La periodista Luz Sánchez-Mellado escribió este 14 de enero en "El País" -a propósito del bebé que la diputada Carolina Bescansa llevó al Congreso a tomar posesión de su cargo con ella- lo siguiente:
"Las que tenemos una edad hemos visto cosas que no creeríais, pipiolos. Cuando una gestó a sus hijas, a caballo entre el siglo XX y XXI (...), se escondía el embarazo bajo burkas de camuflaje. Tu jefe ponía careto si pedías permiso para ir a clases de parto. Reclamar tus horas de lactancia era de marujas. Solicitar meses sin sueldo para criar al cachorro, un suicidio...".
¡Ay, Luz, pipiola -le digo yo-, y eso no es nada, comparado con las que gestamos en el siglo pasado, hace unos 40 y pico años! Las madres de los años 70, la primera generación en nuestro país que en su mayoría trabajaba a la vez que daba hijos a la patria, no solo paríamos con dolor según mandato bíblico (la epidural, ¿qué era eso?), sino que, por ejemplo, cuando nació mi hija (año 72, dando clase en un colegio privado) ni siquiera tuve días de permiso, ¡qué digo!, ¡ni siquiera tenía Seguridad Social! Suerte que nació en junio, en vísperas de vacaciones.
Con el segundo (año 75) ya trabajaba en el Instituto y tuve derecho a 40 días de permiso, ni uno más ni uno menos. Ni 4 meses prorrogables como ahora, ni horas de lactancia, ni días para el padre, ni ayuditas pecuniarias, ni nada de nada. La palabra "conciliación" no existía. Y no te digo nada si a alguna se le hubiera ocurrido la peregrina idea de aparecer en clase con el bebé a cuestas. Por menos de eso a más de una la hubieran mandado al psiquiátrico (y a la calle).
La solución que un grupo de profesoras -con hijos recién nacidos y sin ayuda- encontramos entonces fue montar nuestra propia guardería. Adecentamos un aula, con patio y entrada aparte, que no se usaba en uno de los tres institutos de Santa Cruz, pusimos cunas, colchonetas, juguetes y posters de colores alegres, contratamos a 3 o 4 chicas que nos cuidaran a los chiquitajos y, al frente, pusimos a Carmen, la madre de una de las profesoras implicadas, que fue una maravilla con los niños. Allí estuvo mi hija desde los 2 años y mi hijo desde los 40 días de nacer, hasta que les llegó el turno de ir al cole. Y allí, en los recreos, íbamos las madres en tropel a echar un ojo y, sobre todo, a echar una mano.
La foto que acompaña el escrito de hoy es de esos tiempos heroicos, en los carnavales del año 76. Los niños que aparecen son ya pipiolos de 40 y pico años. Son hoy médicos, abogados, profesores, periodistas... Supongo que algunos de ellos recordarán aquella primera guardería sui generis y un poco cutre pero que a los padres nos salvó la vida ¿Cómo verá el bebé protagonista de esta semana dentro de 40 años la que montó su madre en el congreso? ¿Pensará que ella ya le proporcionó, sin él comerlo ni beberlo, sus 15 minutos de fama (se ha hablado más esta semana del bebé Bescansa que de los planes y proyectos que tienen los políticos para gobernarnos)?
Yo rogaría por que los pipiolos del futuro no lleguen a sentir la necesidad de hacer gestos o sobreactuaciones para llamar la atención sobre temas como guarderías, conciliación familiar o ayudas a la infancia. Que en ese entonces cualquier madre y cualquier padre pueda criar a su hijo en paz con todas los cuidados y garantías. Que, como profetizó Alfonso Guerra y repite en su artículo Luz Sánchez-Mellado, este sea un país que no lo conozca ni la madre que lo parió. Ojalá.
Vosotras sí que sois madres coraje y no la parafernalia que montaron algunas en el Congreso de los Diputados el otro día. A ver si es verdad la tan cacareada frase de Alfonso Guerra, pero para bien, desde luego. Besos.
ResponderEliminarPues la verdad, Francisco, sí que lo tuvimos un poco crudo, sobre todo porque nuestra sociedad no estaba preparada para un montón de mujeres que accediera a los puestos de trabajo. En la generación de mi madre, casi todas eran amas de casa. Yo, por ejemplo, no fui al colegio hasta los 6 años. Aprendí a leer y a escribir a los 3 con mi madre y ella, después, siempre estaba ahí cuando llegaba a casa.
EliminarY sí, soñamos con un país muy distinto a aquel. A ver sí alguna vez se concretiza y no hay necesidad de parafernalias.
Besos.
Cierto, querida Jane, cierto como un templo todo lo que reflexionas. Pero sí que hace falta seguir haciendo gestos y reivindicaciones porque todavía queda mucho camino por andar y por mejorar. Hasta que no lleguemos al nivel (como mínimo) de Suecia o Dinamarca, donde el permiso de maternidad/paternidad es el primer año de vida del bebé, donde se contratan a mujeres embarazas sin tener que mentir o disimular barriguita, donde las mamás promocionan profesionalmente igual que los papás, etc.
ResponderEliminarTodavía son necesarios gestos teatrales, llamar la atención, reivindicar. Sí, todavía. Una pena pero aún no hemos avanzado lo suficiente. Ojalá sea como tú dices al final, ojalá los pipiolos que nos suceden ya no tengan esa necesidad de llamar la atención. Ojalá.
En el artículo de Luz Sánchez-Mellado dice: "Le hemos caído encima. Que sí qué vergüenza. Que si las cajeras no pueden hacer lo mismo. Que si es una sobreactuación para la foto. Pues claro. Pero las fotos mueven el mundo, y esos gestos ya chirrían, pero aún no sobran".
EliminarYo creo, con ella, en esto último: aún no sobran. Por lo que dices, porque tenemos que ir más allá, a una sociedad en que la natalidad no disminuya porque la protección sea máxima, en que sea prioritario que se tengan niños. Nos jugamos el futuro, ellos son el futuro.
Un beso, Mónica, y ojalá.
Lo más cercano al concepto de conciliación entonces era el Concilio del Vaticano, demasiado avanzado para la curia nacional católica de entonces... y de ahora.
ResponderEliminarSí que recuerdo en los años 60 la convocatoria del Concilio Vaticano II y el revuelo que causó. Demasiado avanzado para entonces, como dices. Pero ni siquiera en él, ni en la Sociología que dimos (año 69) en la Complutense, se tocaba el tema de conciliar la vida personal y familiar con la laboral. Según la definición del Departamento de Empleo y Políticas sociales de Euskadi, "La conciliación personal, familiar y laboral se puede definir como “la participación equilibrada entre mujeres y hombres en la vida familiar y en el mercado de trabajo, conseguida a través de la reestructuración y reorganización de los sistemas, laboral, educativo y de recursos sociales, con el fin de introducir la igualdad de oportunidades en el empleo, variar los roles y estereotipos tradicionales, y cubrir las necesidades de atención y cuidado a personas dependientes”.
EliminarPues ese es el reto de los pipiolos de ahora.
Si,querida Isa. Yo tenia derecho a 40 días antes de la fecha prevista para el parto, y 40 días después del parto. Mi hija nació a los 8 meses de gestación. Perdí los dias, con lo cual, sólo tuve los dias posteriores. Actualmente, les dan bajas antes del parto. Tienen derecho a el permiso por maternidad. Tiempo para lactancia, etc..
ResponderEliminarAh, de los 40 días antes del parto no oí yo hablar por aquel entonces. Y qué casualidad, la mía también fue ochomesina. De hecho, estaba esperando a que terminara el curso para comprarle ropitas y hacer algo de gimnasia preparto cuando di a luz. A la pobre tuvieron que vestirla con ropitas de la clínica mientras mi madre corría a comprarle algo.
EliminarHemos adelantado mucho desde entonces, pero todavía queda...
Caramba, Isabel año 73 y 75...parimos juntas, jeje.Yo lo tuve peor.Trabajaba en la banca...¿ Te imaginas una guardería parecida? Además eran todo hombres y yo sola ante el peligro. Si te contara...
ResponderEliminarCuenta, cuenta...
EliminarPero sí me imagino, Elvira (que para eso tenemos imaginación), un país en donde tanto las madres como los padres tuvieran un tiempo suficiente para aclimatarse como padres y para adaptar al niño a vivir en este mundo; en el que hubiera suficiente ayuda para ese momento crucial en la vida; en el que en todos los sitios (incluso en los bancos) pudiera haber una guardería para los empleados... En fin, en el que los temas "nacimiento" y "natalidad"fueran prioritarios.
Supongo Isabel, que te refieres a la guardería mencionada, sita en el I.N.B. Masculino nº 2 de Santa Cruz, actual Teobaldo Power... Saludos...
ResponderEliminarSi, Tito, esa mismita. Te hacía demasiado joven para que la conocieras. Fue de una generosidad enorme que el Instituto nos cediera ese aula. Grande, luminosa, con un patio grande... A mí, que vivía al lado, me resolvió la papeleta de qué hacer con los niños cuando daba clase. Ellos tenían mi mismo horario. Fue una buena solución y, con el tiempo, me he encontrado con hijos de amigo que también estuvieron allí (sin ir más lejos, mi abogado está en esa foto).
EliminarLo recuerdo por conocidos/as que se dedicaban a la enseñanza, y fue muy comentado... Una historia pionera y muy enrollada, cuando en los institutos había algunos/as catedráticos/as, algún que otro/a agregado/a y la inmensa mayoría PNNs/as... A su manera y en un contexto peculiar.., tiempos gloriosos para nuestra profesión... ¡Cómo hemos devenido desde entonces!... Reitero saludos. P.D. Me encanta la temática de tu blog...
EliminarSí, me enorgullezco de formar parte de esa época. Entonces, efectivamente, éramos PNNs y, no solo estábamos metidos en un cambio profesional, sino en un cambio de país. Y mira, pudimos con todo, bebés incluidos :-D.
EliminarGracias por lo del blog, aunque la temática es a veces un poco dispersa, según el ánimo que una tenga en la semana. Pero es un placer saber que estás ahí.
Un abrazo.
Querida Isa muy inteligente la solución, seguro que los niños lo pasaban estupendamente y estaban muy bien cuidados. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, Margarita, Carmen era estupenda con ellos. Todavía tengo informes que nos hacía cada mes sobre la evolución del niño, su carácter, sus logros... Y, por supuesto, los padres estábamos al quite, no se concibió como negocio sino como colaboración y ayuda mutua.
EliminarUn abrazo.
Tienes razón,pero no quiere decir que no sigamos mejorando. Sinceramente , la que pueda tener a su bebé con ella , fenomenal. En mi trabajo no hubiera podido y me hubiera encantado.
ResponderEliminarHay muy pocos trabajos que te permitan tener a tu bebé contigo. Si acaso, si trabajas online desde tu casa y cosas así. Y ya no solo por la madre, sino sobre todo por el niño, que necesita un horario, tranquilidad, buen ambiente...
EliminarAhora que tengo a mi nieto de 10 meses algunos días a la semana conmigo, te aseguro que esos días no hago otra cosa que estar pendiente de él ¡No hay nada más absorbente!
Un abrazo, Merci.
Isa, no solo el parirlo y dejarnos la vida para trabajar y cuidarlos, es que ademas no teniamos las comodidades que hay hoy en dia.los pañales para lavarlos secarlos, tirar por las puntas para cuadrarlos y doblarlos. Los jugos con el pañuelito para colarlos, los potagitos diarios cada dia con algo diferente, mas tarde lo batidos de fruta hechos a mano, nada de potitos y todavia se quejan de mucho trabajo. Era otra vida.
ResponderEliminar¡Es verdad! Filas y filas de pañales colgados en la liña de la ropa, oreándose al aire de Santa Cruz. Es lo que más trabajo nos daba. Porque lo de los potajes y las frutas por lo menos mis hijos lo siguen haciendo porque lo consideran más sano. Y en época de mi madre recuerdo que ella le hizo a mi hermana toda la ropita, mantas, faldellines... Lo que se llamaba la canastilla ¿Te imaginas la labor?
EliminarHoy, tienes razón, es otra época. Pero sea la época que sea, lo que es una verdad universalmente admitida es que los niños dan muchííííísimo trabajo.
Solo cuando estos gestos SOBREN, se habrá avanzado algo más.
ResponderEliminarmientras, habrá que seguir viendo gestos que chirríen
ladran, Sancho?...Luego caminamos
O al revés, Ignacio: solo cuando se haya avanzado al nivel en que muchos países ya están en materia de igualdad y de protección a la infancia, no habrá necesidad de gestos. Estos días en que se ha hablado, todo hay que decirlo, más del bebé que de lo que va a pasar con España, y en los que he leído tanto opiniones a favor como en contra, me quedo con una frase de María Porcel: "Una única premisa queda clara: conciliar es duro". Y pienso que el que mucha gente haya caído en ello era el objetivo (conseguido) que la diputada Bescansa se había propuesto.
EliminarLa conciliación familiar. Otro reto para nuestras batallas. Qué difícil sigue siendo, a pesar de lo mucho que hayamos avanzado.
ResponderEliminarMenuda competición para calzarse por las mañanas a la vez que enchufamos un biberón o hacer unas preciosas coletas mientras nos pintamos un ojo. Aun así, no me parece apropiado que, disfrutando del privilegio de una guardería a su servicio en el congreso, se pasee al bebé de brazos en brazos con lo cómodo que puede estar disfrutando de un saludable sueño en un sitio adecuado.
A veces los intereses del grupo se empecinan en pasar por encima del bienestar de un pequeño ser indefenso. Por otro lado, aunque podamos hacer varias cosas a la vez, los asuntos de estado no admiten distracciones, que, por otro lado, serían naturales.
Como a ti, hay mucha gente a la que no le ha parecido bien que se tenga a un niño en un congreso unas horas pudiendo haber otras soluciones. Entre todos los comentarios, te pongo este del juez Emilio Calatayud, que es un señor que me merece respeto: "Buenas, soy Emilio Calatayud. Me preguntan por el gesto de la diputada Carolina Bescansa de llevarse al Congreso a su bebé de pocos meses. Lo único que se ocurre al respecto son algunas preguntas: No sé si la señora Bescansa tiene pareja, pero si la tuviera, ¿por qué no se reparten las tareas del hogar? Más: ¿Por qué la diputada Bescansa no contrata a una persona para que cuide de su niño mientras ella está en el trabajo, que es una forma de generar ese empleo que tanta falta hace? Y otra más, el niño tiene derecho a la intimidad, ¿quién vela por que se respete?".
EliminarHay quienes también han hablado de que ha utilizado a su propio hijo para sus fines partidistas, de que tiene medios para dejarlo con otras personas...
Y por otro lado, los que defienden lo que hizo hablan de que no es la primera (ni será la última), de que hasta en el Parlamento Europeo han llevado a los bebés, de que estos gestos son necesarios para agitar las conciencias sobre un problema que sigue existiendo...
Como ves, hay buenas razones por los dos lados. Por eso, yo me preguntaba por cuál sería la opinión de Diego, el bebé, cuando dentro de 20, 30 o 40 años vea la que se ha montado. Me encantaría saberla.
¡Ojalá! Al leerte me he dado cuenta de la gran evolución que hemos tenido desde vuestros comienzos como mujeres y madres trabajadoras. Sin embargo, parece que no somos capaces de ir más allá entre otras cosas, porque las mujeres seguimos tirándonos piedras y haciendo tonterías. También escribí sobre el famoso bebé en el blog y la pena que me da que no seamos capaces de seguir con la evolución en la que debemos estar implicados todos y no sólo las mujeres por mucha teta que les demos. Pero bueno. Espero que, cuando mi hija tenga cuarenta años, esta "conciliación" de ahora le suene tan increíble como ya que yo he leído hoy en tu blog. Besotes.
ResponderEliminarLola, ya había leído tu blog y me encantó, sobre todo estas frases: "Pero, acciones concretas, ni una. Leyes que nos amparen, cero. Normas que obliguen a las empresas a incluir guarderías subvencionadas como sí tienen ellos, nanaina. Horarios que se adapten a las familias, ni soñarlo.". Aunque es verdad que desde mis tiempos prehistóricos a ahora las cosas han evolucionado a mejor, es verdad que de eso que dices, poco y mal. Y parece como si fuera responsabilidad únicamente de las mujeres el pedir cambios. Ojalá tu hija vea el día en que la igualdad entre sexos sea total, porque por ahí hay que empezar.
EliminarUn beso, Lola.
Querida Jane, tu post de hoy me ha sorprendido agradablemente, porque, sin haber pasado por ese dilema de qué hacer con mis niños, en sus primeros años de vida, y atender mi trabajo puntualmente, porque no tuve hijos, hemos coincidido en lo de buscar una solución que beneficiara a todos.
ResponderEliminarEn mi Instituto, recuerdo ver a mis compañeras, más jóvenes, verdaderamente angustiadas, tratando de compaginar su maternidad reciente, con su profesión, y aquello siempre me resultó muy injusto. Sin afectarme de lleno, les propuse tomar contacto con las profesoras que estuvieran en las mismas circunstancias, en los centros escolares del entorno, y estudiar la posibilidad de habilitar, en alguno de ellos y si la Dirección del centro lo permitía, un local que, debidamente adecuado, sirviera para alojar a los bebés de todas ellas, durante el horario laboral de cada una. La propuesta no fructificó, porque ya eran otros tiempos, se empezaron a abrir las primeras guarderías y unos cuantos abuelos estuvieron dispuestos a hacerse cargo de sus nietos.
A pesar de esas soluciones, que siguen siendo las actuales, pienso que no son las más idóneas y que las nuevas generaciones de madres no pueden renunciar a la posibilidad de simultanear la atención a sus criaturas y cumplir eficazmente con sus trabajos.
Quizá, este fin sea lo suficientemente serio y urgente, como para que justifique un medio tan contundente y delicado como ver a un bebé, en la primera sesión de un Parlamento nacional, en brazos de su mamá congresista. Por la repercusión de la imagen, la madre, o el partido de la madre, han conseguido que, por lo menos, se hable del problema como nunca, antes, se había hecho.
Sin embargo, considero que este noble fin no debe justificar, nunca, la manipulación de una criatura y, menos aún, en una atmósfera, seguramente, muy poco saludable, para ella, y durante tantas horas. Esta situación, por encima de reivindicaciones de otras madres, comparativamente agraviadas, o de conocidos privilegios de la diputada Bescansa, es la que rechazo de plano.
Me pregunto si no hubiera sido, igualmente mediática, potente y eficaz, la convocatoria, por parte de esta señora política, de todas las madres que, con sus pequeños hijos, estuvieran dispuestas a acudir a la entrada del Congreso, para exigir, en masa, una ley que contemple, de una vez por todas, la conciliación laboro-familiar.
Pudimos ver cómo, los partidos nacionalistas valencianos, se hicieron acompañar de una banda de músicos o cómo, los diputados más ecologistas y ahorradores, hicieron acto de presencia a bordo de sus bicicletas. Igualmente, hubiéramos visto, con enorme agrado, una movilización maternal que, desde la calle, al aire libre y con todo el derecho del mundo, hiciera tomar conciencia, a políticos y sociedad, en general, de una exigencia que no debe dilatarse más.
Enhorabuena por vuestra visión de futuro y por haber puesto una solución, creativa y sin alharacas, a un problema que me gustaría ver que deja de serlo y se convierte en un logro social, propio de un país moderno.
Somos muchos, Cehachebé, los que somos reacios a utilizar a los niños como estrategia de comunicación, como medida de presión o como lo que sea. Estoy totalmente de acuerdo, como he dicho más arriba, en que, si lo que pretendía la diputada Bescansa y su partido era que se hablara del tema, lo consiguieron plenamente. Pero también en que ese niño tenía derecho, según la ley del menor, a que se preservara su intimidad y no fuera zarandeado de un brazo a otro y expuesto a la curiosidad pública.
Eliminar¿Hay otras opciones para llamar la atención sobre medidas que son tan necesarias? Claro que sí, tú has expuesto alguna. Vamos a ver si los partidos emergentes (o jóvenes, como se llaman ellos) tienen la suficiente imaginación e inteligencia para buscarlas.
Muchas gracias por tu comentario, como siempre tan atinado. Un abrazo.
Hola Jane. Por lo que hemos visto estos de la nueva ola han confundido churras con merinas. En vez de ponerse a trabajar por sus electores lo que hacen es gestos grandilocuentes para salir en la foto y que se hable de ellos (con la inestimable ayuda de los periodistas). En fin, nos ha salido una nueva "casta", y como van de "progres", va a ser difícil aguantarlos. Creo que la señora del bebé debería trabajar más por la igualdad y por el empoderamiento de las mujeres, y menos por salir en los medios. ¿Por cierto, no estaba prohibido usar a niños como reclamo publicitario?. Un beso Jane. Juan
ResponderEliminarSí, me he estado leyendo la ley del menor y dice que no basta con que el progenitor o tutor del niño otorgue consentimiento para la difusión de imágenes. Que el bien jurídico que debe prevalecer siempre es el interés del niño.
EliminarPero, aparte del gesto, sí que he echado de menos palabras más claras, proyectos de gobierno sobre la mesa para que todos veamos en qué se pueden poner de acuerdo y en qué no, un buen debate, una buena defensa de medidas sociales como esta de la conciliación... Vamos, aquello que muchos pensamos que debe ser un congreso. Espero, porque soy una optimista, que el nuevo congreso cumpla las expectativas de los que lo somos.
Un beso, Juan.
Isa, muy bueno tu escrito. Ojalá, como dices, los pipiolos del futuro no tengan necesidad de gestos como los de estos días pues sería una buena señal.
ResponderEliminarSería lo deseable, la verdad. De todas formas es también comprensible que una nueva formación que se estrena políticamente busque y haga gestos que la distingan de las otras ¡De marketing saben un montón!
Eliminarmuy decepcionada con la concreción política de los movimientos de participación ciudadana que llevan años gestándose en nuestra imperfecta (por joven) democracia, de los que se han apropiado algunos partidos o plataformas. no han dudado en arrasar a compañeros ¿?) como IU, a golpe de cámaras y gestualización. un gesto es algo más sólido. pues muy bien, todo el protagonismo para ellos... ya vemos cómo van las audiencias en nuestras teles.
ResponderEliminaren breve será la hora de los resultados. entonces, veremos.
como siempre, jefa, conciliadora tú.
un beso grande
Tú sabes que el dar clase de filosofía te lleva muchas veces a ver las dos caras de una realidad, y sobre todo a primar el diálogo por encima de todo. Socrática que es una :-D
EliminarCreo que se ha exagerado en este tema demasiado, tanto por parte de los que lo critican como por parte de los que lo defienden. Pienso que lo importante es la política que se practique y parlamentar con argumentos y razones sin necesidad de ese "golpe de cámaras y gestualización" que tan acertadamente señalas. Entonces se tendrá una mejor visión de lo que defiende cada cual, de aquellas cosas en las que coinciden y de aquellas en que difieren.
Un besote y gracias.
A mí lo que me fastidió de todo este asunto, es que otras madres han ido con sus bebés a los parlamentos y pasaron casi desapercibidas. No sé si yo lucharía de la misma manera, pero lo que está claro es que, aunque se haya mejorado, a las mujeres nos falta mucho recorrido para llegar a la conciliación y a la igualdad.
ResponderEliminarSí, ya dije más arriba que tanto en el Parlamento Europeo como en el español no es la primera vez que una madre se presenta con su bebé ¿Yo lo hubiera llevado? Casi seguro que no, hubiera recurrido a parientes, guarderías, padre de la criatura por supuesto... Hubiera revuelto Roma con Santiago antes de dar la nota el primer día en que voy a tomar posesión de un cargo. Claramente, también ella lo habría podido hacer y el llevar al niño fue un gesto de protesta ante la situación de la mujer ¿Fue efectivo? Por lo menos se habló de ello.
EliminarVamos a ver si el hablar de ese largo recorrido se traduce en leyes a favor de la conciliación y de la igualdad.