Pactando |
El galgo Lucas es parte de mi familia y, de tanto nombrarlo, yo creía que todo el mundo sabía quién era. Pero hace poco me di cuenta de que no era tan conocido, así que hoy voy a aclarar quién es tan ilustre personaje.
La primera vez que oí hablar de él fue a Joaquín, el padre de mi amiga Cae, que, refiriéndose a alguien que atendía más a boberías que a lo que realmente importaba, dijo: "Fulanito es como el galgo Lucas que, cuando salta la liebre, se pone a cagar". Por supuesto, Cae y yo, entonces niñas, nos tronchamos de la risa, pero muchas veces después nos hemos encontrado con muchos "galgos Lucas" a lo largo de la vida, y el dicho ha adquirido carta de ciudadanía y se ha quedado con nosotros.
En mi familia, por ejemplo, se dice cuando hacemos esperar a alguien porque nos enredamos en mil cosas antes de salir ("no seas galgo Lucas"); cuando, en lugar de ponerse a estudiar un examen importante, mi hijo se iba a una romería ("tú siempre como el galgo Lucas"); cuando me quedo en la cama vagueando y leyendo por la mañana, sabiendo que tengo que preparar una comida para 10 personas ("hoy me dio el galgo Lucas")...
Y en estos días de principios de año, recién salidos de elecciones, en los que los periódicos, las televisiones y las redes sociales no hacen otra cosa que hablar de los políticos y sus no-pactos, no sé por qué, me estoy acordando todo el rato del galgo Lucas.
Porque está muy bien que nadie haya tenido mayoría absoluta y que todos los candidatos se hayan apresurado desde el principio a celebrarlo y a hablar de diálogo, pactos, reformas, unión, acuerdos de Estado, responsabilidad, entendimiento y concordia (les juro que les he oído esas palabras a todos sin excepción). Pero luego nadie dialoga, nadie se une con nadie ("Contigo no me ajunto", decíamos de chicos), nadie está dispuesto a llegar a acuerdos de Estado, nadie cede, nadie entiende. Y de pactos, como vi estos días en una ocurrente viñeta, la situación se parece a la del camarote de los hermanos Marx.
Y da la impresión de que cada partido va a su bola, que todos piden lo de "apóyenme a mí", que uno pone líneas rojas y el otro condiciones férreas, que hay quien avisa de aventurismos si pactas con este o que sería la debacle si te vas con el otro. Está el que quiere crear otro partido (igual pero con otro nombre), el que propone un presidente que no sea de ningún partido, el que pide ¡hala! otra vez a votar y el que rechaza, o da portazos, o impone... En resumen, que cada uno, igualito que el galgo Lucas, parece que quiere satisfacer sus propias necesidades fisiológicas, cuando lo importante es otra cosa.
Lo importante somos nosotros, este país, que piensa que se merece un gobierno sensato y duradero que mire y atienda a lo que realmente importa: nuestra salud, la educación de nuestros hijos, el que tengamos una casa en que cobijarnos, un trabajo digno y unas leyes justas ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo sobre esto?
Al final, dan ganas de gritarles a todos estos señores: "¡¡¡Eeeeeehhhhh!!! ¡Chist, chist, que estamos aquí! ¡Un país entero esperando! ¡¡¡Galgos Lucas, que son todos unos galgos Lucas!!!"
Mira por donde. En lo del galgo Lucas, yo me quedé en que se ponía a cagar. El resto, lo obvié, supongo.
ResponderEliminarAh, caramba. Hay que ir más allá del hecho mondo y lirondo. Es lo que tienen los dichos y los refranes. En la lista de refranes que Google pone aparece así: "Es como el galgo Lucas que cuando saltaba la liebre se ponía a mear (Se dice de quien es el colmo de la inoportunidad o que siempre tiene inventos que hacer cuando se le necesita)". Además, como ya ves, en ese refrán el galgo no llegaba a aguas mayores...
EliminarComo siempre , muy interesante
ResponderEliminarQué los Reyes te traigan muchas cositas
Gracias mi niña
Gracias, Carmelita. Y espero que sí, que este año me he portado estupendamente y no he hecho mucho el galgo Lucas.
EliminarUn abrazo.
Buenas tardes Jane: y ¡Feliz Año Nuevo!.
ResponderEliminarNo soy militante de ningún partido político y aunque llevo ya unas cuantas elecciones en las que por mi espíritu cívico o lo que sea, he votado a un partido, creo que en la próxima, recordaré a tu galgo Lucas antes de acercarme al colegio.
Un abrazo muy cariñoso.
Yo, Rosa María, me pasé todos los años de enseñanza de la filosofía, hablándoles a mis alumnos de que la democracia, como decía Churchill, es el menos malo de los sistemas posibles, con lo cual, si quiero ser coherente, tengo que votar. He llegado a la conclusión de que el sistema es bueno, sí, pero que está formado por seres humanos, pasionales, irracionales, peleones, "y tú más", "galgos Lucas", etc, etc, etc. Con estos bueyes tenemos que arar.
EliminarOtro abrazo igual de cariñoso para ti y feliz año (y que Dios nos coja confesados :-D)
Muy bueno, sí, señora! Me quedo con lo del galgo Lucas, es genial.
ResponderEliminarEl otro día lo hablábamos mi marido y yo: los políticos de hoy no tienen nivel. Nos falta gente de la talla de Nelson Mandela. Personas humildes y de corazón, personas que pongan la paz y el bienestar por encima de sus egos. Y de eso estos no tienen ni idea. No los soporto, Isabel, me dan asco todos. Son unos ególatras que solo buscan el poder. España les importa un huevo, si lo hiciera, se pondrían de acuerdo en lo más importante: el bien de todos los españoles.
Qué pena de políticos, qué pena de mundo.
Muy buen post.
Besos
También lo pienso, Celia. No es lo mismo dedicarte a la política que ser un gran estadista. Y me gusta el ejemplo que has puesto, Nelson Mandela, un hombre que antepuso su país a sus circunstancias personales. Nunca se le vio ni una mínima retranca ni ansias de poder ni ganas de venganza. Y se retiró dignamente, nada de agarrarse desesperadamente a la poltrona. A muchos aquí parece que la palabra "dimitir" les sigue sonando a nombre ruso.
EliminarGracias por tus palabras, Celia. Un abrazo.
Muy interesante tu relato, como siempre. Gracias Isabel.
ResponderEliminarMe alegro de que te lo haya parecido, Sole. La verdad es que por lo menos la situación política estos últimos meses ha estado entretenida :-D
EliminarUn abrazo.
Je... en Icod... se contaba que a principios de S. XX... apareció un borrachín... vagabundo que pedía p'a unas perritas de vino... buscaba cualquier rincón p'a dormir y jamás trabajó... Chicho... se llamaba... y de él ni un solo dato más... Cuando murió lo enterraron y pusieron mal escrito en un tablón con un punzón aquí yace Chicho que del ch.ch. sin hacer un bizcocho...se fue directo al nicho. Para mí los politiquillos éstos aferrados al sillón como nuestro Chicho a la botella son como Chichos o como Galgos Lucas... Se perpetúan! Buena entrada como siempre, Isa...
ResponderEliminarCielos, ¡qué epitafio! ¡Se lo ganó a pulso! Seguro que a Nieves Concostrina (que tiene libros dedicados a la muerte, como "Polvo eres" y "Y en polvo te convertirás") le encantaría. En uno de sus capítulos pone muchas frases funerarias con tanto humor como la que tú pones (por ej., una de un tal Antonio que dice: "¿Veis como era verdad que me dolía?").
Eliminar¡Y cuánta razón tienes con los Chichos gandules y los galgos Lucas inoportunos! ¡Se perpetúan, o por decirlo a la moda, se vuelven virales!
Gracias, Gladys. Un abrazo.
Graznidos para dar y repartir en ese camarote del congreso donde juegan al juego de la silla dándose codazos para sentarse primero..... Una pena este espectáculo de intereses que poco contribuyen para el bienestar social.
ResponderEliminarDe vergüenza.
Justo has elegido el juego que más les gusta.
EliminarA finales del siglo XIX hubo una serie de políticos españoles -Castelar, Salmerón, Pi y Margall...- de los que enorgullecerse: dimitían si las decisiones gubernamentales no respondían a sus ideas, tenían una profunda formación humanística y defendían los derechos humanos por encima de todo. Nos haría falta algo de esa clase política, generosa y decente, en este momento.
No conocía ese refrán pero desde luego que a estos políticos les viene como anillo al dedo.Como siempre, muy bueno, un abrazo amiga
ResponderEliminarUn lector en "Cartas al Director" de El País decía el otro día que les hemos votado para convivir y esto significa negociar, pactar, ceder y consensuar. Y tiene razón. Pero quien me hizo gracia fue Millás en un artículo en el que compara a España con un ascensor con todos los líderes dentro: "Pese a que el espacio es muy pequeño y tiene el oxígeno limitado, no se detiene en ningún sitio porque todos quieren que se detenga en el suyo. Lo que han logrado es que suba y baje a lo loco como el estado de ánimo de un neurótico grave" ¡País, amiga!
EliminarUn abrazo grande.
A esos bueyes los uncimos entre todos a la carreta nacional. Y no están de acuerdo en el sistema electoral para empezar. Luego cada uno alardea de legitimidad. En un atasco semejante podríamos empezar por reconocer al más votado(sea del partido que sea) y comenzar a trabajar como una verdadera oposición constructiva y transformadora. Tenemos un grave problema con "las izquierdas" y es la desunión y las zancadillas, igual que hace 75 años. En la denostada Transición se soslayaron, pero los nacidos después de los 80 no tienen información significativa, ni cultura histórica, así que...a ver el caminar de la perrita. Días, semanas, meses de paralización administrativa. Bueno, he de reconocer cambios fundamentales, como nombres de calles, de atrezzo en las instituciones y vestuarios de reyes magos...algo es algo. Deseo fervientemente equivocarme.
ResponderEliminarHestia, tú siempre con la mirada lúcida y honesta. Da pena que las primeras palabras después de las elecciones sean para hablar, no de lo fundamental, sino de problemas menores. Y da pena que esta inseguridad esté, por ejemplo, pasando factura al empleo. Totalmente de acuerdo contigo.
EliminarUn abrazo.
PD: Ya tengo tu rey negro de este año.
Genial!!!
ResponderEliminarTodos tenemos algo de galgo Lucas.
Cuando mi Madre llamaba a comer, éramos muy niños, y mi Padre tenía que salir a dar un voltio en bici.
Mi Madre decía "ya está el galgo Lucas"
Y hasta hoy no he conocido el significado.
Gracias.
Hola Amigos.
ResponderEliminarNo consigo localizar de qué parte de España viene la expresión del "galgo Lucas".
Algún alma caritativa que me eche una mano?
Gracias, colegas.
Hola, Ernes. Me alegro de que alguien haya oído hablar del galgo Lucas porque ya dije que poca gente lo conoce. Yo le oía la expresión al padre de mi amiga Cae, que era vasco de San Sebastián. No sé si la expresión viene de allí pero ya sabes que los refranes vuelan de un lugar a otro y se hacen españoles universales como Julio Iglesias.
EliminarGracias y un saludo.
Tienes toda la razón Jubiladajane, discuten paridas, de cosas importantes nada, sobre todo los del lado derecho del espectro
ResponderEliminarA veces pienso que muchas mamarrachadas son simplemente cortinas de humo para que estemos distraídos y colarnos alguna cosa. A ver si con este gobierno de ahora las paridas son menos, ya sabes que soy optimista.
EliminarVeamos Italia: nuevo actor político "la sardina". seguimos para bingo.
ResponderEliminarLas "sardinas" es una respuesta imaginativa y divertida a los populismos. Creo que la ola se ha extendido a Dresde y a París. Piden una política que vuelva a la decencia, sin violencia ni insultos y que prime valores como la solidaridad, igualdad, tolerancia, respeto... No está mal ¿verdad?
EliminarHoy me ha sacado la frasecita del galgo Lucas, mientras una compañera buscaba aun compañero, y este acababa de salir del edificio. Así que buscando la frase por San Google, he dado con tu blog, qué descubrimiento! No me meto en política, aunque efectivamente, hay muchos galgos Lucas (excepto para la foto, que entonces sí están todos) , pero agradezco tu escrito, muy ameno e interesante. Muchas gracias!
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