Siempre me han gustado los hombres serios. Los chicos que me hicieron tilín en mi adolescencia no eran los típicos bromistas que contaban chistes jajaja todo el rato, sino tipos serios a los que les gustaba saber quién era yo y me escuchaban. No les faltaba, eso sí, el sentido del humor. Y, cuando llegó el hombre de mi vida con el que llevo 51 años, también él era un chico serio. Esto no fue obstáculo para que, cuando me vio por primera vez sin conocerme de nada, desde el fondo de la guagua a la que yo acababa de subir, me regalara una sonrisa.
En el cine mi actor favorito no era Jerry Lewis (aunque me hacía mucha gracia), sino el Gregory Peck de "Matar un ruiseñor", "Vacaciones en Roma" u "Horizontes de grandeza". Y en la literatura también me atraían tipos como el Mr. Darcy de "Orgullo y prejuicio" (luego genialmente interpretado por Colin Firth en la serie de la BBC), el conde Pierre de "Guerra y Paz" o el Trancos-Aragorn de "El Señor de los Anillos". Es decir, no los atormentados (como el Heathcliff de "Cumbres borrascosas", por ejemplo), sino aquellos que, aun siendo serios, saben sonreír e iluminarte la vida.
Por eso, me gustan los protagonistas de los libros de Mónica Gutiérrez. Mónica es una escritora catalana a la que tengo el placer de conocer, primero virtualmente por su blog Serendipia que durante años me ha deleitado con sus recomendaciones de libros, tan cercanos a mis apetencias; y después, personalmente, cuando fui con mi hija a Barcelona hace un par de años y pasamos una tarde muy agradable con ella, hablando de la vida y sus cosas.
Ha escrito tres libros que me han encantado: "Cuéntame una noctalia", del que ya hablé aquí, "Un hotel en ninguna parte", y el recién salido (editado por Roca) "El noviembre de Kate". A este último le he dado ahora la máxima nota en Amazon, porque es un libro que, aparte de que está escrito con una extraordinaria sensibilidad, tiene de todo para pasar un rato estupendo: una historia de planes de venganza que traman tres amigos en un bar escondido, una chica que no ha encontrado su lugar en el mundo, un programa de una emisora de radio de los que me gusta escuchar, un toque de humor que sobrevuela toda la historia, unos personajes reales como la vida misma: algunos, odiosos (como un jefe que nunca escucha ¿les suena?) y otros, encantadores, como unos indistinguibles gemelos de 6 años, fans de las tortitas...
Y sobre todo, el libro posee las dos características comunes a las novelas de Mónica: un lugar para refugiarse cuando el exterior se vuelve tormentoso (en este caso, el acogedor caserón de un carpintero jubilado que está aprendiendo a hacer pan) y unos atrayentes protagonistas, que dan nombre a cada capítulo: Kate, la joven con zapatos de bruja y largas bufandas de colores, y Don, el hombre serio y preocupado que sabe -él también- regalar una sonrisa. No pude evitar recordar a Gioconda Belli que, cuando habla del hombre ideal, dice: "Las piernas también son importantes, pero les perdonamos las torceduras, lo tosco, las imperfecciones, si al encontrarnos con la boca, vemos una sonrisa en la que poder confiar y unos ojos que nos aseguren la mañana.".
Así que celebremos el que podamos disfrutar de esta joyita de libro y, al igual que Kate y su amigo Pierre, el barman, que siempre saben por qué brindar (¡Por las aceitunas sin hueso! ¡Por las buhardillas! ¡Por los románticos muertos!), alcemos ahora una copa de vino y brindemos, aquí también, ¡Por el noviembre de Kate! ¡Y por los hombres serios!
Fíjate que a mi también, pero serios de verdad, de los que no mienten y sólo aparentan ante el público su seriedad. De puertas a dentro mienten y dejan de perder su seriedad ¡Claro que yo puede que hable de una seriedad diferente más sinónima de lealtad! Por suerte tengo un hombre de seriedad normal que me hace reir y respeta mis tiempos, mis espacios y yo los de él.
ResponderEliminarSí, Carmen, tendríamos que definir qué entendemos por seriedad. No vale lo de "de puertas adentro y afuera". En el diccionario dicen que es "persona que se ríe poco", pero pienso yo que no quiere decir que no tenga sentido del humor; fuerte tranque, si no.
EliminarTiene que ser una persona fiable y leal. Me gusta tu definición: "me hace reír y respeta mis tiempos, mis espacios...". Creo que todos entendemos que un hombre serio no juega con los sentimientos de nadie. Todo esto podría componer muy bien una definición.
Siempre temí llegar a ser un " señor serio ", de esos de un seco buenos dias en vez de un afable hola, de esos de dolor de úlcera y no de los de ingenioso e inteligente humor, de esos que por no sonreir se creen mas importantes. Cásate con un señor serio y te casaras con un juez, con un fiscal, un inspector de hacienda, un cura, un guardia civil, un abstemio, un sinvicios...aunque tengo amigos guardias civiles, curas, fiscales muy divertidos pero las excepciones confirman la regla.
ResponderEliminarNo, Enrique, tú me estás hablando de hombres secos, rancios, enfadones, antipáticos, odiosos, ceñudos... Un horror de hombres. Compárame, por ejemplo, los papeles y la cara de un Gregory Peck (la risa la tiene en la mirada) con la de, por ejemplo, un Boris Karloff. No hay color.
EliminarY digamos más bien un hombre serio. Lo de señor serio ya es ponerle hasta sombrero y corbata. Me recordó a Mihura. :-D
Bueno bueno...y si te casas con una " señora seria " pero de las serias serias...no te quiero ni contar, jajaja es como si te casaras con el ama de llaves de Rebeca.
EliminarQué va, qué va, qué va... (yo leo a Kierkegaard, decían Faemino y Cansado). El ama de llaves de Rebeca me da repelús.
EliminarTenemos distinto concepto de la seriedad. En "La importancia de llamarse Ernesto", las protagonistas ponen la seriedad precisamente en llamarse así: "Siempre fue uno de mis sueños de niña amar a un hombre que se llamase Ernesto. Hay algo en ese nombre que parece inspirar absoluta confianza". También Wilde piensa que ser serio es ser fiable.
Gracias, mi niña, todo lo que escribes me encanta.
ResponderEliminarSalud para todos los tuyos y besitos.
Muchas gracias, Carmelita, por tus palabras y también por todo lo compartido.
EliminarUn abrazo grande.
Ay, querida Jane Jubilada, tenemos en común esos hombres serios, ahora me doy cuenta. Y tuve la inmensa suerte de casarme con alguien así, mi Ingeniero, serio y honesto como Atticus Finch pero con muchísimo sentido del humor :-))) Por cierto, así entre nosotras, me inspiré en el emperador Trajano (un soldado de principios morales intachables) para perfilar a Don ;-) Besotes y gracias por leerme. Ojalá pronto podamos tomarnos otra coca-cola juntas y hablar de la vida.
ResponderEliminarCreo que en el sentido del humor está la clave, Mónica. No he pasado nunca un día aburrido con él.
EliminarMe ha encantado saber que te inspiraste en Trajano, el mejor de los príncipes, que "fue uno de los emperadores más serios y correctos (...) El poder no lo corrompió, ni usó jamás su título y su poder para eludir la ley, reconociendo siempre la primacía de esta última incluso sobre su cargo". Ya nos gustaría un Trajano ahora para que nos gobernara. Ahora me estoy leyendo la última novela que recomendaste ("La hija del tiempo" de Josephine Tey) y estoy intrigadísima por ver si Ricardo III resulta ser otro hombre serio :-))
Me ha encantado el libro. En él se demuestra que hay grandes tormentas -como la que sufre la ciudad de Kate y Don- que resultan ser bendiciones.
Un besote.
Me uno al brindis y Chin chin por los hombres serios,yo también escogí uno de esos seriotes para acompañarme en la vida.Y me apunto el título del libro,puede que sea una buena lectura para este otoño.
ResponderEliminarNo te arrepentirás, Rocío. Es de esas lecturas que ahora llaman literatura "feel good", pero que en realidad siempre han existido, libros que lees con deleite y que cierras con una sonrisa. Apto para leerlo una tarde de otoño, con pies estirados, mantita, un té con pastas (o ya puestos, un gin tónic) y la mejor disposición. A disfrutar.
EliminarQue buena reseña para dar ganas de leer el libro. Me ha encantado esa introducción, quizás porque a mí también me gustan los hombres serios
ResponderEliminarCreo que en eso coincidimos muchas, María. Hombres serios con los que se pueda bromear también, claro. Jane Austen dice en "Orgullo y prejuicio" que a Mr. Darcy su mujer le gastaba francas bromas, ante el asombro de su hermana que lo veía siempre tan serio y respetable.
EliminarMe alegro de que te den ganas de leer el libro. Te gustará, ya verás.
A mí también, pero hace ya veintiún años que me he quedado viuda y no he encontrado ninguno.
ResponderEliminarEn mi grupo de amigas del colegio (seguimos teniendo buena relación después de 60 años), hay varias viudas jóvenes y ninguna ha tenido intención ni ganas de volver a tener pareja. A lo mejor es también por eso, por no haber encontrado a alguien que tenga, como en la frase de Gioconda Belli, "una sonrisa en la que poder confiar y unos ojos que nos aseguren la mañana". Y si no se encuentra algo así, mejor estar sola que mal acompañada.
EliminarUn beso, Ana.
A mí también me encantan los hombres serios... Pero confundí el tamaño... y di con un energúmeno amargavidas... Ahora sólo quiero uno confiable... (por cierto... mi debilidad de hombre serio... no me preguntes por qué... es Keanu Reeves... Despierta en mí unas ganitas de mimarlo... me parece tan triste... Ainssssss)
ResponderEliminarJaja, sobre gustos no hay nada escrito. A mí me parece un pipiolo un poco chulo (a lo mejor influida por su papel en "Mucho ruido y pocas nueces). Al que yo le veo cara de pena es a Nicolas Cage y no me gusta nada tampoco (no despierta en mí sino ganas de decirle: "¡Chacho, espabila!").
EliminarMenos mal que los energúmenos amargavidas pasan y se les puede olvidar. Por lo menos, no merecen ser recordados.
Un abrazo, Gladys.
Isa, ya leo tu post de hoy, alabando las excelencias de otra bloguera y además escritora de libros.
ResponderEliminarTe va a nombrar su agente de ventas, porque con la sinopsis que haces de su última publicación dan ganas de comprárselo.
Como siempre, me gustó mucho.
Pues tanto como agente de ventas, no, pero admiradora fiel, sí. A ti que te encanta leer, te gustaría también su blog Serendipia y sus recomendaciones de lectura.
EliminarMira lo que dice en su blog en el apartado "Sobre mí":
"Hola lector,
Soy Mónica Gutiérrez Artero, la culpable de todas estas reseñas que amenazan con arruinarte cada vez que pasas por tu librería preferida.
Es probable que hayas llegado hasta aquí porque te encanta la literatura británica, de humor y con encanto, pero también porque estás hasta el moño del mundanal ruido y necesites un respiro en un oasis feelgood.
Empecé este blog porque pensé que los lectores necesitamos algo más que una sinopsis editorial y una portada para decidirnos a leer ese libro u otro. Por eso en Serendipia todas las sinopsis y las reseñas son totalmente originales, de mi propia cosecha.
Soy escritora, historiadora, periodista, profesora, alumna, lectora recalcitrante, bebedora de té, amiga, viajera, soñadora, despistada... Y un millón de cosas más, ¿y quién no? Pero sobre todo soy la que desde este blog te invita a que pases a tomarte un té o un café, con bizcocho o galletas, y la mejor de las compañías: los libros más excéntricos, divertidos, agradables, encantadores y fantásticos."
No me digas que no es una estupenda presentación y una excelente tarjeta de visita. Así que te animo a conocerla. Merece la pena.
Gracias y un beso.
Me apunto tu recomendación de lectura, Isa.
ResponderEliminarYo también tengo un hombre serio a mi lado con el que he recorrido una vida.
A veces lo han tachado de insociable y antipático pero esos no se detuvieron a indagar en su corazón, para adivinar que era timidez e incluso tristeza lo que no dejaba asomar una sonrisa.
Por suerte yo me quedé a conocerlo y aún hoy le hago reír.
Hay muchas personas tímidas. Agatha Christie lo era tanto que una vez que le hicieron un homenaje ella llegó temprano y no la dejaron pasar porque no tenía invitación (claro, ella era la homenajeada). No fue capaz de aclarar el malentendido y allá se quedó esperando a que alguien la rescatara.
EliminarPero mira tú por dónde, los tímidos son más creativos, reflexivos, cerebrales, comprenden mejor el mundo... Así que tienes a tu lado a una excelente persona. A cuidarlo y a seguir haciéndolo reír.
Anotado el libro, seguro que me gustará. Y, donde haya un hombre serio con sentido del humor.....he sido afortunada y he vivido con uno así. Enhorabuena como siempre y un abrazo,amiga.
ResponderEliminarComo decía mi padre (que sólo vio a mi madre 35 días antes de casarse y luego estuvieron 50 años juntos), el matrimonio es una lotería. Y hay a quien le toca el premio gordo y hay quien no rasca ni la pedrea. Felicidades por ser de las afortunadas, Úrsula.
EliminarGracias y disfruta de "El noviembre de Kate". Espero que te guste.
Besos.
Gran actor Gregory Peck, ya lo creo. Disfruto mucho con las novelas de Mónica. Y El noviembre de Kate me resultó una lectura muy entretenida. Solo la conozco de "hablar" con ella a través de las redes sociales, ganas no me faltan de mantener con ella una charla de tomándonos un café para hablar de lo humano y lo divino, como se dice en estos casos. Un abrazo.
ResponderEliminarEs una persona estupenda, una buena conocedora de la literatura y una excelente escritora. Es de esos "regalos" que las redes nos traen de vez en cuando, personas con las que conectas por gustos compartidos y sabes que, si coincides con ella alguna vez, nunca te faltarán temas de conversación. Que ese cafecito llegue alguna vez, Francisco.
EliminarUn abrazo.