Después de aquel primer libro, como si le hubieran abierto una puerta hacia el mundo exterior, vinieron otros muchos que fue eligiendo año tras año en la biblioteca de sus padres: “La isla del Tesoro”, “Sandokán”, “Celia”, “Guillermo el Travieso”, “Viaje al centro de
Por eso
tal vez su hija en unos Reyes le regaló un ebook: “Te va a venir bien para los
viajes. Ya no vas a tener que ir cargando con la biblioteca de Alejandría. Pesa
tan poco que ni notarás que lo llevas en el bolso”. La ADLL dice que a ella a
moderna no le gana nadie y que si para eso hay que tener un ebook, pues se
tiene un ebook y santas pascuas.
Cuando
se fue a la cama con el artefacto, echó de menos, eso sí, el olor y el tacto de
sus amados libros. Pero empezó a leer “El cumpleaños secreto” de Kate Norton y,
aunque no le gustó no poder marcar una hoja donde había una descripción francamente bonita del otoño o subrayar con lápiz
una frase que la conmovió, al final,
como siempre, la historia la atrapó. Lo malo es que para pasar la hoja tenía
que tocar un botoncito que hacía “clic cloc” y su marido, aunque tenía más
paciencia que el santo Job, se rebeló: “Pase que tenga que dormir con una luz
en la cara como si estuviera en un interrogatorio policial. Pero con un clic
cloc en la oreja cada minuto…”. Así que la ADLL desterró el cacharro clic-cloc, como lo llamó
a partir de entonces.
Pero la
hija siguió insistiendo dale que te pego: “Te voy a regalar mi ebook; total, yo
ahora tengo un Ipad con el que también bajo libros. Este ebook es silencioso,
te va a encantar. Además, te he puesto 31 novelas de las que tienes apuntadas…”
La ADLL se emocionó
tanto cuando vio los títulos que no esperó a la noche sino que aquella misma
tarde empezó “La boda de Kate” de Marta Rivera de la Cruz , una historia de una
boda entre septuagenarios y de una investigación en busca de un libro perdido.
Pero no
había llegado a la página 30 –empezar a conocer a Kate y las razones por las
había dado calabazas tres veces al amor de su vida, Forster Smith- cuando la
pantalla del chisme se oscureció y no se encendió más. Mecachis.
Se
sintió estafada, la verdad. Igual que si hubiera empezado a probar unos huevos
mole, uno de sus postres preferidos, con sus huevos almibarados y su toque de
almendra amarga al final, y se los hubieran quitado de delante nada más
paladearlos. Llamó a su hija enseguida: “Eso es que te lo bajé mal –le contestó
mientras le hablaba de no sé qué sistemas- Prueba esta noche con algún otro a
ver”.
Y eso
hizo. Esa noche, clic, encendió el chisme y se dispuso a leer un libro de Nicolás Barreau, “Un atardecer en
París”. Alain Bonnard es el propietario de un cine, el Cinéma Paradis, en pleno
corazón de París. Es un cine- sin palomitas- que ha heredado de su tío Bernard,
de quien aprendió todo lo que hay que saber de cine. Alain Bonnard ha tenido la
idea de añadir todos los miércoles una sesión de noche –Les amours au Paradis- en la que proyecta todas esas viejas películas
que tanto le habían fascinado: “El rayo verde”, “Al final de la escapada”, “Casablanca”,
“Desayuno con diamantes”… A esas sesiones viene una mujer misteriosa con abrigo
rojo que siempre se sienta en la fila 17 y…¡clac! Otra vez se oscureció la
pantalla y la ADLL
se quedó con un palmo de narices.
Al día
siguiente ni se lo pensó. Fue a su librería preferida, compró los dos libros
interrumpidos, y puso el cacharro clic-cloc y el cacharro cortarrollos en el
fondo de un armario. Esa misma noche se recostó en sus cojines, se puso las
gafas, abrió uno de los libros, se sumergió en la historia, subrayó lo que
quiso subrayar… y se sintió feliz.
Yo también soy un poco chapado a la antigua. También es cierto que esta carrera me ha matado un poco las ansias de leer por hacerlo tanto todos los días que acababa con la vista tan cansada que me era imposible perseguir las letras sobre las páginas, que me bailaban sin mucho tino... Todavía no tengo libro electrónico de esos, pero bueno, todo se andará. Visto lo visto, parece que será poco menos que un deber el contar con uno.
ResponderEliminarY ahora que lo pienso ¿qué va a hacer con Planes de Boda? Bueno, para eso tiene enchufe, jejeje.
Mi marido ha tenido dos ebooks. Mi hermano tiene uno. Yo no :) Supongo que como todavía sigo escribiendo cartas en papel con una estilográfica, nadie se atreve a regalarme uno. Tampoco ha ayudado mucho el que cuando he probado los de mi marido, he reclamado mucho cuando se ha acabado la batería :)
ResponderEliminarSeguiré insistiendo, que ya sabes que soy como la del bolígrafo verde. Lo siguiente es comprarte un ipad y descargártelos del Kindle. La ADLL-hija.
ResponderEliminarJajajaja, yo soy como tu hija. Lo confieso, estoy abducido por las bondades del IPAD, su ligereza, su claridad, poder subrayar, resumir, copiar y pegar frases...
ResponderEliminarA mi tampoco me gusta leer en esos chismes pero en una cosa estoy de acuerdo, si cada vez que viaja ADLL tiene que llevar 3 ó 4 libros, estoy de acuerdo por el bien de su espalda que lo mejor es un ebook. ¡Qué capacidad lectora! ¡Qué envidia! Besos.
ResponderEliminarFernando:
ResponderEliminarSi las letras te bailan en los libros, no te digo nada en lo electrónico. A mí los ojos hasta me lloran a veces (y sin necesidad de historia tristona) si estoy mucho rato pegada al ordenador.
El libro que Ana va a publicar, "Planes de boda", exigí corregírselo en papel. Es la mejor manera. Y, cuando lo publique, esperaré a tener la edición en papel.
Pienso que no se trata sólo de antiguos y modernos sino de preferencias. Eso de no estar pendientes de recargar, ni de fallos electrónicos, ni de ruiditos... Propongo tener ebook para algo puntual, si no queda más remedio, pero seguir leyendo en libros.
Suerte, Fernando.
Yo tengo el kindle y la verdad es que no tengo esos problemas, ni hace ruidos ni me deja a medias - cuán amante insatisfactorio.
ResponderEliminarAunque sí me he encontrado que algunas ediciones (y de pago, no los clásicos esos que se dan gratis) tienen una maquetación infame. Malandrines!!!
Pero eso sí, como soy un poco díscola, sigo queriendo a los otros y sigo teniendo papel por casa y voy a la biblio y bueno... que así soy yo: a todos los amo.
Fod. La que amaba los libros y que deseaba poder leerse tantos como tú.
Gato Q.:
ResponderEliminar¡Qué afortunados tus amigos, que reciben de vez en cuando una carta tuya, de puño y letra! Es el mejor regalo que se les puede hacer, parte de tu tiempo. Yo sólo tengo ese placer con mi profesor, Don Emilio Lledó, al que le encanta recibir cartas y contestarlas.
¡Y no había caído en lo de la batería (no les di tiempo a mis dos ex-ebooks)! Otro punto en contra: encima estar pendiente de recargas... Quita, quita.
Dra. Jomeini:
ResponderEliminarNo, si yo de entrada no tengo nada en contra de los artilugios... Vivimos rodeados de ellos por todas partes y no cabe duda de que nos facilitan la vida: una lavadora, el móvil, el ordenador... hasta la Nespresso (que hace un café que nada que ver con el de las cafeteras tradicionales) nos resolvió la papeleta el domingo, que tuvimos que servir tropecientos cafés en un almuerzo de 32 personas.
Pero cuando los chismes tienen que ver con nuestro ocio, ya es otro cantar. Como le dije a Fernando, en ocasiones.
PD: ¿Y el Rándel, para cuándo?
Guille:
ResponderEliminarPero subrayar sin lápiz es como comer sin pan. No es lo mismo, no es lo mismo.
Yo subrayo, marco pasajes preciosos... y después lo paso todo a mi libreta, donde hago una reseña de cada libro, pongo mi opinión, copio esos pasajes (o los resumo), añado frases que me han llenado con su página correspondiente...
Claro que todo esto lo hago de 5 años para acá, desde que estoy jubilada. Antes, imposible. Así me pasaba que me empezaba a leer un libro y de repente decía: "¡Anda, si ya me lo he leído!". Ahora eso no pasa nunca.
Lola:
ResponderEliminarMás que capacidad lectora es estar jubilada. Antes leía mucho pero menos. También fui una privilegiada, hice la carrera que quería hacer, trabajé en lo que me gustaba y en las horas no lectivas fui la encargada de la Biblioteca del centro. Así tienes muchas ocasiones de encontrarte con libros maravillosos y ¿quién se resiste a ellos?
Si alguna vez encuentro artilugios de esos que no sean clic-cloc ni cortarrollos, tendré uno para los viajes. Reconozco esa ventaja (sobre todo con las restricciones de peso que nos están poniendo en los aviones)
Loque:
ResponderEliminarLe diré a Ana condiciones para un futuro chisme para usar en viajes o algo así: silencioso, que haga la faena completa, que termine satisfecha... ¡Oye, tienes razón, las mismas que se le podría pedir a un amante!
El problema de los libros es que el saber sí ocupa lugar. En la biblioteca hacíamos expurgos de vez en cuando y lo mismo hago ahora en casa y los regalo a tómbolas o a amigos. Uno de mis primos, que es médico, los deja, una vez leídos, en la sala de espera de la consulta para que se los lleven. Hay que darles vida a los libros...
Espera a jubilarte y verás que (aunque poco) hay tiempo para leer.
¡Me gusta, Isabel! Yo también soy enemiga de los libros electrónicos.
ResponderEliminarJuany, pues ya somos dos. Aunque yo enemiga, enemiga... no soy. Es como tener dos pretendientes (¡¡¡!!!), sabes que uno es rico y tal, pero te gusta más la sonrisa del otro ;-D
ResponderEliminarAunque ahora no leo mucho, soy mas de libros, los ebook los encuentro como si no fueran libros igual, al faltar el tacto es distinto. No me gusta ni bajarlos , lo encuentro raro. Somos generaciones diferentes.
ResponderEliminarLa verdad, Marta, es que libros no son. Un libro tiene que tener sus tapas, su cubierta, sus páginas que a veces se deshojan, tu nombre puesto en la primera página, el olor a nuevo o a viejo, el tacto de las páginas que nunca es igual en ninguno...Por eso a los ebooks los llamo cacharros, trastos, artilugios.... que les va más. Yo es que ni he aprendido a bajar los libros. Debe ser eso que dices: somos de generaciones diferentes
ResponderEliminarCoincido contigo.Prefiero el libro ,con su tacto, su olor y la belleza de ver a tus preferidos en hileras en tu biblioteca.El otro día al abrir uno de mis libros preferidos en mi juventud, El lobo estepario, encontré unas hojas secas q utilizaba como marca páginas aflorando viejos recuerdos, sensaciones éstas q no se producen en el frío e impersonal ebook.
ResponderEliminar¡"El lobo estepario"! Yo creo que hay pocos de mi generación que no se lo haya leído. O "Siddhartha", otro de los libros que discutíamos, comentábamos, destripábamos. Creo que Hermann Hesse sigue estando vigente en este mundo un tanto caótico. A pesar de los expurgos que hago de vez en cuando, hay libros que me resisto a regalar y de vez en cuando releo. Y también encuentro en ellos un subrayado, un comentario en los márgenes, un marcapáginas olvidado... Qué gozada.
ResponderEliminarPues a mi me encanta el IPAD. Tengo muchos libros en papel y ya no me caben más. El dispositivo electrónico es mágico,de acuerdo que en papel es a lo que estamos acostumbrados , pero me gusta avanzar y le veo el lado positivo. Sólo hay que recargarlo y ya está. Lo importante es leer.
ResponderEliminarMerci, tienes razón en que lo importante es leer. Y también en que muchas veces los cachivaches electrónicos nos parecen mágicos ¿Cómo es posible tener todo el saber del mundo tocando una tecla? A mí todavía eso me deja admirada.
ResponderEliminarLas dos cosas tienen ventajas e inconvenientes. Pero a la hora de acostarse por la noche con uno (hablo de libros, eh), hay que dejarse guiar por el corazón.
Se bajarlos, se los he puesto en la tablet de mi mujer para cuando vayamos de viaje (ella, como yo, es del papel, del olor del libro rustico, del del bolsillo o de cualquier tipo de edicion que saquen.... Peeeero claro nosotros no leemos sino 1 libro al mes, a lo mejor, ni viajamos lo que tú y Jomeini para que nos cunda la tablet/ebook/ipad. Igual llegado ese momento nos lo pensaremos de nuevo.
ResponderEliminarNesti, eso es medir bien las cosas ¿De qué sirve tener mucha ropa de abrigo para cuando uno sube al Teide si luego no subes nunca o lo haces en verano? Hay que esperar el momento y la necesidad. Tengo amigos que se compran cualquier artilugio nuevo y luego, pasada la novelería, no le dan ningún uso. Para acumular cacharros, prefiero acumular libros (mmmm, el olor del libro rústico...)
ResponderEliminarhola Isa;me gusta tu experiencia con los libros electronícos.A mi me paso lo contrario como no soy una enamorada de los libros en si mismos sino de esa historia que me transportan a situaciones reales o imaginaria que me gusta.pues con los elctronicos estoy disfrutando empece con el ibook y por ultimo la table y como me los puedo bajar y si no me gustan pues a otro así púes estoy encantada con las nuevas tecnologias.
ResponderEliminarHola, Araceli. Desde luego que lo importante son las historias, el contenido, la chicha y la limoná. Pero, igual que un alimento se te hace más atractivo bien servido, las historias tienen que venir en un formato cómodo y manejable. Que nada te interrumpa el placer de la lectura. Si consiguiera algún chisme que tuviera todas las prestaciones de un libro...
ResponderEliminarAraceli está claro que más económico si que es. Y no duele tanto dejar un libro a medias (yo solo lo hice con el de NOCTURNA de Guillermo del Toro y estoy seguro que algun dia lo retomaré). Y si lo importante es leer, lo que sea (no se lo pasan bien ni nada varios primos/hermanos míos con Mortadelo).
ResponderEliminarNesti, a mí no me da ninguna pena dejar un libro a la mitad. La vida es muy corta para perderla en leer cosas que no te apetecen o no te aportan nada. Yo he dejado pocos ("1Q84" de Murakami, por ejemplo) pero sin remordimientos. Eso sí, cada libro tiene su momento y a veces, después de un tiempo aparcado, un día lo coges y lo terminas. Me pasó con "La catedral del mar".
ResponderEliminarOye, y Mortadelo, Astérix, Iznogud, Lucky Luke, los Pitufos, Tintín y Spirou son para pasárselo de miedo. Esos no los he aparcado nunca.
Yo también soy una ADLL, en versión muy modesta, y sabes que a años luz de ti, Isa.
ResponderEliminarTambién soy de tu Que generación y disfruto el libro puro, pero también el soporte tecnológico, porque es muy práctico y cómodo. Apenas pesa y ocupa poco espacio físico. Y, para mí, lo mejor: la enorme capacidad para contener muchos textos. Todo esto me parece un avance extraordinario y al que no quiero renunciar.
A veces, me cansa el debate libro tradicional versus soporte tecnológico, porque es como el que se da cuando se compara obra literaria versus versión cinematográfica de esa misma obra,
Creo que, en ambos casos, no cabe la comparación. Sólo el gusto personal, por lo uno o por lo otro.
De acuerdo contigo, Chari. Realmente no quería hacer un debate, sino contar la experiencia reciente de una ADLL. Veo las ventajas del libro electrónico (libros más baratos, mayor accesibilidad y, sobre todo, el poco espacio que ocupan), pero también las ventajas de ponerme a leer mi librito, releer hacia detrás o, incluso, leerme los finales (a veces lo hago), sentirme cómoda con él en la mano y todo eso.
ResponderEliminarLo de los libros versus versión cinematográfica es otro tema. Muchas veces no es la misma historia con distintos soportes sino dos historias distintas y dos sensaciones distintas. Un día hablaremos de ello.
A mi, al principio me pasó lo mismo,... me parecía que nada como un librito en la mano. Pasé por los "clic-cloc", por "apagones" y demás, peeeeero, en cuanto llegó el IPad, todo cambió y seguro que cuando lo pruebes, cambias de opinión, pues puedes subrayar, marcar páginas, dejar notas, etc etc y además tienes a mano toda tu "vida informática", o sea, Email, Facebook, Internet, música, tienda, juegos y tropecientas cosas mas. Así que, anímate y pruébalo que yo lo tenía para viajes y vacaciones y ahora lo llevo en el bolso.
ResponderEliminarPues habrá que probar el Ipad y lo que venga después, Ángeles. Ya dije que yo estoy abierta a todas las sugerencias y, si fui capaz de aprender a conducir (y aprobar a la primera), también seré capaz de manejar cualquier chisme. Y luego, cuando me vaya a acostar, sacar mi librito y ponerme a leer.
ResponderEliminarYo también leo varios libros al mes y cuando he estado muy liada con trabajo y temas familiares me ha ocurrido como a ti, he llegado a casa de la biblioteca y nada más empezar a leer en la cama me he dado cuenta de que ya lo había leído.
ResponderEliminar¡Vaya corte! No hacía más que preguntarme ¿pero cómo es posible que no lo recuerde?
Es esta vida de prisas que llevamos algunos.
En cuanto al otro tema pienso exactamente lo mismo que tú.
No hay nada como tener entre las manos un libro, transportarte a otros mundos, vivir otras vidas, conocer tantas personas diferentes y... oler el papel e imaginar quién lo habrá cogido antes (yo miro siempre por si encuentro una pista entre las páginas)
Quizás más que generaciones distintas (yo estoy entre la Doctora y tú) seamos un grupo de personas con unos intereses marcados, diferentes, ni mejores ni peores.
La cuestión es disfrutar y ser feliz sin hacer daño a otros.
Un abrazo,
Me gusta mucho tu comentario, Utopía, me veo muy identificada.
ResponderEliminarMe encantan los libros ya usados ¿Quién lo habrá leído antes? ¿Se habrá emocionado como yo en tal escena? Cuando vivía en Madrid, raro era el domingo que no me iba a la Cuesta de Moyano a rebuscar. Y tengo libros de Filosofía, encontrados allí, con comentarios al margen que alguna vez me ayudaron a aprobar un examen.
De todas formas no me ha importado que el libro escogido ya lo hubiera leído. Yo soy muy de releer. Los libros que me gustan los releo 4 y 5 veces (y "El Señor de los Anillos", 12 veces). Siempre descubro algo nuevo. Como dices, la cuestión es disfrutar y ser feliz.
Otro abrazo.
Isa, me gustó el tema. Yo no tengo ningún ebook, creo que debería pasar al Ipad directamente, según tu experiencia y la de la Doctora Jomeini.
ResponderEliminarMi suegro le dejó a mi hijo su colección de crisolines (libritos pequeños de Editorial Aguilar. Son una joya y su colección se inicia en 1947), que nosotros seguimos ampliando todos los años en Navidad. No creo que esa textura que acarician nuestros dedos cada vez que pasamos las hojas se consiga. Pienso como Marta, que somos de otra generación.
Es verdad, Esperanza, los libritos de la colección Crisol son una joya. Lo que no sabía es que se siguieran vendiendo. Yo tengo 32 de la colección de mi padre y siempre me ha encantado pasar las hojas tan finitas. De Aguilar tengo, también de la biblioteca de mis padres, en tamaño mayor pero con el mismo tipo de hojas finas, las Obras completas de Oscar Wilde y las de John Dos Passos. Ahora, de todas formas hay ediciones preciosas en la textura y en el diseño. Por ejemplo, la "Enciclopedia de las cosas que nunca existieron" o una edición que tengo de "El Hobbit" de Tolkien, que es una maravilla.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Isabel, pero habrá que adaptarse...
ResponderEliminar¡Qué remedio nos queda, Sole! Nos hemos pasado la vida adaptándonos. Y lo que nos queda. Vete tú a saber lo que inventarán en diez años...
ResponderEliminarHola Jane. Algunas veces, los amigos y/o compañeros de trabajo hemos discutido sobre libro versus libro electrónico. Siempre nos hemos ido a: pasar hojas, sentir el papel entre los dedos, el olor a libro nuevo o usado. Para algunos eran cuestiones de sentimentalismo barato. Yo votaba por los libros en papel. Pero hace poco leí un artículo de Javier Marías en el País Semanal que me convenció totalmente. Seguramente porque cuando oigo a amigos que me dicen: "Tengo más de 2000 libros en el libro electrónico" me suena raro, y además como no creo en que haya mucha gente que pague por descargarse un libro (no confío en el ser humano). ¿Y de qué van a vivir los autores, esos señores y esas señoras que nos hacen soñar, reir y a veces llorar. Autores que si no viven de su trabajo no nos podrán ayudar a vivir otras vidas que nos pueden servir para ser más felices. Mi decisión: Sólo libros en papel. Un beso jane.
ResponderEliminarYo también leí el artículo de Javier Marías y le doy la razón. Escribir es su trabajo y la idea de que la cultura es gratis, de que puedes pagar por una casa que te haga un arquitecto pero no por un libro o una canción que escriba un autor, resulta hasta chocante. Y sin embargo eso es lo que hay. ¿Llegará un momento en que desaparezca el libro? Espero que no, porque siempre habrá gente con la cabeza llena de historias y gente con muchas ganas de conocerlas. Necesitamos ilusiones y esperanzas. Y aunque imagino que todo ese mercado se regularizará y habrá que pagar por el libro electrónico, yo también voto por el libro de papel (aunque no tan caro. Le compré a mi sobrina por reyes las "Memorias de Idhun" de Laura Gallego y me costaron 60 euros)
ResponderEliminarUn beso, Juan.
Yo me apunto a las nuevas tecnologías. Será qu he tenido suerte con los libros electrónicos. No hacen ruido por lo q puedo leer y no molestar. Además la ventaja de q puedes llevarlo en un pequeño bolso a consultas, viajes..y si se acaba puedes comenzar otro sin problema. Para mí el problema lo veo cuando quieres releer algo, ojear nombres, que tienes que pasar hoja a hoja. Y de vez en cuando un libro de papel.
ResponderEliminarBueno, Carmen Delia, esta mañana ha estado mi hija aquí y hemos estado hablando del tema. Me enseñó su Ipad que es la maravilla de las maravillas: que si puedes subrayar, ir para detrás y para delante, marcar páginas... Al final, hacía tantas cosas que le pregunté si el chisme también cocinaba. Me caerá un Ipad en el cumpleaños, ya lo verás. E intentaremos subirnos al tren. Pero qué quieres que te diga, en cuanto pueda cogeré mi librito de papel y me pondré a leer como una loca. Debe ser eso que llaman "condicionamiento operante".
ResponderEliminarPues qué quieres que te diga...que estoy de acuerdo con lo del pretendiente rico...pero me quedo con los papeles y el lápiz del pobre.
ResponderEliminarLos tienes un tiempo en la librería, los lees y los relees y el día que toca "hacer limpieza", pues siempre habrá alguien que le guste leer y no tenga dinero para comprar el libro y mucho menos un ebooks. Hace poco dí un montón a los Servicios Sociales del Ayuntamiento y mucha gente lo agradeció.
Sí, Juany, yo también suelo hacer limpieza. Cada año un lote va a tómbolas y, cuando estábamos en el Instituto, también hacíamos un mercadillo en la Semana del Libro vendiéndolos entre 1 y 5 euros. Tenían un éxito enorme. Con el dinero, o comprábamos más libros para la Biblioteca o lo dábamos para alguna causa solidaria.
ResponderEliminarLos crisolines son los libros pequeños que editaban por navidad. La editorial Aguilar, entre otras publicaciones, tenía una colección llamada Crisol de libritos forrados en piel y papel "biblia". El color de la piel cambiaba según la temática: azul, teatro; verde, poesía; rojo y granate, novela (creo); marrón, ensayos y filosofía... El símbolo era un crisol (especie de recipiente donde se funden los metales nobles) y su leyenda "tolle lege". Mi padre era coleccionista y creo que los "crisolines" los regalaba la Editorial por Navidad. Ahora son míos. ¡Cuántas cosas que agradecer a nuestros padres... y no es un tópico! Un crisolín en tu honor y por tu reciente visita a Granada es "Granada la Bella" de Ángel Ganivet.
ResponderEliminar¡Qué bien explicadito, Conchi! Y qué preciosa la colección. Yo sólo tengo 32 de la colección inicial (la dividimos entre los 3 hermanos), pero los guardo como oro en paño, igual que tú.
ResponderEliminarTambién, según mis amigas, se cotizan bastante, fíjate tú. A veces tenemos un tesoro y no nos enteramos.
Yo tengo sólo dos. Uno, "La isla del Tesoro", que me lo gané en un concurso de recortes de prensa en formación política, y otro que es ""Un marido ideal" de Oscar Wilde.
ResponderEliminarYo no tenía unos padres lectores cuando era pequeña. Pero mi madre cuando mayor se hizo una lectora empedernida y por reyes también le regalábamos libros como a la ADLL.
El primero yo también lo tengo, Dulce.
ResponderEliminarYo siempre he regalado libros por reyes. Y ahora, hasta a Julia, la recién nacida, le regalé uno de esos libritos que hacen ruido. De todas maneras, no es garantía de que salgan grandes lectores. De mis hijos, Ana lee muchísimo y Dani, nada, y a los dos les regalaba lo mismo. Debe ser genética la cosa.
Lo de los aparatitos está muy bien. Ahora, sustituir un ebook por el libro tradicional me parece fatal, Ese "flirteo" que se produce entre el lector y el libro cuando entras en una librería, esa emoción al descubrir por ti mismo una obra sin tener en cuenta las críticas o recomendaciones de amigos, el guiño que de repente sientes que te hace un libro desde una estantería, todo esto no lo sientes con una tablet por muy sofisticada que esta sea.
ResponderEliminarY, ay, el encanto de una librería con sus estantes atestados de libros. Estuve en una de Ann Arbor, de segunda mano ¿Sabes quién me hizo un guiño desde un rincón polvoriento? Pues nada menos que "La forja de un rebelde" de Barea, esa emoción no la puedes sentir con ningún aparatito.
Me ha encantado lo del "guiño", Pili, porque es la verdad de la vida. Leyéndote, me vi en "La casa del Libro" de Madrid, en las librerías de 2ª mano de la Cuesta de Moyano, en "El Águila" de La Laguna, rebuscando para comprar libros para la Biblioteca del Instituto y, de repente, encontrando esa obra que llevabas tanto tiempo intentando encontrar... Guiños y guiños. Qué razón tienes, no hay nada como eso y como la agradable anticipación que sientes al empezar a leer a un autor que ya conoces.
ResponderEliminarYo me niego a cambiar mis libros de papel. Lo mismo me pasa con las fotografías. Yo tengo mi librería favorita, "El Paso", en la calle San Clemente. Siempre tiene algo que recomendarme . Tengo tarjeta de cliente y cuando he superado una cantidad determinada, me regala un libro a elegir. Yo me lo paso estupendamente "golifiando" por las estanterías. Para mí también es un placer el simple hecho de entrar en una librería como el de meterme en la cama con un buen libro
ResponderEliminarA veces pienso en el papel tan importante que hacen las pequeñas librerías ¿Te acuerdas de aquella película, "Tienes un email" con Meg Ryan y Tom Hanks? Ella es la dueña de una pequeña librería donde se recomiendan libros, se tienen rincones de lectura, espacios para los niños... y, sin embargo, tiene que cerrar porque le plantan enfrente una gran cadena, tal como el "Corte Inglés", y no puede competir con ellos.Me da pena que puedan llegar a desaparecer. Ojalá podamos seguir disfrutando de ellas (La mía es "El Águila" en La Laguna y Beatriz, mi librera favorita)
ResponderEliminarYo creo que no se trata de sustituir, sino de aprovechar las ventajas del e-book, allí donde convenga. Para mí, es sólo eso. Son dos soportes diferentes, para un mismo contenido o un mismo fin.
ResponderEliminarEl Quijote no deja de ser El Quijote porque lo tengamos en papel o a través de una pantalla de cristal líquido. El papel, las cubiertas, el olor, el roce con los dedos... son ingredientes sentimentales muy valisos y que yo también aprecio, pero no rechazo el uso del e-book para cuando me convenga.
Leer, donde sea, pero leer. Esa pienso que debe ser la cuestión.
Yo tampoco lo rechazo de entrada, Chari. Ya ves mis intentos frustrados (hoy mi hija se llevó el e-book para "arreglármelo") de hacerme con uno. Pero no puedo evitar mis preferencias por el formato papel. Es como comer con los dedos o comer con cubiertos. Se come lo mismo pero la presentación es distinta y hay quien se siente más cómodo con una cosa o con la otra.
ResponderEliminarY sí, la cuestión principal es leer.
Hola Jane. Verás, tal vez me califiquen de anticuado o arcaíco, pero prefiero la textura y el olor del papel a cualquier artilugio, por muy moderno que sea. Nada como un libro. Por los momentos releo a Balzac por enésima vez. En este momento, Fisiología del Matrimonio (La Comedia Humana). A fin de cuentas, como bien dice la niña Chari, lo importante es leer, estés donde quiera que sea. Pilas todo el mundo y a cuidarse, pues.
ResponderEliminarPues yo, Agroteide, estoy con un libro de fantasmas que me dejaron los reyes, "El pensionado de Neuwelkwe" de José C. Vales, un libro muy irónico y que recuerda un poco a las novelas decimonónicas. ¡Mira que se pasa bien leyendo un libro! Yo también soy muy de releer.
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ResponderEliminarLa verdad es que soy un amante de todos los artilugios que hagan “bip”, “bop” o “pouf”, pero me llama mas la atención que toda la música de una vida pueda caber en algo que es del tamaño de una caja de cerillas, que el hecho de que puedas tener dos mil libros en una tableta. El libro es otra cosa, el ritual de comprarlo, ir a la librería, tocarlos, leer contraportadas, olerlos, buscar un separador de hojas que le pegue, dejarte asesorar por el dependiente que ya sabe lo que te gusta. Y luego en casa, ponerte cómodo, con un lápiz al lado, en ocasiones un atlas para localizar los lugares de la historia, y un diccionario que me ayude a subsanar mis carencias. No me gusta leer en formato electrónico, cuando lo he intentado he acabado siempre con la edición de papel. Pero reconozco sus ventajas: no te tienes que preocupar de donde los vas metiendo una vez los lees, y que no te tienes que pensar en los desastres ecológicos de la industria del papel. Ninguna de las dos me preocupan, las tengo resueltas.
Ay, primo de Tona, cómo me comprendes y qué bien lo has dicho. Esos ratos rebuscando en librerías o en bibliotecas no tienen precio, lo mismo que el hallazgo de aquel libro por el que llevas suspirando tiempo y que no encuentras... Y lo de casa... Lápiz, diccionario (lo del atlas se queda para ti que eres más exquisito), una buena luz, un buen sillón o la cama... No hay nada como una buena lectura (a pesar de todas las ventajas del e-book)
ResponderEliminarYo era como tú. Desde pequeña. Era obsesiva con los libros. Como empezara y me gustara hasta que no lo acababa no vivía. Hace un par de años tuve una depresión y el psiquiatra me aconsejó que dedicará tiempo a trabajos manuales. Ahora compagino las dos cosas. Tb me da satisfacciones. Yo se lo atribuyo a trabajar siempre con cosas tan etéreas.
ResponderEliminarLos que van a la tertulia son gente joven relativamente y todos tenían aparatos. Como un amigo quería que fuese a la tertulia y no lo había leído, me prestó su libro electrónico. Lo leí pero no me convenció del todo. Echaba en falta lo que tú. Subrayar, anotar en los bordes, doblar la hoja. Imagínate qué cogí una libreta. Total, mi familia me regaló uno. Y poco a poco, comencé a verle las ventajas. Oía hablar de un libro, lo mandaba por wassap al chat de la tertulia, y si lo tenían, me lo enviaban por correo. Si no, lo compraba en Amazon. Como el de tu hija, dicho y hecho. Otra ventaja: nosotros tenemos una casita en La Galga. No veas como iba de cargada. Ya no, y si alguien tiene alguno que le gustó sobremanera, me lo envía y listo. Otra ventaja son más baratos. También lo tengo sincronizado con el ipad y los puedo leer en los dos sitios. Eso si, me cuesta releer. Besos, que soy una pesada.
Sí, Isa, ya sé que tiene un montón de ventajas. Mi hija, que sigue dale que te pego con que debo tener uno, creo que planea regalarme por mi cumple un Ipad. En el ebook que tengo, además no veo muy bien, porque tiene un fondo gris y ahí me ves desojándome. Acabaré como tú, llevándome a los viajes el libro electrónico pero disfrutando cada noche de mis libritos de papel.
ResponderEliminarPD: El de mi hija me lo he pedido en papel.
En mi caso concreto, "leo" en papel, generalmente las novedades del año, pero "releo" prácticamente siempre en ebook.
ResponderEliminarPues no es mala idea tampoco. Yo estoy abierta a cualquier sugerencia. Lo que pasa es que los libros que releo son como de la familia. Los conozco ya tanto... que verlos con otro pelaje se me va a hacer raro.
ResponderEliminarA mi también me regalaron un ebook y recuerdo que sentí rechazo.No lo utilicé en un año.Ahora no me muevo sin eĺ!
ResponderEliminarYo tanto como eso no. Pero sí es verdad que ya me acostumbré a llevarlo de viaje. En casa prefiero mi librito de tapas y hojas. Loro viejo no aprende idiomas, dicen :-D
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