lunes, 27 de enero de 2014

La monarquía




A la casa de mis padres venía a comer casi todas las semanas una pariente lejana de un tío político mío. Se llamaba Estela y me parecía, a mis ojos de niña, viejísima. Hablaba mucho de riquezas pasadas y de apellidos de prestigio, que en nada casaban con su cara mal pintada, su ropa estrafalaria y sus sandalias, que llevaba aun en invierno. Según me fui enterando (porque los niños se enteran de todo), había sido una "señorita bien" a la que sus padres al morir dejaron casas y dinero, pero un sinvergüenza la enamoró y la engañó dejándola sin nada. Desde entonces vivía de la caridad de personas como mi madre, que siempre tenía un plato de comida para ella.


Estela se hizo enseguida amiga de Paca, la mujer que venía a ayudar en la limpieza de casa. Era lógico porque en la vida de Paca también había habido otro sinvergüenza, que le hizo una hija y luego la abandonó. Había llevado una existencia dura tratando de sacar adelante a la chiquilla y dejándose la piel en miles de trabajos. Contaba a cada rato como el día en que dio a luz ya estaba ella a las pocas horas lavando ropa por encargo.

Mis hermanos y yo muchas veces, cuando llegábamos al mediodía del colegio, asistíamos con los oídos atentos, mientras comíamos en la cocina, a las discusiones apasionadas entre aquellas dos mujeres, en una escena que ahora se me antoja surrealista. Porque sobre todo hablaban de la monarquía.

Las dos se sabían la vida y costumbres de las casas reales europeas, discutían sobre la salida de España de Alfonso XIII y Victoria Eugenia (“nuestra reina”, decían), comparaban la monarquía  británica con la española y hablaban de Gracia de Mónaco (“Será muy guapa pero se le nota que no tiene sangre azul, ¿verdad, Paca?”) y de Isabel de Inglaterra con una familiaridad que parecía que las conocían del colegio.

En los tiempos de mi niñez no había monarquía en España y a nosotros sinceramente lo que nos parecía era que Estela y Paca estaban locas ¡Hablar con ese entusiasmo de personas que ni nos iban ni nos venían y empericosarlas con tanto relumbrón! Si se nos hubiera ocurrido decirles que esos reyes comían, iban al water, tenían hipo o se sonaban los mocos, seguro que les habría dado un patatús.

Pero luego el dictador nos impuso un rey, igual que imponía el que no viésemos películas en las que la gente se besaba, el que no leyésemos determinados libros o el que un homosexual era peligroso para la sociedad. Poco importaba que pensásemos que ya bastante habían hecho los seres humanos (con lo que nos cuesta ponernos de acuerdo) en aceptar que tiene que haber alguien que nos gobierne. Pero llegar a que ese poder sea hereditario y extenderlo también a todos los miembros de una familia privilegiada parece que sea rizar el rizo.

Y hoy me veo asistiendo, con la misma perplejidad con la que oía a Estela y a Paca, a discusiones también encendidas sobre si la infanta debe o no debe hacer el paseíllo hasta los juzgados, o si el rey tiene tal o cual amiga, o si Leticia no tiene sangre azul y, por tanto, no será digna de ser reina. Bulo este, el de la sangre azul, que hubo que inventarse (junto con el de que los reyes eran designados por los dioses) para defender el hecho indefendible de que haya personas que estén por encima de las demás.

¡Señoooor! ¡Con decirles que anoche hasta soñé que Paca y Estela estaban reunidas con Jaime Peñafiel en un conciliábulo para montar otra vez en España una Corte de los Milagros!

29 comentarios:

  1. ¡Cuanta razón tienes, Jane amiga! Yo sería partidario de la monarquía si todos fuéramos iguales pero por arriba; es decir, que cualquiera pudiera dejarle en herencia su puesto de trabajo a un hijo cuando se jubilara pero, mientras tanto,¡Salud y República, amiga mía!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo importante es el concepto. Decia el personaje de Karlos Arguiñano en la impagable Airbag. Y por concepto los unicos reyes que para mi tienen un pase son los Reyes Magos. Salud y Republica!

      Eliminar
  2. Mi recuerdo de Estela es el de una loca que quería besarme a toda costa y que me regaló una muñeca espantosa que me daba pánico mirar.
    La monarquía sobra en la actualidad.

    ResponderEliminar
  3. Melchor, e incluso así, ¿quién te dice que tu hijo quiere ese puesto? Ninguno de los míos hubiera querido ser profesor de filosofía ¡Y cuántos reyes han demostrado no estar cualificados para su trabajo!

    ResponderEliminar
  4. Dra. Jomeini, eso fue porque te quedaste en lo superficial y no te paraste a escuchar sus teorías monárquicas (que te hubieran dado más miedo todavía que la muñeca)

    ResponderEliminar
  5. Sí, Ramón, eso que decía un alcalde en Zalamea de que "al rey la hacienda y la vida se ha de dar", me parece un atraso. Mejor es, dónde va a parar, que sean los reyes los que nos den cosas a nosotros. Voto también por los reyes magos.

    ResponderEliminar
  6. Néstor Hdez. López27 de enero de 2014, 17:01

    Muy buena narración histórica sobre la sociología política en España. Le encantaría al mismísimo Max Weber. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Ay, Néstor, yo creo que se aprende más sociología en la cocina de una casa que leyéndose "Sociología de la comunidad". Me hubiera encantado que Weber hubiera conocido a Estela y a Paca.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. ...y qué pensamos de la "princesa del pueblo"? o de messi o ronaldo? puede parecer que salgo por peteneras, pero pienso que el problema es la necesidad de ídolos, sean éstos dioses, reyes, celebridades o futbolistas. necesidad que incluye también la de derribarlos...gracias, jefa, por tus interesantes y siempre amorosas reflexiones.

    ResponderEliminar
  9. Pues sabrás que eso mismo nos decía Don Elías Serra Ráfols, cuando estábamos en la Universidad, en las clases de Historia. Decía que los españoles, desde Don Pelayo, siempre seguimos a un líder, más que a las ideas. Y ponía el ejemplo del mismo Franco. Y algo de eso debe haber porque conozco a un médico que sólo votaba a los médicos, aunque fueran de distintos partidos.
    Por lo menos, los que siguen a Messi o a Ronaldo no siguen también a toda la familia. Y los hijos no heredan el estatus de "princesa o príncipe del pueblo". Algo es algo.

    ResponderEliminar
  10. COmo me gustan tus historieras, pero la monarquia no me gusta ni un pelo y más cuando son unos jetas a los que mantenemos.

    ResponderEliminar
  11. De la monarquía paso, así te lo digo. Y de los fiscales que se olvidan de que son fiscales, y de que todos somos iguales ante la ley, no te digo ya nada.

    De las que quiero hablar es de Paca y de Estela, y de tantas y tantas mujeres a las que "un sinvergüenza" les fastidiaba la vida y después se iban y seguían su vida tranquilamente, sin ningún problema, y se olvidaban hasta de haber tenido hijos.

    Lo digo porque aún hoy, en la literatura se juzga ese comportamiento (el del sinvergüenza digo), de una manera muy tibia, como un pecadillo menor, como si lo que se le hace a una mujer, no tuviera demasiada importancia, cuando a ellas, las hundían en la miseria (literalmente) de por vida.

    ResponderEliminar
  12. Madre del monillo:
    Es que si lo piensas, es un poco absurdo. Vale, tenemos que tener un jefe que organice esta convivencia nuestra. Vamos, pues, a elegirlo entre todos. Pero elegir un jefe desde que nace hasta que muere y rendir pleitesía, no sólo a él sino a su familia, es pasarse.
    Ayer leí en el periódico, a cuenta del culebrón de Hollande, que una encuesta publicada por Le Parisien estima que el 54% de los franceses no quieren que haya primera dama (o primer caballero si el presidente es una mujer, supongo), y desaprueban que la República destine a las parejas de los presidentes un estatuto oficial y recursos económicos.
    Me da que, si en España hicieran la misma encuesta, saldrían resultados parecidos. Quien manda, manda, pero su familia que se dedique a sus cosas, igual que todas las demás familias de la inmensa mayoría de ciudadanos que trabajamos.

    ResponderEliminar
  13. Loque:
    Tienes razón. El que en el periódico del domingo pongan el siguiente titular: "Objetivo: salvar a la Infanta" (con el subtítulo: "Los ministerios de Interior, Hacienda y Justicia y la Fiscalía del Estado participan en una estrategia en torno al fiscal Horrach para defender a Cristina de Borbón"), cuando el objetivo principal de todos esos munisterios y fiscales tendría que ser "Salvar la Justicia" (sea o no inocente la imputada), da bastante que pensar sobre la idoneidad de estos señores.
    Respecto a la figura del sinvergüenza, me temo, Loque, que es tan típica como los toros. Desde Don Juan Tenorio hasta el Rodrigo que vimos en "El tiempo entre costuras" son todos así: guapitos de cara y cameladores sin alma, gente irresponsable que va a lo que va, tratando a las mujeres como objetos y destrozándoles la vida. Menos mal que, como decía Jardiel Poncela, "el sexo débil ha hecho gimnasia" y ha espabilado. No más Estelas ni más Pacas.

    ResponderEliminar
  14. Jane, querida, yo también he asistido a esos conclaves monárquicos regados con café y pastas, en los que las tertulianas hablaban de las infantas como si fueran primas hermanas. Horrorizada salía.
    No entendía, ni entiendo el papel de la monarquía. Qué necesidad cubren? Qué labor encomiable realizan? Qué sentido tiene su figura?
    No soy monárquica, me duelen las distintas varas de medir y me produce auténticos escalofríos oirles hablar de concordia, unión y respeto.

    ResponderEliminar
  15. Vaya, de reyes hablamos Jane. No soy rey ni en mi casa. Para colmo me lo recuerdan a cada hora. La dueña de la quincena colgó un cartelito en la cocina, muy coqueto el. Dice: "Aquí canta el gallo, pero manda la gallina"; sobran los comentarios. Creo firmemente en los poderes creadores del pueblo, como bien dijo el gran poeta Aquiles Nazoa. Creo en el Rey del Pescado de Macuto, creo en el Rey del Pollo de Ciudad Bolívar y por supuesto, creo firmemente en la "reina pepeada", suculento manjar criollo.En todo eso si creo. Dada la situación "reinante" por estos lares estoy pensando seriamente en la posibilidad de fundar una república libre. Si los catalanes aspiran porque no yo. A cuidarse, pues.

    ResponderEliminar
  16. Estrellas de Lana:
    Yo a veces me he puesto a leer artículos en que se defiende el régimen monárquico, con la misma curiosidad que tú ¿Por qué? ¿Qué papel cumplen? En uno de ellos decían que un rey hace el mismo papel que en otros países (por ejemplo, Italia) el Presidente del Gobierno, un papel moderador por encima de los partidos por si hay problemas con el Primer Ministro o momentos turbulentos. Decía que para ese papel se ha ido formando el príncipe, que ha recibido una educación exquisita y que está preparado para asumir una presidencia. No lo dudo, pero imagina que de príncipe (o princesa) nos sale un Carlos II el Hechizado o un Fernando VII o una Isabel II, reyes que fueron nefastos ¡y no los puedes echar! No dependen de tus votaciones sino que están ahí, por encima de la ley y de la voluntad de los súbditos. En estos tiempos me parece una incongruencia.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo.

    ResponderEliminar
  17. Muy bueno tu catálogo de "reyes", Agroteide. Faltarían los reyes Magos, los 4 reyes de la baraja y el rey del mambo, que es una expresión muy usada en mi casa "A ver si te crees el rey del mambo". También hago una tarta Reina, que está buenísima. También yo creo en esos reyes y en los poderes del pueblo.
    Y me voy a colgar otro de esos cartelitos en la cocina, a ver si pica (el gallo)
    A seguirse cuidando.

    ResponderEliminar
  18. He leído atentamente tu artículo y los comentarios que ha suscitado. ¡Tenía razón Margarita!
    Estela y Paca me parecen unos personajes entrañables, inocentes, que se hubieran desencantado si hubieran conocido las andanzas de nuestros ilustres y contemporáneos miembros de la realeza...
    ¡Yo ya lo he hecho!

    ResponderEliminar
  19. No sé, Alejandrina. A veces hay vidas tan anodinas y tan desgraciadas que necesitan mitos que venerar, como si haciéndolo participaran algo de ese boato y brillo que ven en ellos. A mí con Estela y Paca me pasaba como en la poesía del Piyayo: "A mí me da pena y me causa un respeto imponente...".
    Un abrazo y gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar
  20. Estoy tan harta como Vdes. de toda esta ralea real, a los que mantenemos y cuyos comportamientos dejan tanto que
    desear.
    ¡Salud y República!
    Estupendo blog. Me quedo cerca.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  21. Hoy es un día especial para estar harta..
    Bienvenida. Me encanta tenerte cerca y alegar de vez en cuando.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  22. Creo Jane, que está usted frustrada porque de niña quiso ser Reina y no lo consiguió. Es una lástima, estaría usted muy ajustada en el papel.
    Bueno, respetando su posicionamiento respecto República-Monarquía, me parece un poco jocoso que saque usted este post, en estos días que corren.
    Se olvida usted que Juan Carlos I (el de la Constitución Actual) frenó el golpe de Tejero, y hace un par de meses su hijo Felipe VI frenó el de los independentistas catalanes.
    Se olvida usted de incontable número de políticos (a esos a los que se debe dejar la gobernación de una Nación) que los jueces tienen encartados para ser ensartados por todo tipo de corrupciones. ¿Dónde están los que no son iguales? Recuerde que se peca, también, por omisión.
    ¡Ay, ay, ay!, no se debe dar libertades a quienes no son responsables.
    ¡Uy, uy, uy!, que les vamos a dejar a nuestros hijos: una España de 17 paises, que en otros cuarenta años se convertirán en una España de 52, y así sucesivamente.
    Recuerde que yo estoy recogiendo firmas en mi Barrio de los Hoteles, para separarnos del Ayto. de Santa Cruz porque es un municipio de progres que no nos atiende. Pero, ni el barrio las cosa está calmada; donde único parece que hay serenidad es en mi casa, donde sin duda hay una dictadura, porque es mi casa.
    Un abrazo.
    Antonio Cáceres

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me puedo imaginar, Antonio, una profesión más horrorosa que la de ser rey o reina por decreto. Estos días, cuando veía a la princesa Leonor recibiendo el toisón de oro, me daba una pena enorme verla tan indefensa ¿Y si ella lo que quiere ser es dibujante, como mi nieta, o informático, como quiere ser mi nieto, o artista o profesora o antropóloga? El que te organicen la vida , el que no seas libre para tomar tus propias decisiones menoscaba el yo personal que todos queremos construir. Y eso es independiente de que los reyes que hasta ahora hemos tenido hayan cumplido con el deber que les hemos otorgado, esto es, defender la Constitución (¡qué menos!). Personalmente, me cae muy bien Felipe de Borbón. Es una persona preparada para el papel que tiene que hacer y, si supiera sus ideas en general y coincidieran con las mías, a lo mejor hasta lo votaría en unas elecciones democráticas. Pero es a la monarquía como institución a la que veo injustificable y sigo pensando que va contra ese "todos los hombres son iguales" que defiende la Declaración de los Derechos Humanos.
      Creo que estamos de acuerdo en que en que todo el mundo debe ser responsable, en que es inadmisible la corrupción (y más en los que se dedican al noble oficio de la política) y en que dividir el país en reinos de taifas será perjudicial para el bienestar colectivo. Ya Kant hablaba de un derecho cosmopolita y creo que la humanidad se encamina, pese a los independentistas que solo miran su ombligo y pecan de xenófobos, a superar diferencias y a buscar lo que nos une. La propia Unión Europea, con todos los fallos que pueda tener, es un logro que no imaginábamos hace 50 años.
      Gracias por tu comentario.
      Un abrazo.
      PD: los post de los viernes son repetición de los escritos hace 4 años. Los subo al blog por orden de aparición en su tiempo. Este concretamente lo escribí en enero de 2014.

      Eliminar
  23. Bueno, terminemos. La grandeza de esas personas, en las monarquías, reside en la dedicación a aquellos que representan. Los intereses quedan relegados en favor de un bien común, superior al deseo personal.
    Gran parte de los hijos siguen las profesiones de sus padres, por simpatía o por aleccionamiento. Médicos, abogados, ingenieros lo con porque lo fue alguien en su familia; tan solo por eso. (La vocación o llamada, no es muy frecuente en la sociedad en la que vivimos).
    Hablas de que defender la Constitución es lo mínimo que deben hacer; sin duda, pero esto es extensivo a todos los ciudadanos, y en especial a esos políticos que dicen trabajar por los intereses de las comunidades (tienen una cara que se las pisan).
    "Ese todos los hombres son iguales" es un postulado totalmente errático. Nada más lejos de las realidades de cualquier época del ser humano. Todo lo contrario: Todos los hombres son distintos, y como tales hay que tratarlos. Sin embargo, me apunto y he trabajado por la más certera: "Todos los hombres deben tener las mismas oportunidades" (Cuidado con las palabras, si he indicado hombres es que usted lo ha utilizado. Y oportunidades se refiere a oportunidades, si luego no se aprovechan las diferencias aparecerán). La Declaración de los Derechos Humanos me parece una relación de buena fe, a la que sin la menor duda, le faltan los capítulos de las Obligaciones Humanas. Unos no son independientes de los otros, aunque la progresía así lo desee exponer.
    Cuando habla del noble oficio de la política, me parece estar escuchándole una clase magistral hablando a sus alumnos. "Nobleza y Política" han demostrado ser términos enfrentados, totalmente polarizados, y solamente van en sintonía cuando las masas o el poder judicial así se lo aconsejan.
    Mucha demagogia. Mucho querer ser políticamente correctos en el amplio sentido del concepto "política", y en su nombre se cometen los mayores desmanes. En todos lados y en todos los niveles existenciales.
    Y, no amiga mía, no todos somos iguales. Unos lo son más que otros.
    YO, ANTES QUE UN DUDOSO POLÍTICO DE CUALQUIER PARTIDO PREFIERO A UN HEREDERO DEL PUESTO DE JEFE DEL ESTADO, AUNQUE CON FUNCIONES ACOTADAS. NO ESTARÁ VICIADO POR EL PARTIDO AL QUE PERTENEZCA.
    Ahora me voy a la cama, que ya es hora para un hombre mayor como yo.
    Como lo es siempre, ha sido un placer. Hasta otro día.
    Antonio Cáceres
    P. D.: Tengo que enviarlo como anónimo porque el "saltador" de antaño desapareció.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca di clases magistrales, Antonio. Creo que los profesores de filosofía somos en cierto modo herederos del método socrático, que defendía el diálogo y el razonamiento, antes de intentar imponer una verdad (sobre todo porque no es seguro de que exista una Verdad, así con mayúscula). Eso sí, en todo diálogo tiene que haber unos condicionantes si queremos que sea fructífero y no acabe como el rosario de la aurora. Así, tiene que haber un respeto y nunca se debe descalificar gratuitamente a quien no piensa como tú (esto en los Parlamentos y en las campañas electorales no se sigue generalmente); los Derechos Humanos tiene que ser el horizonte de referencia moral, porque no pueden admitirse opiniones que vayan contra la vida o la dignidad humana; si se quiere defender una postura, hay que usar argumentos racionales que puedan convencer al otro; el clima debe ser de tolerancia hacia opiniones distintas a la tuya (si todo el mundo pensara igual sería muy aburrido, la verdad. Y además, estéril desde el punto de vista del progreso).
      Sobre la igualdad de los hombres ya se ha hablado bastante en las declaraciones y Constituciones de nuestro tiempo y se sobreentiende que, afortunadamente hay diferencias entre los humanos y que la igualdad de la que hablamos es la del artículo 13 de la Constitución: "Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica". Sobre el noble oficio de la política también se ha hablado muchísimo desde Aristóteles en adelante (independientemente de lo que hagan los políticos)
      y tampoco vamos a insistir en ello (hay un libro muy ameno que lo resume bien, "Política para Amador" de Fernando Savater).
      Sobre la monarquía no he oído todavía un argumento racional que la justifique en los tiempos que corren. Creo que la democracia no es perfecta pero, como decía Churchill, es el menos malo de los sistemas políticos. Fue la gran invención griega, basada en la "isonomía", las mismas leyes rigen para todos, sean pobres o ricos, listos o tontos. Y el poder ya no viene de los cielos ni porque hayas nacido en una familia ni porque seas más rico que los demás, sino de la decisión de todos.
      De todas formas, Antonio, respeto tu preferencia por los herederos, aunque no la comparta. Como se le atribuye a Voltaire (un filósofo que me gusta mucho), "no estoy de acuerdo con su opinión pero daría mi vida por defender el derecho que usted tiene de exponerla".
      Un abrazo.

      Eliminar
  24. ¿Tal vez se ha sentido molesta por lo de las clases magistrales? Lo decía con todo el cariño del mundo hacia los enseñantes (Dan clases de maestros) Lamento que se lo tomara mal. Asimismo lamento cualquier otra cosa que le haya molestado. Las opiniones que al respecto de los Reyes, he escrito aquí son las que opino, sobre todo por descarte de las enseñanzas que los políticos nos han dado en la historia.
    No voy a discutir de política, ni de filosofía con usted. Seguro que sabe usted mucho más que yo de ambos asuntos.
    Solo doy mi opinión como resultado de la experiencia. Políticos ladrones, otros que se callan sabiendo que sus compañeros roban, traidores con sus propios compañeros por interés propio, interesados únicamente por su partido y no por el bien común. La "nobleza en este gremio" estará en los libros de texto y en el alma de los justos.
    La teoría no me interesa para nada, solo es eso, teoría. La praxis es lo nuclear. Por cierto tengo el libro Ética para Amador de Fernando Sabater, me parece un libro encantador y aleccionador.
    Le contesté la primera vez de manera jocosa con lo de ser Reina.
    Inmediatamente después le decía que respeto su opinión respecto a Monarquía y República. Y así sigue siendo.
    Un abrazo, y gracias por su tiempo.
    Antonio Cáceres

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antonio, no me ha molestado en absoluto ninguna de las cosas que has dicho. Todo lo contrario, dije que me gusta la diversidad de opiniones. Si no existieran, el mundo no se habría movido de su sitio y la vida sería intensamente aburrida.
      Respecto a los políticos, ya ves tú, coincidimos en muchas de las cosas que has dicho (aunque conozco a muchas personas honradas e inteligentes que se han dedicado a la política porque están convencidas de que pueden hacer algo por los demás. Ya sé que parece raro pero haberlos, haylos). No hablo de la nobleza de los políticos sino de la política como profesión, de un trabajo que consiste en organizar la vida común para que podamos vivir en paz.
      También yo sigo respetando tu opinión respecto a la monarquía y me gusta que el blog sea un espacio para el diálogo y para conocer distintas formas de pensar.
      Si te gustó "Etica para Amador", puede que te guste también "Política para Amador". Aunque habla de teoría y praxis como dos caras de la misma moneda.
      Otro abrazo y muchas gracias por estar ahí, al otro lado de las líneas.
      PD: Disculpa el tuteo, no me sale el usted. Creo que ya lo habíamos usado antes.

      Eliminar
  25. Me ha serenado "tu" respuesta.
    Ya dispongo de "Política para Amador", la iré terciando entre la segunda parte de "Don Quijote de la Mancha" del ilustre Cervantes, y "Corazón tan blanco" de Javier Marías.
    Con tanta lectura espero que vaya menguando mi indignación por las actitudes de los políticos.
    Un abrazo, y hasta pronto.
    A. Cáceres

    ResponderEliminar

google-site-verification: google27490d9e5d7a33cd.html