martes, 24 de abril de 2012

A tiro limpio




Ante la afición por las armas de fuego que hemos descubierto últimamente a algunos miembros de la Familia Real, que ni que pertenecieran al club de Charlton Heston, andan los medios de comunicación ocupadísimos. En televisión, redes sociales y prensa casi no se habla sino de El Tema (en El País de este domingo había 11 artículos sobre él). E incluso a mí me ha tocado la cosa de refilón porque la Agencia Sigma Dos me llamó el viernes a mi casa –a la hora de la siesta, por supuesto- para preguntarme por mi opinión: ¿Le parece bien que el Rey se vaya de cacería? No ¿Le parece suficiente la disculpa? No ¿Cree que los Reyes pueden recibir regalos? Hombre, si es una corbata por su cumpleaños de parte de sus nietos…

Y es que, además, nosotros, los de mi generación, no somos nada partidarios de tiroteos o balaceras. Y eso que no nos perdemos una novela o una película de crímenes, pero, aun así, mis armas preferidas son las falsas, las que son y no son, como en el inicio de “Charada”, en la que una mano apunta a Cary Grant con una pistola, y la mano es la de un niño y la pistola, de agua; o la pistola de chocolate con la que Spencer Tracy amenaza a Katharine Hepburn en “La costilla de Adán”: pistolas light, al fin y al cabo.

Hay que tener en cuenta que nosotros bebimos de la filosofía hippy, que predicaba eso tan saludable de “Haz el amor y no la guerra”. Y, como en un acuerdo tácito, casi todos decidimos no comprar a nuestros hijos juguetes bélicos, ni siquiera un modesto tirachinas. Imagínense mi asombro cuando una vez descubrí a mis niños jugando con palos al grito de “¡Bang, bang, ríndete, malvado!”. ¿Será la afición a las armas algo atávico, que guardamos en los genes desde Caín y su quijada de asno? ¿Debajo del barniz pacifista llevamos escondido un cazador, sediento de abatir osos y elefantes?

Quino, que no es de mi quinta pero como si lo fuese, dibujaba a cada rato a Mafalda y a sus amigos en la plaza jugando a matarse a balazos: “¡BANG! ¡Sonaste, Miguelito!”, decía Mafalda. “¡No, no! ¡BANG!” “Lo siento pero yo tiré primero. ¿Por qué jugás a esto si, cuando te matan, no querés morirte?”Porque yo leí que los chicos necesitamos jugar a que matamos a los demás para descargar la agresión que llevamos dentro y qué sé yo. ¡Pero si de entrada no más me arruinan la terapia, me voy y listo!”.

¿Habrá algo de esto en la afición del rey? ¿La ve, quizás, como una terapia antiagresividad por no mandarle un mamporro a alguien? ¿El malhumorado “por qué no te callas” lo dijo porque llevaba tiempo sin cazar?

En ese caso, yo le aconsejaría que, si tiene mono de escopeta, hiciera lo que hacíamos nosotros de chicos: tirar, en los barracones de feria que montaban en las fiestas de los pueblos, unos cuantos balines a bolitas del tamaño de nueces, que se movían en círculo a todo meter. Sí, es verdad que no acertábamos ni una. Es verdad que no tiene tanto glamour como decir que me voy a Botswana a cazar elefantes. Es verdad que éstos –tan hermosos y tan dignos- son un blanco fácil, por lo grandotes. Pero también es verdad que ahora dormiría mejor (y los elefantes, igual).


Así de claro lo vio también Quino –otra vez, él- en estas viñetas del genial Felipito: 


16 comentarios:

  1. Hace muchos años, mediados los 70, los segovianos que vivían en su preciosa ciudad sabían que los bosques que rodean al cercano palacio real de Riofrío estaban poblados de ciervos y gamos, que se cuidaban primorosamente para solaz y entretenimiento de los reyes de turno, desde mediados del s. XVIII.
    El más moderno de ellos, el que viajó a Bostwana para cazar elefantes, también acudía a Riofrío a seguir la tradición de sus antecesores, por lo que a mí no me cogió de sorpresa la noticia de su afición cetreril.
    Dudo, pues, amiga Jane, que este rey utilice la caza como una terapia antiagresividad, porque me da que debe ser una práctica habitual en él, desde mucho antes del urdangarinazo de marras. Debe estar tan enganchado a los gamos, ciervos, corzos, elefantes y demás especies que me temo que tus consejos para superar su posible mono fusilero, no sirvan de mucho.
    Ojalá me equivoque, pero cuando menos nos lo esperemos, nos llega la noticia de que ha vuelto a caer (que no a caerse), de nuevo, en esta ¿debilidad?. A pesar de su aparente arrepentimiento.

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    1. Yo también me lo temo, y eso que es un consejo buenísimo que le doy de buena gana y sin esperar títulos de nobleza a cambio, que de eso una anda sobrada. :-)

      Y si no utilizan la caza como terapia antiagresividad ¿para qué lo hacen? ¿Qué persiguen con eso de ir pegando tiros a animales, sean especies protegidas o no? ¿Quieren sentirse importantes? ¡Pero si ya son reyes! ¿Quieren adornar las paredes de sus palacios con cabezas de animales muertos? ¡Pero si son horribles, mirándote con esos ojos de cristal! Y, además, se supone que tienen buen gusto y dinero para comprarse un buen cuadro... ¿Quieren demostrar, chulitos, la puntería que tienen? Ahí están las casetas de las ferias que yo proponía, en las que hay que afinar más el tiro que con un elefante.

      Todo esto me parece absurdo, y lo de los cotos de caza para disfrute exclusivo de reyes, más todavía. Antes se suponía que los reyes estaban por encima de los demás porque su poder venía del mismo Dios. Hoy, que todo el mundo sabe que son personas normales, con sus virtudes y defectos, convendría que actuaran y vivieran como personas normales y se olvidaran de tradiciones de antecesores.

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  2. Recuerdo bien la viñeta que describes de Quino y por supuesto la que pones de Felipe, mi alter ego en el universo Mafalda.

    Yo la afición a la caza, no la entiendo, y a las armas, pues tampoco.

    Y cuando digo que no la entiendo es que me sigue produciendo el mismo asombro que si alguien me dijera que se junta con sus amigos para despellejar culebras, o darse cabezazos contra una pared.

    Es curioso que guste tanto a las clases más altas, y a las más bajas, bueno y a Charlton Heston, de acuerdo.

    "¿Cree que los Reyes pueden recibir regalos? "

    Pero ¿no viven todos de eso? ¿de regalo? Les regalamos residencia, sueldos, lazos enormes para las nietas...

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    1. Es que viven como reyes, Loque. Incluso lo admiten artículos, como el de John Carlin, que defiende que, comparado con otros monarcas o con algunos de los grandes futbolistas, el rey "vive en la más elemental austeridad" (?) y que, a diferencia de Mourinho, que tiene un sueldo 33 veces mayor, por lo menos pide disculpas. Dice Carlin: "Darse la gran vida es lo que los reyes hacen; es lo que esperamos de ellos ¿no? Irse de safari a coleccionar trofeos para adornar las paredes de sus palacios es lo que han hecho toda la vida ¿O acaso queremos que, para demostrar su solidaridad con el pueblo, nuestro rey se mude a una urbanización con piscina compartida y se pase el otoño de sus días encerrado en casa viendo programas de cotilleo -o documentales de animales africanos- en la televisión?"

      Así que esto es así. Si se opta por la monarquía, se traga con la vida regalada que nombras, lazos incluidos, a cambio de que hagan ese papel de árbitro y de símbolo de la unidad y la permanencia del Estado, que le otorga la Constitución (y que no incluye cacerías caras e innecesarias). En nuestras manos está.

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  3. Jejeje, siempre me hizo mucha gracia aquella tira en la que Felipe le decía a Miguelito ¿Quién fue el obsoleto que dijo PUM?

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    1. A mí también me gustó aquella en la que se van encañonando sucesivamente y Mafalda dice, con la pistola en la mano: "¡OKEY!"; Susanita, "¡CAMÓN!"; Miguelito dice "¡SHÁRÁP!, y salta Manolito: "¡GUASHANGÜEAR!".

      Quino es genial y, aparte de darme mucho material para mis clases, nos ha dado a todos mil motivos para reírnos y para pensar.

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  4. Juan Pérez Pérez22 de abril de 2016, 16:44

    Pero que esperabamos?. Que su majestad dejase a un lado sus aficiones?. A mi me parece que si le gusta ir de caza que lo haga, pero que dé la cara y lo diga. Y a los que nos parece una aberración lo de matar animales, pues no nos cogerá de sorpresa que su majestad se haya caído.
    Para mí, lo esperpéntico es que el gobierno no sabía donde estaba o al menos dan esa impresión.
    Si nuestro Servicio Secreto no sabía donde estaba el Monarca, aviados vamos.
    Hay que reconocer que ha venido bien la noticia, porque así algunos no tienen que hablar del paro y la miseria que los poderosos están dejando tras ellos. Pero eso sí: "Lo hacen por nuestro bien", como dijo D. Federico Trillo: ¡Manda huevos!
    Un abrazo Jane.

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    1. Desde que empezó el año, todos los días, cuando leo el periódico, busco en la primera página una buena noticia, una noticia que pueda gustar a todo el mundo. ¿Sabes, Juan, cuántas he encontrado en estos 118 días? ¡Una! Todas las demás hablan de eso que dices: paro, miseria, prima de riesgo, recortes del gobierno, protestas de los recortados, el asunto de la casa real... (y no creas que por hablar de una cosa se dejan de comentar las otras) Y es que, cuando hay noticias buenas para unos, no lo son para otros: hoy llueve a cántaros en Tegueste y esto es bueno para las papas y para el campo que ya se nos estaba quedando resequido. Pero es malo para los que pasado mañana inauguran aquí el ciclo de las Romerías, que ya están ofreciendo novenas a San Marcos para que pare el aguacero.

      Yo creo que el Gobierno sí sabía dónde estaba el Rey, pero que la primera reacción (hubo luego otras, contradictorias) fue la misma que tienen mis nietos cuando ocurre algo: "¡Ah!¡Yo no sabía nada!". Sólo que, claro, no son niños de 6 años sino nuestros sesudos representantes que, por no querer aparecer como últimos responsables de un asunto deplorable, echan balones fuera. Y esto es todavía más esperpéntico, si cabe. Como dice hoy Millás, se miente " para que resplandezca la verdad".

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  5. Supongo que la familia. Real son personas de carne y hueso, y si reciben regalos , pues bueno, ellos sabrán si los aceptan o no. El tema es mas profundo : ¿ Que son en realidad? ¿ Son como los funcionarios? Están desempeñando una labor "contratados" por el estado. Por todo ello es normal que la gente se mosquee si actúan con conductas no esperadas y algo agresivas con los animales. Pero si se disculpó, es una actitud noble hacerlo y aceptar las disculpas

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    1. Tienes razón, Tona, equivocarse es de humanos y, si uno mete la pata hasta el corvejón, aunque sea un rey, y se disculpa (hay gente que no lo hace ni que le pongan un trabuco en la cabeza), hay que aceptar las disculpas. Pero no basta con esto. Si a mí, cuando tenía que estar dando clase, me hubiera dado, no por irme de cacería exótica (los funcionarios no podemos salir del lugar de nuestro destino sin permiso especial mientras estemos trabajando), sino por irme al Corte Inglés, por poner un destino más cercano, no le hubiera bastado a ningún inspector (ni a ningún padre o alumno), el que dijera "Lo siento, me equivoqué, no volverá a pasar". Aparte de armarme una buena bronca, me pedirían explicaciones y me abrirían un expediente. Y los reyes son también funcionarios al servicio del Estado.

      El problema de los regalos tendría que estar también regulado, porque un regalo costoso (20000 euros para que te vayas de cacería lo es, yo hay días que no los gano) puede llevar escondido un trato de favor cuando el amigo regalón necesite hacer negocios en nuestro país. O se suprimen los regalos o, si hay que hacerlos, que se hagan al país que el Rey representa. Con 20000 euros de unos por aquí y otros 20000 euros de otros por allá, igual remontábamos la crisis.

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  6. Darling Jane: yo dejaría a los monarcas para las obras de Shak. o Ubú Rey o el Rey de las camas o eres mi rey, pero la institución está decrépita y hace aguas; ¡vaya! el rey más caído del mundo. Pienso que estaría bien en Estoril, en un balneario, ella en Grecia con su hermano, los yernos haciendo terapia anti plin, las chicas de dependientas de supermercado, los pequeños a la escuela y el sucesor a Roma, a saludar a todo el mundo con su esposa y todos con su vida y ganándosela, la vida, digo. Y eso que dicen que el rey lleva las relaciones con Marruecos y otros países de la zona estupendamente, pero no sé yo, en conjunto, se han pasado.

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    1. Y todavía hay más reyes, Kah: el rey del mambo, el rey del Pollo Frito, los 4 reyes de la baraja, el rey de la canción (ya sabes, "con dinero o sin dinero / yo hago siempre lo que quiero / y mi palabra es la ley. / No tengo trono ni reino / ni nadie que me comprenda / pero sigo siendo el rey.") Y por supuesto, mis preferidos, los Reyes Magos. Al menos, ellos traen regalos, no los reciben. Así que sobrar, sobran reyes...

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  7. Saludos Jane, extensivo a todos aquellos que se solidarizan con este blog. En verdad nunca he estado de acuerdo con la cacería cualquiera sea su interés. Hay que dejar a los bichos quietos. Me preocupan e interesan otras cosas. Por ejemplo: En estos días leí en un diario de circulación nacional una nota por demás inquietante; decía, que el Gobierno Español, eliminó la asistencia médica a los inmigrantes indocumentados. ¿ Qué?. ¿Ya dejaron en el olvido que muchos españoles y sobre todo canarios, fueron indocumentados en territorios ajenos?. ¿ Y dónde quedó aquello de la solidaridad ?. ¿ Esa es la manera que tienen los especialistas en Finanzas de por esos lados, para reducir el déficit en la Tesorería Nacional ?. En verdad no debería extrañarme, ya empezaron eliminado el Café de la mañana. Sugiero revisar la distribución geopolítica del país, tal vez parte de la solución sea la consolidación de municipios pequeños. De esta manera sería posible prescindír de Asesores, Colaboradores y demás "yerbas". Eso sí, quienes resulten despedidos no pueden optar a pensiones escandalosas y, este es otro punto que debería ajustarse. Como he dicho en otras oportunidades, no vivo en Canarias, pero no puedo quedarme callado, soy chicharrero. A cuidarse, pues

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    1. Este tema de la cacería del rey trae cola porque ha hecho reflexionar a mucha gente (es raro quien no lo haya comentado estos días) sobre si merece la pena mantener una monarquía parlamentaria. Pero tienes razón, hay temas más gordos en este momento, que angustian porque supone desmontar logros, como el de una sanidad para todos, de los que nos sentíamos orgullosos. Eso es lo que pasa cuando un gobierno tiene una mayoría absoluta, no cuenta con los demás y depende de las directrices que le marquen los mercados: que legislan con cifras sin tener en cuenta que, detrás de ellas, hay personas.

      El otro día leí una Carta al Director, escrita por un médico de un Hospital, sobre esos "elegidos para morir por el bien de los españoles". Te transcribo una parte porque es algo que hizo que se me saltaran las lágrimas de impotencia:

      "Ahorraremos algo de dinero de nuestras maltrechas cuentas dejándoles morir, pero no nos importará porque son ilegales. No lo merecen. No existen. Pero yo conozco sus nombres y sus caras y cuando me despida de ellos en la consulta sabré que soy parte de la hipocresía de una sociedad donde el derecho a la vida es sólo para algunos. ¿Qué sentirá un político tomando decisiones que suponen la muerte de personas en aras de un bien supuestamente superior, como es la reducción del déficit? Espero no estar nunca en su pellejo."

      Creo que esta carta lo dice todo. Un abrazo.

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  8. ¡Vaya vaya con los cazadores y los defensores de los animales!
    Cierto es que todo animal debe estar en un espacio controlado, sobre todo los fieros.
    El ser humano debe respetarlos.
    Entendemos que ellos deben respetar a sus semejantes y a las distintas especies. Puestos a respetar, debemos respetarnos todos. Pero esto no es así en el reino animal.
    Así que estos espacios debemos destinarlos a una sola especie por lo que hemos indicado. Los dotaremos de la suficiente vegetación para que se alimenten. Si existe una cantidad determinada de ellos y de ambos sexos, procrearán, porque no se les va a privar de semejante festín. ¡Digo yo!
    Una vez que se multiplique la especie y no haya un mayor recinto que los albergue, acabarán con la vegetación a ras de suelo, seguirán con las hojas y las ramas de los árboles, acabarán con sus troncos y escarbarán para comerse sus raíces.
    Dado que la bondad llega a todas las especies acabarán por extinguirse. ¡Hambre!
    NOTA: Mi hija no chilla a sus perros porque, según ella, acabarían pasando consulta en el psicólogo.
    P. D.: Aparte de las consabidas moscas, cucarachas y algún que otro reptil menudo, no he matado nunca “ni una mosca”.

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    1. Yo soy partidaria de que cada uno en su casa. Los leones en las sabanas donde siempre han estado, los pingüinos en los polos, los osos en las montañas... Si nadie se mete en la casa del otro, ni a cazarlos, ni a capturarlos para llevarlos a zoos, mejor nos iría a todos (sobre todo a ellos). El que haya especies enteras de animales (como el dodo) que se hayan extinguido por culpa del ser humano es un tremendo disparate.
      Yo no mato ni siquiera a las guachinangas (le digo a mi marido que las mate él). Pero mi perro (que no se estresa) vive en su perrera, las palomas y las gallinas en el palomar y el gallinero, y, por supuesto, yo en mi casa.
      Un abrazo, Antonio.

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