lunes, 4 de marzo de 2019

Perdido y hallado




No hay nada más reconfortante que encontrar a un amigo largo tiempo perdido, como me pasó a mí el jueves pasado con mi amigo Juanma. ¿Se acuerdan de uno de los Misterios Gozosos del Rosario que decía: "5º Misterio: Jesús perdido y hallado en el Templo"? Pues igual pero más a lo bruto. Después de todo, Jesús estuvo perdido unas horas y yo a Juanma no lo veía desde hacía por lo menos 50 años.

Estábamos en el Auditorio oyendo a la Sinfónica que interpretaba música de Los Beatles y en estas que mi marido, señalando al señor que estaba sentado delante, me dice bajito: "¿Este no es Juanma?". Al principio no me lo creía pero luego, mientras sonaba Penny Lane, Help!, Yesterday  y She Loves You (ye, ye, ye), fui reconociendo el perfil, las manos cuando aplaudían y la risa... ¿Cómo era posible que viviendo en la misma isla hubieran pasado 50 años sin encontrarnos ni una sola vez? ¡Tenía que ser con Los Beatles, que nos gustaban a los dos!

Juanma fue mi vecino desde los 12 años a los 20 en la casa del Barrio del Toscal, una casa de 3 pisos sin ascensor con una vivienda en cada uno. En el 3º vivía la familia de Juanma con 5 hijos, en el 2º había 4 niños, igual que nosotros en el 1º. Una escalera llena de niños y adolescentes, todo el día subiendo y bajando, riéndonos, llevándonos de maravilla. Con una excepción: en el bajo vivían Don Protesto y Doña Protesta a quienes todos odiábamos. Y luego todo se disolvió: nos fuimos a otros pisos, a otros destinos, a otras vidas y solo mis padres continuaron unos años más viviendo allí. Hace unos años me encontré a la madre de los del 2º y me habló de aquellos tiempos: "Éramos felices y no nos dábamos cuenta".

Juanma era el más cercano a mí por edad. Estábamos en el mismo curso aunque en distintos colegios y hasta estudiábamos francés juntos. Era mi colega, el que aguantaba con paciencia y bondad mis confidencias y con el que más me reía. Él fue el que, cuando vino de un verano en París, me llevó aparte y con gran secreto me susurró por primera vez una verdad que yo entonces desconocía (teníamos 14 o 15 años): "¿Sabes? ¡España es una dictadura!".

Cuando al final del concierto le toqué el hombro -"Juanma, ¿te acuerdas de mí?"- la alegría de su cara fue un reflejo de la mía. Hablamos un minuto de lo que nos queríamos, de todo el tiempo increíble que había pasado, de te presento a mi mujer, de saludar a mi marido al que también conoció en aquellos tiempos... Pero el Auditorio será mucho Calatrava pero es lo más incómodo del mundo para entrar y salir de las butacas o para pararte un momento. La gente de detrás empujaba y a ellos los llevaba por una puerta y a nosotros por otra y tal como nos habíamos encontrado nos volvimos a perder. No hubo manera de verlos a la salida y de seguir con la conversación.

Me quedé desconsolada. Pero ya estoy pensando hacer pesquisas y llamar a una amiga de una prima de otra amiga que tal vez lo conozca y quedar para vernos todos y hablar largo y tendido de entonces y de ahora. Si no ¿tendrán que pasar otros 50 años para volverlo a ver?

19 comentarios:

  1. El saludo de un suspiro..qué cortito,pero verás que con las redes das con él pronto.

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    1. En este caso me fío más del boca a boca (sistema universal desde la prehistoria) y de los teléfonos. Los que tienen su mismo nombre en Facebook no se parecen nada de nada. No creo que ni siquiera lea este escrito. Pero seguro que lo encuentro.

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  2. Pili Gil-Roldán Trujillo4 de marzo de 2019, 11:41

    Esas cosas suelen pasar y se convierten en encuentros de tiempo a tiempo hasta el fin. Te deseo que se encuentren y puedan retomar conversas. Un beso ��

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    1. No hay más que ver, Pili, como después de mucho tiempo nos hemos ido encontrando las "niñas" del colegio y ahora, con wasap, nos hablamos todos los días y casi todos los meses nos reunimos para hacer una visita cultural pero sobre todo para alegar, que parece mentira que todavía nos queden temas y no paremos. Ojalá con Juanma y su familia pase lo mismo.
      Un beso.

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  3. Qué bonito y reconfortante es encontrarte con alguien o algo también del pasado, que en un momento te hacen recordar todas esas cosas que vivimos felices y que las valoramos tanto ahora en la distancia temporal. Que puedas volver a retomar la conversación donde la dejaste y echarte un buen alegato.

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    1. Me ha pasado un montón de veces, Carmen, eso de retomar la conversación donde la dejaste. Sin ir más lejos estas mismas navidades, en las que me reencontré con una buena amiga de la carrera que se había ido a Estados Unidos hace 25 años y no habíamos tenido noticias la una de la otra desde entonces. Nos fuimos a tomar un café y estuvimos 2 horas hablando sin parar. La amistad, si es buena, tiene esas cosas.

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  4. A mí también me ha pasado de encontrar a alguien que pensaba eramos amigos y cuando lo saludas notas un vacío, como no tengo nada que decirle y es mutuo,porque si nos vemos,nos llamamos pero sabes que no, se rompió lo que unía.¿Te ha pasado??

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    1. Me ha pasado pero con gente con la que antes tenía un solo punto de contacto, un tema de interés común y nada más. Una vez desaparecido ese tema común, sí que puede haber un vacío. También puede darse el caso (también me ha pasado) que, aunque esa persona fue muy amiga, el tiempo y las circunstancias lo han cambiado mucho de tal manera que casi no la reconoces, la ves distante y fría.
      Los seres humanos somos muy complejos.

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  5. Carmen María Duque Hernández4 de marzo de 2019, 15:58

    ¡Qué bonito!

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    1. Gracias, Carmelita, sí que fue un momento bonito: la música de siempre (Los Beatles siguen siendo únicos, el Auditorio estaba a rebosar), la sorpresa de ver a Juanma, la alegría mutua... Me gustó.

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  6. Hola Jane. Lo que narras da para hacer una película... Lo bonito es que tras 50 años te reconozcan y puedas sonreir, disfrutando aunque sea sólo un minuto pero ya tienes una puerta abierta y una nueva meta. Se podrá decir que pequeña pero interesante: ¡Lo que se puede contar en esa comida! que seguro que harás para celebrar el reencuentro. Confío en que "esa amiga de la prima de la amiga" te ponga en el buen camino. Espero con curiosidad esa historia que nos contarás y que nos permitirá seguir soñando. Feliz Martes de Carnaval.Un beso Jane. Juan

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    1. Es que no estábamos muy distintos los dos. Solo 50 años más y 20 kilos más de peso, jejeje. Él tiene la misma cara de buena persona de entonces. Me apetece mucho volverlo a ver y saber qué ha hecho con su vida y que estemos un buen rato con los "¿te acuerdas...?". La vida a veces es imprevisible.
      Feliz martes de carnaval. Un beso, Juan.

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  7. Hola, Jane:

    Estaba disfrutando muchísimo de la historia, pero qué mal sabor de boca se me ha quedado con el final del auditorio. Ojalá puedas localizarlo.

    Un besazo.

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    1. Como le acabo de poner a Juan, la vida es imprevisible y no tiene finales felices. Pero en medio hay ratos buenos. Estoy segura de que habrá un buen encuentro (y si pueden venir algunos más de los niños de entonces, mejor). Ya te contaré :-D
      Un besote.

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    2. ¡¡Ojalá!! Ya sabes que estaré pendiente por aquí. :)
      MUAC

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  8. Los encuentros no dependen del escaso tiempo que duren,sino de la alegría que recibes y proyectas en el otro. Esa alegría sincera llena de bonitos recuerdos que a la vez nos llenan de vida y felicidad. A veces pienso que no existen las casualidades. El auditorio es bastante grande y él,estaba justo delante. Celebro el misterio gozoso.

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    1. Yo pienso que sí existen las casualidades. El pensar que no, nos podía llevar a pensar que existe una mente gigantesca que domina todos los hilos y nos hace bailar al son que toca. Y eso asusta un poco.
      No, es casualidad que hayamos comprado asientos cercanos aunque el gusto por la música de Los Beatles sea común. Es casualidad que nos encontremos con alguien en un país extranjero aunque vivamos aquí. Y, como he contado otras veces, fue casualidad que mi consuegra y yo, ella en Madrid y yo aquí, hayamos comprado zapatos iguales en zapaterías distintas. Sí existen las casualidades ¡y benditas casualidades que nos permiten celebrar la vida y sus caprichos!
      Un beso, Cande, y gracias por tu comentario.

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  9. Mari Carmen González Zamorano17 de marzo de 2019, 20:00

    A mí me ha pasado Isa tenía un amigo del alma, mi paño de lágrimas cada vez que terminaba con algún pretendiente, pero también compartimos risa,secretos, bueno para más señas era el hermano de Layu Gopaldas. Chandru pues cuando quitó la tienda no lo volví a ver hasta hace unos meses y mi alegría fue inmensa. Te entiendo.

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    1. ¡Qué bueno es tener un paño de lágrimas, un amigo que te conozca y que sabes que siempre puedes contar con él! Eso es ser afortunada.

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