también. Así que a seguir tu excelente propósito y a esperar cosas nuevas de este año que estrenamos.
Y cúrate ese catarro. Besos.
Casi todos hacemos promesas al comenzar el nuevo año. La mayoría sabemos que no vamos a cumplirlas, pero el optimismo nos invade y claro, no vas a ser aguafiestas.
ResponderEliminarDe todas maneras este año es distinto: campea el desánimo y parafraseando el anuncio de televisión: "Para todo lo demás habla con Mariano".
Visto lo visto, recuerdo una frase que oí hace muchos años a un palmero: "Contra Franco luchábamos mejor", y tal vez se trate un poco de eso: Creo que nos hemos "aburguesado" o "adormilado" (elijan ustedes) y creo que esto sólo cogerá color cuando no sólo "los indignados" salgamos a la calle. O tal vez ocurra lo que decía esa pintada que ví hace un tiempo: ¿Y si empezamos quemando un Banco?, pero claro eso no está bien visto, y es políticamente incorrecto.
Feliz año a todos, y que la "fuerza" y la salud nos acompañe.
Lo malo es, Juan, que hay algunos (incluido Mariano) que las promesas las hacen cuando están en campaña electoral y, después, donde dije digo, digo diego. Corren malos tiempos para los optimistas pero no los cambiaría por aquellos en los que contra Franco luchábamos mejor. Y estoy segura de que tú tampoco.
EliminarEspero que los Reyes te hayan dejado pertrechado de ilusión y esperanza ante los desánimos que puedan avecinarse. Un abrazo.
Aunque comienza el nuevo año con la cuesta de enero y la crisis os quiero decir que estoy llena de ilusión y que siento la necesidad de agradecer a la vida la oportunidad que me ha dado de vivir el amor otra vez. Me gustaría contar esta experiencia para que aquellas personas que están solas, sepan que a los casi cincuenta años los sentimientos que nos despierta esa persona de la que nos enamoramos tienen la misma intensidad o mayor que cuando el amor nos llega en la juventud. Me siento con fuerzas renovadas para vivir lo que venga en este año 2012 y espero saber compaginar mi faceta como madre y mi nueva relación. Me despido con un refrán antiguo: " Es de bien nacido ser agradecido"
ResponderEliminarLos sentimientos (y el amor es el más fuerte de ellos) no dependen de la edad. Tengo amigos, mayores que yo, con hijos y nietos, que se han enamorado a estas edades y están felices. Las convenciones y los prejuicios asignan el amor a los adolescentes y jóvenes, pero eso es una gran mentira, y es una maravilla que en todo ser humano pueda aletear siempre esa emoción que da luz y brillo a la vida.
EliminarMi enhorabuena a ti por ello y disfruta de este año que empieza.
Un nuevo año está empezando, dejamos atrás otro y con el todo lo malo que nos haya pasado, cierras un capitulo del libro de tu vida y abres otro con las mejores intenciones y deseos, quieres que este nuevo año sea mejor que el anterior, tu reflexion en el año que has dejado hace que te cargues de energia para empezar este con ganas, correguir errores y hacerlo diferente aunque todo aparentemente sea igual, pero tu puedes cambiarlo, solo tienes que querer, aportar tu granito de arena para conseguirlo, por eso como dice el dicho " No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"
ResponderEliminarUn Saludo y Feliz año!
Lo mismo te digo, Patri. Mientras no sea el fin del mundo, como algunos agoreros predicen... Vamos a hacer como si nos los oyéramos y a vivir, que puede ser que sean más de 2 días. Un abrazo.
EliminarMe apunto a alargar mi período infantil... como propone Manuel Vicent... Feliz año Isabel
ResponderEliminarÉl dice que aquellas navidades de niños sí que duraban y sí que se disfrutaban. Eran navidades donde cada día te podía traer una sorpresa buena y se vivían con la expectación debida ¡A recuperarlas!
EliminarFeliz año, Gladys.
Odio sobre todo el propósito de enmienda... Felicidades y a seguir compartiendo júbilo y sabiduría...
ResponderEliminarYa Nietzsche decía que un remordimiento era algo así como un mal de ojo ¡Fuera con ellos! Son tan nuestros los éxitos como las meteduras de pata.
EliminarUn abrazo, Cristino, y feliz año.
Jajajaja Muy bueno Isabel, ciertamente ningún propósito a volar mucho y sorprendernos hasta por los "batacazos"...
ResponderEliminarLa sorpresa es la sal de la vida. Eso, y encontrar cada día algo que nos deleite.
EliminarUn abrazo grande, Elvira. Y que tengamos un año feliz.
Buen año, salud
ResponderEliminarSalud, sorpresas y un montón de cosas buenas, José Antonio.
EliminarUn abrazo.
Isabel ,,,,,,,,,yo sigo ,,,,,,,,,,
ResponderEliminarQue sigamos las dos alegando y conectando. Un abrazo, Marisol, y un buen año.
EliminarEn lo que ya he empezado a cambiar este año es que me he cerrado y cosido la boca con hilobala. Así que si te veo por la calle no te extrañe que te salude con un gruñidito en la oreja, jeje...
ResponderEliminarNada de eso, Enrique ¡Con lo bien que nos lo pasamos alegando, cantando, comiendo y bebiendo! ¡Hay que seguir disfrutando este año! (o, por lo menos, no empieces el cosimiento hasta después de Reyes).
EliminarUn abrazo sonriente, como siempre.
Supongo que todos nos identificamos con algún personaje de Mafalda, yo sin duda lo hago con Felipe, y que me dure muchos años, que el optimismo no hay que perderlo, si no ¿De qué vivirían los gimnasios y las academias de inglés?
ResponderEliminarSí, Loque, unos comentarios más arriba ya me había enterado yo de tu pasión por Felipito (acuérdate que los post de los fines de semana son antiguos de hace 4 años) y te había respondido que ¡Felipito for president! A mí también me encanta y hace poco me enteré de que el personaje en el que se inspiró Quino para crear a Felipito era un amigo suyo llamado Jorge Timossi el cual tiene este cuento llamado "La araña": "Me quedó tan hermosa mi tela que ya no deseo que caiga en su fúlgida trama ninguna otra víctima más que yo" ¿A que está chulo?
EliminarUn besote.