En
Adeje, años 50. A
un indiano le robaron unas joyas y la Guardia
Civil detuvo a dos hermanos gomeros, de aquellos temporeros
que se contrataban para la zafra de las fincas de tomates del sur de la isla.
Dos niñas, entonces de 6 y 7 años, los vieron llegar al cuartelillo que estaba frente
a la casa de su abuelo, en la que veraneaban. Y durante días estuvieron escuchando
el “hábil interrogatorio” al que los sometieron.
Las
palizas fueron brutales. Y lo curioso es que los chicos no maldecían a los sádicos
guardianes, sino que lloraban y gritaban: “¡Si madrita lo supiera…!”.
De
hecho, fue la madre de las niñas la que no pudo soportarlo y llamó a su marido,
que era militar y que acudió rápidamente a Adeje a impedir el desaguisado. Pudo
salvar a uno, que ingresó grave en el hospital, pero el otro murió.
Al cabo
del tiempo, se descubrió al verdadero autor de los robos, un hijo de buena
familia al que le hizo gracia aumentar su patrimonio.
No sé
que habrá sido del hermano gomero que sobrevivió, ni del que lo mató. No sé si
fue juzgado o si se hizo la vista gorda como se solía hacer. Pero sí conozco a
aquellas niñas, hoy mujeres comprometidas que intentan hacer de este mundo un
lugar mejor y más justo. Donde otros pasan y se escaquean, ellas han elegido
dar la cara, manifestarse, meterse a veces en camisa de once varas, ayudar,
asumir cargos y responsabilidades de los que muchos huyen como de la peste,
apoyar lo que consideran que está bien y denunciar lo que ven mal.
Lo que
no saben los demás es que esa actitud solidaria y comprometida tiene su origen
en el recuerdo de un grito desesperado que dos niñas escucharon sobrecogidas y
que 60 años después no han olvidado: “¡Si madrita lo supiera…!”.
(La pintura es "Ronda de presos" de Van Gogh)
Si la consecuencia de escuchar (y no digo simplemente oír) ese grito es gente comprometida bienvenido sea. Besos y felicidades abuelaaaaa
ResponderEliminarGracias, Isabel Elvira.
ResponderEliminarYo creo que sería mejor que nunca existieran esos gritos ni compromisos derivados de ellos ni injusticias en este mundo. Pero así somos los humanos...
Un beso.
Sin gritos mejor que mejor por supuesto, gente buena comprometida con el bien y sin "compromisos" y abolir las injusticias ufffff... se nos acumula el trabajo
ResponderEliminarBenedetti tiene una "Oda a la pacificación" que comienza diciendo "No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz / pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificación / y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados..." Sí, hay un montón de trabajo.
ResponderEliminarLeer y oír historias terribles e injustas como ésta, me sigue sobrecogiendo y enervando. Desde muy niña, conocí algunas muy cercanas y nunca me curaré del espanto que, entonces y ahora, me producía. Con razón, alguien dijo que no hay peor lobo para el hombre, que otro hombre. Somos la única especie animal que llega a matar por el solo placer de ver sufrir y morir a un semejante. La tortura, en todo tiemapo y lugar, es deleznable.
ResponderEliminarY es bueno recordar estas historias, que ocurrían antes pero que también ocurren ahora y ocurrirán en el futuro desgraciadamente, para no olvidar a Hobbes y su "el hombre es un lobo para el hombre". Pero también para despertar ese lado compasivo, solidario, empático y fraternal que también tenemos los hombres y que nos hace estremecernos ante la violencia y la deshumanización.
ResponderEliminarDe la historia del robo, me acuerdo que a los chicos los retenían en donde estaba el motor para dar luz al pueblo (Sólo había desde las 7 de la tarde hasta por la mañana) porque no había cárcel. Ese local estaba al lado de las escuelas de niños entre 8 y 12 años (era la época en que estudiaban en Santa Cruz, los que tenían recursos) y pasábamos por delante y los veíamos sentados en un banco como los de la plaza, esposados con las manos hinchadas y la cara, .... ni te cuento; y esas eran las únicas partes del cuerpo que les veíamos, así que ni quiero imaginar como tenían el resto.
ResponderEliminarCuando cogieron al que había robado lo llevaron por la calle principal hasta el juzgado y todo el pueblo llenó las aceras para verlo; de ese tampoco me olvido porque el muy jeta iba muy sonriente. Por cierto, .... ir a verlo me costó un buen castigo sin salir a jugar porque mi madre nos prohibió terminantemente que fuéramos a verlo, ....aunque lo teníamos difícil porque vivíamos en esa calle.
Úrsula recuerda mas o menos lo mismo que yo, pero ya le preguntarás cuando la veas.
Un beso
Gracias, Ángeles, por compartir tus recuerdos de un hecho triste, que estoy segura de que te impresionó tanto como a mis amigas. Y menos mal que en esta ocasión cogieron al verdadero autor de los hechos, ese jeta de cara sonriente, porque esto sirvió para demostrar a todo el mundo que la violencia es innecesaria, que el poder falla y que hay situaciones tan injustas que no dicen nada bueno del género humano. Nada puede, de todas formas, compensar el daño hecho.
ResponderEliminarRelato sobrecogedor. Una injusticia más de este tipo.
ResponderEliminarNunca me olvidaré de la película "Falso culpable", protagonizada por Henry Fonda, en la que un músico apellidado Ballesteros, es confundido por su gran parecido físico, con el autor de un robo en un banco. Cuando se descubre la verdad, ya es demasiado tarde Su mujer se ha desquiciado y está interna en un psiquiátrico. Lo peor es que está basada en un caso real.
Ojalá no pasaran estas cosas.
A seguir, que siempre te leemos aunque a veces no resollemos :))
¡Cuántos casos reales de falsos culpables leemos a cada rato en los periódicos! Personas que se han pasado en la cárcel años siendo inocentes por errores de apreciación, de juicio o de prejuicio. El asesino de la baraja, por ejemplo, en el año 2003 cuyos crímenes (¿te acuerdas? Dejaba una carta de baraja en el lugar del crimen)se achacaron a un chico, identificado por todo el mundo, y luego era otro. O los dos marroquíes que estuvieron más de 10 años en la cárcel (y uno murió allí) por unas violaciones que no habían cometido. Siempre proclamaron su inocencia.
ResponderEliminarEsa es una más de las razones para rechazar la pena de muerte, la falibilidad de nuestros juicios.
Gracias por tu comentario y por estar ahí.
Es increíble que haya personas a las que se les llame seres humanos...
ResponderEliminarque es ser humano...???
Capi
A contestar esa pregunta se han dedicado los filósofos y poetas durante siglos. Si supieseis ser hombres, sólo humanos, pide Blas de Otero. Y termina el poema con estos versos: "No sigáis siendo bestias disfrazadas de ansias de Dios.
ResponderEliminarCon ser hombres os basta."
Bastaría con ser humano.
Un beso, Capi.
Había un viejo dicho para definir el desaguisado, "si quieres ver al maguito, dale un carguito", y si encima lo invistes de poder escondido tras una ropa, entonces... ¡mil madritas no se enteraron!
ResponderEliminarY no me vale el famoso y manido dicho de "¡eran otros tiempos!"
No, José Gerardo. Desde que salimos de las cavernas, el hombre ha sido violento y abusador. Hoy hay tanto bruto como entonces y con el añadido que ahora hasta se hacen vídeos y todo dándole palizas o se fotografían humillando al preso que no se puede defender. Cuando ves esas cosas, te dan ganas de renegar del género humano. Menos mal, que afortunadamente son minoría y que hemos adelantado en defensa de la dignidad del hombre y de sus derechos.
ResponderEliminarViejos tiempos que no volverán a España pero que hoy se repiten en tantos otros sitios del mundo, con todo y globalización. Quienes vivimos lo que narras de Adeje nos ha perseguido con regusto amargo y sensación de dolor e impotencia. Hay que comprometerse ayudando como cada uno pueda contra las dictaduras. A nuestros hijos e hijas les parece que exageramos cuando nos oyen estas historias de la dictadura
ResponderEliminarSí, a muchos les parecen batallitas como las del abuelo Cebolleta. Pero es algo que hay que contar una y otra vez para que no vuelva la barbarie y para sensibilizarnos con lo que está ocurriendo en muchos sitios: Siria, que es lo más actual, pero también las dictaduras que permiten las torturas y los "hábiles interrogatorios".
ResponderEliminarIsa, con respecto a la historia de Adeje, tampoco yo la he olvidado, aun veo las esposas en las muñecas de aquellos chicos y como tenían hinchadas las manos. Y otra cosa que me ha quedado (será por el miedo que había a la Guardia Civil) es ver como mujeres del pueblo los visitaban y si no recuerdo mal, la abuela de tus amigas era una de ellas.
ResponderEliminarUn beso y cuidado con "los rivales".
Eso es lo bueno, Úrsula, que la gente ante estas barbaridades reacciona y se enfrenta a la autoridad o a lo que sea.
ResponderEliminarGracias por aportar tu recuerdo. Debe haber muchas personas aún a las que aquello les impresionó.
Un beso grande
PD: Lo de mis rivales, a ver si lo supero :-D
Qué horror, como en el Crimen de Cuenca. Mucha gente todavía defiende la tortura, cosa que me deja alucinada, por muchos motivos pero hay uno que me parece inapelable ¿y si es inocente?.
ResponderEliminarMe alegra saber sin embargo que de aquella atrocidad salió algo bueno. Y sí, al que (o a los que) asesinaron a ese pobre chico, no, no les pasó nada.Seguro.
Cuando daba clase, Loque, me tocó muchas veces ver esa postura (sí a la tortura, sí a la pena de muerte) en muchos alumnos que lo habían "mamado" en sus casas. Y cuando estudiábamos el tema una de las razones más importantes en contra de ellos era precisamente esa: ¿Y si es inocente?
ResponderEliminarPero aunque no lo sea, yo creo que cada vez más se extiende en nuestros tiempos la idea de que éticamente ni la tortura ni la pena de muerte se justifican. Responden a una mentalidad primitiva de revancha, del ojo por ojo, y suponen, en el caso de ésta última un contrasentido: no se debe matar, y entonces matamos para que no se mate.
Perdona el rollo (rejos que quedan todavía...) pero es que este tema me subleva.
Soy nueva en este mundo bloguero.
ResponderEliminarImpresionante tu relato; sobrecogedor como dice Arista en su comentario.
No sé que me gustan más tus post o las respuestas a los comentarios que recibes.
Con profesores como tú, con personas como tú, es con lo que cuenta la sociedad actual para ganar en dignidad y no seguir como borregos esa doctrina tan en boga del consumismo y el no pensar. Te lo dice una madre.
Un abrazo y ¡sigue!
Muchas gracias, Utopía, por visitarme y empezar a participar en este diálogo que es la blogosfera.
ResponderEliminarA mí también me sobrecogió cuando me contaron este hecho. Y ya ves cómo les impactó a las 3 personas que han comentado que lo vivieron.
Hoy estuve leyendo un artículo de Muñoz Molina del 3 de agosto (voy atrasada) que también me dejó pensando en que lo que hay ahora desgraciadamente en la educación es el fomento del no pensar. Con la desaparición de la Historia de la Filosofía y de la Ética en la nueva enseñanza y la reducción de las humanidades, se agravará la ignorancia y habrá menos ciudadanos críticos y más súbditos. Y habrá más gente que mire hacia otro lado ante sucesos como éste.
Ojalá Muñoz Molina se equivoque y ojalá este país se dé cuenta de que necesitamos una educación que no sólo enseñe a ganar dinero, a manejar ordenadores y a hablar inglés.
Un abrazo.
El pavor a la guardia civil aún lo recuerdo, cuando a caballo protegían la entrada de la facultad de derecho, para evitar la entrada de alumnos que no pertenecieran a las muchas facultades que estaban allí. Las demás entradas de la preciosa antigua fábrica de tabaco estaban cerradas y por allí debíamos pasar.
ResponderEliminarHoy en día, tenemos una niña desaparecida Marta del Castillo, y sus asesinos se ríen de la policía y mienten sobre el lugar del cadáver, ya conoces la búsqueda en el Guadalquivir, en el vertedero, ahora en una finca... ¿No es posible una postura razonable, y no la impotencia que sentimos ahora?
Los que hicimos la carrera al final de los años 60 (tú y yo entre el 65 y el 70) recordamos las carreras ante los grises, la impotencia, el decir "pero si no estoy haciendo nada" y escuchar a tus amigos responder: "Corre, que no te van a preguntar nada". Pegar por pegar. La violencia afortunadamente no es la norma y toda la historia de la humanidad, si lo piensas, es una lucha contra la violencia: las leyes, la declaración de los derechos humanos, los acuerdos entre estados... todo tiene como objetivo evitar las guerras y la violencia. No lo hemos conseguido pero me gusta pensar que estamos en el camino.
ResponderEliminarEs una historia terrible.Como terrible debió ser para las niñas tener aquella vivencia aunque para ellas ha sido un revulsivo,para bien,en sus vidas.
ResponderEliminarMe parece espeluznante. La Convención de la ONU contra la Tortura dice esto: "“ (...) se entenderá por el término ‘tortura’ todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia (…) ”. Fíjate que dice "o se sospeche que ha cometido", vale una sospecha para que se justifique. Se me ponen los pelos de punta.
EliminarExiste una prohibición mundial de la tortura y todas las formas de crueldad y humillación desde 1948, año en que se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Son 156 los países que han firmado la Convención contra la Tortura de Naciones Unidas pero la prohibición va aún más allá y es vinculante incluso para los Estados que no se han unido a los tratados de derechos humanos pertinentes. Ningún Estado puede torturar ni permitir ninguna forma de tortura o malos tratos en ningún caso, ni bajo justificación alguna.
Pero he visto películas en las que PRETENDEN justificarla. LAS ODIO.
ResponderEliminarNo veo ninguna razón que pueda justificar la tortura, ni siquiera a un asesino. Sería quitarle todo el sentido a la dignidad del hombre, fundamento de los Derechos Humanos:
Eliminar"La dignidad humana es el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona".