No hay una parranda de las que hacemos con los amigos en la que no cantemos,
con mucho sentimiento, ese bolero de J.A. Zorrilla y Gabriel Ruiz llamado
“Usted”:
Usted es la culpable de todas mis angustias,
de todos mis quebrantos.
Usted llenó mi vida de dulces inquietudes
y amargos desencantos…
Siempre me acuerdo de la sorpresa de mi amigo Daniel cuando la oyó, hace
muchos años, por primera vez: “¡Es una canción en la que él la trata a ella de
usted!”. Y es que en el terreno del amor (y esta es, sobre todo, una canción de
amor, más que de reproche) se impone el tuteo, que denota intimidad y cercanía.
En las películas de antes, en las que existía una censura tan ñoña que, a veces,
ni los besos aparecían, sabíamos que había habido tomate por ese cambio brusco
del usted al tú.
Su amor es como un grito que llevo aquí en mi sangre
y aquí en mi corazón.
Y soy, aunque no quiera, esclavo de sus ojos,
juguete de su amor…
La escritora María Rosa Alonso nos contó, una vez que vino al Instituto
(donde ella misma había estudiado unos 80 años antes), que en aquellos tiempos
hasta los compañeros de curso se trataban de usted. Más tarde, este trato se
reservó a los “superiores” y, sobre todo, a los mayores, por aquello del
respeto. Yo me di cuenta de que me estaba haciendo mayor cuando escuché,
horrorizada, que algún colega jovencito que llegaba, nuevo y despistado, al
Instituto me trataba de usted.
No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos,
es lo único que tengo.
Usted es mi esperanza, mi única esperanza,
comprenda de una vez…
Sin embargo, la generación de mis nietos le dice a sus profesores: “Seño,
¿tienes un lápiz?”. E incluso al Director, que les ha dicho que él se llama Don
Andrés, le dicen, por ejemplo: “Don Andrés, ¿sabes a qué hora es el festival de
fin de curso?”.
Yo, por mi parte, aunque siempre traté de usted a mis profesores –incluso
cuando después fui colega de algunos-, nunca impuse a mis alumnos la manera de
tratarme y no creo que tampoco tenga que ver con el respeto. Ninguno de mis
alumnos dejó de respetarme (igual que yo los respeté a ellos, tuteándolos) y
cada uno eligió, espontáneamente, el trato en el que se sintió más cómodo: tú,
usted, seño, Isabel, profesora, e, incluso, alguno que venía de una escuela rural,
maestra.
Usted me desespera,
me mata, me enloquece…
En los manuales de periodismo se dice que a todo entrevistado, así te hayas
acostado con él la noche anterior, hay que tratarlo de usted. Pero, ahora, con
el auge de la novela negra escandinava, nos hemos enterado de que allí todo el
mundo, aunque seas Rockefeller, Matusalén o el Papa de Roma, se trata de tú.
¿Acabaremos todos tuteándonos, llegando tal vez de ese modo a una democracia
real en la que todos seamos, también en el lenguaje, prácticamente iguales?
A lo mejor, sí. Pero nadie en el mundo podrá quitarnos el profundo
romanticismo –con regusto a Bécquer- y el sentimiento de esperanza, amor y
desconsuelo que nos transmite un final como este:
…y hasta la vida diera
por vencer el miedo
de besarla a usted.
No hay que olvidarse de la influencia del inglés, que no distingue entre el tú y el usted. Mucho más cómodo. Nadie se ofende por sentirse no respetado, ni por ser tratado como una persona mayor.
ResponderEliminarPero hay otra cosa, por lo menos por estos lares. Cuando un niño se porta mal, no le decimos "¿qué hace usted subido a esa silla?", por ejemplo.
El otro día me pasó con una de mis nietas. Le dije: "¿a dónde va usted?". Y su hermanito de 3 años me miró asombrado y me dijo: "abuela, ¿por qué le dices usted?".
Yo, of course, me reí ¿cómo explicárselo?
Tienes razón, los ingleses no se complican la vida con el "you". Pero cuando pasan a llamar a alguien por su nombre (en lugar de Mrs. Robinson, por ejemplo) es también el paso a un trato más cercano. A muchos nos sorprende a veces lo ceremoniosos que son. Yo creo que, en general, los humanos siempre nos complicamos la vida, y muchas veces sin necesidad.
EliminarY me hizo gracia lo del "usted de trastada", por llamarlo de alguna forma. Me vi, de niña, oyendo a mi padre decirme: "Venga usted aquí un momentito". Y yo: "¡Ay, Dios! ¿De qué se habrá enterado?".
A mi madre, una respetable señora de casi 89 añitos, la ayuda y acompaña, cada día, una joven boliviano-argentina que, cuando se dirige a ella, le dice, por ejemplo: "Doña Rosy, ¿te traigo de tu habitación, etc., etc.?. Al principio, a ella y al resto de la familia nos parecía un poco fresca por esta manera de hablarle a mi madre y a punto estuvimos de corregirla, pero, con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que es su forma cultural de comunicarse y lo aceptamos con naturalidad. El Don o el Doña no le falta nunca, pero luego es incapaz - no sabe hacerlo -, de continuar con el usted.
ResponderEliminarEstá claro que la presencia de otros pueblos y otras formas de trato entre las personas han de enseñarnos a estar por encima de las formalidades y, como bien dices, Jane, el respeto es algo muy superior a las propias formas de manifestarlo.
¡Ah, y muy buen gusto el tuyo y el de tus amigos parranderos al cantar esa preciosidad de bolero!. Enhorabuena por ello.
Y no te olvides de que para Canarias, Andalucía occidental y América, es decir, para la gran mayoría de los hispanohablantes, el "ustedes" es la forma única para el plural. Como bien dices, no tiene que ver con el respeto sino más bien con la costumbre y el habla.
EliminarY sí, en las parrandas salen todas esas joyitas de canciones. Y no te digo cuando empezamos con la copla y el "Ay, pena, penita, pena"... ¡Desgarrador!
Yo creo que la universalización del tuteo tiene que ver con que está de moda ser joven. Porque si llamas a alguien de usted parece que le estás diciendo que es "mayor", lo que hoy en día es como decir, que le estás insultando.
ResponderEliminarBueno, para los españoles, porque los hispanoamericanos del mundo utilizan el usted y el ustedes por defecto; motivo por el cual, muchos de los que aprenden nuestro idioma en el mundo, nunca estudian el tú ni el usted, más que como una curiosidad.
(Hace poco me lo dijo una amiga de los USA, y me quedé alucinada)
Me has recordado un culebrón brasileño de época que pusieron en los ochenta: "Doña Veiga", mítico por lo feos que eran sus galanes, por cierto.
Pues había una trama secundara de una parejita que se amaba pero no se podía unir y eran muy cursis con su amor imposible.
Al final se ve que se han dejado de chorradas y ya han "yacido" juntos y al dejar el ... lecho, le dice él
- Oh, Señora Nosécuántas la amo tanto que ...
Y ella
- Oh, Don Noséquien, me avergüenzo de mis actos
Hombre, que yo creo que os podéis tutear, de verdad, que como decían en "Amantes":
- Que hay confianza, Paquito.
En mi infancia, sobre todo en los pueblos, muchos niños y casi todos los mayores trataban a sus padres de usted. Era una formalidad lingüística pero que se traslucía también en el trato con los padres y abuelos. No se hablaba cuando los mayores hablaban y no se les contradecía por nada. Creo que la cosa ha derivado bastante (hay por Internet un escrito muy gracioso sobre cómo se ha pasado del "padre" al "papi"). Mi nieto, por ejemplo, siempre espera a que yo esté hablando por teléfono para venir a preguntarme, a comentarme o a contarme su vida. ¿Es mejor el tuteo a pesar de esto? Yo creo que sí y no sólo porque rejuvenezca más que la crema Ponds, sino también porque en las relaciones entre abuelos, padres e hijos hay también una mayor cercanía y confianza (como se le decía al Paquito de "Amantes").
EliminarJo, Jane, me ha emocionado el oir a los diamantes. Yo que vengo toda espiritual de ver la sabana santa , fue como el broche final. ¡usted me desespera, me mata , me enloquece....¡que cosas!
ResponderEliminarConfieso que no conocía al trío "Los Tres Diamantes" y que el hallazgo fue producto de las búsquedas de mi amigo Melchor que siempre encuentra algo especial. La verdad es que físicamente no son el equivalente masculino a las tres Gracias, pero, si cierras los ojos y escuchas la música, hacen una buena interpretación del "Usted". Así que espero que, después de tu estancia en Turín, te haya servido de bienvenida a la tierra y al hogar.
EliminarY sin embargo en la Roma clásica no existía el pronombre de cortesía, aunque hubiera amos y esclavos. Todos se tuteaban.
ResponderEliminarHace unas semanas en Segorbe, paseando junto a la muralla, vi a una pareja desigual (él cincuentón, ella no creo que llegara a veinteañera) muy acaramelada contemplando el paisaje. Al pasar a su lado oí que ella decía "Le voy a decir algo que tal vez no le guste" y no escuché más porque seguí mi camino, pero me quedé intrigadísima por la situación, la conversación, el abrazo estrecho de los dos y la ausencia del tuteo.
Es verdad. En los libros de Marco Didio Falco (Lindsey Davis) el detective, que es un plebeyo muerto de hambre de la Roma clásica, trata de tú a tú, con familiaridad de amigote, al emperador Vespasiano y a toda la aristocracia. ¿Cómo se pasó después al usted, al excelentísimo, al vos y al os y a Su Majestad? ¿Una manera de reforzar el poder, no sólo con las armas y el carisma, sino también con el lenguaje?
EliminarY curiosa la historia de Segorbe ¿Ella hablaba con acento sudamericano? Hay sitios que tienen también el usted como forma única para el singular. De todas formas, lo que más me intriga es qué era lo que ella le iba a decir a él que tal vez no le gustaría ¿Imaginamos?
Algunas personas hacen un debate que me parece estéril. ¿Qué mas da si te dicen ú o usted? Me parece que lo importante es que el trato sea respetuoso.
ResponderEliminarSin embargo a mi lo que me enerva es cuando vas a comprar a algún sitio y te dicen(aunque sea mucho más joven que tú): ¿Qué quieres mi niño? o ¿Qué quieres cariño?, me sienta como una patada y tengo que contenerme para no decirle nada.(Generalmente no vuelvo a la tienda).
Hace unos años fuí con un grupo de jóvenes a Italia, y cuando invitamos a los jóvenes italianos a que nos hiciesen preguntas sobre Canarias u otro tema, la primera pregunata me la dirigieron a mí: ¿Cómo permite usted que los españoles le tuteen?. Mi respuesta fué que la gente de mi generación había soportado la cruel dictadura de Franco y que seguramente por rechazo a todo lo malo que nos impusieron de manera salvaje, permitíamos que los jóvenes nos tutearan.
En cuanto a los boleros creo que el que ocupa el nº 1 es Ansiedad.
Un beso, Jane.
En los tratamientos se cruzan lo lingüístico (por ejemplo, si existen o no pronombres "de respeto") y lo cultural. Aquí desde siempre empleamos el "mi niño", pero últimamente (tal vez, por influencia sudamericana, que son más cariñosos) ese "mi amor" o "cariño" que nos suenan tan confianzudos (ya hablé de ello hace un tiempo en un post que titulé "Amaos los unos a los otros"). Pero en el lado contrario, habría que ver lo ceremoniosos que se nos ponen los alemanes (que ponen el "Doctor", si lo son, incluso en los billetes de avión) o los centroeuropeos que anteponen su título, por menos de nada. En un blog (no recuerdo el nombre y lo siento) leí la historia de una boda checa en la que el alcalde se dirigía a los novios durante toda la ceremonia como "Licenciada en Arte Müller" e "Ingeniero de caminos Frist". Lo dicho, el lenguaje y la cultura dándose la mano. Y con esto convivimos y a esto lo mejor es adaptarse.
EliminarLos boleros, esos poemas con música, son preciosos. "Ansiedad", pero también "Contigo en la distancia" (El Bolero, para mi amigo Manolo), o "Regálame esta noche", o mi preferida "Amar y vivir":
Se vive solamente una vez,
hay que aprender a querer y a vivir.
Hay que saber que la vida se aleja
y nos deja llorando quimeras.
No quiero arrepentirme después
de lo que pudo haber sido y no fue.
Quiero gozar de esta vida teniéndote cerca
de mí hasta que muera...
Había un tuteo que yo no escuché persoanlmente, pero sé que existía.
ResponderEliminarLas mujeres de la calle Miraflores en Sta. Cruz, que además de vestir (o, mejor desvestir) de una determinada manera "trataban de tú a los hombres" ¡qué descaro!
¡Qué bueno! Parece parte de aquellos libritos de Urbanidad en los que se ponía a un lado al niño malo y al otro, al bueno, con sus características respectivas. En este caso sería, por un lado: "Señorita de mal vivir, con trajes inconvenientes y vida airada y que trata a los hombres de tú". Y por el otro: "Señorita de buena familia, de misa diaria y vestir recatado, que saluda educadamente a los hombres, empleando, cortés, el usted".
EliminarSaludos Jane. De nuevo por estos predios después de pasar una semana no tan santa; digo, por todo lo que ha pasado en mi país. Como siempre, atizaste el fuego de tus seguidores. Buenos tus comentarios. ¿ y a fín de cuentas, es grosero el "tuteo" ?. En mi opinión no lo es. Es la expresión llana de generar confianza sin caer en irrespetos. En muchas partes de Latinoamérica se usa el Usted, más como costumbre que como señal de respeto. En Medellín, Colombia, son muy puntillosos con el Usted. Dicen por ejemplo: Oiga vea hermano, Usted si que es un hijo de p...., no...!. Más preocupante que el bendito tuteo son las expresiones vulgares de muchos presentadores y animadores de TVE. Algunos amigos norteaméricanos creen que es la forma correcta de hablar y las primeras palabras que aprenden son groserías. Por ejemplo, mi amiga Sally aprendió muy bién a decir carajo y sobre todo coño (disculpa el atrevimiento), que para mí es la palabra que mejor define a cualquier situación en nuestra lengua. A cuidarse, pues.
ResponderEliminarSaludos, Agroteide. En mis últimos años de enseñanza también me resultó preocupante la cantidad de niños y niñas (principalmente los de 13 y 14 años) a los que oía hablar en el Instituto al pasar por los grupitos y que no podían decir más de 3 palabras sin soltar un taco o una grosería. Es verdad que en tiempos de la escritora que nombré, Mª Rosa Alonso (1909-2011), todos los compañeros de clase se trataban de usted y con comedimiento, pero ni tanto ni tan poco. Tal vez hay edades en que se tiene poco que decir y se suple con esto, pero creo que las expresiones vulgares sobran y empobrecen el lenguaje. No hay ninguna necesidad.
EliminarY le diré a mi yerno, que va a ir el mes que viene a Medellín a un curso (es traumatólogo) lo de lo puntillosos que son allí con el usted. Sobre todo para que no quede mal, que él es muy de un tuteo.
Un abrazo.
Muchos,de la vieja escuela,seguimos incluso tratando de usted a las esposas y parejas de nuestros amigos.Por lo menos en las fases iniciales de amistad.
ResponderEliminarPues eso sí es raro, Francisco, en estos tiempos en los que todo el mundo se besa una, o dos o hasta tres veces nada más conocerse. Cuando yo era jovencita éramos más formales: nos dábamos la mano (y a veces ni eso), pero tuteábamos a los de la misma edad y tratábamos de usted a los mayores.
EliminarMuy interesante lo que dices de la nueva generación (y el final de la canción impagable). Yo he intentado alguna vez generalizar el "usted" en mis clases, por puro snobismo, me parece muy elegante y que da una "actitud", pero a los estudiantes (que tutean hasta a un catedrático emérito de 90 años si hace falta, ja, ja) no les entra que los trate de usted (es en plan "no, no por favor, de tú"). Sólo personas especiales, con cierto regusto bohemio, me han seguido el juego (por ejemplo una estudiante que terminó hace nueve años y a quien luego le dirigí su trabajo de postgrado y puede que en el futuro la tesis; cuando nos encontramos yo la llamo "señorita" y ella "doctor" y nos tratamos de usted, e igual nos vamos a tomar un café. Pero es una "actitud", casi un juego de rebeldía social frente a la normalidad). Total, que soy un antiguo porque me encanta el usted y lo aplico siempre en las tiendas, etc. así tenga la persona que me atiende 18 años y se le pongan los ojos como platos.
ResponderEliminarCuando hablo con mi profesor Don Emilio Lledó, siempre lo llamó así, Don Emilio, y de usted. Y él muchas veces me dice, a mí y a sus otros ex-alumnos, que lo llamemos Emilio y de tú. Pero no me sale, qué le voy a hacer. Por eso tampoco digo nada cuando alguien me trata de usted o de tú. Creo que en esto de las relaciones, hay que estar cómodo.
EliminarYo también trato de usted a dependientes de las tiendas, a camareros y a todos los que no conozco y me están atendiendo. Me choca algo que en un hospital enfermeros y médicos me traten de tú sin conocerme (entonces yo también tuteo, claro), pero si es su costumbre...
¡Y qué regusto decimonónico ese trato con la postgraduada!
Me encantó, Isabel. Cuando yo era joven, trabajé en Galerías Preciados y entre el personal era obligatorio usar el usted.
ResponderEliminarMe acuerdo, me acuerdo, Luisa. También hacían lo mismo (y no sé si lo siguen haciendo) las dependientas de Mark Spencer. Siempre nos llamaba la atención ese "Señorita Puri, ¿podría atender a esta señora, por favor?". Nos parecía un trato de otros tiempos, más finos, más elegantes, más antiguos...
EliminarSuelo ver mucho a Évole... y siempre me ha llamado la atención que tutea a todo el mundo... En principio a quien no conocía siempre lo he "usteado"... Pero con esto de cumplir años... cada vez menos... A no ser que esté muy enfadada... Ahí me pongo "usteadora" perdida... Buen post! Me supo... Usted llenó mi vida... de dulces "blog..ueados"...
ResponderEliminarYo pienso, como dije ya, que no es una cuestión de respeto sino de costumbre. Y, además, mucha gente en el periodismo -pienso que es el caso de Jordi Évole (lo suelo ver, como tú)- también lo emplea como táctica para añadir a la conversación más cercanía y familiaridad. Pero a mí por lo menos siempre me enseñaron a "ustear" a los mayores y eso es lo que he hecho. Aunque ahora que la mayor soy yo, sinceramente me da igual que me "usteen" o me tuteen, siempre que yo pueda hacer lo mismo. Si el rey Felipe viene y me tutea (cosa harto improbable), yo también lo hago, por supuesto.
EliminarGracias, Gladys. Un besote.
Yo me inclino por el usted pero no siempre funciona.
ResponderEliminarDepende de para qué quieres que funcione, Margarita :-D
EliminarIsa, me ha encantado tu comentario de hoy. Respecto al tuteo y el usted, en mi trabajo jamás se me ocurrió tratar de tú a un superior jerárquico como pudiera ser el alcalde, un concejal o el secretario del Ayuntamiento; aunque los conociera de antes jamás se me ocurrió tratarlos de tú. Incluso alguna vez me han dicho: "¿Pero por qué me tratas de usted?", y yo digo que es costumbre. Además te puedes encontrar con la desagradable sorpresa, como le pasó a una amiga con uno- no voy a decir nombres- que entró muy joven en el Ayuntamiento y al cabo del tiempo subió a una escala muy, muy, muy superior, y una compañera, mayor que él, le dijo: "Mira, tú..." y él la cortó inmediatamente y le dijo: "Por favor, aunque yo sea más joven que usted, a mí me trata de usted". O sea, que te puedes encontrar con que te den un parón.
ResponderEliminarRespecto a las costumbres, yo con la novela sueca también me llevé una sorpresa al principio cuando vi que al inspector de policía lo trataban de tú. Incluso en algunas de ellas veía una nota del traductor que decía que es costumbre en Suecia el tuteo.
A mí no me importa que me traten de tú, incluso me rejuvenece, pero no me gusta, por ejemplo, que me digan: "¡Oiga, doña!". Lo encuentro como despectivo. Si dicen "Doña Ana" ya es otra cosa pero el Doña me cae fatal.
Y en Sudamérica no todo el mundo se tutea o se "ustea", por ejemplo, en Argentina, no se dice usted ni tú, se dice "vos". "Vos vas a ir", que suena fatal, rarísimo. Pero bueno, me ha gustado mucho el comentario, la canción... Muy bonito. Como siempre, Isa, eres un crack.
Ani, cada vez que me cuentan de alguien (como ese que subió hasta las alturas del Olimpo en el Ayuntamiento) que llama la atención a una persona mayor que él dándole un parón y obligándola a tratarlo de una determinada manera, no puedo evitar pensar que tiene un grave problema de inseguridad y autoestima y que quiere imponer su autoridad a base de parones. Pienso que el respeto se lo labra uno con su actitud ante la vida, con conocer bien su trabajo, con la confianza en uno mismo... y no con títulos o tratamientos. En el Instituto teníamos un compañero andaluz que, cuando estábamos en la Junta Directiva, a todos nos trataba de Su Ilustrísima, cosa que nos hacía gracia. A pesar del pitorreo (y de que realmente el director tenía ese tratamiento), nunca vimos en él falta de respeto.
EliminarA mí tampoco me gusta el doña, pero ya sabes que aquí te dicen "cristiana", "mi amor", "cariño"... gente que no te conoce de nada. Aceptémoslo como parte de la idiosincracia del pueblo (y ya he dicho muchas veces que sí me gustaba cuando de niña Matías el de la venta me decía: "¿Qué se te ofrece, guayabito?").
Gracias por tus palabras que me emocionan y que recibo como un abrazo cariñoso. Ya sabes que yo también te quiero.
Gracias Isa. Sabrás que el sentimiento es mutuo. Bsss
ResponderEliminar